La denuncia fue difundida por NORTE en primicia cuando un vecino de la ciudad se presentó ante la Fiscalía Federal y expuso que existen fuertes sospechas de que en el predio de la exalcaidía de Sáenz Peña habría fosas donde se enterraron a exdetenidos durante la dictadura militar, por lo que la jueza federal Zunilda Niremperger ordenó al gobierno paralizar las obras que se estaban ejecutando.
Uno de los vecinos que aportó datos importantes acerca de la posible existencia de restos óseos que podrían pertenecer a víctimas de la dictadura militar. Ernesto Juárez cuenta al antropólogo Miguel Nieva detalles de esas sospechas.Uno de ellos está relacionado con que habría un túnel que comunicaría un sótano con al menos dos fosas y otro, de acuerdo a lo declarado a NORTE por el familiar de un militante de las Ligas Agrarias asesinado en 1979 en Pampa Alegría, que también en una fosa común del cementerio de Sáenz Peña habría enterrados cuerpos de víctimas de la dictadura militar.
Cabe indicar que la justicia federal de primera instancia de esta ciudad ordenó al Poder Ejecutivo del Chaco la paralización de los trabajos que se están realizando en el predio de la exalcaidía policial de Sáenz Peña, ante una denuncia acerca de la posibilidad de la existencia de restos óseos que pudieron pertenecer a personas desaparecidas en época de la dictadura militar.
El predio donde funcionó desde septiembre de 1952 la alcaidía de Sáenz Peña fue demolido con la finalidad de convertirse en un edificio torre que albergaría a más de 300 departamentos.
La ilustración de datos
El abogado Mario Píccoli, hermano del dirigente agrario asesinado por la dictadura militar Carlos Servando Píccoli, también habló con el antropólogo, quien advirtió que --según el testimonio de vecinos de la alcaidía de Sáenz Peña-- durante mucho tiempo ‘se escucharon gritos desgarradores de gente que era torturada, en particular en los años 76, 77 y 78‘.
Era habitual el comentario entre los cuales se encuentra el de personas que trabajaban en esa repartición, que señalan que “se pedía la ambulancia del hospital para internar algún recluso que se descompuso. Eso en muchos casos era cierto, pero en otros no”, añadió.
De acuerdo con estos testimonios “se le decía al conductor de la ambulancia que en el ínterin entre que se pidió la ambulancia y llegaba, el detenido ya había muerto, lo cual no era cierto, ya que se mandaba al conductor de la ambulancia a llevar el cuerpo al cementerio Juan XXIII, donde ya estaba hecho el trámite, acompañado por la policía”.
“Por eso --aseveró Píccoli-- es de gran importancia que en la presente causa se investigue la fosa común que hay en el cementerio y que contiene restos NN, que podría estar conectada con sucesos sangrientos de la alcaidía”.
Fuente:Norte
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