11 de enero de 2014

EL REPRESOR DE AUTOMOTORES ORLETTI CESAR “PINO” ENCISO PROCESADO.

EL REPRESOR DE AUTOMOTORES ORLETTI CESAR “PINO” ENCISO
Un Pino procesado
En noviembre fue extraditado desde Brasil, donde se había escapado a fines de la década del ’80. Sólo podrá ser juzgado por cuatro casos de desapariciones.
El juez federal Daniel Rafecas procesó a César Alejandro Enciso.Imagen: Leandro Teysseire
El ex agente de inteligencia César Alejandro Enciso, alias “Pino”, era yerno del general Otto Carlos Paladino, jefe de la SIDE durante el terrorismo de Estado. Trabajó con su suegro en el centro clandestino que tenía a su cargo: Automotores Orletti, donde secuestró y torturó junto con otros agentes de inteligencia, de la Triple A y del ejército uruguayo. Enciso fue extraditado en noviembre desde Brasil y ahora fue procesado por el juez federal Daniel Rafecas.

El ex agente fue requerido para juzgarlo por la privación ilegal de la libertad y tormentos a unas 40 víctimas, delitos calificados como de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles. Pero como Brasil no reconoce este principio que rige en materia internacional, sólo permitió el juzgamiento de Enciso por los secuestros de cuatro de esas víctimas que permanecen desaparecidas y se considera que el delito se sigue cometiendo. Se trata de Gerardo Francisco Gatti, Julio César Rodríguez, Manuela Santucho y Cristina Navajas, quienes fueron vistos con vida en el centro clandestino de detención de Automotores Orletti.

Manuela Santucho y Nélida Navajas –mujer de Julio Santucho– fueron secuestradas el 13 de julio de 1976 en un departamento de la calle Warnes, en la ciudad de Buenos Aires. Navajas estaba embarazada. Ambas fueron llevadas a Orletti, donde las torturaron. Unos días después, Manuela fue obligada a leer la noticia del asesinato de su hermano Mario Roberto, líder del PRT-ERP, y escuchar cómo torturaban hasta la muerte a otro de sus hermanos, Carlos.

Gerardo Gatti era un conocido dirigente sindical uruguayo que fue secuestrado en Buenos Aires y llevado a Orletti. Julio César Rodríguez también era uruguayo.

Enciso, que actualmente está detenido en Marcos Paz, vivió desde fines de los ’80 en Brasil con una identidad falsa. Además de Rafecas, la Justicia italiana quería juzgarlo por los crímenes cometidos en Orletti, pero Brasil sólo admitió que viniera a la Argentina y redujo su acusación a cuatro casos. Pino intentó evitar su extradición pidiendo que se lo considerara “refugiado”, pero su reclamo no prosperó.

Orletti era base de operaciones del Plan Cóndor, la colaboración represiva entre dictaduras del Cono Sur, y funcionó en el barrio porteño de Floresta entre mayo y noviembre de 1976 bajo dependencia de la SIDE y el liderazgo de Aníbal Gordon.

Los sobrevivientes relataron que las víctimas generalmente estaban en la planta inferior o garaje, donde los mantenían tabicados y atados. Allí se escuchaban gritos de la planta superior, donde funcionaba el cuarto de tortura. Uno de los métodos crueles utilizados por los represores del centro regenteado por la SIDE consistía en que los secuestrados eran esposados y colgados de un gancho hasta que los pies quedaban a unos 20 o 30 centímetros del piso y en ese estado se les aplicaba electricidad en el cuerpo.

Algunas de las víctimas de Orletti fueron halladas en tambores de cemento. Al procesar a varios represores de ese centro, Rafecas señaló al respecto: “El proceso de la deshumanización, que comenzaba con la captura y continuaba en el campo de detención y tortura, tuvo en estos casos un final que difícilmente pueda ser superado desde la perspectiva de la eliminación de todo vestigio de condición humana para con los cautivos: hay que caer en la cuenta de que personas con las que compartimos una misma cultura, una misma civilización, ejecutaron de un disparo en la cabeza a hombres y mujeres que estaban a su merced; luego se procuraron tambores, arena y cemento; luego, no sin esfuerzo, y seguramente de propia mano, colocaron los cadáveres en los tambores, los rellenaron, los sellaron, llevaron con sus brazos la carga de restos humanos hasta los camiones y finalmente arrojaron los tambores al río”. Por esos hechos ya fueron condenados, entre otros, Eduardo Cabanillas, Eduardo Ruffo y Raúl Guglielminetti.
Fuente:Pagina12


11.01.2014
Enciso, un parapolicial
Procesan con prisión a torturador
El juez federal Daniel Rafecas procesó con prisión preventiva al ex agente de inteligencia César Alejandro Enciso, alias "Pino", extraditado en noviembre pasado desde Brasil.
Es en el marco de la megacausa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en el Primer Cuerpo de Ejercito.

El magistrado imputó a Enciso por el secuestro de cuatro personas que permanecen desaparecidas. Se trata de Gerardo Franciso Gatti, Julio César Rodríguez, Manuela Santucho y Cristina Navajas, quienes fueron vistas con vida en el centro clandestino de detención de Automotores Orletti, donde Enciso actuaba como civil asociado.

Enciso fue extraditado desde el Brasil por el Supremo Tribunal Federal de ese país a pedido de Rafecas a fines de noviembre y actualmente se encuentra detenido en la peninteciaría de Marcos Paz.

El parapolicía fue requerido para ser juzgado por la privación ilegal de la libertad y tormentos a unas 40 víctimas, delitos calificados como de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles.

Sin embargo, como el país vecino no reconoce este principio que rige en materia internacional –allí rige una autoanmistía de los militares dictada en 1979–, sólo permitió el juzgamiento de Enciso por los secuestros de cuatro de esas víctimas que permanecen desaparecidas.

Enciso era yerno del general Otto Carlos Paladino, entonces jefe de la SIDE, y habría actuado en Orletti junto con otros agentes de inteligencia, de la Triple A y del ejército uruguayo, y fue reconocido por las víctimas uruguayas.
Fuente:TiempoArgentino





DERECHOS HUMANOS
Extraditan de Brasil a exrepresor por la desaparición de dos santiagueñas
Se trata de César Enciso, procesado por el juez federal Daniel Rafecas e imputado por el secuestro de Manuela Santucho y Cristina Navajas.
Extraditan de Brasil a exrepresor por la desaparicion de dos santiaguenas
"AUTOMOTORES ORLETTI". El centro clandestino en donde el represor cumplía funciones de torturar a los secuestrados.
Publicado el 11/01/2014
El juez federal Daniel Rafecas procesó con prisión preventiva al ex agente de inteligencia César Alejandro Enciso, alias “Pino”, extraditado en noviembre pasado por Brasil, en el marco de la megacausa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en el Primer Cuerpo de Ejercito. 

El magistrado imputó a Enciso por el secuestro de cuatro personas que permanecen desaparecidas, entre ellas dos mujeres santiagueñas, quienes fueron secuestradas el 13 de julio de 1976, hace 37 años atrás.
Se trata de Manuela Santucho y Cristina Navajas, así como también de Gerardo Franciso Gatti y Julio César Rodríguez. Las mujeres santiagueñas fueron vistas con vida en el centro clandestino de detención de “Automotores Orletti”, donde Enciso actuaba como civil asociado.

Enciso fue extraditado desde el Brasil por el Supremo Tribunal Federal de ese país a pedido de Rafecas a fines de noviembre y actualmente se encuentra detenido en la cárcel de Marcos Paz.

El parapolicial fue requerido para juzgarlo por la privación ilegal de la libertad y tormentos a unas 40 víctimas, delitos calificados como de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles.

Sin embargo, como Brasil no reconoce este principio que rige en materia internacional, sólo permitió el juzgamiento de Enciso por los secuestros de cuatro de esas víctimas que permanecen desaparecidas y se considera que el delito se sigue cometiendo.

Enciso era yerno del general Otto Carlos Paladino, entonces jefe de la SIDE, y habría actuado en Orletti junto con otros agentes de inteligencia, de la Triple A y del ejército uruguayo, y fue reconocido por la víctimas uruguayas.

Centro clandestino
El centro clandestino de detención “Automotores Orletti” era base de operaciones del Plan Cóndor, la colaboración represiva entre dictaduras de la región, y funcionó en el barrio porteño de Floresta entre mayo y noviembre de 1976 bajo dependencia de la SIDE y el liderazgo de Aníbal Gordon, que antes integraba la banda ultraderechista Triple A.

Por esos hechos ya fueron condenados, entre otros, el general retirado Eduardo Cabanillas, Eduardo Ruffo y Raúl Guglielminetti.

El edificio era un antiguo taller con un cartel al frente “Automotores Orletti”. Había una puerta grande con cortina metálica de enrollar; a la izquierda, puerta blindada con mirilla, se abría mecánicamente, la consigna emitida por radio era “Operación Sésamo”.

Constaba de dos plantas. En la planta baja, un gran salón de 6 a 8 metros por 30 metros. Una división baja separaba del retrete (uno para treinta personas) y del lavadero. De allí salía una escalera de base de concreto y peldaños de madera. Piso de hormigón, sucio de tierra y grasa. Chasis de autos desparramados. También automóviles secuestrados. Tanque de agua grande con una roldana arriba de donde colgaban a los presos para el “submarino”. Banderola junto al techo.


"Encontrar sus cuerpos sería un gran alivio para toda la familia Santucho"
Publicado el 11/01/2014
Manuela Santucho y Cristina Navaja fueron secuestradas el 13 de julio de 1976 y lo único que se supo de ellas es que estuvieron en el centro clandestino de detenciones de “Automotores Orletti”, lugar donde marcó profundamente a la familia Santucho, porque allí mataron a Carlos, cuyo cuerpo fue hallado y sus restos descansan en un cementerio local.

Sobre estos episodios que aún resuenan en la memoria de los integrantes de la familia Santucho, EL LIBERAL dialogó con el Dr. Luis Santucho, quien aseguró que pese a los 37 años que pasaron, “aún seguimos esperanzados de saber qué fue lo que les pasó”.

“Hasta el momento no sabemos cuál fue su destino, y el hecho de que imputen a alguien que estuvo a cargo de aquel nefasto lugar, para nosotros es una inyección de optimismo, porque cuánta alegría nos causaría saber qué fue de ellas”, subrayó.

En alusión a lo que debió soportar la familia, aseguró que “fue una historia muy triste y trágica, pero el hecho de tener información sobre ellas, nos va a permitir ir cerrando lo que quedó abierto por el dolor y la pérdida”.

Por otra parte, afirmó que ya “hubo un juicio por ese centro clandestino”, pero en aquella ocasión no fue juzgado César Alejandro Enciso, quien la Justicia argentina procesó con prisión preventiva luego de ser extraditado de Brasil, en el marco de la megacausa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.

“No negamos la posibilidad de que algunos de los represores que son juzgados brinden datos que nos posibilite encontrar los cuerpos, porque la esperanza es lo último que se pierde”, expresó el sobrino de Manuela Santucho, quien posiblemente sus últimos minutos de vida la haya pasado en ese nefasto centro clandestino. 

AIGNASE
"Este represor puede llegar a dar datos precisos para determinar qué pasó con Manuela y Cristina"
Publicado el 11/01/2014
La responsable de la Asociación por la Memoria, la Verdad y la Justicia, la Dra. Julia Elena Aignase, en diálogo con EL LIBERAL y en referencia a la imputación del represor César Alejandro Enciso, alias “Pino”, dijo que “todo lo que sea para determinar cómo fueron los hechos en aquellos tiempos tan tristes y negros que atravesó el país, es muy positivo”.

En alusión a las santiagueñas que fueron vistas con vida por última vez en el centro clandestino de detenciones, “Automotores Orletti”, aseguró: “Puede ser muy importante el enjuiciamiento de este tipo, porque podría llegar a brindar mayores datos que pudieran determinar qué fue de aquellas jóvenes”.

“En ese lugar fueron a parar muchas personas que perdieron la vida, y a pesar de que no se sabe qué les pasó a Manuela Santucho y Cristina Navajas, posiblemente hayan sido ajusticiadas en aquel negro espacio”, expresó la Dra. AIgnase.

Asimismo, dijo que es un trascendental acontecimiento el hecho de que imputen a alguien que estuvo a cargo del lugar y que podría brindar mayores datos sobre estas santiagueñas, quienes siguen desaparecidas.
Carta final

Según las averiguaciones a las que pudo acceder la Dra. Julia Aignase, Cristina Navajas, antes de ser secuestrada, había confeccionado una carta para informale a su marido que estaba embarazada. Se pudo conocer tal cuestión, porque en el momento del secuestro no llevaron su cartera, y la misiva se encontraba allí adentro. Esta situación genera zozobra porque familiares sostienen que hay un hijo a quien buscan con desesperación. 


FOTONOTICIA
Interior del centro de detención de "Automotores Orletti"

Interior del centro de detencion de Automotores Orletti
Publicado el 11/01/2014
El centro clandestino de detención de “Automotores Orletti”, donde Enciso actuaba como civil asociado. 

Allí torturaron y asesinaron a muchos jóvenes que no compartieron el pensamiento filosófico de una época que estaba liderada por militares. En ese lugar, los jóvenes veían pasar la muerte muy de cerca. Allí se escribió la historia negra.
Fuente:ElLiberal

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