1 de febrero de 2014

OPINIÓN.

01.02.2014
luego de una década ganada 
Nunca menos, y a desalambrar (las ideas) 
Hay que continuar el diálogo entre las conducciones y las dirigencias y los varones y mujeres de a pie 




Por: Víctor Ego Ducrot
No me refiero a las ataduras que tanto cantó y canta ese artista de la trova costumbrista llamado Ignacio Copani, "del pueblo y peruca", como suele decirse; ni a los versos del uruguayo Daniel Viglietti, porque la tierra es mía, tuya y de aquél, de Pedro, María, de Juan y José; aunque sí estoy de acuerdo con los desalambradores, sobre todo en estos tiempos que tanto duele que las penas sean de nosotros y las vaquitas ajenas, que por eso es que aumentan los precios, para hacer de la inflación una herramienta de obturación, de martirio, al gobierno elegido por los argentinos, porque quieren que Cristina renuncie a lo que tanto hemos hecho, desde las conducciones políticas pero sobre todo desde los de a pie, con la pasión que ponen en su actos y días de todo los días los grandes contingentes sociales cuando se sienten interpelados e interpretados desde la política. No, de ninguna manera; me refiero a la urgente necesidad de desalambrar los cercos que peligrosamente parecen cerrarse sobre las ideas de muchos de los que deberían estar más despejados, menos nublados por los cantos de sirena de las versiones más frívolas del colonialismo cultural, porque a quienes dejan que Clarín y La Nación nos bombardeen con eso de que necesitamos al señor del caño para culos de mercado, al showman de la discriminación y la conversión del otro en objeto, al señor Tinelli, para que la TV pública pueda contar con televisaciones de calidad, "a la europea", a ellos tan sólo basta con aportarles lo siguiente: que gracias a las políticas de Estado desplegadas por Néstor Kirchner y por Cristina Fernández de Kirchner, en este país volvió a ser el espacio público, sobre todo sus Universidades, el mejor reservorio de conocimiento, ciencia y tecnología, allí tienen de sobra calidad de imagen y comunicación; y que, muy señores míos, si los oyesen, seguro que don Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz los dejarían chiquitos, por las buenas o por la malas.

Para completar la idea y pasar a otros de los escenarios que inquietan a todos los que estamos convencidos de que el modelo de país que propone Cristina y su propia conducción son capitales para la felicidad del pueblo, como escribí, en sus días de todos los días. No se trata de defender al puesto de trabajo de Javier Vicente en Fútbol para Todos, porque se la jugó desde el primer día, porque es un militante, como oí hace unas horas y con las mejores intenciones. Se trata de defenderlo porque él y otros registran sus voces en el bando certero de quienes consideran que sin convulsiones paradigmáticas en el cuerpo de sentidos, en el sistema de ideas en torno a lo bello y lo justo, no hay transformación democrática, anticorporativa y con justicia social que valga; que justamente para eso, desde el coraje cívico de Cristina y con la conducción militante y de gestión del actual vicegobernador de la provincia de Buenos Aires y entonces último interventor del vergonzoso COMFER, Gabriel Mariotto, millones de argentinos brindaron toda su energía en orden a la concepción y sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la única norma jurídica que antes que por las cámaras del Congreso pasó por el "plebiscito" de hecho de cientos de foros y discusiones populares en todo el país. Y dicho sea de paso: Fútbol para Todos nació en ese contexto, como idea del mismo Mariotto y sin dudas fue bisagra en esa epopeya por la democracia de la palabra; de esta epopeya que no se puede rifar sin poner en peligro, no sólo los logros de la década ganada, sino el futuro de cada uno de los argentinos, nunca menos que el "bajen esos cuadros", que la recuperación de las AFJP, el desendeudamiento y el rompimiento de amarras con el FMI, que la AUH, que el matrimonio igualitario y que tantas otra decisiones que transformaron al país.

Ahora, algunas breves consideraciones sobre el otro escenario inquietante, y aunque en principio pueda llamar la atención, desde algunos lejanos antecedentes históricos. Cuando el capitalismo comenzaba su larga marcha de siglos hacia la globalización imperial, un inglés llamado Adam Smith escribía La riqueza de las naciones (1776) y fundaba eso que más o menos convenimos en llamar economía política; y desde el principio fue claro al enunciar, como lo recordaba en mi libro El color del dinero (Norma, Buenos Aires; 1999), que el capitalismo requiere del sigilo en los mecanismos de acumulación financiera (al igual que en el manejo del aparato de sentidos, encubriéndolo detrás de supuestas objetividades), y para ello sistematizó el concepto de lo que ahora se denominan paraísos fiscales, auspiciando el nacimiento de Hong Kong como tal, y que los "economistas" son técnicos que utilizan herramientas tan sólo y a partir de conducciones políticas; él, don Adam, apenas si era un contador de la Compañía de Indias Orientales. Y disculpen el salto, pero cuando esta década ganada recién comenzaba, entonces sí Argentina era sacudida por un terremoto económico, y fue entonces cuando los economistas volvieron a ser técnicos, pues la mayor quita en la historia de la deuda externa y las más agresiva parada de manos ante el FMI no la condujo un ministro, sino el conductor político, se llamaba Néstor Kirchner; a lo que habría que volver, porque Cristina lo necesita (y lo merece).

Y si de desalambrar ideas se trata, de continuar el camino del diálogo íntimo, pero público a la vez, entre las conducciones y las dirigencias y los varones y mujeres de a pie, interpretados e interpelados desde y por la política, por las intervenciones de un Estado que puja por su recuperación como actor central, con las responsabilidades que la ley debe otorgarle, con las mismas que fue concebido en tanto modernidad plebeya, la que hay que perfilar con contornos claros  y sustentables (¿acaso no fue preanunciada aquél 17 de Octubre de de 1945, hace ya más de medio siglo y de tantas luchas emprendidas?); si de todo eso se trata, una vez más como en tantas otras de la historia argentina hay que girar las miradas hacia la provincia de Buenos Aires, la extensa y pampeana, la compleja y contradictora, la que siempre en su mejores días, dialogó con el país todo y desde un proyecto nacional (¿acaso y dramáticamente Juan Lavalle pudo escapar al destino que malamente se supo labrar el día que asesinó al patriota Manuel Dorrego?)

Y fijar entonces la mirada en el 26 de febrero próximo, en una de las centralidades mismas del Conurbano, en Luis Guillón, partido de Esteban Echeverría, donde quien como no se recuerda desde hace mucho tiempo es llamado por los barrios para que asuma la conducción política bonaerense, desde aquella perspectiva de diálogo con el país todo, el ya citado Gabriel Mariotto, tiene previsto realizar a partir del Senado provincial el III Plenario de Políticas Públicas para la Provincia "Primero la Patria": en el predio que tiene el Club Atlético Banfield, cientos de militantes, funcionarios, académicos, vecinos de toda la provincia y organizaciones sociales debatirán, como ya lo han hecho en 2013 y 2012 para aportar ideas de Estado, de gestión y legislatura, acerca de los temas de agenda que más ocupan y preocupan, como Políticas de Seguridad y Narcotráfico; Servicios Públicos Esenciales; Federalismo y Coparticipación; Justicia y Derechos Humanos; Educación de Calidad y Desarrollo; Políticas para el Desarrollo Estratégico; Soberanía Energética; Nuevos Derechos y Ampliación de Ciudadanía; La Economía en el Contexto Nacional e Internacional.

Porque de desalambrar ideas se trata, porque nunca menos, porque, como ya escribí, Cristina lo necesita (y lo merece).
Fuente:TiempoArgentino

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