1 de febrero de 2014

OPINIÓN.

01.02.2014
panorama político
Dieron un zarpazo pero quieren más 
Los exportadores de granos no están conformes con un dólar a 8 pesos y buscan esmerilar al gobierno.





Por: Alberto Dearriba
No hay duda de que la voracidad empresaria no tiene límites: los exportadores de granos venían trabajando por una devaluación drástica del peso y lo consiguieron. Pero mantienen el chantaje para erosionar al gobierno y lograr más ganancias. Pese a su carga exitosa, siguen reteniendo unos 8 millones de toneladas. Si vendieran la producción que mantienen en stock, ingresarían al circuito unos 3500 millones de dólares, que le darían oxígeno a las reservas. Pero están sentados sobre esa fortuna porque no se conforman con la nueva paridad de la moneda estadounidense, que hoy les depararía ingresos por unos 30 mil millones de pesos.
Es obvio que quienes resisten la venta de la cosecha no son pequeños ni medianos productores, sin espaldas para aguantar. Según el Ministerio de Agricultura, los 100 millones de granos producidos en el país son cosechados por 73 mil productores, pero sólo un 6% acapara más de la mitad. En el caso específico de la soja, la concentración es mayor aún: algo más de la mitad de la cosecha es exportada por un puñado de empresas, entre las que se cuentan Cargill, Noble Grain, ADM, Nidera y Bunge. El titular de Coninagro, Carlos Garetto, confesó que el dólar a unos 8 pesos no les parece "suficiente". Está claro: lograron la devaluación que venían reclamando, pero quieren más.Les disgusta, obviamente, un gobierno que les come unos 2 mil millones de dólares en concepto de retenciones. El Tesoro espera esta lluvia, más ansiosos que los porteños en diciembre y enero.

La pulseada es feroz, porque el gobierno intenta evitar una devaluación mayor, que los precios se coman la competitividad lograda por las exportaciones y que se deteriore el salario. Pero tras la devaluación, los sectores más poderosos van por el nivel de actividad, de empleo y de ingresos de los trabajadores.  En esta porfía se juega el modelo heterodoxo que el kirchnerismo sostuvo durante diez años con éxitos reconocidos en crecimiento,  consumo y reducción de la pobreza.

Para descomprimir la ofensiva, el Estado vende reservas a particulares a la paridad oficial, lo cual se llevó unos 70 millones de dólares. Por aquello de que "a Dios rogando y con el mazo dando", el gobierno persiguió a los arbolitos del microcentro porteño que suelen comprarle moneda extranjera a los turistas.

Pero no solo cargó contra el "chiquitaje", sino que la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) investiga si la Shell produjo una maniobra delictiva al comprar dólares a 8,40 pesos, cuando la paridad estaba en 7,20 en el segmento mayorista, lo cual fue luego replicado por otras operaciones. Son señales a los desconocidos de siempre.

Entre palos y zanahorias, el saldo de la semana posterior a la devaluación es que se mantuvo la cotización oficial de la divisa estadounidense, que declinaron los pedidos de cambio y que el dólar ilegal no se dispara. No está mal, después de tantas acusaciones de improvisación contra el equipo económico.
Sin embargo, no faltan quienes pretenden ir más a fondo. La Corriente Agraria Nacional y Popular (Canpo) sostuvo una vez más que para terminar con la especulación "el Estado debe regular el comercio exterior, mediante una agencia que garantice a los pequeños productores el real valor de su producción".      

En el frente de batalla de los precios, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, llevó adelante la misma estrategia de palos y zanahorias. Promovió acuerdos con distintos sectores para retrotraer precios, pero advirtió que castigarán a los empresarios que suelen tener  conductas "nocivas" que promueven aumentos "por las dudas". No se equivoca con el carácter rentístico de empresarios que no invierten ni cuando el consumo está en alza. Prefieren captar mayor renta por la vía de los precios que por el incremento de la oferta. No es novedad.

El perfil especulativo del empresariado local fue probado en las peleas que Guillermo Moreno sostenía por causas justas y con malos modales. En la Secretaría de Comercio Interior ya no hay un hombre rudo, áspero, sino un joven más amable. Sin embargo, los inspectores de Augusto Costa debieron labrar en una semana una docena de actas por infracciones al programa de Precios Cuidados, cometidas por supermercados extranjeros, como Carrefour, Walmart y Jumbo, así como por el nacional Coto.

Las empresas tienen un plazo para formular descargos y, de no conformar sus explicaciones, serán multadas. Los operativos constataron un grado de incumplimiento de entre el 25 y el 30 por ciento. Cada diez productos que los inspectores tomaron en las góndolas, tres poseen una deficiencia de señalización o abastecimiento. El gobierno tuvo que presionar además a frigoríficos y  carniceros que replicaron en los cortes de carne el alza del precio de la hacienda en pie. La experiencia indica que el patrón bife suele arrastrar en cascada los precios de otros alimentos.

Los supermercados no quieren pagar el pato, se curan en salud al estimar los costos de reposición y transfieren el muerto a los consumidores. Otros gallos cantarían si el Estado pudiera replicar los precios del Mercado Central en toda el área metropolitana. Con precios testigos en mercados manejados por el Estado, se podría presionar sobre la cartelización de la oferta.

La situación generada por la devaluación puso en alerta a los dirigentes sindicales que se preparan para discutir en paritarias. El titular de la CGT opositora, Hugo Moyano, pidió 3 mil pesos fijos antes de empezar a discutir, lo cual fue rechazado por Capitanich. El camionero calificó además de "absurdos" los acuerdos de precios y dijo que Mauricio Macri "les dio a los trabajadores más que el gobierno nacional". Durante siete años no pensó así.

El titular de la CGT afín a la Casa Rosada, Antonio Caló, reconoció que "a la gente no le está alcanzando para comer", pidió 1500 pesos fijos para todos los trabajadores, subir las asignaciones familiares y bajar el Impuesto a las Ganancias. Desde distintas posiciones políticas, ambos sienten la presión bajo sus pies. Pero Moyano no tiene problemas en hacer "terrorismo", según la apreciación de Caló.

En la vereda de enfrente, el FMI tiene la misma receta de siempre, que coincide con la de empresarios locales y economistas ortodoxos. En un intento por estigmatizar a los gobiernos díscolos, el director del Departamento Occidental del organismo, Alejandro Werner, subrayó que los países de la región que aumentaron sus tasas de interés y contrajeron la emisión, tuvieron menor impacto sobre los precios y estimularon más la inversión que la Argentina y Venezuela.

Otros banqueros tienen una visión más optimista. El número uno del Banco Santander en el mundo, Emilio Botín, considera que el "episodio de inestabilidad cambiaria no va a cambiar la situación anterior", caracterizada por "fortalezas conocidas", como  es contar con "un sector privado poco endeudado" y "bajo nivel de desempleo". El principal banquero español cree que "se exagera lo que ocurre en la Argentina" y juzgó que el país tendrá en 2014 "un crecimiento razonable, una producción agrícola récord y altos precios en sus materias primas". Botín apoya las reformas de Rajoy y es hijo y nieto de banqueros. Pero no come vidrio, ni destila odio antikirchnerista. Aunque no pudo girar dividendos, durante 2013 ganó en la Argentina 450 millones de dólares. ¿Para qué echar leña al fuego?
Fuente:TiempoArgentino
Envío:Agnddhh


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