Se vienen otoños de mucha tristeza...
A Felipe Rojas Mercau, Marcos Tissera Herren, Martin Moze García y Marcos Solsona Síntora y su hermana/hermano, uno de los 400 niños robados por los militares
El departamento Cruz del Eje, ubicado al noroeste cordobés, es citado en la la historia oficial por el ex presidente Arturo Illia, Jairo o por el humor de Cacho Buenaventura, en los festivales. Empero, en la década de 1966 a 1976 decenas de hombres y mujeres militaron en las organizaciones armadas, sindicales y estudiantiles. La Triple AAA cometió su primer crimen en esa ciudad el 29 de septiembre 1974, mientras que Horacio Siriani fue asesinado el 11 de abril de 1975 en la D2. En ambos casos la Justicia Federal ya exhibió su complicidad con el genocidio.
Por Alexis Oliva y Lucho Soria
“Se vienen otoños de mucha tristeza”. La frase fue pronunciada por Horacio Siriani, mientras compartía un mate cocido en el patio de su casa, una tarde de fines de marzo con sus amigos. Horas antes habían partido del hogar de la familia Siriani de la calle Sarmiento, el secretario general de Smata, Rene Salamanca, perseguido por los militares. El, su compañera y su hijo vivieron más de una semana, hasta que sus compañeros lo ubicaron en otro ámbito clandestino más cerca de la capital cordobesa. Después estaba previsto el arribo de Agustín Tosco, pero al final optó por Valle Hermoso en la sierras. Es que Tosco era un asiduo visitante junto a Susana Funes, para dialogar con los compañeros de Luz y Fuerza y compartir asados al lado del Dique, entre otros con Tomas Fresneda, cuando coincidian por entonces militante de la Agrupación Univversitaria de Liberación (AUL) de Movimiento de Liberación Nacional.
La represion
Es que los militares, la policía provincial y federal ya habían iniciado allanamientos y detenciones en las principales ciudades del interior, entre ellas Cruz del Eje.En la década entre 1966 y 1976 los militantes no fueron ajenos al enfrentamiento del bloque de poder con la movilización obrera, sindical, estudiantil, y armada. Precisamente todas las siglas insurgentes armadas se nutrieron de sus hombres y mujeres, lo mismo que las direcciones sindicales clasistas, de Perkins, ( de la cual Juan Enrique Villa como secretario general y el soteño Americo Azpitia como gremial), Smata, Luz y Fuerza, Correos, Docentes, Caucho, Construcción, etc. Otros optaron por la palabra empuñada en los diarios El Mundo, Noticias, Prensa de Frente, Militancia, Vocero Popular, El Obrero, de las organizaciones PRT-ERP, Montoneros, Fuerzas Armadas Peronistas, Frente Revolucionario Peronista, Organización Comunista Poder Obrero.
Un accionar de rebeldía pública y clandestina que tuvo en el estudiante Luis “El Guasito” Santillán la primera víctima el 29/09/74. Alexis Oliva revela los detalles en la nota de febrero 2007 “El sangriento debut de las AAA en Córdoba”.
Ya nada será igual
Ese fin de año fue el último de las juntadas entre la mayoría de los militantes con un dejo de tristeza y de entrever la represión en marcha. Ese fin de año del 74 los campesinos tomaron una estancia de Pasos Viejos por reivindicaciones laborales, entre otros reclamos. ( La crónica original fue regalada a Ramiro Fresneda, abogado de APENOC).
En abril del 75 Horacio Siriani, fue llevado detenido juntos a hombres y mujeres al D2, ya CCD, al lado de la Catedral. Al segundo día tras permanecer parados encapuchados y esposados con las manos atrás, Horacio reclamo agua y que lo lleven al baño, pero a los empujones lo dejaron en una mesa donde fue torturado hasta su muerte. A los pocos minutos pusieron frente al cuerpo a uno de los detenidos al tiempo que a los gritos le decían “confesa todo, sino vas a morir igual”. Solo pidió, dicen, que le suelten las manos, lo que vino después es de imaginarse. mientras sellaba su boca y en sus oídos, todavía repican, las campanadas de la Catedral, ubicada al lado de lo que fue el primer CCD de esa provincia. Todos ellos fueron liberados y posteriormente detenidos el 24 de marzo del 76 y en los meses siguientes.
A Luis Santillan, Horacio Siriani, ambos sin pertenencia orgánica, que no es el caso de los militantes del PRT-ERP detenidos desaparecidos como Alicia Esther de Cicco ( 12/09/75), cuyo compañero Jose Moukarzel fue uno de los fusilados en la Penitenciaria, Daniel Antonio Síntora, detenido frente a su casa por militares el 12/09/78 en operación que contó con zona liberada por la policía local. También en esos años los militantes cruzdelejeños y de Villa de Soto en las direcciones sindicales como José Antonio Apontes, Pedro Ventura Flores, Hugo Antonio Zárate, Luis Antonio Pereyra ( egresados ambos de la Escuela Técnica de Villa de Soto), Edith Vera Páez, Wenceslao Vera Páez.
Tambien quienes revistaban, entre otros, en las filas de la Organización Comunista Poder Obrero, José Luis Aguilar Bracesco y Raúl Héctor “El Chiquito” Tissera Síntora (en un enfrentamiento en uno de los puentes de La Cañada. Ya militaba en Buenos Aires, acompañado de Yolanda Herren y Marcos), y en Montoneros Norma Isabel Asis, Miguel Angel Mozé, Ernesto Dellafiore y Sergio Rojas Turra.
“El Negro” Rojas fue fusilado el 14 de abril de 1977 por la espalda por militares cuando salía de la fabrica de la Avenida Rivadavia al 8.000 de Capital Federal. Al percibir que le habían tendido una emboscada, emprendió la huída lo que fue presenciado por su compañera Velia Mercau que lo esperaba todos los días, embarazada de Felipe apenas un par de meses, que nació en septiembre en la maternidad cordobesa.
Finalmente el recuerdo de la entrañable Norma Sintora que de acuerdo a testimonios de sus cumpas del PRT-ERP estaba embarazada de ocho meses cuando la detuvieron los militares en Moreno el 21 de mayo de 1977, lo cual se deduce que tuvo el parto en el Hospital de Campo de Mayo. Marcos y su padre Carlos Alberto Solsona, esperan mas temprano que tarde abrazarlo. Todos, entre todos....
Lucho Soria, editor de la Agencia de Noticias DDHH.
El sangriento debut de las AAA en Córdoba
Miércoles 14 de febrero de 2007
por Alexis Oliva *
Hubo un tiempo en que los peronistas eran asesinados por antiperonistas. El episodio emblemático de ese tiempo fue el fusilamiento de civiles en un basural de José León Suárez, en 1956, narrado por Rodolfo J. Walsh en Operación Masacre.
Hubo otro tiempo en que los peronistas eran asesinados por otros peronistas. El personaje que vincula ambos tiempos quizás haya sido Julio Troxler, sobreviviente de aquel fusilamiento durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, actor que se interpreta a sí mismo en la versión fílmica de Operación Masacre rodada clandestinamente por Jorge Cedrón durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, víctima finalmente de la derecha peronista enrolada en la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.
Los crímenes de la AAA, prohijada por su ministro de Bienestar Social, ex cabo de policía, aprendiz de magia negra y miembro de la logia P 2, José López Rega, fueron declarados de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles, por lo que tres de sus jerarcas han sido detenidos y la ex presidente tendrá que rendir tardías cuentas a la Justicia.
El capítulo que se abrió con la decisión tomada por el juez federal Norberto Oyarbide en diciembre pasado, tiene una especial trascendencia para Córdoba, donde el golpe de estado policial conocido como el “Navarrazo” dio en febrero de 1974 vía libre para que los grupos parapoliciales de la derecha peronista actuaran con alevosía e impunidad.
Días después del asesinato de Troxler, perpetrado el 20 de septiembre de 1974, ocurría un episodio pavorosamente similar al de José León Suárez, que sería la tarjeta de presentación de las Tres A en Córdoba.
Finaliza septiembre del 74, el mes que despunta en Córdoba con la asunción del brigadier Raúl Oscar Lacabanne como interventor federal; el mes en que las Tres A asesinan en Buenos Aires -entre muchos otros- al abogado cordobés Alfredo Curutchet, al ex vicegobernador Atilio López, al intelectual de izquierda Silvio Frondizi y a Troxler; el mes en que Montoneros pasa a la clandestinidad y secuestra a los hermanos Juan y Jorge Born; el mes que se va yendo en Córdoba con la asunción de un joven José Manuel de la Sota como Secretario de Gobierno de la Municipalidad.
Cercado por la represión, Miguel Angel "Chicato" Moze, titular de la Regional III de la Juventud Peronista, intenta organizar en el departamento Cruz del Eje una liga agraria de cooperativas de pequeños y medianos productores, como parte de un proyecto nacional de Montoneros. Lo secunda un grupo de militantes de la JP y alumnos del Instituto Provincial de Educación Agrotécnica (Ipea) Nº 3 de la localidad de El Brete, de entre 19 y 22 años de edad. El 29 de septiembre es la cita para la primera reunión, en la comuna de Media Naranja, a la que unas quinientas personas confirman su asistencia.
El día anterior, los militantes que convocan al acto deciden por seguridad que un grupo se quede en Cruz del Eje y otro vaya a Media Naranja a supervisar los preparativos. En un viejo Citroën, parten aproximadamente a las 21 horas Luis Santillan, Dardo Omar Koch y los hermanos Ernesto y Sergio Rojas. Pero nunca llegarán a destino.
El testimonio de Ernesto Rojas, uno de los sobrevivientes de aquel episodio, es escalofriante:
“Al hacer unas diez cuadras, nos damos cuenta de que un automóvil nos sigue, damos unas vueltas y logramos perderlo. En El Brete decidimos ingresar al IPEA, donde nos quedamos charlando con los compañeros de estudio como media hora y retomamos el viaje. El colegio se encontraba a unos cuatrocientos metros de la ruta. Unos doscientos metros antes de llegar a la ruta, vemos pasar el auto que nos perseguía. Continuamos el viaje hacia Media Naranja y a unos mil metros vemos el auto en la cuneta, que nos empieza a seguir con las luces apagadas. Llegamos al pueblito El Barrial, donde hay un almacén lindero con la ruta donde se juega a las cartas y al sapo. Paramos y nos metemos. Está lleno. Mi hermano Sergio se esconde detrás de un camión y yo me quedo en la puerta a ver qué hacen los que nos siguen. Bajan tres individuos con armas largas. Entro rápidamente al almacén, y ellos ingresan tirando al aire. La gente aterrorizada corre hacia una puerta al costado del local. Corro hacia ahí pero uno me toma de un brazo y me pone una pistola en la cabeza. Nos ponen de cara a la pared y por el rabillo del ojo puedo ver que ni Santillán ni Koch pudieron huir. Los parroquianos son peones rurales y algunos lloran de miedo.
Dominan la situación, dejan a uno de guardia y salen tirando en la oscuridad. Se escucha que patean las puertas de las casas y hacen una especie de allanamiento, sin dejar de disparar. A un chico de unos 11 años le pegan un culatazo en la cabeza. El dueño del local ingresa a una habitación e intenta cerrar la puerta y le atraviesan la mano de un balazo. La situación es infernal.
Luego entran de nuevo y comienzan a golpearnos, preguntándonos por el Chicato Mozé. Dejan salir a la gente y quedamos Santillán, Koch y yo. Nos revisan y a Santillán le encuentran un volante invitando a la reunión de los productores. Lo sacan y lo interrogan a golpes. Me preguntan mi nombre y les doy uno falso. Me golpean para que diga dónde está Mozé. Yo les niego que lo conozco. Traen a Santillán, nos vuelven a golpear, y nos hacen subir a su vehículo con la cabeza gacha. Inician el retorno a Cruz del Eje, donde dan unas vueltas y agarran por la ruta 38 hacia Córdoba. Al cabo de quince minutos, el que va atrás con nosotros da la orden de parar para ‘acomodar la carga’. Nos bajan, guardan las armas largas en el baúl y les vendan los ojos a Koch y Santillán. A mí no me pueden colocar la venda.
Reanudamos la marcha y con Santillán empezamos a tocarnos para ponernos de acuerdo, porque sabíamos que nos iban a matar. Mi intención era que en La Falda nos resistiéramos, ya que la ruta pasa por la ciudad y había más posibilidad de que alguien nos ayude.
Pasamos Capilla del Monte y San Esteban a gran velocidad. El Negro Guerrero Martineitz está en la radio, y de pronto Santillán salta hacia el que va a su lado y yo hacia delante, aferrando el volante y tratando que salgamos de la ruta.
Los dos que van adelante también agarran el volante y empezamos una lucha donde el auto va de un lado al otro. Uno grita que paren y el que va al volante empieza a frenar. El acompañante agarra una pistola y tengo que largar el volante y agarrarla por el caño, tratando de desviarla. El auto se detiene y seguimos luchando, Santillán atrás, y yo con los de adelante. De pronto, se abre la puerta de atrás y el que pelea con Santillán se baja, saca una pistola y le descerraja tres disparos. Me gritan que largue el arma. La suelto y me tiro al asiento de atrás. Veo a Santillán con la cabeza hacia atrás, quejándose y sangrando por la boca. ‘¡Qué han hecho! ¡No tenemos nada que ver!’, les grito. Me bajan de los pelos y yo siempre diciendo que no tenemos nada que ver e insultándolos. Uno me dice que corra. No le hago caso y sigo gritándoles. El que manda le dice a uno que me lleve adentro del campo. Nos introducimos como quince metros, me hace tirar al suelo, me apunta a la cabeza y me dice que me despida. Yo sigo con mi postura de que no tengo nada que ver. De pronto, me dice que me quede quieto, pega la vuelta y sale corriendo. Oigo que le preguntan qué pasó. ‘Vamos, vamos que está muerto’, dice, y se van.
Me levanto y voy a ver si está el cuerpo de Santillán. No encuentro nada y corro hacia San Esteban. En la estación de servicio, un automovilista me auxilia y me lleva a Capilla del Monte, donde radico la denuncia a las doce de la noche.
Cuando presento la denuncia, un policía me pregunta si las características del auto eran las de un Peugeot y si eran tres individuos, uno con barba. Le pregunto cómo lo sabe, y me dice que tenían orden de la Central de Córdoba de no detener ese vehículo”.
Retoma el relato Dardo Koch, el fusilado que vive de la operación masacre serrana: “Luego de que Rojas es bajado del coche, bajo un nerviosismo total, se emprende nuevamente la marcha a alta velocidad y transcurrido algún tiempo quienes nos llevan secuestrados se tranquilizan un poco. Uno de ellos no lo consigue, el chofer del auto, quien da a entender que se ha metido en algo que no tenía bien en claro, que le disgusta. El que comanda el grupo lo tranquiliza diciéndole que no hay nada que temer.
Santillán está herido y se queja de dolor. Por las características del camino comprendo que estamos camino a Córdoba, pero más allá el auto, un Peugeot 404 si no recuerdo mal, gira y comienza a recorrer un camino con muchas curvas que creo identificar como el que va hacia el cerro Pan de Azúcar. Santillán ha dejado de quejarse y comprendo que ha muerto. El chofer se pone más nervioso al ver las luces de otro auto que viene atrás. Cree que alguien los persigue y es nuevamente tranquilizado por el líder del grupo. Luego da la orden de frenar el coche. Bajan a Santillán y allí, ya muerto, lo ametrallan.
Nuevamente apuros. Suben al coche y arrancan a gran velocidad. Pasamos por un lugar donde oigo perros ladrar. Tras algunos minutos, vuelven a parar el coche y me dan orden de bajarme, poniéndome en el costado que da al cerro, con las manos en alto. Nuevamente se ven luces de auto que se aproximan. Esto provoca otra vez apuro.
Les pregunto qué van a hacer conmigo, a lo cual responden: ‘Si te quedás callado y no decís nada de lo que ha pasado, no te va a pasar nada’.
Seguidamente me disparan un balazo en la cabeza. Yo siento un golpe. No escucho ningún ruido, sólo el golpe. Y tomándome de la cabeza, me arrojo al suelo. Se acercan y uno pregunta: ‘¿Estás seguro que está muerto?’. El otro le responde: ‘Sí, mirale la cabeza como la tiene’.
La sangre que derramé más la derramada por Santillán sobre mí (en la ropa, el cuerpo y la cabeza) confundieron a estas personas y en el apuro me dieron por muerto. Santillán se desangró en gran parte sobre mí, ya que íbamos acostados entre los asientos delanteros y traseros, el uno sobre el otro, desde el comienzo del secuestro.
Me toman por los brazos y los pies y me arrojan hacia abajo del camino. No escucho que ellos se vayan. Tampoco escucho ningún auto pasar detrás de ellos, por lo que deduzco que me desmayo al golpear contra las piedras. Esa noche duermo en el cerro, por temor a ser encontrado nuevamente por los que nos habían secuestrado. Tomo contacto recién al otro día con la policía, quienes me llevan al hospital de Cosquín y luego de ser revisado me trasladan a Córdoba”.
Dardo Koch se recuperó y tiempo después fue obligado a exiliarse en Noruega, donde todavía hoy vive y trabaja como enfermero especializado.
Ernesto Rojas fue apresado tres días después en una casa operativa de Montoneros en Córdoba y peregrinó por más de media docena de cárceles hasta su liberación en 1984. Actualmente, reside en Andalgalá, Catamarca.
Sergio Rojas escapó a esta masacre y fue secuestrado y asesinado el 14 de abril de 1977.
Luis Santillán fue velado en la sede del Partido Justicialista y sepultado en Cruz del Eje. Montoneros solventó el servicio fúnebre.
Miguel Angel Mozé fue detenido el 22 de julio de 1975, acusado del secuestro de un ejecutivo de la Coca Cola. El 17 de mayo de 1976, junto a otros cinco presos políticos de la Penitenciaría Nº 1 de Córdoba, fue fusilado en un fraguado intento de fuga.
En una pared de la pulpería de don Mohamed Hossein, en El Barrial, los asesinos dejaron pintada su rúbrica: Comando Sergio Bertoglio. AAA. Fue su primera acción en Córdoba. Nunca se conoció la identidad de sus miembros.
Envío:Agnddhh
3 comentarios:
No creo en este relato hay muchas incoherencias. Alguien del entorno delato a Luis Eduardo Santtillan, y vendio sus datos, su acctividad, le tendieron una trampa feroz y vilmente traidora. de esa forma con los datos en mano y todo el quehacer de Luis Eduardo Santillan, aparecio en el escritorio del homicida infame jefe de policia Hector Garcia Rey.Asesino mercenario derramador de sangre inocente, que aborrecia a cuanto joven militante se le cruzaba cerca o por delante. Para Garcia Rey el unico peronista o militante del justicialismo puro como el decia, era solo el mismo. Por lo tanto ERA NECESARIO MATAR A QUIEN FUERA Y ASI EL PERONISMO Y LA PATRIA ESTUVIERAN LIMPIOS. Que mala fuerza hizo tu madre cuando te pario, que lastima que tuvistes una sola vida y tuvistes una enfermedad muy noble como el cancer , que lastima que no existio en los tiempos de tu madre el aborto, hubiera sido bueno que te legraran. Que lastima que no te encontramos antes. nosotros los etnicos tambien buscamos y encontramos, llegamos tarde una vez mas, pero igual la justicia universal es solo nuestra. Maldita bestia, asesino DE JUVENTUDES BRILLANTES. A mis pueblos milenarios nos alegra saber que un QUARO como tu ya no infectas el planeta. Quedastes impune de todos tus crimenes, pero una parte de tu ser esta vivo y vamos por ello. maldecimos tu memoria y junto a vos a los traidores de nuestro amado nahuan LUIS EDUARDO SANTILLAN. UN NAHUAN ETNICO SANAVIRON KANCHARY DE PRESTIGIO, HONOR, Y VALOR HUMANO INCONMENSURABLE.LUIS EL GUASITO SANTILLAN, DIO SU VIDA POR NOSOTROS, LO LLEVAMOS AQUI EN EL ALMA , EN EL CORAZON CADA INSTANTE, CADA DIA DE NUESTRAS VIDAS, SANTILLAN ES LUZ, ES CORAJE ES FUERZA DEL SENTIMIENTO MILENARIO Y POR ESA RAZON ES ETERNO EN NUESTRA MEMORIA DE AMOR Y LUZ PEREMNE. Pero tu maldita bestia mercenario depredador, NO TENDRAS PAZ JAMAS Y LO SUFRIRAS POR GENENRACIONES ETERNA COMO ETERNA ES LA CONDENA Y EL REPUDIO TOTAL QUE NOSOTROS LOS PUEBLOS MILENARIOS LE HACEMOS A REPUDIABLE MEMORIA Y LOS TRAIDORES, COBARDES INFELICES, QUE VENDIERON POR MISERAS PREBENDAS LA VIDA DE UN GUERRERO UNICO Y HONROSO COMO LO FUE Y LO SERA SIEMPRE LUIS EDUARDO EL GUASITO SANTILLAN
DESDE LAS COMUNIDADES ETNICAS ANCESTRADAS DEL LLANO Y SERRANIAS DE CORODBA NOSTTROS LOS NAHUANES REPUDIAMOS EN FORMA TERMINANTE Y ABORRECEMOS DE MANERA ABSOLUTA AL CRIMINAL MERCENARIOVIL Y ABORRECIBLE HECTOR GARCIA REY SINISTRO PERSONAJE QUE COMANDABA LAS TRES A. Y QUE ABALAZOS APAGO LA VIDA DE MILES DE JOVENES BRILLANTES Y NOBLES Y ENTRE ELLOS, LA VIDA DE NUESTRO TAN QUERIDO NAHUAN SANAVIRON, LUIS EDUARDO EL GUASITO SANTILLAN.LA PRIMERA VICTIMA QUE ESE DEPREDADOR GARCIA REY HIZO ASESINAR EN EN LAS SIERRAS DE CORDOBA,MALDITO ENGENDRO DE LOS ANODES DE LOS INFIERNOS Y LOS QUARKS.
SOMOS SANAVIRONES KANCHARYS Y ESTA AGRUPACION SE LLAMA ETNICOS LUIS EDUARDO SANTILLAN. NUESTRO KAYYEN DE LOS ATAHUANES.
Nosotros los Sanavirones Kancharys hemos derrotaďo ya la ocuridad del olvido, la mentira , y la brutal barbarie del asesinato denuestro Nahuan Luis Eduardo Santillan. Será Justicia y nunca mas se ocultara la verdad de loque realmente sucedió. Todo lo oculto siempre es descubierto por la luz de la verdad. LUIS EDUARDO SANTILLAN VIVE ESTÁ DE REGRESO Y ESTA VEZ ES PARA SIEMPRE. SOMOS SUS HEREDEROS SIMIENTE. HONOR,PATRIA Y LIBERTAD SOMOS SANAVIRONES DEL XANAES. SOMOS ALMA Y SANGRE DE LUIS EDUARDO SANTILLAN
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