8 de marzo de 2014

LA PLATA-LA CACHA: ADULP PIDE QUE DESPLACEN A PÉREZ ALBIZÚ DE SU CÁTEDRA-DECLARÓ EL HIJO DEL "MÉDICO DE LOS POBRES".

Adulp pide que desplacen a Pérez Albizú de su cátedra
Es el vicedecano de Medicina, denunciado por la Madre Adelina de Alaye por haber firmado certificados de defunción de personas asesinadas durante la dictadura. También reclaman una manifestación pública del decano.

07.03.2014

El encuentro en ADULP, del que participó Adelina de Alaye (Foto: Jaime Ávila)
Pablo Spinelli
spinellipa@gmail.com
Los docentes universitarios nucleados en Adulp pedirán en la sesión del Consejo Superior de la UNLP, que se realizará el martes que viene, que el renunciado vicedecano de la facultad de Medicina, Enrique Pérez Albizú, sea desplazado de la cátedra de Anatomía, de la cual es profesor adjunto. También pedirán que el Decanato de esa unidad académica emita un pronunciamiento público después de la dimisión del profesional que fuera denunciado por supuestos vínculos con la dictadura, en el marco del juicio que se tramita por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha.

El pedido tomó forma de documento en un encuentro mantenido en la sede del gremio, del cual participó Adelina de Alaye, la Madre de Plaza de Mayo denunciante de Pérez Albizú. Allí estuvieron presente docentes universitarios, algunos decanos, y representantes de organismos de derechos humanos.

El texto será presentado en la reunión de Consejo Superior del martes 11, convocada expresamente para abordar los conflictos suscitados en Medicina, tanto a partir de la denuncia contra Pérez Albizú, como por la decisión del decano Jorge Martínez de no firmar los títulos de los nuevos egresados de la carrera.

El documento. En ese texto, los docentes sostienen que históricamente participaron en cada instancia de lucha, tanto en la calle, como en los Juicios, con los organismos de derechos humanos, “bajo la premisa de que no puede haber en nuestra Universidad ninguna persona vinculada con el Terrorismo de Estado, ya sea como autor de crímenes, como partícipe necesario ni como cómplice. Más aún, el lugar que les cabe es la cárcel”.   gg

Explican que tanto la UNLP, ADULP y ATULP son querellantes en el juicio por los crímenes cometidos en La Cacha, “en donde muchos compañeros y compañeras de nuestra comunidad universitaria fueron víctimas directas, perseguidos, torturados, asesinados y desaparecidos por el accionar de la última dictadura”.

Apelan al estatuto universitario, que sostiene que "...La Universidad Nacional de La Plata reafirma su compromiso con los valores democráticos y republicanos y por ello sostiene que no podrán incorporarse y/o permanecer en ella, en cualquier desempeño, aquellas personas involucradas en violaciones a los derechos humanos y/o terrorismo de estado..."

Y en el fragmento resolutivo solicitan textualmente:
  • Se exonere inmediatamente de todas sus funciones a Pérez Albizú y se le inicien las acciones legales correspondientes.
  • Una manifestación pública por parte de la Facultad de Ciencias Médicas en relación a lo acontecido con el ex Vicedecano.
  • Se curse a las diferentes unidades académicas las directivas correspondientes para promover y difundir las actividades relacionadas a los Juicios de Lesa Humanidad que se llevan a cabo en la ciudad de La Plata. Además facilitar la asistencia por parte de alumnos y alumnas a los mismos.
  • Incorporación en la estructura curricular de las carreras de la UNLP la temática de DDHH, fundamentalmente el proceso de Memoria Verdad y Justicia que transita nuestro país.
  • Se reglamente la aplicación del preámbulo del Estatuto donde se indica: “...La Universidad Nacional de La Plata reafirma su compromiso con los valores democráticos y republicanos y por ello sostiene que no podrán incorporarse y/o permanecer en ella, en cualquier desempeño, aquellas personas involucradas en violaciones a los derechos humanos y/o terrorismo de estado..."
  • Involucrar a los lugares que corresponden a la UNLP y que fueron utilizados para cometer delitos de lesa humanidad la incorporación de señalizaciones y marcas por la memoria (entre ellos el BIN3, hoy Facultad de Humanidades y la casa que utilizaba la CNU en la ciudad de La Plata, que hoy depende de la Facultad de Ciencias Exactas, ubicada en el predio que se encuentra en la calle 64 entre 118 y 119, señalada por las investigaciones del periodista Daniel Cecchini, en el diario Miradas al Sur y en el libro “La CNU, El Terrorismo de Estado antes del Golpe”). 
Fuente:Diagonales 
Envío:Agnddhh




La Cacha: declaró el hijo del “médico de los pobres”
Mariano Slutzky recordó el momento en que vio por última vez a su padre en 1977 cuando fue secuestrado en La Plata. Un ex conscripto secuestrado fue declarado desertor y tuvo que hacer nuevamente el servicio militar.

07.03.2014

Mariano Slutzky recordó a su padre desaparecido (Foto: Matías Adhemar)
Por Martín Soler
noticiasplatenses@gmail.com
@martinenlared

“A pesar de la ausencia del cuerpo, que la condena no sea solo por torturas, también debe ser por homicidio. Él está muerto, lo asesinaros, y estas personas son tan cobardes que no nos quieren decir dónde está el cuerpo para poder darle sepultura y llevarle una flor o una piedra”. Con tono pausado y claro marcado por un fuerte acento neerlandés, declaró el periodista Mariano Slutzky, hijo del médico Samuel Leonardo desaparecido en La Plata en las primeras horas del 22 de junio de 1977, en el marco del juicio oral por delitos de lesa humanidad. También dio tetsimonio un ex conscripto secuestrado que fue considerado como “desertor” por el mismo Ejército que lo privó ilegalmente de su libertad.

Mariano tenía trece años de edad, pero recordó con claridad las dos detenciones que había sufrido su padre. La primera fue en 1968, cuando su padre revistaba como médico de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) en la fallida experiencia de guerrilla rural de Taco Ralo, provincia de Tucumán. Tras cumplir cinco años de condena, recuperó la libertad en 1973, en plena “primavera camporista”, semanas antes de que el ex presidente Héctor Cámpora dictara la amnistía producida el 25 de mayo de ese año.

A él y sus hermanos los despertaron las frenadas bruscas de tres autos. Los secuestradores se presentaron como las fuerzas conjuntas. Buscaron y saquearon la casa que habitaban en 22 y 77, mientras que violentamente destruían todo lo que se ponía a su paso. “revisaron toda la casa y tenían cara de impresionados por la cantidad de libros que había de historia, filosofía y medicina. Se robaron discos, botellas de Wisky, la pipa de mi papá y el libro que estaba leyendo sobre (Juan Manuel De) Rosas”, recordó.

Dos días después del secuestro, la municipalidad de La Plata dejó cesante a la víctima por abandono de trabajo. Cuando la familia fue a explicar lo que había ocurrido, recibieron la respuesta de una empelada municipal que dejó helada a la familia: “’Y sí, suele suceder en estos días’, como una especie de ‘algo habrá hecho’”, consideró el testigo.

El testigo y sus hermanos pasaron momentos dolorosos. A la ausencia forzada, la falta de respuestas y el desmembramiento familiar, se sumaron los problemas económicos. Se trataba de una familia humilde. Slutzky solo trabajaba en el Estado para “ayudar al pueblo, esas eran sus convicciones, tenía ofertas para trabajar en clínicas privadas y las rechazaba”, expresó su hijo con desbordante orgullo.

Gracias al apoyo familiar y siendo menor de edad salió clandestinamente del país, pidió asilo político en Brasil y se exilió en Holanda, donde años más tarde, firmarían una denuncia contra Jorge Zorreguieta, padre de Máxima, la entonces novia del Príncipe Guillermo Alejandro. En 1982 lo llamaron del Consulado argentino en Holanda para que se sume al ejército de soldados y desembarcar en Malvinas. “Primero devuélvanme a mi padre” respondió.

Se enteró casi veinte años después que su padre estuvo detenido en La Cacha. Durante una de sus visitas a suelo criollo logró contactar a cinco de sobrevivientes de los cuales, dos - Silvia Bucci y Héctor Javier Quintero - recordaron a su padre.

“Silvia tenía solamente 16 años cuando desapareció, era una estudiante del secundario. Recordó haber estado conversando con mi padre en una pequeña habitación. Quintero me comentó que mi padre no sobrevivió la tortura. Había varias torturas” detalló el testigo. Ya concejal, Quinterno realizó un homenaje en memoria de Slutzky que se desarrolló el viernes 3 de julio de 1998, en el marco de una sesión extraordinaria, donde fue recordado como “el médico de los pobres”.

El hijo sospecha que su padre fue secuestrado por un artículo sobre Taco Ralo, publicado justo unas pocas semanas antes de que su secuestro sucediera en la revista "Somos", editada por la Editorial Atlántida. “El nombre completo de mi padre fue mencionado, incluso publicaron que trabajaba como médico en la municipalidad de La Plata. A pesar de todo, mi padre tenía la esperanza de que no estuviera bajo amenaza alguna, ya que no se involucraba en la política desde que lo liberaron en 1973”.

“Parece ser que mi padre no fue visto como peligroso por los oficiales, ya que no fue interrogado los primeros tres o cuatro días después de su secuestro. Le comentó a Quintero que estaba muy asustado de que lo volvieran a torturar - durante su primer encarcelamiento entre los años 1968 y 1973 fue brutalmente maltratado - y a esa edad (estaba a principios de los 40) su cuerpo ya no era tan fuerte”, explicó Mariano.

Perfil. Samuel Slutzky tenía 41 años. Estaba casado y tenía dos hijos, Mariano y Alejandra. Era médico y Coordinador de las Unidades Sanitarias de Municipalidad de La Plata. Su interés siempre había sido en la salud pública, y había trabajado en un leprosario de General Rodríguez.

Samuel no se involucraba en la política desde el año 1973. La Dirección de Inteligencia de la Policía tenía un nutrido legajo que detallaba sus actividades políticas desde la década del '60.

Fue visto en La Cacha por Rubén Jaquenod, Bucci y Quintero entre julio y agosto de 1977. Es muy probable de que haya muerto bajo tortura. Entre sus torturadores estuvo Héctor Acuña, apodado "El Oso", quien ya lo había torturado en la Unidad 9 de La Plata cuando estuvo detenido y se convirtió en vegetariano.

Slutzky comenzó su militancia en el Partido Socialista de Vanguardia, en la localidad bonaerense de Castelar. Tiempo después se vinculó con militantes de la izquierda peronista y conoció a John William Cooke, referente de la resistencia peronista. “Cuando mi padre comenzó a vincularse con el peronismo de izquierda y dejó el PS, se unió al grupo de John William Cooke y comenzó a recibir entrenamiento militar. En 1967 nos fuimos con mis padres a Cuba, mi mamá hizo un curso de inteligencia y contrainteligencia; y mi padre uno de guerrilla en Sierra Maestra”.

"Años después mi padre fue a Tucumán a organizar un grupo guerrillero, pero no llegaron a hacer ninguna acción armada porque allí los capturaron y torturaron”, contó.

Precisó que desde entonces, entre 1968 y 1973, Samuel Slutzky “estuvo preso por acciones guerrilleras, primero en Devoto y luego en la Unidad 9”, y añadió que “cumplió la condena de cinco años y salió en libertad".

“El secuestro de mi padre no fue una sorpresa. Sus amigos y familiares le decían que tenía que irse, porque tenía antecedentes políticos” y agregó que “todos recuerdan que Héctor Acuña, que lo conocía de la Unidad 9, era quien más lo torturaba; era una bestia y agresivo, un antisemita. Estaba furioso por la amnistía de Cámpora y siempre les decía a los detenido ‘si los veo afuera, los mato a todos’”.

Sobre el final de su exposición, el periodista recordó que por su profesión recorrió varios países y aseguró que Argentina es la Nación más avanzada en el juzgamiento a los delitos de lesa humanidad “a pesar de que pasaron treinta años y de (la desaparición de) Julio López que no lo olvidamos”. Luego leyó dos cartas que su padre les escribió a él y a su hermana para el Día del Niño, narración que fue coronada con un cerrado aplauso del auditorio.

Secuestrado y "desertor". Un ex soldado conscripto, detenido y torturado durante unos meses en el centro clandestino La Cacha durante la última dictadura cívico militar, relató que mientras estuvo en esa situación figuró como "desertor" en los registros del Batallón 601 de Comunicaciones, de City Bell, donde cumplía el servicio militar obligatorio.

Se trata de Juan Alberto Bozza, que prestó declaración testimonial ante el Tribunal Oral Federal 1, en una nueva audiencia del juicio oral y público que se le sigue a 21 represores, entre ellos al ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense Miguel Etchecolatz.

"Cuando fui detenido, caí con el uniforme de salida, y les decía a mis captores que era del Batallón, pero uno de ellos me dijo: `Vos preocupate por salir vivo de acá`". Faltaban apenas veinte días para finalizar con el entonces servicio militar obligatorio y poder retomar sus estudios de Historia en la Facultad de Humanidades y su militancia en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST).

Recordó que apenas lo ingresaron a La Cacha le "pegaron" y relató que en ese lugar las sesiones de tortura "eran todos los días con golpes y picana eléctrica" y mencionó que "comenzaban pasado el mediodía y duraban hasta entrada la tarde".

Detalló además cómo se produjo su liberación: "Me sacaron encapuchado y esposado en el baúl de un auto y me dijeron que no me diera vuelta, que no mirara para atrás -aseveró-. Era un descampado de noche, miré y vi el fósforo de YPF, había un baldío y basurales, en una avenida a la altura del Mercado Central".

Al día siguiente de ser liberado se reintegró al Servicio Militar, donde se enteró que ya figuraba como desertor y tuvo que cumplir un año más de instrucción militar como castigo.

Bozza compartió cautiverio con varios desaparecidos a los que recordó, algunos, por nombres y otros por sus apodos, entre los que mencionó a “’Simón’ y ‘Simona’, María Elena Corvalán, ‘Savino’, Elba Ramírez Avella alis ‘Bichi’, ‘Pelado’, ‘sarnilla’, Juan José Torres, Rodolfo Varela, ‘Cuqui’, ‘Tano’, Rolli, Bettini, Contardi”.

El sobreviviente sostuvo que la mayoría de los secuestrados eran militantes de la izquierda peronista y recordó que en la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata “había militantes de la derecha peronista, de la CNU, que entonaban la canción carlista ‘cálzame las alpargatas, dame la boina, dame el fusil, que voy a matar más rojos que flores tienen mayo y abril’”.

También rememoró que la persecución a los partidos de izquierda “comenzó en el gobierno peronista de Isabel. En febrero de 1976 hicimos un campamento con los militantes del PST en una quinta de San Miguel, fuimos en carpa y con libros. Llegaron policías bonaerenses y nos indagaron. Años después esa reunión quedó fichada en la DIPPBA”, que era la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Hoy esos archivos están en manos de la Comisión Provincial por la Memoria y sirven como prueba documental para varios juicio por delitos de lesa humanidad en distintas partes del país, ya que los informes que se elaboran en esa dependencia destilan rigurosidad histórica y profesionalismo.

El expediente. El tribunal decidió unificar tres causas en este proceso que tiene a 147 víctimas. Trece ex integrantes del Destacamento de Inteligencia 101 del Ejército (Carlos del Señor Hidalgo Garzón, Jorge Héctor Di Pasquale, Gustavo Adolfo Cacivio, Ricardo Armando Fernández, Luis Orlando Perea, Roberto Armando Balmaceda, Emilio Alberto Herrero Anzorena, Carlos María Romero Pavón, Anselmo Pedro Palavezzati, Raúl Ricardo Espinoza, Rufino Batalla, Claudio Raúl Grande y Miguel Ángel Amigo, juzgado por una causa residual) junto a dos penitenciarios: Héctor Raúl “El Oso” Acuña e Isaac Crespín Miranda.

También están sentados en el banquillo de los acusados cuatro policías bonaerenses (Miguel Osvaldo Etchecolatz, director general de Investigaciones; Eduardo Gargano, director general de Seguridad; Horacio Elizardo Luján, jefe de la Unidad Regional La Plata, y Julio César Garachico, también de la Unidad Regional La Plata). Un militar retirado de la Armada, Juan Carlos Herzberg, integrante de la Fuerza de Tareas 5 y el civil, Jaime Lamont Smart (ex ministro de Gobierno).

Cabe agregar que dos importantes represores que estuvieron imputados se libraron del juicio por la llamada “impunidad biológica” ya que fallecieron durante la sustanciación de las actuaciones. Ellos son el ex jefe del Destacamento 101 de Inteligencia de La Plata, coronel Arias Duval, y el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, general Ibérico Saint Jean.

Entre los casos que se investigan en este megajuicio están los de Laura Carlotto, hija de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la privación ilegítima de la libertad de Antonio Bautista Bettini, padre de Carlos Bettini, actual embajador argentino en España. Además, se juzga la sustracción de Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa y de Natalia Suárez Nelson, nacidos mientras sus madres estaban cautivas en ese centro clandestino de detención, tras lo cual fueron apropiados y décadas más tarde recuperaron su identidad.

Los represores bautizaron al centro clandestino ubicado detrás de la cárcel de Lisandro Olmos en honor a Cachavacha, la bruja de un dibujo animado de Manuel García Ferré. Su escoba tenía poderes mágicos: era capaz de hacer desaparecer aquello que barría. Estaba en manos del Servicio de Inteligencia del Ejército (Destacamento 101) y dependía operacionalmente de la Décima Brigada de Infantería de La Plata. Y reportaba, a su vez, a dos estructuras militares: al Primer Cuerpo de Ejército y al Batallón de Inteligencia 601.

El campo estaba entre calles 191, 196, 47 y 52 (vías del ferrocarril Belgrano), contigua al penal de Olmos, en las antiguas instalaciones de Radio Provincia, en Lisandro Olmos, partido de La Plata.
Fuente:Diagonales 

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