23 de marzo de 2014

LA ÚLTIMA HISTORIA RECUPERADA.

La última historia recuperada
23.03.2014
el reencuentro con su familia biológica de la nieta 110 identificada por las abuelas de plaza de mayo

Rodolfo Gutiérrez, el tío de la joven que logró reconstruir su identidad por propia voluntad, relató a Tiempo Argentino la búsqueda desesperada de su sobrina y las sensaciones que rodearon el primer contacto.

Rodolfo Gutiérrez (49) llegó a la entrevista con una bolsa repleta de recuerdos. Decenas de fotografías de su hermano Oscar y su cuñada Isabel, ambos desparecidos; intercambios epistolares entre parientes que reflejan la búsqueda desesperada de su sobrina que nació en cautiverio en 1976; un cuaderno de la primaria de Oscar; cartas angustiantes de sus padres al cardenal de la Iglesia Católica, Raúl Primatesta; y hasta un papel amarillento con nombres de los secuestrados que estaban en un centro clandestino de detención que filtró un policía arrepentido, cuatro décadas atrás.

Son los registros que juntó y organizó Rodolfo para mostrárselos a su sobrina, la nieta 110, cuando la conoció.

El nombre de la mujer todavía sigue en reserva. Sólo se sabe que tiene 37 años y su recuperación fue anunciada el 5 de febrero por Abuelas de Plaza de Mayo. Para Rodolfo, esos documentos son los que le permitirán reconstruir la figura de sus padres desaparecidos.

En la víspera de un nuevo aniversario del inicio del golpe de Estado, el menor de los Gutiérrez relató a Tiempo Argentino cómo conoció a su sobrina: "El encuentro fue muy bueno, nos emocionamos mucho. Fui a la sede de Abuelas con mi hermano Juan, mis sobrinos; ella fue con su marido.

El parecido físico con Isabel me impactó. Mientras veía las fotografías le contábamos cómo eran sus padres. Me sentí como en familia. Es un ser maravilloso. Estamos empezando a construir un camino."

La nieta recuperada tiene el apellido Gutiérrez-Acuña, aunque su nombre sigue sin trascender hasta que ella decida hacerlo. Es hija de Oscar Rómulo y Liliana Isabel Acuña, quienes fueron secuestrados por el terrorismo de Estado el 26 de agosto de 1976. Ambos permanecen desaparecidos.

Isa, como la llamaba su compañero, transitaba entonces el quinto mes de embarazo. El día en que Abuelas comunicó su hallazgo, la nieta recuperada estaba viendo la conferencia por televisión, con su apropiadora (el esposo, un policía bonaerense, murió).  Tras la primera reunión, los contactos entre la joven y su familia biológica continuaron. "Hubo un encuentro posterior al que yo no pude ir y fue Juan con su familia. Y después nos encontramos en la casa de ella, nos invitó a un asado.

Fui con mi mujer y mi hijo. Con Juan, tratamos de integrar a nuestras familias (ella está casada y tiene dos chicos chiquitos). Vamos afianzando la relación. Ella está deseosa de saber la historia de sus padres", relató el menor de los Gutiérrez.

"¿Cómo vivirá este 24 de marzo?", le preguntó Tiempo Argentino a Rodolfo. "Recordando. Son momentos que movilizan. Mi sobrina nunca participó en marchas pero ahora está con ganas de participar, a partir de todo esto. Escucha cómo eran sus padres, en el sentido de que tenían ideales y peleaban por una sociedad más justa, y quiere participar para que no se olvide lo que sucedió.

Vamos a ver si podemos pasarlo juntos, en familia, en alguno de los actos. Este no va a ser un 24 de marzo más." La verdadera historia de la última nieta restituida comenzó a conocerse hace dos años, cuando su familia le reveló que era adoptada.

El paso más importante para reencontrarse con sus orígenes lo dio ella misma, el 31 de octubre pasado, cuando se acercó a Abuelas. "A partir de ahí cambió todo", destacó Rodolfo. La joven fue recibida entonces por el equipo de Presentación Espontánea de Abuelas, que le realizó una entrevista para conocer su historia.

Del relato se desprendieron fuertes indicios de que podría tratarse de una hija de desaparecidos.  En su narración, dijo que quien aparecía como madre en su partida de nacimiento le había contado que en el último día de 1976 había sido entregada por la Policía Bonaerense a quien figuraba como su padre en los documentos, también miembro de aquella fuerza.

De acuerdo con la historia que le transmitieron, había sido abandonada en la Ruta 2, en Florencio Varela. Allí, le aseguraron, había sido hallada por los uniformados. Ante este relato inverosímil, fue derivada a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) para que se realizase un examen de ADN. El 5 de febrero, se conocieron los resultados del análisis genético que confirmaron que es hija de la pareja Gutiérrez-Acuña. Como sucede en estos casos, se abrió una causa judicial para investigar la adopción ilegal: la nieta recuperada tuvo que declarar ante un juez y próximamente lo hará la mujer que la crió.                                                                                                          
"Ella ahora está pensando todo lo que pudo haber sido y no fue. El hecho de no poder conocer a sus abuelas, de habernos conocido a nosotros. Reflexiona mucho y nos dijo que le hubiera gustado conocer su historia antes. Ella tiene mucha valentía, es loable su entereza de presentarse y de querer conocer su verdadera identidad, sus orígenes", afirmó Rodolfo. 

EL SECUESTRO DE OSCAR E ISABEL. Oscar e Isabel estaban muy comprometidos con la militancia en Montoneros y la lucha por una sociedad más justa. La última dictadura militar los secuestró de su casa de San Justo, partido bonaerense de La Matanza, aproximadamente a las 6:30 del 26 de agosto de 1976.

Ese mismo día, en ese operativo, también "chuparon" a la hermana de Isabel, Elba Eva Acuña, y su esposo Hugo Alberto Sáez.  Cuando despareció, Isabel tenía 24 años. Oscar era apenas un año mayor que su compañera, estaba por recibirse de sociólogo y estudiaba en la Facultad de Ciencias Económicas. Había trabajando en la metalúrgica Santa Rosa, en San Justo, y después en Acindar.

"Recuerdo a Oscar escribiendo en una máquina Royal, haciendo resúmenes. Era un tipo que estaba todo el tiempo leyendo, muy estudioso, aplicado. Me tenía mucha paciencia. Él siempre se hacía un tiempo para jugar conmigo con los soldaditos. Todo ese cariño lo recuerdo muchísimo", narró Rodolfo, 12 años menor que Oscar. Según se pudo reconstruir, tras su secuestro, Oscar e Isabel fueron  trasladados a la Comisaría 4º del partido de San Isidro, denominada "Las Barrancas", entre septiembre y octubre de 1976. Fueron alojados junto con otras diez personas en el sótano.

Dependían directamente del Área 420 del Ejército Argentino, bajo jurisdicción de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo (en 2013 su caso fue juzgado en el juicio de Campo Mayo, en el que se condenó al represor Santiago Omar Riveros, ex comandante de Institutos Militares). A fines de diciembre, cuando la familia se enteró de que habían estado allí, los fueron a buscar. Llegaron tarde. "Cuando fue mi padre, le dijeron que se los habían llevado a todos", rememoró Rodolfo.

Oscar era muy hermético respecto de su militancia en Montoneros. "Nosotros no conocemos mucho sobre su militancia. Nos gustaría encontrar a compañeros suyos. Creo que era conocido como 'Felipe' o 'El Negro'." Unas amigas de Isabel ya hicieron lo suyo: tras el hallazgo de la nieta 110 se pusieron en contacto con la familia Gutiérrez.

"Eran estudiantes, no sé si compañeras de militancia. Perfectamente le pueden contar a mi sobrina cómo era su madre. Se van a reunir, por lo que le pedí a mi sobrina que me avise porque yo voy a escuchar con la misma expectativa que ella los relatos sobre Isa", adelantó Rodolfo. 

LA INCANSABLE LUCHA DE LAS ABUELAS VILMA Y ROSA. Si bien no pudo vivirlo, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, la mamá de los hermanos Gutiérrez y una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, tuvo mucho que ver con el hallazgo de la nieta 110. Desde la desaparición de su hijo y su nuera, esta maestra buscó a su nieta sin cesar.

Las primeras reuniones de las Abuelas que se hicieron en la provincia de Buenos Aires se realizaban en su casa de San Justo. Su marido, Oscar Gutiérrez, las veía batallar. La búsqueda de sus familiares marcó los restos de los días de Vilma. "Mi mamá creó una especie de altar en casa, con flores frescas y fotos de Oscar. La presencia de él estuvo siempre", relató Rodolfo. Vilma sufrió todo tipo de persecuciones: "Los militares hacían operativos en la puerta de casa porque sabían de las actividades de mi madre.

Hacían pintadas en el frente: 'Acá vive madre de terrorista, Vilma de Gutiérrez'. Yo al otro día pintaba encima. A mi madre no la amedrentaba nada. No tenía temor", describió Rodolfo. La abuela materna, Rosa –que junto con Vilma se sumó a la búsqueda de su nieta nacida en cautiverio–, y su marido, Fredervindo Acuña, tampoco sobrevivieron para el reencuentro.

De hecho, tras 37 años, aún no se encontraron integrantes de la familia Acuña. "Yo rescato la lucha de Abuelas, de los organismos de Derechos Humanos: su lucha constante hizo posible este encuentro. Encontrar a mi sobrina es como encontrar a mi hermano, como abrazarlo.

Sé que a mi hermano no lo voy a encontrar nunca más, o tal vez encuentre los restos de él algún día, no lo sé, pero la verdad, abrazarla a ella es como tener algo de él. Y por eso también pienso en la lucha de mi madre, de la abuela Rosa, la madre de Isabel, que lucharon tanto y no pudieron abrazarla", concluyó el "tío" Rodolfo.
Fuente:TiempoArgentino

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