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14 de mayo de 2014
CÓRDOBA-MEGACAUSA LA PERLA: DESCRIBIERON COMPLICIDADES EMPRESARIALES, ECLESIÁSTICAS y JUDICIALES CON EL EXTERMINIO-TESTIMONIOS DÍA 144.
Involucran a Sancor, al camarista Luis Rueda y al arzobispo Primatesta La Perla: Describieron complicidades empresariales, eclesiásticas y judiciales con el exterminio
Camarista Rueda. Denuncias precisas y concordantes destacan su complicidad con la dictadura
Córdoba.-. La testigo Mirta Pache de Juárez relató sus vivencias en la búsqueda de su esposo y de su hermano desaparecidos durante la dictadura, y subrayó las "complicidades" de la Iglesia, la Justicia y el sector empresarial, al declarar en el marco de la 144ta. audiencia del juicio en la megacausa La Perla, que se desarrolla en la ciudad de Córdoba. Pache de Juárez tiene desaparecidos a su hermano, Humberto Pache, y a su esposo Pedro Juárez (que era secretario general de la seccional cordobesa de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina, ATILRA), y recordó a ambos como "trabajadores y militantes preocupados por los derechos laborales y sociales".
Su esposo, recordo, trabajaba en Sancor y le había advertido acerca de la complicidad de la compañía con los militares de la dictadura, a los que, le dijo, les había dado los domicilios de los sindicalistas que "molestaban".
La mujer recordó que su madre acudió al obisbo Enrique Angelelli para pedir ayuda, pero indicó que el prelado le dijo que lamentablemente "no podía hacer nada porque él mismo estaba en la mira de los militares", aunque la estimuló a mantener la esperanza en encontrar a sus familiares.
La testigo relató que junto a su suegra fue a ver al ya fallecido cardenal Raúl Francisco Primatesta, pero sólo recibió de su parte palabras de reivindicación sobre el accionar de la dictadura.
También dijo que fueron a pedir información y ayuda en la Vicaría de la Armada y que los recibió el cura condenado por delitos de Lesa Humanidad, Christian Von Wernich, y que éste les respondió que el que podía ayudar era el mismo Primatesta "por lo mucho que sabía" sobre los secuestrados y desaparecidos.
En el marco de esas complicidades, Pache de Juárez también recordó que el entonces secretario judicial, Luis Rueda, hoy miembro de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, se apersonó en su vivienda "de una manera canallesca a cobrarme las costas de un juicio que ni siquiera se había realizado".
"Nos pareció -dijo- una cachetada a las familias que teníamos desaparecidos y que ni siquiera teníamos justicia, que nos cayeran embargos sobre cosas que ni siquiera teníamos".
No es la primera vez que llueven graves denuncias sobre Rueda (ver http://memoria.telam.com.ar/noticia/la-lupa-sobre-la-trama-judicial-detras-de-la-perla_n3195)
"Voy a morirme como se han muerto mis compañeros y mis familiares, y no voy a entender en qué lugar de estas personas y sus cómplices está la parte humana. Secuestrar, torturar, matar a niños, estudiantes secundarios, madres embarazadas... Tenerlas atadas en una cama y picanearlas hasta que les salga humo...
Me voy a morir sin saber dónde estaba la condición humana de estos genocidas y represores", dijo la testigo.
"Estoy convencida de que para que se haya logrado semejante genocidio tuvo que haber complicidades, por eso hoy nosotros, los familiares, los organismos, decimos que no fue un golpe sólo militar, sino cívico militar, empresarial, eclesiástico y judicial", concluyó.
Antes de pasar a cuarto intermedio hasta mañana a las 10, el Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) escuchó los testimonios de Alcides Alfredo Aphalo, víctima de secuestro y tortura durante su paso por varios Centros Clandestinos de Detención (CCD).
También declaró María del Carmen Boll de Vanella, quien tiene a sus hijas desaparecidas, María del Carmen (23) y Adriana Vera Vanella Boll (19).
Otro de los testimonios fue el de Oscar Osvaldo Neyra, un soldado conscripto que cumplía con el Servicio Militar en Campo de la Ribera, de Córdoba, en el año 1975.
En este juicio se debaten hechos ocurridos entre 1975 y 1976 en los ex Centros Clandestinos de Detención (CCD) de La Perla, La Ribera y el Departamento de Informaciones Policiales (D2).
Desde que comenzó el proceso de enjuiciamiento, el 4 de diciembre de 2012, ya declararon 286 testigos, y acumula 25 causas con 52 imputados, entre ellos el ex titular de Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez.
Los hechos que se juzgan son privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos agravados, aplicación de tormentos seguido de muerte, homicidio calificado, tentativa de homicidio calificado, sustracción de menor de 10 años, abuso deshonesto y violación.
Fuente:Telam
Envío:Agnddhh
Megacausa La Perla: Relatan más complicidades civiles En una nueva audiencia del juicio por delitos de lesa humanidad que se desarrolla en Tribunales Federales, la testigo Mirta Pache de Juárez relató sus vivencias en la búsqueda de su esposo y de su hermano desaparecidos durante la dictadura, y remarcó las "complicidades" de la Iglesia, la Justicia y el sector empresarial.
Pache de Juárez tiene desaparecidos a su hermano, Humberto Pache, y a su esposo Pedro Juárez, y recordó a ambos como “trabajadores y militantes preocupados por los derechos laborales y sociales”.
La testigo relató que junto a su suegra fue a ver al ya fallecido cardenal Primatesta, pero sólo recibió de su parte palabras de reivindicación sobre el accionar de la dictadura.
En el marco de esas complicidades, también recordó que el entonces secretario judicial, Luis Rueda, hoy miembro de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, se apersonó en su vivienda “de una manera canallesca, a cobrarme las costas de un juicio que ni siquiera se había realizado".
“Estoy convencida de que para que se haya logrado semejante genocidio tuvo que haber complicidades, por eso hoy nosotros, los familiares, los organismos, decimos que no fue un golpe sólo militar, sino cívico-militar, empresarial, eclesiástico y judicial”, concluyó.
El Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) también escuchó los testimonios de Alcides Alfredo Aphalo, víctima de secuestro y tortura; María del Carmen Boll de Vanella, quien tiene a sus hijas desaparecidas, María del Carmen (23) y Adriana Vera Vanella Boll (19); y el testimonio de Oscar Osvaldo Neyra, un soldado conscripto que cumplía con el Servicio Militar en Campo de la Ribera en 1975. Fuente:InfoNewsCdba Día 144: 13/05 16:21 Cuarto intermedio hasta mañana a las 10:00
16:19 Mártires de nuestra época
16.08 Entrevista con Menéndez / Una lección que le dieron sus hijas
"Mi hija Ma. del Carmen era catequista, lo cual para la época eso tal vez era mala palabra, porque los jóvenes entonces gustaban de ir a los barrios y solidarizarse con los pobres. Incluso si tenían algo de valor eran capaces de dárselo a quien lo necesitara. Eso para mí fue dificil, como padres de un nivel medio, uno lo que pretende es que escalen cada vez más arriba. Y ellas teniéndolo todo no lo pensaron y decidieron dedicar su vida a quienes más lo necesitaban". Una noche la testigo tuvo un sueño con sus hijas:
"Yo les decía: vos has dejado todo lo que tenías, has arriesgado tu vida, has dejado tu hogar... Y ellas me decían que estaba muy feliz por esa opción. Nosotros tenemos el corazon muy duro, y yo aprendí a ser más humilde".
15.58 Amenaza
"Nos llamaron por teléfono para decirnos que no indagáramos más. Atendió mi sobrina Ana, quien nos transcribió el mensaje. Nosotros teníamos todavía dos hijos, uno era menor de edad, y con el antecedente de lo que supuestamente había pasado con mis hijas, no nos quedó otra opción que irnos".
15:41 El secuestro
"Un mes después nos hablaron por teléfono y le dicen a mi marido que no las buscara más porque ya estaban sin vida. El párrafo de la Iglesia del Espíritu Santo de Calle Beverina confirmó esa noticia aunque dijo que no podía develar el origen y celebró una misa en recuerdo de mis hijas. Fue una misa de carácter silenciosa, en mi casa".
15:33 Allanamiento
"Sin embargo yo pude reconocer sus características físicas: uno más alto, con un gorro tejido. El otro era moreno y alto, pelo corto. Ambos llevaban armas largas. Estaban de civil pero llevaban borceguíes".
Subieron a la habitación de Adriana y secuestraron de allí dos armas de cacería, propiedad de mi marido que era Oficial Naval Retirado. En el auto traían a otra secuestrada a quien María del Carmen recuerda como de semblante pálido y grandes ojeras.
"Dos casas más adelante se llevaron al hijo de un Vicecomodoro. Ese joven nunca volvió a aparecer". 15:30 Testigo 285: Declara María del Carmen Boll de Vanella 15:26 De prision militar a centro clandestino
La Dra. querellante Lyllan Luque le pregunta al testigo si recuérda como lo caracterizaría:
"Como centro clandestino".
15:00 Soldados Ocultos
Sin embargo el testigo arriesga una deducción propia: "Creo que teníamos que desaparecer de la visión de esos que hacían esas cosas: estas personas de civil que traian gente para interrogar. Supongo que algo había ocurrido y a partir de ello nos sacaron ocultos y nos dieron instrucción militar para preservarnos. Mi deduccion es que el ejército tenía responsabilidad sobre nosotros como soldados, habrá habido alguna situación que le preocupaba, y por ello nos quiso preservar".
14:54 La motivación.
"Estoy acá porque me pareció importante venir a decir lo que ví. Estoy acá en forma voluntaria para aclarar a aquellos que tengan dudas de que esto sucedió en ese lugar. Yo fui testigo de ello y me dolió mucho".
"Nosotros como soldados estábamos en una situación en la que teníamos dos prioridades: comer e irnos a casa. Hablámos con algunos soldados que eran cocineros y eran catamarqueños, y en algun momento nos comentaron que ellos, que se quedaban a dormir para hacer la cena y desayuno para los gendarmes, sentían muchos gritos de dolor. Incluso que los gendármenes les habían contado ciertas situaciones traumáticas con algunos prisioneros. Había miedo". 14:44 Soldado en La Ribera
"A algunos nos seleccionaron para quedarnos en Campo de la Ribera, donde la tarea que se me dió fue dirigir al resto de los soldados en las tareas de limpieza del períometro, lo que hacíamos era limpiar los patios, barrer las hojas". Escabullendose y cuidándose de que no lo descubrieran, el entonces soldado pudo ver algunas cosas extrañas:
"Llegaban autos particulares con gente de civil. Yo percibía que era algo que no tenía que ver: bajaban gente, chicos jóvenes con los ojos vendados y maniatados. En otras ocaciones bajaban libros. Y llevaban todo adentro. Se notaba que estaban usando algunas habitaciones como sala de interrogatorio: una mesa con una máquina de escribir, y una chica o un chico atado a una silla, obligado a hablar".
También declara que vio a un cerrajero que todos los días venía a arreglar las cerraduras de ciertos autos particulares. "Ví que eran autos cuyas patentes estaban alteradas con cinta blanca. Y luego pude ver en el diario que eran autos denunciados como robados, estaban en La Ribera".
14:42 Testigo 284: Declara Oscar Osvaldo Neyra
A la época de los hechos él estaba como soldado conscripto haciendo el Servicio Militar en Campo de la Ribera en el año 1975.
13:28 Cuarto Intermedio hasta las 14:15
13:20 La condición humana
"Voy a morirme como se han muerto mis compañeras, mis familiares, y no voy a entender en qué lugar de estas personas y sus complices está la parte humana de quienes pueden secuestrar, torturar, matar, a niños, estudiantes secundarios, madres embarazadas, tener atadas en una cama -como después supimos- a personas para picanearlas a su merced y no parar hasta que no salga el humo. Me voya morir sin saber dónde estaba la condicion humana de estos genocidas y represores. 13:13 Complicidad judicial
"Quiero plantear algo más. Porque yo estoy acá tardíamente. No sólamente narrando el sufrimiento y la búsqueda sino porq estoy convencida que para que se haya logrado semejante genocidio tuvo que haber complicidades, por eso hoy nosotros, los familiares, los organismos decimos que no fue un golpe militar. Sino cívico militar, eclesiástico y judicial"
Menciona al entonces Secretario Luis Rueda: "Se presentó en mi casa, de una manera canallesca a cobrarme las costas de un juicio que ni siquiera se había realizado. Esta firma que les llegó a las familias que teníamos los desaparecidos, que ni siquiera teníamos justicia y encima como una cachetada nos caía este embargo de las cosas que ni siquiera teníamos".
13:08 La Perla
"No busque más acá, busque por Malagueño. No vuelva nunca más acá". "¿Qué es Malagueño?" preguntaba Mirta. "No puedo decirle más, vaya por Malagueño y pregunte por ellos allí". Era alguien de civil que estaba dentro de la jefatura quien le dio la primera pista, y así lograron averiguar que sus familiares habían sido secuestrados en La Perla. 13:00 "Pronto los van a olvidar"
Mirta recuerda su respuesta: "Eso no va a suceder, y pueda ser que aparezcan pronto, porque sino ustedes van a ser juzgados y yo voy a buscarlos hasta el final de mis días". Así fue como las tomaron fuertemente de los brazos y las arrojaron al pasillo del Cabildo.
12:40 Angelleli, Primatesta y Von Wernich. La Iglesia en la Dictadura.
La testigo se conmueve y con un hilo de voz cuenta la desilusión vivida por la familia.
Junto a su suegra, Mirta Pache fue a ver a Primatesta. Lo primero que hizo fue excusarse diciendo que la sociedad estaba "asolada por la subversión": "Cuando escuché a Primatesta hablar de subversión le pregunté cómo podía usar las mismas palabras que Lacabanne, responsable de tantas muertes que anunciaron la muerte masiva de las que formaron parte como un número mi esposo y mi marido". Un militar la tomó del brazo para expulsarla del despacho. Primatesta sólo atino a decirle que fuera a ver a la vicaría de la marina.
Después de un largo viaje, en la vicaría las recibió el propio Von Wernich, hoy condenado por crímenes de Lesa Humanidad. "El nos dijo que no entendía por qué Primatesta nos enviaba, si él mismo podía ayudarnos mucho más, por lo mucho que sabía".
12.34 Complicidad empresarial
La testigo cuenta algo que ya viene siendo ventilado en este juicio: la complicidad de las empresas como Fíat, como el Frigorífico Mediterráneo y en este caso Sancor. La represión de los trabajadores organizados y de las reivindicaciones por las que lucharon fue orquestada por sectores de la sociedad Civil con intereses concretos en el plan implantado por la dictadura.
12:20 La búsqueda 12:08 Ladrones
Así fue como se llevaron a Pedro Antonio Juarez, y a Humberto Pache frente a la mirada de toda la familia.
Pedro Antonio Juarez era Secretario General del gremio de Lecheros en Sancor. "Pensaba como pensó el gringo Tosco, porque cuando escucho sus discursos es como si hablara él".
Humberto Pache era trabajador del calzado. "Luchaba por los derechos de los trabajadores y era un militante nato que se sumaba a todas las reivindicaciones sociales".
12:00 El secuestro
La testigo hace una pausa, respira profundamente y toma aire para poder contar lo que tiene que contar frente a los jueces.
"Pedro me dijo, Mirta quedate tranquila que yo estoy bien. Te amo. Estábamos sentados en la cama, mi bebé en el moises empezó a llorar. Entraron de golpe a mi pieza. Mi niña que habían despertado lloraba en su habitación. Mi madre que pedía por Dios, y no tuvieron piedad, también la maltrataron".
11:50 Testigo 283: Declara Mirta Pache de Juarez
"Quiero mostrar esta foto. Para que sepan. seguramente hay familiares acá y compañeros. Para que sepan que estamos acá por todos ellos".
11:51 Nefasta intervención de la defensa:
Aphalo deja las cosas en claro: "Yo le voy a explicar, yo dije que iba a firmar lo que quisieran con tal de que me dejaran. Ni miré lo que firmaba".
11:33 La crueldad el el Departamento de Informaciones
Alcides sufría de asma y los ataques eran cada vez peores. "Una vez uno de ellos dijo: a éste dejenlo. Pero era terrible, nos hacían golpear entre nosotros, era increible la saña contra gente indefensa".
El testigo reflexiona incredulo, acerca de las cosas que le tocó vivir. "Yo me perdí la infancia más tierna de mis hijas, y estos señores que nos torturaron después volvían a acariciar a sus hijos. En qué cabeza entra eso. Estábamos sentados en bancos de cemento y uno de los compañeros le respondió al represor cuando nos acusó de subversivos: De qué subversión me habla, de la nuestra o de la suya? Yo no lo podía creer. Pensé que nos iban a matar a todos. Habían violado a su mujer".
11:24 El miedo
El testigo cuenta que en la época reinaba la impunidad y la incertidumbre: "Ya a principio de año habían matado a algunos y uno empezó a tener miedo. También nos allanaron nuestro local".
Aphalo pasó por Campo de la Ribera, por la cárcel de UP1, por la D2 y por Sierra Chica.
11:16 Maltratos en la comisaría de Cosquin
De ese lugar lo llevaron en un camión a La Calera para terminar el recorrido siniestro en Campo de la Ribera. Ese viaje también fue de terror: "Nos iban pisando, sacándonos los relojes. A uno le pegaron un tiro en el hombro, porque decían que quiso escapar". Aphalo integraba una agrupación de escritores y artistas llamada Aidea.
Trotta le pregunta si lo perseguían por su ideología. "No pregunté nada, imagínese el miedo que tenía, yo estaba casado, tenia mis hijos chicos. Pero pueden haber leído con connotación política las actividades que hacíamos con Aidea, pegabamos afiches de xilografía para el 1 de mayo -día del trabajador- y para el 11 de septiembre -la caída de Allende".
11:08 Testigo 282: Declara Alcides Alfredo Áphalo
Después declaran Mirta Noemí Pache de Juarez, Oscar Osvaldo Neyra y Ma. del Carmen Boll de Vanella.
"El destino de ellas es el que compartieron con toda una generación. Se aniquiló una generación de jóvenes que para mí son los mártires de nuestra época. En una edad que somos altruistas, nos sentimos el Quijote, en horabuena que eso sea así, para que la vida sea un poco menos agria. Yo saludo a todos aquellos que tengan esa voluntad de ir más allá por sus hermanos".
Como miembro de la Fuerza Naval, el padre de las chicas, Vanella, consiguió una entrevista con Menéndez quien terminó respondiendo que "habría que ver en qué andaban estas chicas". Con respecto a eso, la testigo reflexiona:
La testigo cuenta que recibieron amenazas y luego debieron exiliarse:
El 20 de abril secuestraron a las hermanas Vanella junto a el novio de una de ellas, Elias Barcatt. La madre del jóven fue testigo del secuestro y a partir de entonces comenzaron una búsqueda de cualquier dato que los acercara a sus hijos.
"El 26 de Marzo irrumpió en mi domicilio un grupo armado, dijeron ser de la policía pero no se identificaron en ningún momento. Preguntaron por mi hija Adriana y si yo sabía qué era el PRT. Respondí que sabía por la televisión y la radio, pero que no tenía ninguna vinculación". Adriana no estaba, y a ella la hicieron sentar en el living con algo que le cubría los ojos, para que no los viera.
Ella viene a declarar por la desaparición de sus dos hijas, María del Carmen (23) y Adriana Vera Vanella Boll (19).
"Ese lugar dejó de ser una cárcel militar para pasar a ser otra cosa".
En una oportunidad un militar les dio la orden que se tenían que ir de ahi, pero que no iban a salir por la puerta sino de una forma especial: "Iba a venir una camioneta F100 a buscarnos y cubiertos por un acolchado nos iban a meter en ella sin que nadie nos viera. Nos pareció raro, pero no podíamos más que decir Sí, señor. Era una orden y nosotros no podíamos hacer ningun planteo crítico ante ello".
Osvaldo Neyra explica la motivación de su declaración:
Cuando la cárcel de Campo de la Ribera, destinada a soldados desertores, fue trasladada a otro cuartel, a Osvaldo lo seleccionaron junto a un grupo de diez soldados para quedarse en el campo. Inmediatamente las cosas cambiaron, el perímetro externo quedó al cuidado de Gendarmería, y a ellos se les prohibió el paso a los pabellones.
Fue ofrecido en la causa Barreiro por la fiscalía y por la querella de Abuelas de Plaza de Mayo.
Es muy fuerte y muy duro el testimonio de Mirta, quien perdió a su hermano y su marido en manos del Plan Sistemático de Exterminio, y fue amenazada durante la búsqueda que le llevó toda su vida:
La testigo agrega la responsabilidad que le cupo al poder Judicial en la impunidad de la que fueron víctimas tantas familias argentinas.
Después de esa experiencia terrible en la oficina de Sasiaiñ, una persona les dio el único dato que las acercó a la verdad de los hechos.
Así les respondió Sasiaiñ a Mirta Pache y su cuñada, la mujer de su hermano cuando lograron acceder a su oficina en la jefatura. Sasiaiñ se mostró muy enojado y con rudeza les dijo que sus maridos debían estar en otro país, o habían sido ajusticiados por sus propios compañeros. Cuando Mirta lo increpó preguntándole qué le hacía decir eso, Sasiaiñ las amenazó: "No las voy a detener porque vienen recomendadas por un coronel. Veo que son jóvenes y hermosas, pronto los van a olvidar"....
Cuando fueron a verlo, el Padre Angellelli le dijo a la madre de Pache que él mismo estaba en una lista y que estaba siendo perseguido. Pero les dijo que no perdieran las esperanzas y que les extendió una nota para ir a hablar con Primatesta.
"Cuando desaparicieron algunos delegados de Atilra, mi marido me explicó lo que pasaba. Las fábricas no querían ser tan evidentes en el secuestro de los delegados. Necesitaban de las fuerzas armadas y los empresarios les actualizaban los domicilios y los datos de los trabajadores".
"La incertidumbre fue minando la salud y las ganas de vivir. Mis hijos vivieron una infancia tremenda". La testigo recuerda su compañera de lucha y búsqueda, Leticia, la mujer del Pelusa Galvan quien fue secuestrado la misma noche y era delegado y compañero de su marido en la empresa Sancor.
"Se peleaban entre ellos por las revistas Hortensia que mi marido coleccionaba. Las cosas de valor que se llevaron eran regalos para el día del padre y para el cumpleaños de mi marido y mi hermano. El militar que comandaba la operación no le cabe otro apodo que Nazi: me miraba con mirada fría y se metía las cosas que tanto esfuerzo nos habían costado en su bolsillo".
La patota irrumpió en la casa del matrimonio Juarez violentamente. Entraron rompiendo todo, y la casa era fruto del esfuerzo de toda la familia, quienes la habían levantado ladrillo a ladrillo. Mirta recuerda haber reconocido personas de civil y policías uniformados. En la casa se encontraban todos, desde su hijo de 20 días hasta su madre.
La testigo levanta una foto donde figura su marido, Pedro Antonio Juarez y su hermano Humberto Pache, hoy desaparecidos:
Un breve altercado entre defensores y querellas deja en evidencia que la estrategia de los represores parece ser la misma que usaron durante la dictadura. En un momento el defensor Viola solicita que se incorpore una declaración que el testigo no reconoce. Las abogadas de H.I.J.O.S. y el fiscal se oponen en tanto se trata de declaraciones que no fueron tomadas en ámbito judicial.
Cuando salió libre se quiso a volver a su casa: "Yo estuve unos días en lo de mi suegra en Santa Fe, pero yo era inocente, yo quería estar en la ciudad. Entonces aparecieron los del Departamento de Informaciones de la Policía, vinieron a buscarme en un Torino, me llevaron a Córdoba y ahí la pasé mal".
El testigo cuenta que cuando lo volvieron a llevar a Campo de La Ribera después de un paso por la cárcel de San Martín, pensó que lo iban a matar: "Llevábamos las manos atadas con alambre".
El 8 de abril de 1976 fue secuestrado en Cosquin y llevado por la policìa junto a otros secuestrados a una comisaría de la ciudad donde fueron maltratados. "A mi me golpearon, había una maestra a quien le dieron un cigarrillo al revés, para que se quemara. Digo esto porque
Es un sobreviviente de los campos de concentración de la última dictadura militar, oriundo de Cosquin. Fuente:DiariodelJuicio
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