12-6-2014
Córdoba
El expediente incluye a 696 víctimas
Juicio La Perla: "Estoy vivo de milagro"
Córdoba
El expediente incluye a 696 víctimas
Juicio La Perla: "Estoy vivo de milagro"
Agencia Telam
Dos sobrevivientes, Clara Reyna y Daniel Dreyer, contaron al Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) los detalles y cicatrices de su paso por algunos de los centros clandestinos de detención que funcionaron en Córdoba.
En aquel momento, Clara Reyna se dedicaba a la confección de pelucas. Mientras la golpeaban, los represores la acusaban de fabricarlas para los militantes de las organizaciones armadas. “¡A mí cada peluca me llevaba más de una semana, mire si iba a fabricar tantas!", dijo, casi ofendida. Francisco Irineo, el menor de los hermanos Reyna, hacía el Servicio Militar cuando lo fueron a buscar. El 3 de septiembre de 1975 allanaron la casa de sus padres. Francisco no estaba y se llevaron al mayor de los hermanos. "Él sí era muy seguidor de las ideas de Tosco", contó Clara. En el Departamento de Inteligencia le dijeron que no se trataba de policías, sino de "fachos": "Si decís las cosas te van a tocar años en cárcel. Si no decís, te hacemos boleta", le advirtieron al joven, que finalmente salió por gestiones de la familia.
Después volvieron por Francisco. Estaba en los cuarteles del III Cuerpo y había llamado a su casa para avisar que lo habían castigado con diez días de arresto. El 5 de septiembre de 1975 le dieron franco y, según testigos que vieron todo desde una panadería, al llegar a su casa fue interceptado por un grupo armado que viajaba en un auto blanco. La familia no volvió a saber de él.
En el juicio Clara presentó la carta que el ex general Luciano Benjamín Menéndez hizo llegar a su familia, donde no descartaba que el joven "hubiere sido secuestrado por bandas subversivas para obtener información de la dependencia militar donde se encontraba cumpliendo el servicio". Este juicio comenzó el 4 de diciembre de 2012 y acumula 25 causas con 52 imputados, entre ellos el ex titular de Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez.
Por su parte, Daniel Dreyer recordó que fue secuestrado en octubre de 1977 y dio detalles de su paso por la Jefatura de la policía de Bell Ville, la comisaría de Villa María y finalmente el Campo de la Ribera. Los secuestradores "se presentaron como miembros del Servicio de Inteligencia con una orden del Tercer Cuerpo", relató Dreyer al contar cómo irrumpió el grupo de tareas en su domicilio. Se lo llevaron a él y diarios, libros y revistas que consideraron “material subversivo”. "Estoy vivo de milagro", manifestó el sobreviviente al referirse a las situaciones que tuvo que padecer en los campos de concentración de la última dictadura cívico y militar con las "eternas sesiones de torturas" a que sometían a los cautivos. Antes de pasar a cuarto intermedio hasta el martes de la próxima semana, el tribunal y las partes escucharon los testimonios de Susana Barco y de Bernardo Bártoli, también sobrevivientes.
Fuente:Infojus
11.06.2014
La audiencia comenzó con Clara Reyna, hermana de un conscripto desaparecido
La Perla: Testimonios de sobrevivientes sobre "las eternas sesiones de torturas"
La destacada educadora Susana Barco (universiades del Comahue y San Luis) fue uno de los testigos
Córdoba.- Con la declaración de cuatro sobrevivientes de ex centros estinos de detención, continuó hoy el juicio de la megacausa La Perla que, por delitos de Lesa Humanidad, se desarrolla en los tribunales federales de la ciudad de Córdoba. El primer testimonio ante el Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) fue el de Clara Reyna, quien fue secuestrada y torturada, y cuyo hermano, Francisco Irineo Reyna, se encuentra desaparecido desde el 5 de setiembre de 1975 cuando cumplía el servicio militar obligatorio en el comando del Tercer Cuerpo del Ejército, sito en esta ciudad. Francisco fue interceptado por un grupo de tareas camino a su casa, luego de salir de franco como conscripto y jamás se supo de él.
Su hermana, Clara, fue secuestrada el 8 de julio de 1976 y luego de 18 días de cautiverio en el ex Centro Clandestino de Detención (CCD) del Campo de la Ribera, fue liberada. "Yo fabricaba pelucas y me acusaban de proveerles a los 'subversivos'. Por supuesto que no era así", dijo Clara.
En su testimonio, Clara Reyna describió los argumentos que utilizaron los captores para detenerla. Antes de liberarla la llevaron a la cárcel de mujeres del Buen Pastor donde permaneció detenida durante algunos días.
Con respecto a su hermano Francisco, dijo que "nunca más supimos de él", y que en su eterna búsqueda y pedidos de información al Tercer Cuerpo, en una oportunidad recibieron una carta firmada por Luciano Benjamín Menéndez, entonces jefe de ese comando, que decía que "probablemente haya sido secuestrado por bandas subversivas para obtener información de la dependencia militar donde se encontraba cumpliendo el servicio militar".
Luego declaró Daniel Dreyer, quien fue secuestrado en octubre de 1977 y alojado en la Jefatura de la policía de la ciudad de Bell Ville, luego en la Comisaría de Villa María y finalmente en el Campo de la Ribera.
Sus secuestradores "se presentaron como miembros del Servicio de Inteligencia con una orden del Tercer Cuerpo", relató Dreyer al recordar cuando irrumpió el grupo de tareas en su domicilio para llevarse diarios, libros y revistas que consideraron material subversivo.
"Estoy vivo de milagro", manifestó Dreyer tras referirse a las situaciones que debió padecer en esos lugares y particularmente en La Ribera, donde se sometía a los cautivos a "eternas sesiones de torturas".
Antes de pasar a cuarto intermedio hasta el martes de la próxima semana, el tribunal y las partes escucharon los testimonios de la educadora Susana Barco y de Bernardo Bártoli, también sobrevivientes.
La megacausa La Perla analiza hechos ocurridos entre 1975 y 1976 en los ex Centros Clandestinos de Detención (CCD) de La Perla, La Ribera y el Departamento de Informaciones Policiales (D2).
Comenzó el 4 de diciembre de 2012 y acumula 25 causas con 52 imputados, entre ellos el ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército y ex teniente general Luciano Benjamín Menéndez.
Entre los múltiples hechos que se juzgan figuran delitos como privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos agravados, aplicación de tormentos seguido de muerte, homicidio calificado, tentativa de homicidio, sustración de menor de 10 años, abuso deshonesto y violación.
Fuente:Telam
Entre los múltiples hechos que se juzgan figuran delitos como privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos agravados, aplicación de tormentos seguido de muerte, homicidio calificado, tentativa de homicidio calificado, sustracción de menor de 10 años, abuso deshonesto y violación.
El primer testimonio prestado ante el Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) fue el de Clara Reyna, quien fue víctima de secuestro y tortura, y cuyo hermano, Francisco Irineo Reyna, se encuentra desaparecido desde el 5 de setiembre de 1975 cuando cumplía con el servicio militar obligatorio en el comando del Tercer Cuerpo del Ejército, en Córdoba.
Francisco fue interceptado por un grupo de tareas camino a su casa, cuando salía de franco como conscripto y jamás se supo de él. Su hermana, Clara, fue secuestrada el 8 de julio de 1976 y luego de 18 días de cautiverio en el ex Centro Clandestino de Detención (CCD) del Campo de la Ribera, ella fue liberada.
“Yo fabricaba pelucas y me acusaban de proveerles a los `subversivos`. Por supuesto que no era así”, manifestó hoy en su testimonio Clara al relatar los argumentos que utilizaron los captores para detenerla. Antes de liberarla la llevaron a la cárcel de mujeres del Buen Pastor donde permaneció detenida durante algunos días.
Con respecto a su hermano Francisco, dijo que “nunca más supimos de él”, y que en su eterna búsqueda y pedidos de información al Tercer Cuerpo, en una oportunidad recibieron una carta firmada por Luciano Benjamín Menéndez, entonces titular de ese comando, donde decía que "probablemente haya sido secuestrado por bandas subversivas para obtener información de la dependencia militar donde se encontraba cumpliendo el servicio militar".
Más tarde declaró Daniel Dreyer, secuestrado en octubre de 1977 y alojado en la Jefatura de la policía de la localidad cordobesa de Bell Ville, luego en la Comisaría de Villa María y finalmente en Campo de la Ribera.
Los secuestradores “se presentaron como miembros del Servicio de Inteligencia con una orden del Tercer Cuerpo”, relató Dreyer al recordar cuando irrumpió el grupo de tareas en su domicilio para llevarse diarios, libros y revistas que ellos consideraban material subversivo.
“Estoy vivo de milagro”, manifestó el sobreviviente al referirse a las situaciones que tuvo que padecer en los campos de concentración de la última dictadura cívico y militar con las “eternas sesiones de torturas” a que sometían a los cautivos.
Antes de pasar a cuarto intermedio hasta el martes de la próxima semana, el tribunal y las partes escucharon los testimonios de Susana Barco y de Bernardo Bártoli, también sobrevivientes.
La megacausa La Perla tiene que ver con hechos ocurridos entre 1975 y 1976 en los ex Centros Clandestinos de Detención (CCD) de La Perla, La Ribera y el Departamento de Informaciones Policiales (D2).
El proceso de enjuiciamiento comenzó el 4 de diciembre de 2012 y acumula 25 causas con 52 imputados, entre ellos el ex titular de Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez.
Fuente:InfoNewsCdba.
Día 153: 11/06
15:28 Final del testimonio de Daniel DreyerAntes de retirarse, el testigo pidió decir una última cosa. Lee de un papel que trajo con sigo:
"Yo escribí que cuando fui puesto en libertad, entre cmillas, y a consecuencia de estos personajes que se presentaron en las casas de jóvenes amigos y conocidos diciendo que yo era quien los había delatado y los había puesto en peligro, volví a mi localidad siendo objeto de toda clase de sospechas y señalamientos. Rompieron todos los lazos sociales, y quedé nuevamente como disociado. Y salvo por la tortura física, yo seguí padeciendo una situación de aislamiento y estigmatización. Con el paso del tiempo no se borran estos episodios en la memoria de mi pueblo. Sólo eso quería decir". Así concluye el testigo que es aplaudido por los que se encuentran en la sala.
El presidente dispuso un cuarto intermedio hasta las 16:00.
"No se haga el canchero, usted se cree que porque va a la facultad es superior a mí? No señor, yo soy la autoridad y usted está ahí tirado, y le ordeno que haga flexiones".
Como Daniel no podía hacerlo, el represor se acercó hasta donde él estaba y le pisó el brazo. Él gritó. "Voy a venir todo el tiempo, lo voy a pisar hasta que usted deje de gritar", recuerda el testigo que le anticipó. Efectivamente, a los 15 minutos volvió a pisarlo, y Daniel pudo contener el quejido.
"En ese lugar no teníamos permitidos ni pensar. A mi una psicóloga me explicó que sólo eso basta para considerarlo un trauma, no hace falta que te peguen".
"Después pensé que era una pesadilla construida por mi mente. Los tipos se reían mientras nos pegaban, lloraban cuando yo lloraba. Nos dejaron tirados en el piso después de muchas horas. Las mujeres del pabellón, que escuchaban todo gritaban desesperadas". El testigo describe la dantesca escena y afirma que de ese día le quedó un brazo desacomodado que le dolía muchísimo y no recibido atención médica hasta que un tipo que no supo quién era se lo acomodó manualmente.
"Para mí los que nos pegaron esa fajada no eran gendarmes. Eran militares como de cargos más altos, tenían buena pilcha, eran gente que uno pensaría que hacían gimnasia. No eran gendarmes, porque esos son más fuleros, como uno".
"Nos hicieron vivir simulacros de fusilamientos. Nos bajaban del camión, nos tiraban en el campo en piso, nos cubrían con mantas y se sentaban encima. Querían que pensáramos que era el final"
El testigo narra el trato plagado de burlas y abusos que padeció en manos de los represores de la Ribera. Puntualmente recuerda un episodio que le quedó grabado. Los torturadores abrieron la puerta de su celda y le arrojaron el cuerpo de una mujer, otra compañera. Acto seguido se burlaron de la situación, se reían de ellos.
"La compañera me agarró del brazo y me dijo despacito: calmate, no tiembles, así es peor. A mi me cambió algo en ese momento. Si alguien acá sabe de psicología debe saber lo que significa que a uno lo tomen del brazo y le hablen con la intención de ayudarte". Daniel dice que nunca supo el nombre de esa compañera que lo llenó de fuerzas para resistir.
En esa misma cárcel tenían preso a un chico de 9 años, un ladrón de bicicletas que estaba encerrado en un hueco. "Un comisario lo había tenido en su casa pero lo consideraban un salvaje. Lo tenían encerrado, le daban cigarrillos, le llevaban las sobras del asado".
El fiscal Trotta pidió que se corra vistas de lo dicho por el testigo a la investigación que se lleva adelante sobre el magistrado Vasquez Cuestas.
"Te usaban para detener a más gente. Yo he mandado en cana a gente que conocía y gente que no, aunque suene increíble", así explica el testigo la irracionalidad del método represivo.
Para hacerse entender le pregunta al fiscal:
-Cómo se llama usted?
- Soy Facundo Trotta.
- Bueno, imaginese que me preguntaban si conocía a Facundo Trotta. Uno decía que no, entonces empezaban, con que si yo había estado con Trotta en un acto, en una pizería, en un bar. Y te pegaban hasta que uno terminaba diciendo que sí lo conocía. Y te hacían después hablar del tal Trotta, y uno tenía que empezar a decir que esa persona era un zurdito.
Estuvo en esa comisaría durante casi 8 días, después lo llevaron a la carcel de Bell Ville y finalmente lo llevaron a Villa María.
Con detalles describe los terribles tormentos a los que fue sometido. Menciona el método de la "mohjarrita" o "pescadito", con el cual la patota lo asfixiaba empleando agua y un trapo: "Creame que uno sentía que se iba en la asfixia. Me lo hicieron varias veces y es una cosa que uno se siente morir. Ese tiempo sufrí desmayos. Los guardias tenían la orden de no alimentarme ni darme de beber. Alguna vez alguien no obedeció y me llevaron un vaso de agua o un mate. Así safé de eso".
Entre los desobedientes, se encontraba uno de sus vecinos del pueblo de Rawson, con quien solía compartir guitarreadas. "El domingo estoy yo de guardia y esos hijos de puta no vienen. Te voy a comprar un sanguche de milanesa, una coca y paquetes de cigarrillo", le dijo, y así lo cumplió.
"Durante los interrogatorios me pasaban cintas de una mujer torturada. Me hacían escuchar las súplicas de esa mujer", recuerda.
Entre el material sibversivo que se llevaron de esa casa, el testigo menciona un libro de lectura infantil de Eva Duarte de Peron, el texto "Hay un niño en la calle", de Tejada Gomez; y un libro envuelto en una bandera. "Eran recuerdos de mi abuelo".
Desde ese lugar lo llevaron a Bell Ville donde comenzaron las torturas.
De aquel lugar recuerda a los policías Vizconti, Brocco, Rocha y Castro.
"Fui secuestrado en la segunda quincena de octubre de 1977, por personas que se presentaron cmo miembros del Servicio de Inteligencia y una orden del III Cuerpo". El testigo describe cómo la patota revolvió todo en el allanamiento. "En la parte de arriba de un placard mi madre guardaba sus cosas, había libros y revistas. Rocha metió la mano y festejó el hallazgo: en la tapa de uno de los diarios había una nota sobre los sacerdotes tercermundista. Él decidió que era material subversivo".
Los tres integrantes de la patota eran Rocha, Vizconti y Brocco. Al testigo lo hicieron despedirse de la familia, le dijeron que iban a hacer unos trámites administrativos en Bell Ville, que sólo llevarían unas horas. "A mi padre le dijeron que por la tarde ya estaría de vuelta, de otro modo él hubiera querido acompañarme". Estaban en el pueblo de Rawson
Miguel Angel Gomez se expresa en contra del cambio de abogados defensores en su caso: "En este momento alguien me dicen que me defiende el Dr. Zambiazo que me merece mis respetos pero no está compenetrado en absoluto con mi causa en un juicio tan largo que nadie sabe cuánto va a durar. Me siento en un estado de indefensión. Siento que se estan violando mis garantías de debido proceso a la defensa legítima. Si estamos permanentemente cambiando de abogados, que la unidad de letrados es tan móvil que a veces se cae alguno, pido se corra vistas a la defensoría de la Nación".
12:40 Cuarto intermedio de 15 minutos
La familia no volvió a saber nada de él. La testigo presenta las cartas donde se comunicaron con el III Cuerpo pidiendo información. En la respuesta, firmada por el ex general Menéndez, no descartaban que el joven "hubiere sido secuestrado por bandas subversivas para obtener información de la dependencia militar donde se encontraba cumpliendo el servicio".
Ante la negativa, se llevaron al hermano mayor, y en el Departamento de Inteligencia le dijeron que no se trataba de policías, sino de fachos: "Si decís las cosas te van a tocar años en cárcel. Si no decís, te hacemos boleta", le dijeron al joven, que finalmente salió por gestiones de la familia. La suerte del menor, Francisco Irino, fue muy diferente.
Para su liberación volvieron a trasladarla a Campo de la Ribera donde le dieron la noticia, y después de algunas gestiones familiares volvió a reencontrarse con su hija.
Le preguntan si existió alguna causa donde la acusaran de algo. Dice que no, pero que informalmente la acusaban de fabricar las pelucas de los subversivos: "yo hacía pelucas, pero les dije que eso era de ignorantes. A mí cada peluca me llevaba más de una semana, mire si iba a fabricar tantas!".
A ella la secuestraron el 20 de julio de 1976, por una patota entre los que recuerda el apellido Manzanelli. Eran militares armados con escopetas que le dijeron: "corré, aprovechá!". "No tengo por qué", les contestó ella y terminó secuestrada en Campo de La Ribera. allí permaneció desde el 20 de julio de 1976 hasta el 13 de agosto de 1976.
Fuente:DiariodelJuicio
14:51 Trauma
Con el brazo desacomodado, los días siguientes Daniel fue obligado a hacer flexiones de brazos junto a otros secuestrados. "Yo hacía las flexiones con un sólo brazo, y eso hizo enojar al militar"."No se haga el canchero, usted se cree que porque va a la facultad es superior a mí? No señor, yo soy la autoridad y usted está ahí tirado, y le ordeno que haga flexiones".
Como Daniel no podía hacerlo, el represor se acercó hasta donde él estaba y le pisó el brazo. Él gritó. "Voy a venir todo el tiempo, lo voy a pisar hasta que usted deje de gritar", recuerda el testigo que le anticipó. Efectivamente, a los 15 minutos volvió a pisarlo, y Daniel pudo contener el quejido.
"En ese lugar no teníamos permitidos ni pensar. A mi una psicóloga me explicó que sólo eso basta para considerarlo un trauma, no hace falta que te peguen".
14:41 Golpizas
El testimonio de Dreyes es espeluznante, el considera que está vivo "de milagro", después de sobrevivir a una golpiza que duró horas. Los torturadores los tuvieron a patadas y golpes con las botas y manoplas junto a otro detenido que afortunadamente también pudo sobrevivir."Después pensé que era una pesadilla construida por mi mente. Los tipos se reían mientras nos pegaban, lloraban cuando yo lloraba. Nos dejaron tirados en el piso después de muchas horas. Las mujeres del pabellón, que escuchaban todo gritaban desesperadas". El testigo describe la dantesca escena y afirma que de ese día le quedó un brazo desacomodado que le dolía muchísimo y no recibido atención médica hasta que un tipo que no supo quién era se lo acomodó manualmente.
"Para mí los que nos pegaron esa fajada no eran gendarmes. Eran militares como de cargos más altos, tenían buena pilcha, eran gente que uno pensaría que hacían gimnasia. No eran gendarmes, porque esos son más fuleros, como uno".
14:22 Campo de la Ribera
El testigo recuerda el traslado terrorífico que le tocó sufrir cuando de Villa María lo trajeron a Córdoba."Nos hicieron vivir simulacros de fusilamientos. Nos bajaban del camión, nos tiraban en el campo en piso, nos cubrían con mantas y se sentaban encima. Querían que pensáramos que era el final"
El testigo narra el trato plagado de burlas y abusos que padeció en manos de los represores de la Ribera. Puntualmente recuerda un episodio que le quedó grabado. Los torturadores abrieron la puerta de su celda y le arrojaron el cuerpo de una mujer, otra compañera. Acto seguido se burlaron de la situación, se reían de ellos.
"La compañera me agarró del brazo y me dijo despacito: calmate, no tiembles, así es peor. A mi me cambió algo en ese momento. Si alguien acá sabe de psicología debe saber lo que significa que a uno lo tomen del brazo y le hablen con la intención de ayudarte". Daniel dice que nunca supo el nombre de esa compañera que lo llenó de fuerzas para resistir.
14:00 Subversión
"Yo nunca fui militante. Lo que hicieron fue elegirme al azar, porque uno tocaba temas de Zitarrosa, de Tejada Gomez. Es lo único que puedo pensar".13:55 En Villa María
En la cárcel de Villa María el testigo refiere haber visto al Dr. Vasquez Cuestas, comiendo asado con los militares. También lo escuchó decir que a los presos "había que matarlos a todos" para que le "dejaran de hinchar las pelotas".En esa misma cárcel tenían preso a un chico de 9 años, un ladrón de bicicletas que estaba encerrado en un hueco. "Un comisario lo había tenido en su casa pero lo consideraban un salvaje. Lo tenían encerrado, le daban cigarrillos, le llevaban las sobras del asado".
El fiscal Trotta pidió que se corra vistas de lo dicho por el testigo a la investigación que se lleva adelante sobre el magistrado Vasquez Cuestas.
13:53 "La tortura era para sacar información".
En la comisaría las personas hacían fila para entrar a la sala de torturas. A veces un cuerpo maltratado yacía en el piso mientras un nuevo secuestrado entraba a la sala para ser interrogado."Te usaban para detener a más gente. Yo he mandado en cana a gente que conocía y gente que no, aunque suene increíble", así explica el testigo la irracionalidad del método represivo.
Para hacerse entender le pregunta al fiscal:
-Cómo se llama usted?
- Soy Facundo Trotta.
- Bueno, imaginese que me preguntaban si conocía a Facundo Trotta. Uno decía que no, entonces empezaban, con que si yo había estado con Trotta en un acto, en una pizería, en un bar. Y te pegaban hasta que uno terminaba diciendo que sí lo conocía. Y te hacían después hablar del tal Trotta, y uno tenía que empezar a decir que esa persona era un zurdito.
Estuvo en esa comisaría durante casi 8 días, después lo llevaron a la carcel de Bell Ville y finalmente lo llevaron a Villa María.
13:51 Torturas
El testigo sigue declarando: "Me fusieron una capucha asfixiante. Me pegaron patadas y golpes de puños, a manzalva, durante 8 días en que estuve aislado en una celda".Con detalles describe los terribles tormentos a los que fue sometido. Menciona el método de la "mohjarrita" o "pescadito", con el cual la patota lo asfixiaba empleando agua y un trapo: "Creame que uno sentía que se iba en la asfixia. Me lo hicieron varias veces y es una cosa que uno se siente morir. Ese tiempo sufrí desmayos. Los guardias tenían la orden de no alimentarme ni darme de beber. Alguna vez alguien no obedeció y me llevaron un vaso de agua o un mate. Así safé de eso".
Entre los desobedientes, se encontraba uno de sus vecinos del pueblo de Rawson, con quien solía compartir guitarreadas. "El domingo estoy yo de guardia y esos hijos de puta no vienen. Te voy a comprar un sanguche de milanesa, una coca y paquetes de cigarrillo", le dijo, y así lo cumplió.
"Durante los interrogatorios me pasaban cintas de una mujer torturada. Me hacían escuchar las súplicas de esa mujer", recuerda.
13:47 Comienza el infierno
A Daniel Angel Dreyer no lo llevaron a hacer trámites. Empezaron por llevarlo a la casa de su abuela, para allanarla: "Ahi empiezan a ser un poco más groseros", recuerda conmocionado. "Mi abuela en su afán de defenderme, con 86 años se mete entrte ellos, con un quejido. Los estorbaba mientras ellos hurgaban, les dijo que yo la cuidaba, que no me llevaran. Entonces la maltrataron, la mandaron a la cocina conmigo. y después me llevaron".Entre el material sibversivo que se llevaron de esa casa, el testigo menciona un libro de lectura infantil de Eva Duarte de Peron, el texto "Hay un niño en la calle", de Tejada Gomez; y un libro envuelto en una bandera. "Eran recuerdos de mi abuelo".
Desde ese lugar lo llevaron a Bell Ville donde comenzaron las torturas.
De aquel lugar recuerda a los policías Vizconti, Brocco, Rocha y Castro.
13:32 Testigo 306: Declara Daniel Angel Dreyer
Actualmente está desocupado y tiene 56 años. Estuvo secuestrado en Campo de la Ribera y es una de las víctimas de la causa Maffei."Fui secuestrado en la segunda quincena de octubre de 1977, por personas que se presentaron cmo miembros del Servicio de Inteligencia y una orden del III Cuerpo". El testigo describe cómo la patota revolvió todo en el allanamiento. "En la parte de arriba de un placard mi madre guardaba sus cosas, había libros y revistas. Rocha metió la mano y festejó el hallazgo: en la tapa de uno de los diarios había una nota sobre los sacerdotes tercermundista. Él decidió que era material subversivo".
Los tres integrantes de la patota eran Rocha, Vizconti y Brocco. Al testigo lo hicieron despedirse de la familia, le dijeron que iban a hacer unos trámites administrativos en Bell Ville, que sólo llevarían unas horas. "A mi padre le dijeron que por la tarde ya estaría de vuelta, de otro modo él hubiera querido acompañarme". Estaban en el pueblo de Rawson
13:24 El Gato Gomez dijo que se siente indefenso
El defensor Zambiazo manifiesta al tribunal la voluntad de su defendido de hablar, aunque "desconozco el contenido de su alocusión".Miguel Angel Gomez se expresa en contra del cambio de abogados defensores en su caso: "En este momento alguien me dicen que me defiende el Dr. Zambiazo que me merece mis respetos pero no está compenetrado en absoluto con mi causa en un juicio tan largo que nadie sabe cuánto va a durar. Me siento en un estado de indefensión. Siento que se estan violando mis garantías de debido proceso a la defensa legítima. Si estamos permanentemente cambiando de abogados, que la unidad de letrados es tan móvil que a veces se cae alguno, pido se corra vistas a la defensoría de la Nación".
12:40 Cuarto intermedio de 15 minutos
12:30 Soldado desaparecido
Francisco estaba haciendo el servicio militar en los cuarteles del III Cuerpo y había llamado a su casa para avisar que estaba castigado con diez días de arresto. El 5 de septiembre le dieron franco y, según testigos que vieron todo desde una panadería, cuando estaba llegando a su casa fue interceptado por un grupo armado que viajaba en un auto blanco. Los testigos pudieron ver que el soldado era subido al vehículo y se lo llevaban con destino incierto.La familia no volvió a saber nada de él. La testigo presenta las cartas donde se comunicaron con el III Cuerpo pidiendo información. En la respuesta, firmada por el ex general Menéndez, no descartaban que el joven "hubiere sido secuestrado por bandas subversivas para obtener información de la dependencia militar donde se encontraba cumpliendo el servicio".
12.15 "No somos policías, somos Fachos"
Francisco Irineo Reyna, el menor de los hermanos, estaba haciendo el Servicio Militar, trabajaba con el cuero fabricando ojotas, cintos y según su hermana, tenía muchos encargos de "un tal General Vaquero". El 3 de septiembre de 1975 allanaron la casa de sus padres, buscaban un subversivo, y revisaron la casa: "Al encontrar la insignia de la bandera el oficial se asombró: no me diga que está haciendo el Sevicio!". El hermano mayor estaba en la casa, y negó que su hermano Francisco Irino tuviera actividad subversiva. "Él sí era muy seguidor de las ideas de Tosco", cuenta Clara.Ante la negativa, se llevaron al hermano mayor, y en el Departamento de Inteligencia le dijeron que no se trataba de policías, sino de fachos: "Si decís las cosas te van a tocar años en cárcel. Si no decís, te hacemos boleta", le dijeron al joven, que finalmente salió por gestiones de la familia. La suerte del menor, Francisco Irino, fue muy diferente.
11:50 Celda de castigo
En La Ribera la testigo fue encerrada en una "celda de castigo", que era un cuarto muy pequeño donde había una pequeña colchoneta de estopa tirada en el piso. "Cuando estuve ahi sola, me despaché, me desahogué. Finalmente pude llorar, había podido recuperar una foto de mi hija y lloraba mirándola". Finalmente uno de los cocineros del sitio se apiadó de su situación, le dijo que iba a hacer algo por ella, por que tenía fe en ella, y para que ninguno de los gendarmes fuera a propasarse de una jóven que estaba sóla. La terminaron enviando de nuevo al pabellón con el resto de las detenidas. Después la mandaron al Buen Pastor, a un pabellón de "Presas Especiales".Para su liberación volvieron a trasladarla a Campo de la Ribera donde le dieron la noticia, y después de algunas gestiones familiares volvió a reencontrarse con su hija.
11:45 Cantando
La testigo cuenta que la metieron en una especie de sótano. Y que esa misma noche fueron metiendo a muchas otras mujeres. La comida empezaba a menguar y por la noche se escuchaban ruidos raros, como golpes. "Me interrogaban sobre mi hermano, lo único que me importaba era mi hija. Y tenía un mecanismo de protección que era cantando. No paraba de cantar y era como para no aceptar lo que me estaba pasando".Le preguntan si existió alguna causa donde la acusaran de algo. Dice que no, pero que informalmente la acusaban de fabricar las pelucas de los subversivos: "yo hacía pelucas, pero les dije que eso era de ignorantes. A mí cada peluca me llevaba más de una semana, mire si iba a fabricar tantas!".
11:33 Testigo 305: Declara Clara Mercedes Reyna
Es la hermana de Francisco Irineo Reyna, desaparecido.A ella la secuestraron el 20 de julio de 1976, por una patota entre los que recuerda el apellido Manzanelli. Eran militares armados con escopetas que le dijeron: "corré, aprovechá!". "No tengo por qué", les contestó ella y terminó secuestrada en Campo de La Ribera. allí permaneció desde el 20 de julio de 1976 hasta el 13 de agosto de 1976.
Fuente:DiariodelJuicio
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