24 de julio de 2014

DIFUSIÓN.

Compañeras y Compañeros:

A propósito del persistente reclamo de homenaje a nuestro querido Compañero militante y dirigente gremial y político que fuera ANDRÉS FRAMINI en línea de lo que vienen realizando los compañeros y compañeras del INSTITUTO POR LA MEMORIA DEL PUEBLO (IMEPU) y ahora que se aproxima el aniversario del Centenario de nacimiento de Andrés - el próximo 2 de agosto - sumamos nuestra solidaridad y adhesión con tal reclamo.
       De Daniel Brión, quien tiene la responsabilidad de orientar el quehacer del IMEPU - vale agregar que es hijo de uno de los fusilados en los basurales de José León Suárez, en la aciaga madrugada del 10 de junio de 1956, por orden de los tiranos Aramburu y Rojas - les va su correo electrónico para que tomen contacto con él y sumen fuerzas y acciones a la campaña encarada para homenajear a Andrés Framini; también va el correo del IMEPU: 

Daniel Brión <imepu@hotmail.com


       La que sigue es una SÍNTESIS de la nota recibida del Compañero Brión, que les permitirá adentrarse en el tema: 
         
"Estimados Compañeros y Compañeras:

          "El próximo 2 de Agosto, en Berisso, Provincia de Buenos Aires, se cumplirán los 100 AÑOS del nacimiento de quien fuera en vida, ejemplo de militancia, de dirigente gremial y político, significado mismo de la palabra LEALTAD.
       
      "Me estoy refiriendo al querido inolvidable Gobernador Electo de la Provincia de Buenos Aires, Don ANDRÉS FRAMINI.

         "Desde hace muchos años vengo tratando que se le brinde el homenaje que se merece, o por lo menos el público reconocimiento que todos los que luchamos por una causa nacional, federal y popular deberíamos estar ansiosos por realizar.

"He probado con distintas fechas, el 18 de marzo de cada año (oportunidad en que el voto popular lo consagró Gobernador Electo de la Pcia. de Bs. As.), el 9 de Mayo (fecha de su incorporación al Comando Celestial) y esta próxima del 2 de Agosto (la de su nacimiento).

         "Infructuosas resultaron todas las tentativas, ya sea a nivel Municipal con la Intendencia de Berisso, como a nivel Provincial a nivel de la Legislatura y de la misma Gobernación. ¡Y ni hablar del que fue su gremio! La Asociación Obrera Textil, A.O.T., (que no ha respondido ningún correo y además, en su página web, no menciona en su "memorioso historial de quiénes somos" el nombre de uno de sus mayores dirigentes: ANDRÉS FRAMINI).

"100 AÑOS SE CUMPLEN SÓLO UNA VEZ Y EN LA FECHA QUE CORRESPONDE.

          "Dejar pasar la fecha me parece – inclusive - una total falta de respeto a quien dio su vida militando por la Patria y nuestro Movimiento, de lo cual años y años de cárcel así lo atestiguan, años de persecuciones, tortura y proscripciones lo han demostrado y la confianza que en él tenía el General JUAN DOMINGO PERÓN, rubrica mi afirmación. . . (y sigue)

          De mi parte,  va un trabajo de mi autoría publicado en los días del fallecimiento de Andrés, que encontrarán en el adjunto con las referencias respectivas.
           Finalmente, aprovecho para enviarles mi saludo más cordial, Negro Coria.
NEUQUÉN, 24 DE JULIO DE 2014

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SEÑALES POPULARES
(aparece mensualmente)
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Pje. Rivarola 154 (Bs. As., Centro)
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Corresponsalía Región Comahue (Patagonia Norte)
Antonio Angel Coria
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Andrés Framini, o
lo permanente de los subversivos ([1])

Por ANTONIO ANGEL CORIA([2])


El pasado jueves 9 de mayo, a raíz de un síncope cardíaco que tuvo mientras recordaba pasajes de la vida de Eva Perón, a propósito del largometraje de Leonardo Favio “Perón sinfonía de un sentimiento”, que acababa de proyectarse en la sede de la Central de Trabajadores Argentinos (C.T.A.) en la Capital Federal, falleció Andrés Framini.
     Delegado gremial en la clandestinidad y dirigente obrero y político en épocas de resistencia a los tiranos; gobernador electo de la provincia de Buenos Aires por el Movimiento Peronista en 1962, cargo que no pudo asumir como consecuencia de las presiones dictatoriales que terminaron en golpe de estado aquel año;  que supo de la dureza de las cárceles, de los riesgos de pensar y comprometerse con los intereses nacionales y populares en épocas de gobiernos cipayos, durante el último medio siglo, a Framini siempre se lo vio asumir la responsabilidad de ocupar espacios vacíos que dejaban los claudicantes o los traidores, a la hora de jugarse por la Patria y el Pueblo.
     Su vida de militante gremial, al igual que la de muchos argentinos que tempranamente vieron torcerse el rumbo de sus destinos como resultado del reiterado golpismo dictatorial, desde el momento mismo de instalada la tiranía que derrocó el gobierno de Juan Perón en 1955, tomó el valor grande de la vida de los patriotas. Al fragor de la lucha, Framini, como todos los de su generación, la de los contemporáneos de los años de gobierno peronista, amplió el horizonte de la construcción de la historia que había tenido hasta entonces.
     Alguna vez, recuerdo haberle escuchado, por aquellos años de la resistencia, señalaba que era una verdadera odisea enfrentar el régimen implantado por los golpistas, pues no se  sabía, no sabíamos, más que de paz, de trabajo y de estudio. De pronto, las persecuciones, los encarcelamientos, las torturas, los secuestros, la quema de libros, de fotografías y documentos históricos, la prohibición dispuesta por decretos gubernamentales de mencionar nombres de políticos y gremialistas, los crímenes y la proscripción política y gremial y la clausura y confiscación de sus bienes,  la eliminación de conquistas sociales y la resignación de la soberanía nacional a favor del imperialismo o la eliminación de la Constitución Nacional por una “proclama”, desataron lo que en principio se aparecía como la reedición del enfrentamiento de David y Goliat. El historiador Roberto Baschetti, recupera en una de sus obras el concepto utilizado por un militante de aquella época (1955-1958) que sirve para entender mejor el componente teórico militante en esa primera etapa de la resistencia.
     Como si fuera una de las páginas de lo ocurrido aquí cerca, cuando desde la Nicaragua insurrecta Omar Cabezas relataba que “la montaña es algo más que una inmensa estepa verde”,  en la mesa confidente del café porteño, el activista César F. Marcos hizo apuntar a Baschetti que “ninguno de nosotros tenía experiencia conspirativa. Jamás habíamos trabajado en la clandestinidad. Tampoco teníamos una auténtica tradición de lucha. Las masas obreras de nuestro Movimiento, tenían su origen en la emigración interna de los trabajadores del campo, que se habían desplazado a la ciudad y se habían transformado en obreros industriales. Eran los ‘cabecitas negras’ que habían nacionalizado, acriollado al movimiento obrero, pero carecían, naturalmente, de una tradición de lucha en centros urbanos fabriles”. Con tal descripción de lo que entonces era un militante, fácil será comprender algunas de las razones que impedían visualizar que la lucha entre la opresión y la liberación, se daba en sus términos más crudos y por lo tanto, no era con los paños tibios que planteaban los que estaban decididos a claudicar ante el dominador, como se tenía que afrontar la situación.
     Desde ese espacio, surgieron hombres como Andrés Framini. Y en ese espacio, Andrés, que era obrero textil, comenzó a destacarse por sus propuestas y la construcción de una nueva forma del quehacer gremial, que lo entendía triunfante (como casi todos quienes como él iban en una misma dirección) si a la defensa de las cuestiones meramente gremiales, se le incorporaban definiciones políticas. Al período de su participación en la conducción de la llamada “C.G.T. Auténtica” (1957), corresponden planteos como la “vuelta a la Patria y al poder, sin condiciones, de Juan Domingo Perón, Presidente de la Nación Argentina; promover un estado general de agitación social que permita llegar a la huelga general revolucionaria que volteará para siempre la tiranía; el Peronismo es una Revolución Social; como  un detalle coadyuvante al objetivo, proseguir la lucha por la recuperación de los sindicatos”, que figuraron en el manifiesto de la C.G.T. en junio de 1957. Esto, ocurría en plena época de feroz represión del gobierno del general Pedro Aramburu y el almirante Isaac Rojas, que unos meses antes habían ordenado el fusilamiento de casi medio centenar de civiles y militares, que, como Framini y los suyos, complotaban contra la opresión.
     De la misma madera que Framini, estaban tallados hombres como Sebastián Borro, Jorge De Pascuale, Amado Olmos, Atilio López desde el campo gremial; Arturo Jauretche, John William Cooke, Leopoldo Marechal, Raúl Scalabrini Ortiz, desde la intelectualidad y hasta militares como los fusilados Valle, Cogorno, Abadíe y Noriega entre otros, o el almirante José Arce (uno de los correos clandestinos de Perón) y el general Iñíguez varias veces preso por sus intentonas subversivas cívico militares; encolumnados tras ellos, millares de activistas elaboraban conjuntamente propuestas como las que dieron en llamarse “Plan de La Falda” (1957) y “Plan de Huerta Grande” (1962). En ambos, se plantean cuestiones como “control estatal del comercio exterior sobre las bases de la forma de un monopolio estatal; liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación; planificación de la comercialización teniendo presente nuestro desarrollo interno; soluciones de fondo, con sentido nacional a los problemas económicos regionales sobre la base de integrar dichas economías a las reales necesidades del país, superando la actual división entre ‘provincias pobres y provincias ricas’;  control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional, mediante la participación efectiva de los trabajadores, entre otros asuntos, el del ‘control popular de precios’, fortalecimiento del estado nacional popular, tendiente a lograr la destrucción de los sectores oligárquicos antinacionales y sus aliados extranjeros y teniendo presente, que la clase trabajadora es la única fuerza argentina que representa en sus intereses los anhelos del país mismo, a lo que agrega su unidad de planteamientos de lucha y fortaleza.”
     Como candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires – fórmula en la que lo acompañó como candidato a vice gobernador el propio Juan Domingo Perón, postulación que no prosperó por una nueva proscripción del totalitarismo – el 18 de marzo de 1962 resultó triunfante en forma arrolladora. Alrededor del 60% de los votos avalaron que en uno de los más ricos estados del país y asentamiento principal de la oligarquía terrateniente, se estuviera a las puertas de la distribución de la tierra, consecuente con el principio de que, por ser “un bien social, se ha de dar a quien la trabaje”. La consigna “déle paso a un obrero en la provincia de los estancieros”, se había hecho realidad. Pero una vez más, el gorilaje militar cumplió el mandato imperial: asaltó el poder y volvió a proscribir al Peronismo y sus hombres.
     En años posteriores, Framini siguió militando en las filas de los leales a los principios históricos del peronismo y su líder exiliado. Errores en la conducción sindical de su gremio, promediando la década de los ’60, opacaron su luz en la jefatura, que consecuentemente permitió el avance de los claudicantes frente al sistema. No obstante, desde el terreno de la política no dejó de consultárselo y ahora, por su criterio pluralista y para su honor, esas consultas venían en voces extra partidarias. Así fue durante muchos años, hasta el día en que la muerte lo sorprendió participando de una mesa redonda en la sede de una de las centrales obreras argentinas. Quizás, allí, en ese acto final de la vida, Andrés Framini (que había nacido el 2 de agosto de 1914 en Berisso, Provincia de Buenos Aires) subversivo permanente, fue el modo que eligió para dejar como mensaje a los que resisten mientras llega un nuevo amanecer en la historia, la convocatoria a la fe y la esperanza en tres banderas de la Patria para construir la sociedad y el país que todos anhelamos y por el cual luchamos: Justo, para eliminar las desigualdades sociales; Libre, para construir su destino de grandeza; Soberano, para decidir sobre su desarrollo en beneficio de la Nación y la Humanidad.



[1] Publicado en la Revista “Buzos y al fondo” de la Ciudad de Puebla, República Mexicana, el 15 de mayo de 2001
[2] Posteriormente, este trabajo fue parte del folleto “Con la memoria siempre fresca, construyamos nuestra Historia; Prosas en la militancia nacional y popular” publicado en Primera Edición y distribuido por el Sindicato de Empleados de Comercio de Daireaux, S.E.C., integrante del Movimiento Mercantil del Interior, en el ámbito de sus gremios adheridos en la Pcia. de Bs. As. en el año 2002. Por tal edición, al  S.E.C. corresponden los derechos de autor, los cuales se destinarán a incrementar la biblioteca del Gremio.

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