31 de julio de 2014

HOMENAJE A UN DESAPARECIDO QUE TRABAJABA EN LA COCHERA DE LA CASA ROSADA.

HOMENAJE A UN DESAPARECIDO QUE TRABAJABA EN LA COCHERA DE LA CASA ROSADA
“Podemos empezar a cerrar la historia”
El legajo de Carlos Florentino Cerrudo decía que estaba “cesante”, pero desde ayer figura que está “desaparecido”.
Las hermanas de Cerrudo participaron en el acto que encabezaron Oscar Parrilli y Martín Fresneda.
Imagen: Télam

Hasta ayer, la palabra “cesante” clausuraba el legajo laboral de Carlos Florentino Cerrudo, quien se había desempeñado en la cochera de la Casa Rosada durante 1976. La Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad logró reparar tal error y estampar el “desaparecido” en la carpeta que ayer, en el marco de un homenaje que contó también con la colocación de una placa conmemorativa, las hermanas del joven recibieron de parte del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y del secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda.

“A los dos meses del secuestro nos llamaron de Presidencia para decirnos que mi hermano quedaba cesante por no haber concurrido más a su trabajo. Nunca escucharon los reclamos de mis padres, que fueron varias veces a pedirles a sus jefes que los ayudaran a encontrarlo”, recordó Norma Cerrudo horas después de haber recibido el legajo de su hermano reparado: “Esto ayuda a cerrar círculos”, concluyó.

Norma y sus hermanas Delia y Nancy recibieron el documento corregido en una ceremonia que incluyó la colocación de una placa conmemorativa bendecida por un sacerdote y que se llevó a cabo en las antiguas cocheras presidenciales de Alem 852, en el centro porteño, donde Carlos trabajó hasta ser secuestrado.

“Quiero decirles que esto lo hacemos por una decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien además me ha pedido que les transmita a los familiares su acompañamiento y su solidaridad y recuerdo por este trabajador desaparecido”, dijo Parrilli a sus familiares. Por su parte, Fresneda señaló que el homenaje deja “una huella más de las políticas de Estado de memoria, verdad y justicia”. “Corresponde que en cada rincón, en cada lugar, en cada sitio por donde pasaron y por donde dejó huella el terrorismo de Estado, nosotros podamos desandar esas huellas”, añadió el secretario de Derechos Humanos de la Nación.

El legajo de Cerrudo es uno más de los ya reparados por la Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad, un colectivo que funciona bajo la órbita del Ministerio de Planificación Federal y cuyo objetivo es, mediante la aplicación del decreto presidencial 1199/12, reconocer el verdadero destino de aquellas personas que trabajaban en el ámbito del Estado y fueron desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar. “Esta reparación nos permite empezar a cerrar la historia de mi hermano”, insistió Norma.

Como el resto de su familia, Carlos nació en Entre Ríos. Llegó a Buenos Aires para “estudiar y trabajar”, recordó Norma, que lo siguió en la línea filiatoria de la familia –antes del único hijo varón, llegó Delia; Nancy es la menor–. “Su primer trabajo fue en una compañía de seguros, Sur. Allí fue delegado y arrancó su militancia”, apuntó. Corría el año 1974. Un año después, Carlos integraba la Juventud Trabajadora Peronista y “las cosas estaban muy difíciles”. Como no lo pudieron despedir por ser delegado, le ofrecieron un retiro voluntario, que aceptó.

Estuvo unos meses desempleado hasta que un tío que había sido custodio de Juan Domingo Perón y seguía siéndolo en la Casa Rosada “lo hizo entrar en el sector de cochería. También entró un amigo de Carlos”, Orlando Ramón Ormaechea.

El hilo del que dependía la situación de Carlos, ya perseguido, se rompió el 9 de noviembre de 1976. Norma aún lo recuerda: “Estábamos todos en casa, incluso Omar. Llegaron muchos hombres en un operativo demasiado desmesurado para la cuestión. Se identificaron como fuerzas conjuntas, había policías, militares y de Coordinación Federal. Entraron buscando armas, fue un allanamiento violento, los encapucharon y los cargaron en un camión”. Nunca más supieron de Carlos. A Omar lo liberaron tres días después, pero no pudo identificar a nadie. Según la familia, el destino del único hijo varón podría haber sido la ESMA.
Fuente:Pagina12

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