Homenaje a Julio Cortázar
Cien años de juego
Cien años de juego
Por Jorge Repiso
27.08.2014
Se cumple el centenario del nacimiento del escritor argentino más popular. Maestros, profesores, estudiantes y un ama de casa explican por qué sigue siendo favorito entre los jóvenes a la hora de leer.

Se cumplen 100 años del nacimiento de Julio Cortázar y los homenajes se imponen en todos sus formatos. Aunque los libros del autor universal se venden a ritmo sostenido y sus textos son analizados y disfrutados por una extensa franja de estudiantes, vida y obra siguen dando que hablar a treinta años de su desaparición. Películas, libros, debates, muestras. Todo es válido. El creador de Rayuela, entre tantas otras novelas y cuentos, mira a todos con un cigarrillo en sus labios y desde esa famosa foto crea complicidades. Desde aquel libro publicado en 1963, varias generaciones tomaron a Cortázar como autor propio y objeto de un cariño ganado por sus posturas políticas. La pregunta es: ¿por qué Cortázar sigue conquistando nuevas camadas de jóvenes que ni lo conocieron? La repuesta está en ellos, y también en boca de un escritor y profesores de escuelas y universidades.
“Para mí, sigue siendo un misterio, no tengo una respuesta al fenómeno entre los jóvenes”, opina el escritor Mario Goloboff, que enseña la obra del escritor en universidades argentinas y de otros países y que acaba de publicar Leer Cortázar. “Siempre voy como un fenómeno singular. Los jóvenes reaccionan diferente ante otros grandes de la literatura como Borges, Onetti o Rulfo porque los ven con respeto pero con distancia. Con Cortázar se enganchan: lo sienten un hermano mayor, un prójimo y un próximo. ¿Acaso será el jazz, el boxeo, la aventura, la revolución o la sensualidad que despierta entre las mujeres? Hay una energía flotando que viene de sus textos. Hay un enigma que mantiene su lectura y que creo va a continuar, sobre todo cuando se trata de sus cuentos”. Norma Lamborghini es profesora de literatura de dos escuelas medias y una secundaria de adultos. “Cortázar era una persona libre por sus pensamientos, más que nada. Los alumnos hablan de él y mucho, porque es alguien al que se puede conocer con admiración y cierto grado de complicidad para finalmente engancharse con los textos. Tiene mucho que ver con la identificación y por la original producción con la obra. Es un autor que nunca va a pasar de moda porque rompió esquemas estructurados de escritura, no copió ni generó rechazos aunque algunas veces su trama fuera cerrada”.
La argentina Myriam Suárez Sosa reside en Holanda y explica por qué utiliza a Cortázar para enseñar español. “Es un desconocido en las escuelas aquí y sólo el Instituto Cervantes se encarga de difundirlo. Yo uso sus poesías y cuentos en mi clase porque sigue vigente. Es un autor que trata el amor, los sentimientos y lo que afecta al ser humano desde una perspectiva real. Y los alumnos se enganchan”.
La Feria del Libro de este año destinó un stand centrado en Cortázar con un éxito rotundo de afluencia de jóvenes. Para 2014, la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas proyectó la edición de diez millones de ejemplares para destinarlos a las escuelas secundarias. Entre los autores argentinos se destacan Cortázar y entre los títulos figuran Bestiario, Todos los fuegos el Fuego y Rayuela. “Lo empecé a descubrir en mi casa cuando era chico, por mis viejos, y después en el curso, donde pude verlo por otro lado”, afirma Pablo Rodríguez, estudiante de periodismo de 26 años. “Creo que su secreto con los argentinos pasa por su conexión con la Argentina y sus escenarios, aunque yo lo veo un poco más europeo. Lo que me llama la atención es su romanticismo, su aire bohemio, su desacartonamiento, sin hablar de su enorme talento. Se arrima a los jóvenes también por sus ideas políticas y revolucionarias. Como futuro periodista lo leo, porque hay que aprender a leer para aprender a escribir”.
Quizá la comunión de los jóvenes comience desde mucho antes, como asegura Mónica Cerone, maestra de séptimo grado que mostró textos acordes a sus alumnos. “Tengo que reconocer el interés de los chicos, que son selectivos y quedaron fascinados aunque yo les enseñe otros autores. Ocurre que hay que generarles la curiosidad, que vayan a la biblioteca. Elegí Historia de Cronopios y de Famas y se los hice interpretar a su manera. Les gustó tanto que me entregaron sus propios textos sobre la obra”. Cerone muestra los trabajos de sus alumnos donde se puede apreciar la calidad de la redacción y una asimilación inmediata a la obra. Suray Tejeda no es estudiante, sino un ama de casa de 26 años que cría a su hija y en sus momentos libres lee literatura. “En casa había otro tipo de libros, pero tenía 12 años cuando mi abuela me regaló Rayuela, que no entendía completamente, pero seguí releyéndolo hasta hoy. También leí Un tal Lucas y Bestiario. Comparto la lectura de Cortázar con un amigo. Cuando fui a la Feria del Libro me enganché con los audios, me pasaba horas escuchándolo. Cortázar me sigue movilizando, transmite paz y es muy concreto y comprensible y deberían enseñarse sus libros en las escuelas”.
Jeremías tiene 21 años y estudia Letras: “En nuestra carrera está presente todo el tiempo y a veces pienso que su figura es una especie de Che Guevara de la literatura. Cortázar es más amigable que otros autores. Puede tener frases enrevesadas como otras simples, aptas para colgar en el muro de Facebook. Cuando escribo, siento su influencia y no me pasa a mí solo”. Jeremías cree tener la clave del gusto de los jóvenes por el escritor. “Cualquier argentino o latino sabe que el eco de Cortázar está presente por su capacidad para escribir independientemente de sus inclinaciones políticas. Su proyecto además de estético fue político. Fundó una especie de personaje que es la Maga, y todas las chicas quieren ser la Maga”.
Fuente:Veintitres
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