En la audiencia del lunes se escucharon 3 testimonios, dramáticos y reveladores
"¿Schvartzman? ¡A esta hay que matarla por judía!" habría dicho un torturador de la D-2 mendocina
"¿Schvartzman? ¡A esta hay que matarla por judía!" habría dicho un torturador de la D-2 mendocina
Silvia Schvartzman dando su testimonio. Ser judío era un "agravante" en la D-2 mendocina Con tres dramáticos y reveladores testimonios se realizó el lunes una nueva jornada de audiencias del denominado "Megajuicio" en el que se debaten delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en Mendoza. Vivian Acquaviva, víctima y testigo, relató que fue violada en el CCD de Las Lajas y que llegó a reunirse con Jorge Rafael Videla para pedir por su hermano desaparecido y el militar le preguntó "¿A cuántos mató tu hermano?". Otra víctima, Silvia Schvartzman, que estuvo un año y medio presa en el D2, al relatar una de las sesiones de torturas a las que fue sometida, contó que uno de los torturadores le dijo en tono inquisidor: "¿Schvartzman?. ¡A esta hay que matarla por judía!".
En los Tribunales Federales de Mendoza, Acquaviva contó cómo vio, estando por casualidad en un bar céntrico, en Colón y San Martín, cómo secuestraban a un amigo de su
hermano, Eugenio París. Al ver el procedimiento, siguió al auto en que se lo llevaban, hasta el centro clandestino de la D2 (jefatura de policía) y se presentó ante las autoridades del lugar que le dijeron "aquí no pasa nada", declaró. Sin embargo, al salir de allí la detuvieron y la trasladaron a la Comisaría 3°, y de la sede policial la llevaron hasta su casa, donde estaban haciendo un procedimiento y deteniendo a su hermano, Raúl Acquaviva, quien militaba junto a París en la Juventud Guevarista.
Unos meses después la mujer -que entonces tenía 18 años- fue secuestrada al salir del colegio en el mismo auto que ella reconoció el día del secuestro de París. Le pusieron una capucha, pero al ingresar a una zona de precordillera pudo reconocer el lugar como el centro clandestino de detención (CCD) y torturas de Las Lajas y allí la violaron, relató. En el auto que se la llevaron reconoció a una mujer que iba con ella, Virginia Suárez, que figura como desaparecida desde mayo de 1976. Aclaró que no tenía militancia, y que después de los ultrajes cometidos, y de haberle hecho ingerir por la fuerza alcohol y psicotrópicos, la dejaron tirada en pleno centro mendocino. Una vez que se recuperó, realizó incesantes gestiones por su la libertad de su hermano, hasta que fue recibida por el dictador Jorge Rafael Videla. Videla la recibió en una audiencia que duró unos 15 minutos, contó Acquaviva, quien añadió que de muy mala manera el dictador le preguntó: "¿A cuántos mató tu hermano?". "Se le hizo un Consejo de Guerra y le dieron una condena de 14 años y los tiene que cumplir", le terminó diciendo.
También declaró Acquaviva que consiguió otra audiencia con el Arzobispo de Mendoza, Rafael Rey, quien le "prometió hacer gestiones" por su hermano. "Pero no hizo nada", concluyó.
En la misma audiencia brindó testimonio Héctor Gaitán, que militaba en el Peronismo de Base, y estuvo detenido en el D2. El testigo relató la manera constante en que las mujeres allí detenidas eran sometidas a violaciones en sus propias celdas. Cuando la fiscalía le preguntó si podía identificar a alguno de los violadores, Gaitán se paró e identificó a uno de los acusados, y señaló a Julio Lapaz, sentado a la derecha en el banquillo de los acusados.
Otro de los relatos que sacudió esta nueva jornada, la 40° de este debate oral y público, fue el de Silvia Schvartzman, que estuvo un año y medio presa en el D2. La mujer fue reiteradamente torturada, aunque negó haber sido objeto de ultrajes sexuales. En una oportunidad que fue al baño dijo que vio un cadáver, que podría ser el del abogado sanjuanino Jorge Vargas, quien figura como desaparecido. Dejó en claro el sentimiento xenófobo y discriminador de sus captores, al relatar un episodio en una de las sesiones de torturas a las que fue sometida. En ese sentido, contó: "Uno de los torturadores dijo en tono inquisidor: '¿Schvartzman?. ¡A esta hay que matarla por judía!' ".
Fuente:Telam
hermano, Eugenio París. Al ver el procedimiento, siguió al auto en que se lo llevaban, hasta el centro clandestino de la D2 (jefatura de policía) y se presentó ante las autoridades del lugar que le dijeron "aquí no pasa nada", declaró. Sin embargo, al salir de allí la detuvieron y la trasladaron a la Comisaría 3°, y de la sede policial la llevaron hasta su casa, donde estaban haciendo un procedimiento y deteniendo a su hermano, Raúl Acquaviva, quien militaba junto a París en la Juventud Guevarista.
Unos meses después la mujer -que entonces tenía 18 años- fue secuestrada al salir del colegio en el mismo auto que ella reconoció el día del secuestro de París. Le pusieron una capucha, pero al ingresar a una zona de precordillera pudo reconocer el lugar como el centro clandestino de detención (CCD) y torturas de Las Lajas y allí la violaron, relató. En el auto que se la llevaron reconoció a una mujer que iba con ella, Virginia Suárez, que figura como desaparecida desde mayo de 1976. Aclaró que no tenía militancia, y que después de los ultrajes cometidos, y de haberle hecho ingerir por la fuerza alcohol y psicotrópicos, la dejaron tirada en pleno centro mendocino. Una vez que se recuperó, realizó incesantes gestiones por su la libertad de su hermano, hasta que fue recibida por el dictador Jorge Rafael Videla. Videla la recibió en una audiencia que duró unos 15 minutos, contó Acquaviva, quien añadió que de muy mala manera el dictador le preguntó: "¿A cuántos mató tu hermano?". "Se le hizo un Consejo de Guerra y le dieron una condena de 14 años y los tiene que cumplir", le terminó diciendo.
También declaró Acquaviva que consiguió otra audiencia con el Arzobispo de Mendoza, Rafael Rey, quien le "prometió hacer gestiones" por su hermano. "Pero no hizo nada", concluyó.
En la misma audiencia brindó testimonio Héctor Gaitán, que militaba en el Peronismo de Base, y estuvo detenido en el D2. El testigo relató la manera constante en que las mujeres allí detenidas eran sometidas a violaciones en sus propias celdas. Cuando la fiscalía le preguntó si podía identificar a alguno de los violadores, Gaitán se paró e identificó a uno de los acusados, y señaló a Julio Lapaz, sentado a la derecha en el banquillo de los acusados.
Otro de los relatos que sacudió esta nueva jornada, la 40° de este debate oral y público, fue el de Silvia Schvartzman, que estuvo un año y medio presa en el D2. La mujer fue reiteradamente torturada, aunque negó haber sido objeto de ultrajes sexuales. En una oportunidad que fue al baño dijo que vio un cadáver, que podría ser el del abogado sanjuanino Jorge Vargas, quien figura como desaparecido. Dejó en claro el sentimiento xenófobo y discriminador de sus captores, al relatar un episodio en una de las sesiones de torturas a las que fue sometida. En ese sentido, contó: "Uno de los torturadores dijo en tono inquisidor: '¿Schvartzman?. ¡A esta hay que matarla por judía!' ".
Fuente:Telam
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