31 de marzo de 2015

ENCUENTRO DE LA PALABRA.

30.03.2015
encuentro de la palabra
Hebe de Bonafini y Macarena Gelman le rindieron homenaje a las víctimas de la dictadura

Con "La palabra nunca" se rindió homenaje anoche en Tecnópolis a los poetas víctimas del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico militar, en una actividad cargada de emoción que contó con lecturas en voz alta de Macarena Gelman, Ángela Urondo, Fernando y Martín Oesterheld, Emilia Santoro y la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, entre otros.

“Nosotros le ponemos vida a la muerte, porque en sus palabras está la vida”, decía Hebe de Bonafini al comienzo de su intervención. Y porque precisamente la poesía es un documento histórico que habla de censuras, desapariciones y exilios, se llevó adelante un sentido homenaje a los poetas víctimas del terrorismo de Estado, en el marco del Festival de Poesía en el Encuentro de la Palabra.

Las madres con sus pañulos blancos sentadas en primera fila y con ellas la sonrisa y el aplauso tendido de un café literario repleto de personas, marcaron el tono del encuentro en Tecnópolis, donde la palabra poética retomó su fuerza en la voz de Macarena Gelman, Ángela Urondo, Camilo Juárez, Martín y Fernando Oesterheld, Teófilo Tapia, Orlando Vargas, Carlos Pisoni y Hebe de Bonafini.

“Quiero traerles la palabra de mi papá”, invitó Macarena Gelman, nieta del gran Juan Gelman e hija de Marcelo Gelman, también poeta: “Traer a este encuentro la palabra de mi padre tiene un significado especial. Me gustó que la convocatoria fuera para leer poemas de mi papá, además de los de mi abuelo”, señaló.

“Me despido de este país, de mis amigos, de mis enemigos…”, recitaba Macarena las palabras de su padre, publicadas en una “edición casera” con textos de 1969-1970, y el público aplaudía enérgico al igual que lo haría durante casi dos horas atento a la lectura de textos de poetas que fueron víctimas de la última dictadura cívico militar.

También estuvo Camilo Juárez, hijo de Enrique “Quique” Juárez, quien leyó un texto del guatemalteco Otto René Castillo, “vámonos Patria a caminar, yo te acompaño…”, otro de Paco Urondo y “Soles” de Juan Gelman, porque “me parece que desde que está Macarena su poesía se volvió más cariñosa y este poema lo demuestra”, expresó.

La palabra de Héctor Oesterheld llegó a Tecnópolis junto a sus nietos Fernando y Martín. Este último recordó que este tipo de actividades hacen “como si lo tuviera más cerca a nuestro abuelo” y relató que “yo fui la última persona que lo vio, me pasé toda la tarde con él y se me grabó esa presencia. Cuando se retoma su obra me da la sensación de que vuelvo a ser un chico nuevamente y lo vuelvo a tener al lado mío”.

Fue Miguel Martínez Naón quien le puso voz a los textos de Oesterheld, desaparecido en 1977: “Génesis” y una autobiografía hasta el último año inédita que dice “no tengo una obra maestra, sino cuatro: Estela, Diana, Beatriz y Marina”, sus cuatro hijas también desaparecidas por la última dictadura.

La poesía de Ana María Ponce se hizo carne en la voz de Carlos Pisoni, subsecretario de Derechos Humanos de la Nación, miembro de H.I.J.O.S. “Quiero morir sonriendo, voy a morir sonriendo, voy a ganarle a la muerte”, recitó el funcionario las palabras escritas en cautiverio de esa poeta detenida-desaparecida, “una serie de poemas dedicados a su hijo y su pareja”, contó.

En esta oda a la memoria, tampoco faltó la poesía de Roberto Santoro, desaparecido en 1977 y autor de “Uno más uno”, “Humanidad”. Su hermana Emilia cargó de emoción el Café Literario de Tecnópolis con la lectura de poemas sin títulos elegidos de diversos libros, especialmente con aquellos que el poeta dedicaba a los “milicos”. “Sí señor, no señor, pues entonces quién los tiene? Pues entonces quién los tiene?”, entonaba Emilia Santoro las palabras finales de “El gran Bonete”, escrito en 1976.

Ángela Urondo, hija de Paco, recordó a su padre, acompañada de su pequeño hijo: “Quiero rescatar el valor de la palabra para hablar de nuestra historia, especialmente para los que no tuvimos las palabras. Es una reivindicación para todos los niños”, sostuvo Ángela, quien leyó “Del otro lado”, ese poema que empieza “cuando estuvimos desesperados alguien contó la historia”.
La nieta del poeta, periodista y militante asesinado el 17 de junio de 1976 en Mendoza, le cedió el micrófono a su hijo mayor porque “él tiene un abuelo que no llegó a conocerlo pero es suyo”, y el niño puso su voz a las palabras de su abuelo, mientras pedía silencio a los aplausos del público emocionado.

Y del nieto de Urondo a Hebe de Bonafini, también llena de aplausos, gritos y cantos. “Voy a leer diferentes autores, todos tienen que ver con la dictadura- dijo la titular de Madres de Plaza de Mayo-. La primera es una prosa de Alejandra, mi hija, cuando las madres cumplimos 30 años de lucha... es la única que quedó de todos mis hijos”.

“No toques nunca más a uno de mis hijos, te desafiamos”, leyó Hebe de Bonafini enérgica y perturbadora al mismo tiempo. Para el epílogo, una reflexión sobre la palabra y los alcances de la memoria: "Para aquellos que le ponen tanta muerte a la vida, nosotros le ponemos vida a la muerte, este encuentro tiene que ver con eso, porque en sus palabras está la vida. No van a morir nunca todos aquellos que dieron su vida por la patria", concluyó la titular de Madres de Plaza de Mayo.
Fuente:Telam 

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