30 de noviembre de 2015

OPINIÓN.

La verdadera grieta: patrones y trabajadores29/11/2015HTTP://WWW.MIRADASALSUR.COM.AR/2015/11/29/REVISTA/OPINION-LA-VERDADERA-GRIETA-PATRONES-Y-TRABAJADORES/AGUSTÍN LECCHI* 
 La noticia del lunes no fue el editorial de La Nación. El diario de los Mitre históricamente defiende o justifica la dictadura genocida. La noticia fue la respuesta de las y los trabajadores de La Nación que condenaron masivamente esa línea editorial del diario y plantearon que la misma no solo no los representa sino que, incluso, están en contra. Y que la respuesta fue a través de su Asamblea, convocada por una Comisión Interna elegida una semana antes por mas de doscientos trabajadores del medio.
Todo el gremio de prensa, y el SIPreBA –el nuevo Sindicato de Prensa de Buenos Aires– que esta semana consiguió su Personería Simple, respaldó la valiente actitud de los compañeros del diario La Nación.
Cuando fundamos el nuevo sindicato lo hicimos porque necesitábamos una herramienta gremial para pelear por las condiciones salariales y laborales de los trabajadores de prensa, pero también para disputar el sentido de nuestra profesión.
En cada nota que redactamos, en cada plano que hace un camarógrafo o que elige un editor, en cada archivo que seleccionamos, los trabajadores estamos interviniendo en la noticia que producimos. En cada una de esas acciones estamos dando una batalla por el contenido periodístico que sale en nuestro medio. Esa pelea no puede ser individual, porque las patronales con las que nos enfrentamos son muy poderosas y suelen tener intereses ajenos al periodismo así como fuertes vínculos con el poder. No creemos en una libertad en abstracto, en realidad una libertad de empresa que censura al trabajador. Esa debe ser una lucha colectiva y encabezada por nuestra organización gremial.
El ejemplo de los trabajadores del diario La Nación es marcar ese camino. Como otras veces lo hicimos desde nuestra asamblea en la TV Pública, en donde repudiamos la censura en el canal público y exigimos que se cubran todas las voces políticas, los conflictos sindicales con la voz de sus representantes genuinos –caso Gestamp o Cresta Roja– y otras problemáticas sociales. Lo mismo hicieron en diferentes oportunidades los trabajadores de Página/12, de Clarín, Télam o revista Veintitrés.
Los trabajadores del diario La Nación, con su acción colectiva, lograron incluso que el propio medio se viera obligado a publicar la posición de los trabajadores. Algo que es histórico para todo el gremio de prensa y que en el diario de los Mitre no había sucedido nunca en la historia. Los más viejos recordarán las columnas en el diario chileno El Mundo en los años ’70, en donde los trabajadores realizaban su propio editorial diferenciado de los intereses del medio.
Celebramos este ejemplo y respaldamos a los compañeros. Porque los trabajadores de prensa sabemos que la única grieta que existe es entre trabajadores y patrones.
* Secretario de Organización del SIPreBA y delegado gremial de los trabajadores de prensa de
Canal 7-TV Pública.
 
 
Sin libertad sindical no hay libertad de prensa
29/11/2015
HTTP://WWW.MIRADASALSUR.COM.AR/2015/11/29/REVISTA/OPINION-SIN-LIBERTAD-SINDICAL-NO-HAY-LIBERTAD-DE-PRENSA
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TOMÁS ELIASCHEV* | 
El editorial videlista del diario La Nación publicado un día después del triunfo del candidato de la alianza Cambiemos, Mauricio Macri, en el balotaje mereció un amplísimo repudio. El texto no sólo reclama impunidad para los genocidas sino que compara a los militantes de los ’70 con los terroristas que provocaron la reciente matanza en París. Fue demasiado. Se trató de un claro intento de marcarle la línea al futuro gobierno. Y de tirar la pelota lejos, para que no se siga avanzando con las complicidades civiles con la última dictadura militar, situación que complica a los dueños de la empresa, acusados de la presunta apropiación de Papel Prensa. Pero la cadena de mandos se rompió. Y sucedió algo que los jerarcas jamás imaginaron: la rebelión de los propios trabajadores y trabajadoras del centenario matutino.
El texto causó indignación en los sectores de la sociedad que se manifiestan en defensa de los derechos humanos. Lo más significativo fue que el desagrado explotó adentro del diario. En la mañana del lunes 23, varias destacadas firmas empezaron a manifestar su repudio mediante las redes sociales. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) emitió un comunicado donde se denuesta el texto y se expresa el apoyo a la valentía de los colegas que estaban desmarcándose del contenido expresado por la dirección editorial.
El plato fuerte fue la masiva asamblea convocada por la flamante comisión interna de prensa junto a los gráficos. En la redacción ubicada en Vicente López los trabajadores se unieron para expresar su desagrado con el texto y reivindicar las consignas de Memoria, Verdad y Justicia. El espíritu de los siete periodistas de La Nación asesinados por el terrorismo de Estado se hizo presente. La acción colectiva logró algo inédito: al día siguiente, el diario publicó un comunicado de los trabajadores y la foto que se sacaron con carteles que dejan en claro el malestar que causó el editorial y la perseverancia de una consigna: Nunca Más. El repudio se replicó en otras redacciones, como en el Grupo Clarín, Página/12 y Canal 7, cuyos delegados también hicieron asambleas para solidarizarse con la postura de los compañeros de La Nación.
Nada de esto se podría haber logrado sin la organización gremial de los trabajadores de prensa. A partir del conflicto en contra del vaciamiento de Crítica, de la lucha por recuperar la vida gremial en las empresas donde había sido prohibida, del esfuerzo para lograr paritarias a pesar de la conducción de la desfalleciente Utpba, de la conformación del Plenario Autoconvocado de Delegados de prensa escrita, radio y televisión, y de la lucha contra el fraude de la burocracia sindical, los trabajadores de los medios recuperamos nuestra identidad. Y nos dimos la tarea de crear nuestra herramienta. La conformación del SiPreBa, votada por más de 2.000 trabajadores en diciembre pasado, fue un impulso fundamental. Esta nueva organización gremial acaba de recibir un fuerte triunfo al obtener el reconocimiento legal por parte del Ministerio de Trabajo. Entre sus prioridades está la lucha por reivindicar el rol del oficio periodístico, poniendo la comunicación al servicio del pueblo trabajador. En el SiPreBA hay una idea clara: sin libertad sindical en los medios no hay libertad de expresión.
* Delegado de revista Veintitrés y secretario de Derechos Humanos del SiPreBA.
 

Una bocanada de aire

29/11/2015
ALFONSO VILLALOBOS * | 
La respuesta de los trabajadores de La Nación repudiando el editorial fascista publicada el lunes tiene un significado muy profundo. Es un hecho de alcance estratégico para los trabajadores de prensa y, sin temor a exagerar, para el movimiento obrero en general. Un verdadero síntoma de la etapa que viene y un puntal en favor de desarrollar un papel protagónico de los trabajadores para enfrentar el ajuste y la prepotencia patronal.
Es que la bravuconada derechista se produjo un día después del balotaje que consagró a Macri como presidente. El editorial sin firma, es sabido, expresa la posición oficial de los propietarios de un medio. Los trabajadores de La Nación han sentido la obligación de despegarse de semejante afrenta y decidieron ejercer el derecho de hacerlo con los métodos de los trabajadores: la asamblea y el voto a mano alzada. Con su acción independiente y con las urnas todavía en caliente cuestionaron la “sacrosanta propiedad privada” de los medios de comunicación y el supuesto “derecho inalienable” de las patronales a fijar la orientación ideológica de sus propios medios avasallando la conciencia y la humanidad de los periodistas. La asamblea puso las cosas en su lugar y, esta vez, fue la patronal la que tuvo que tragar el sabor amargo de publicar, en sus propias páginas, la posición independiente de los trabajadores.
El jueves, en Diputados se aprobó la incorporación al convenio de prensa de una cláusula de “objeción de conciencia” para que el periodista pueda darse por despedido con derechos indemnizatorios en caso de no sentirse identificado con un giro en la orientación ideológica del medio. Lo que podría interpretarse como una pequeña conquista gremial, en rigor, constituye una adaptación y una naturalización al monopolio capitalista de la información y un pequeño reaseguro individual para la libertad de expresión. Los compañeros de La Nación, por el contrario, dieron una respuesta muy superior, por su carácter colectivo, organizado y desafiante a ese monopolio capitalista de la palabra.
La acción de los compañeros de La Nación no cae como rayo en cielo sereno. El miércoles se supo que, finalmente, los trabajadores de prensa tendremos un sindicato propio luego de años de sufrir el dominio de una burocracia lumpenizada que abandonó las redacciones a su propia suerte. La inscripción simple obtenida por el SiPreBA es la estación de llegada de un proceso que, en su última etapa, comenzó con el reclamo de paritarias únicas para todos los trabajadores de prensa. El punto de partida insoslayable para lograr esa unidad fue la separación de los trabajadores con relación a sus propias patronales. El proceso, con una potencia extraordinaria, se dio en paralelo a la disputa entre corporaciones mediáticas más intensa de la que se tenga memoria. Objetivamente, los trabajadores de prensa asumimos un rumbo independiente mientras la disputa por la ley de medios atravesaba ferozmente al conjunto de las patronales y era el tema político por excelencia a nivel nacional. Paradójicamente, esas mismas patronales mantuvieron una unidad férrea contra los salarios de los trabajadores y en favor de la multitarea, las convergencias y el intento de vulnerar las conquistas consagradas en el estatuto y el convenio de los trabajadores de prensa. La asamblea de La Nación hizo más por la “democratización de la palabra” que cuatro años de vigencia de la ley de medios.
Esa separación con relación a las patronales hoy se manifiesta a una escala superior. Los trabajadores, ahora, vamos por un nuevo sindicato, democrático, de lucha e independiente. Para defender nuestras reivindicaciones pero también para disputar en el terreno de la libertad de expresión y el derecho a la información avasallados, una y otra vez, por las patronales de todos los colores. Un gran aporte para encarar esta difícil etapa cuyo desenlace dependerá, sin dudas, de la acción independiente de la clase trabajadora. Salud compañeros.
* Delegado de Tiempo Argentino / La Naranja de Prensa.
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