México: PALABRAS DEL EZLN EN EL 22 ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA GUERRA CONTRA EL OLVIDO.
Resumen Latinoamericano/ La voladora Radio/ Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena – Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Subcomandante Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Galeano.
Primero de Enero del 2016,
BUENAS NOCHES, BUENOS DÍAS COMPAÑEROS, COMPAÑERAS BASES DE APOYO DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, COMPAÑEROS/AS MILICIANOS Y MILICIANAS, INSURGENTAS E INSURGENTES, RESPONSABLES LOCALES Y REGIONALES, AUTORIDADES DE LAS TRES INSTANCIAS DE GOBIERNO AUTÓNOMO, COMPAÑEROS/AS PROMOTORES Y PROMOTORAS DE LAS DIFERENTES ÁREAS DE TRABAJO. COMPAÑEROS, COMPAÑERAS DE LA SEXTA NACIONAL E INTERNACIONAL Y TODOS LOS PRESENTES.
Compañeras y compañeros, hoy estamos aquí para celebrar el 22 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido.
Durante más de 500 años sufrimos la guerra que los poderosos de distintas naciones, lenguas, colores y creencias nos hicieron para aniquilarnos.
Quisieron matarnos, sea matando nuestros cuerpos, sea matando nuestras ideas.
Pero resistimos.
Como pueblos originarios, como guardianes de la madre tierra, resistimos.
No sólo aquí y no sólo el color que somos de la tierra.
En todos los rincones del mundo que dolía antes y duele ahora, hubo y hay gente digna y rebelde que resistió, que resiste contra la muerte que impone el de arriba.
El primero de enero de 1994, hace 22 años, hicimos público el “¡YA BASTA!” que preparamos en silencio digno durante una década.
Callando nuestro dolor preparábamos así el grito de nuestro dolor.
De fuego fue entonces nuestra palabra.
Para despertar a quien dormía.
Para levantar a quien caía.
Para indignar a quien se conformaba y se rendía.
Para rebelar la historia.
Para obligarla a decir lo que callaba.
Para develar la historia de explotaciones, asesinatos, despojos, desprecios y olvidos que se escondía detrás de la historia de arriba.
Esa historia de museos, estatuas, libros de texto, monumentos a la mentira.
Con la muerte de los nuestros, con nuestra sangre, sacudimos la modorra de un mundo resignado a la derrota.
No fueron sólo palabras. La sangre de nuestros caídos y caídas en estos 22 años se sumó a la de años, lustros, décadas, siglos anteriores.
Tuvimos que elegir entonces y elegimos la vida.
Por eso, entonces y ahora, para vivir morimos.
Tan sencilla como nuestra sangre pintando las calles y muros de las ciudades que nos desprecian ahora como antes lo hicieron, fue nuestra palabra entonces.
Y lo sigue siendo:
Como bandera de lucha fueron nuestras 11 demandas: tierra, trabajo, alimentación, salud, educación, vivienda digna, independencia, democracia, libertad, justicia y paz.
Estas demandas fueron las que nos hicieron levantarnos en armas porque es lo que nos hace falta a los pueblos originarios y la mayoría de las personas en este país y en todo el mundo.
De esta manera, emprendimos nuestra lucha en contra de la explotación, marginación, humillación, desprecio, olvido y por todas las injusticias que vivimos causadas por el mal sistema.
Porque para los ricos y poderosos sólo servimos para sus esclavos, para que así ellos sean cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres.
Después de vivir tanto tiempo bajo esta dominación y despojo, dijimos:
¡YA BASTA! ¡Y HASTA AQUÍ SE ACABÓ LA PACIENCIA!
Y vimos que no nos quedó otro camino más que tomar nuestras armas para matar o morir por una causa justa.
Pero no estábamos solos, solas.
No lo estamos ahora.
En México y el Mundo la dignidad tomó las calles y pidió espacio para la palabra.
Entendimos entonces.
A partir de ese momento cambió nuestra forma de lucha y fuimos y somos oído atento y palabra abierta, porque desde un principio sabíamos que una lucha justa del pueblo es por la vida y no por la muerte.
Pero tenemos a un lado nuestras armas, no las dejaremos, estarán con nosotros hasta el final.
Porque vimos que donde nuestro oído fue corazón abierto, el Mandón opuso su palabra de engaño, su corazón de ambición y mentira.
Vimos que la guerra de arriba siguió.
Su plan y su objetivo era y es hacernos la guerra hasta exterminarnos. Por eso en lugar de resolver las justas demandas, preparó y prepara, hizo y hace la guerra con sus armamentos modernos, forma y financia grupos paramilitares, ofrece y reparte migajas aprovechando la ignorancia y la pobreza de algunos.
Ésos mandones de arriba son tontos. Pensaron que quienes estaban dispuestos a escuchar, estaban también dispuestos a venderse, a rendirse, a claudicar.
Se equivocaron entonces.
Se equivocan ahora.
Porque nosotras las zapatistas, los zapatistas, tenemos bien claro que no somos limosneros o inútiles que esperan que todo se les resuelva solo.
Somos pueblos con dignidad, con decisión y conciencia para luchar por la verdadera libertad y justicia para todas, para todos, para todoas. Sin importar su color, su raza, su género, su creencia, su calendario, su geografía.
Por eso nuestra lucha no es local, ni regional, ni siquiera nacional.
Es universal.
Porque universales son las injusticias, los crímenes, los despojos, los desprecios, las explotaciones.
Pero también son universales la rebeldía, la rabia, la dignidad, el afán de ser mejores.
Por eso entendimos que era necesario construir nuestra vida nosotros mismos, nosotras mismas, con autonomía.
En medio de las grandes amenazas, de los hostigamientos militares y paramilitares, y las constantes provocaciones del mal gobierno, empezamos a formar nuestro propio sistema de gobernar, nuestra autonomía, con nuestra propia educación, nuestra propia salud, nuestra propia comunicación, nuestra forma de cuidar y trabajar a nuestra madre tierra; nuestra propia política como pueblo y nuestra propia ideología de cómo queremos vivir como pueblos, con otra cultura.
Donde otras, otros esperan que desde arriba se solucionará lo de abajo; nosotras, nosotros, zapatistas, empezamos a construir nuestra libertad como se siembra, como se construye, como se crece, es decir, desde abajo.
Pero el mal gobierno intenta destruir y acabar nuestra lucha y resistencia con una guerra que cambia de intensidad como cambia su política engañosa, con sus malas ideas, con sus mentiras, usando sus medios de comunicación para difundirlas y con la repartición de migajas en los pueblos indígenas donde hay zapatistas, para así dividir y comprar conciencias, aplicando de esta forma su plan de contrainsurgencia.
Pero la guerra que viene de arriba, compañeras, compañeros, hermanas y hermanos, es siempre la misma: sólo trae destrucción y muerte.
Pueden cambiar las ideas y las banderas con las que llega, pero la guerra de arriba siempre destruye, siempre mata, nunca siembra como no sea el terror y la desesperanza.
En medio de esa guerra tuvimos que caminar hacia lo que queremos.
No podíamos sentarnos a esperar a que entendieran quienes no entienden ni siquiera que no entienden.
No podíamos sentarnos a esperar a que el criminal renegara de sí mismo y de su historia y se convirtiera, arrepentido, en alguien bueno.
No podíamos esperar una larga e inútil lista de promesas que serían olvidadas unos minutos después.
No podíamos esperar a que lo otro, diferente pero igual en dolor y rabia, nos mirara y mirándonos se viera.
No sabíamos cómo hacer.
No había ni hay libro, manual o doctrina que nos dijera cómo hacer para resistir y, al mismo tiempo, construir algo nuevo y mejor.
Tal vez no perfecto, tal vez diferente, pero siempre nuestro, de nuestros pueblos, de las mujeres, hombres, niñas y ancianos que con su corazón colectivo cubren la bandera negra con la estrella roja de cinco puntas y las letras que les dan no sólo nombre, también compromiso y destino: E Z L N.
Entonces buscamos en nuestra historia ancestral, en nuestro corazón colectivo, y a los tumbos, con fallas y errores, fuimos construyendo esto que somos y que no sólo nos mantiene con vida y resistiendo, sino que también nos levanta dignos y rebeldes.
Durante estos 22 años de lucha de Resistencia y Rebeldía seguimos construyendo otra forma de vida, gobernándonos nosotros mismos como pueblos colectivos que somos, bajo los 7 principios del mandar obedeciendo, construyendo un nuevo sistema y otra forma de vida como pueblos originarios.
Uno donde el pueblo manda y gobierno obedece.
Y nuestro corazón sencillo lo ve que es lo más sano, porque nace y crece del mismo pueblo, es decir, es el mismo pueblo que opina, discute, piensa, analiza, propone y decide qué cosa es lo mejor para su beneficio, siguiendo el ejemplo que nos dejaron nuestros antepasados.
Como iremos explicando después, vemos que en las comunidades partidistas reinan el desamparo y la miseria, manda la holgazanería y el crimen, la vida comunitaria está rota, lastimada ya mortalmente.
El venderse al mal gobierno no sólo no resolvió sus necesidades, sino que sumó más horrores.
Donde antes había hambre y pobreza, hoy las sigue habiendo, pero además hay desesperanza.
Las comunidades partidistas se han convertido en grupos de limosneros que no trabajan, sólo esperan el siguiente programa gubernamental de ayuda, o sea esperan la próxima temporada electoral.
Y esto no aparecerá en ningún informe de gobierno municipal, estatal o federal, pero es la verdad que se puede ver en las comunidades partidistas: campesinos que no saben ya trabajar la tierra, casas de material vacías porque ni el cemento ni las láminas se pueden comer, familias destruidas, comunidades que sólo se reúnen para recibir las limosnas gubernamentales.
En nuestras comunidades tal vez no hay casa de cemento, ni televisiones digitales ni camiones último modelo, pero nuestra gente sabe trabajar la tierra.
Lo que se pone en su mesa, la ropa que las viste, la medicina que las alivia, el saber que se aprende, la vida que transcurre es SUYA, producto de su trabajo y de su saber.
No es regalo de nadie.
Podemos decirlo sin pena: las comunidades zapatistas no sólo están mejor que hace 22 años.
Su nivel de vida es superior al de quienes se han vendido a los partidistas de todos los colores.
Antes para saber si alguien era zapatista se veía si traía paliacate rojo o pasamontañas.
Ahora basta ver si sabe trabajar la tierra; si cuida su cultura; si estudia para conocer la ciencia y la técnica; si se respeta como mujeres que somos; si tiene la mirada en alto y limpia; si sabe que manda como colectivo; si ve los cargos de gobierno autónomo rebelde zapatista como servicio y no como negocio; si cuando le preguntan algo que no sabe, responde “no lo sé… todavía”; si cuando se burlan diciéndole que los zapatistas ya no existen, que son muy pocos, responde “no preocupas, ya vamos a ser más, de repente tarda, pero sí vamos a ser más”; si mira lejos en calendarios y geografías; si sabe que el mañana se siembra hoy.
Pero pues sí, reconocemos que nos falta mucho por hacer, nos hace falta organizarnos más y mejor.
Por eso nos tenemos que esforzar más por prepararnos para realizar más y mejor nuestros trabajos de gobernarnos, porque ahí viene de nuevo el mal de los males: el mal sistema capitalista.
Y tenemos que saber cómo enfrentarlo. Ya tenemos 32 años de experiencias de lucha de Rebeldía y Resistencia.
Ya somos lo que somos.
Somos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Somos aunque no nos nombren.
Somos aunque con silencios y calumnias nos olviden.
Somos aunque no nos miren.
Somos en el paso, en el camino, en el origen, en el destino.
Y en lo que somos vemos, miramos, escuchamos dolores y sufrimientos cercanos y lejanos en calendarios y geografías.
Y miramos antes, y miramos ahora.
Una noche cruenta, más si posible fuera, se tiende sobre el mundo.
El Mandón no sólo se empeña en seguir explotando, reprimiendo, despreciando y despojando.
Está decidido a destruir el mundo entero si eso le da ganancias, dinero, paga.
Está claro que viene lo peor para todas, todos, todoas.
Porque los grandes ricos multimillonarios de unos cuantos países, siguen con el objetivo de saquear todas las riquezas naturales en todo el mundo, todo lo que nos da vida como el agua, las tierras, bosques, montañas, ríos, aire; y todo lo que está bajo el suelo: oro, petróleo, uranio, ámbar, azufre, carbón, y otros minerales.
Porque ellos no la consideran a la tierra como fuente de vida, sino como un negocio y todo lo convierten en mercancía, y la mercancía la convierten en dinero, y así nos quieren destruir por completo.
El mal y el malo tienen nombre, historia, origen, calendario, geografía: es el sistema capitalista.
No importa cómo lo pinten, no importa el nombre que le pongan, no importa la religión que lo vista, no importa la bandera que levante.
Es el sistema capitalista.
Es la explotación de la humanidad y del mundo que habita.
Es el desprecio a todo lo que es diferente y que no se vende, no se rinde, no claudica.
Es el que persigue, encarcela, asesina.
Es el que roba.
Frente a él surgen, nacen, se reproducen, crecen y mueren, salvadores, líderes, caudillos, candidatos, gobiernos, partidos que ofrecen la solución.
Como una mercancía más, se ofertan las recetas para resolver los problemas.
Tal vez alguien todavía crea que de arriba, de donde vienen los problemas, vendrán las soluciones.
Tal vez todavía hay quien cree en salvadores locales, regionales, nacionales y mundiales.
Tal vez hay todavía quien espera que alguien haga lo que nos corresponde hacer a nosotros, nosotras mismas.
Sería muy bueno, sí.
Todo fácil, cómodo, sin mayor esfuerzo.
Sólo levantar la mano, tachar una boleta, llenar un formulario, aplaudir, gritar una consigna, afiliarse a un partido político, votar para botar a uno y que otro entre.
Tal vez, decimos, pensamos nosotras, nosotros, zapatistas que somos lo que somos.
Sería muy bueno así, pero no lo es.
Porque lo que hemos aprendido como zapatistas que somos y sin que nadie nos lo haya enseñado, como no sea nuestro propio paso, es que nadie, absolutamente nadie va a venir a salvarnos, a ayudarnos, a solucionar nuestros problemas, a aliviar nuestros dolores, a regalarnos la justicia que necesitamos y merecemos.
Sólo lo que hagamos nosotras, nosotros, cada quien según su calendario y su geografía, según su nombre colectivo, su pensamiento y su acción, su origen y su destino.
Y también hemos aprendido, como zapatistas que somos, que es sólo con organización que es posible.
Aprendimos que si se indigna una, uno, unoa, es bonito.
Que si se indignan varios, varias, muchas, muchos, muchoas, entonces una luz se enciende en un rincón del mundo y su luz alcanza a alumbrar por unos instantes toda la faz de la tierra.
Pero también aprendimos que si esas indignaciones se organizan…
¡Ah!, entonces no es una luz momentánea la que ilumina los caminos terrenales.
Entonces es como un murmullo, como un rumor, como un temblor que empieza a sonar quedo primero, más fuerte después.
Como si este mundo fuera a parir otro mundo, uno mejor, más justo, más democrático, más libre, más humano… o humana… o humanoa.
Por eso hoy empezamos esta parte de nuestras palabras con una palabra ya de antes, pero que sigue siendo necesaria, urgente, vital: tenemos que organizarnos, prepararnos para luchar, por cambiar esta vida, por crear otra forma de vida, otra forma de gobernarnos, nosotros mismos los pueblos.
Porque si no nos organizamos, seremos más esclavizados.
Ya no hay nada ya de que confiar en el capitalismo.
Absolutamente nada.
Ya lo vivimos cientos de años su sistema, ya las padecimos sus 4 ruedas del carruaje del capitalismo: la explotación, la represión, el despojo y el desprecio.
Ya sólo queda la confianza entre nosotras, nosotros mismos, donde nosotros, nosotras sí sabemos cómo construir una nueva sociedad, un nuevo sistema de gobierno, con la vida justa y digna que queremos.
Porque ahora nadie se salva en la tormenta de la hidra capitalista que destruirá nuestras vidas.
Indígenas, campesin@s, obre@s, maestr@s, amas de casas, intelectuales, trabajadores y trabajadoras en general, porque hay muchos trabajadores que luchan por sobrevivir su vida diaria, unos con patrón y otr@s no, pero que caen en la misma garra del capitalismo.
O sea que no hay salvación en el capitalismo.
Nadie nos va dirigir, somos nosotr@s mism@s los que nos dirigimos, tomándonos en cuenta de cómo lo pensamos resolver de cada situación.
Porque si pensamos que hay quien nos dirige, pues ya vimos cómo nos dirigieron durante los cientos de años antes y en el sistema capitalista, no sirvió para nosotros los jodidos. Para ellos sí, porque ahí sí, sólo sentados, ganaron dinero para vivir.
A todos les dijeron “voten por mí”, voy a luchar porque ya no haya más explotación y ya cuando ya llegaron en el puesto donde se gana dinero sin sudar, automáticamente se olvidan de todo lo que dijeron, empiezan a crear más explotación, a vender lo poco queda de la riqueza de nuestros países.
Ésos vende patrias son unos inútiles, hipócritas, parásitos que no sirven.
Por eso, compañeros y compañeras, la lucha no ha terminado, apenas estamos empezando, apenas llevamos 32 años, de los cuales 22 son públicos.
Por eso debemos unirnos más, organizarnos mejor para construir nuestra barca, nuestra casa, es decir nuestra autonomía, porque es la que nos va a salvar de la gran tormenta que se acerca, debemos fortalecer más nuestras áreas de trabajo y nuestros trabajos colectivos.
No tenemos otro camino más que unirnos y organizarnos para luchar y defendernos de la gran amenaza del mal sistema capitalista, porque las maldades del capitalismo criminal que amenaza a la humanidad no va a respetar a nadie, va a barrer a todos sin distinción de raza, de partido, ni religión porque ya lo han demostrado durante muchos años que siempre han mal gobernado, amenazado, perseguido, encarcelado, torturado, desaparecido y asesinado a nuestros pueblos del campo y de la ciudad en todo el mundo
Por eso les decimos, compañeros, compañeras, niños y niñas, jóvenes y jovenas, ustedes como nuevas generaciones son el futuro de nuestros pueblos, de nuestra lucha y de nuestra historia, pero deben de entender que tienen una tarea y obligación: seguir el ejemplo de nuestros primeros compañeros, de nuestros compañeros mayores de edad, de nuestros padres y abuelos y todos los que iniciaron esta lucha.
Ellos y ellas ya nos marcaron el camino, ahora nos toca seguir y mantener ese camino, pero para esto solamente se logra organizándonos en cada generación y en generación, entender eso y a organizarse para eso, y así hasta llegar al final de nuestra lucha
Porque ustedes como jóvenes son parte importante de nuestros pueblos, por eso deben de participar en todos los niveles de trabajo que hay en nuestra organización y en todas las áreas de trabajo de nuestra autonomía, y que sean las generaciones que sigan dirigiendo nuestro propio destino con democracia, libertad y justicia así como nos están enseñando ahora nuestros compañeros y compañeras primeros.
Compañeras y compañeros todos y todas, estamos seguros que vamos a lograr un día lo que queremos, para todos todo, o sea nuestra libertad, porque ahora nuestra lucha está avanzando poco a poco y nuestras armas de lucha son nuestra resistencia, nuestra rebeldía y nuestra palabra verdadera que no hay montañas ni fronteras que puedan impedirla, sino que llega hasta en el oído y en los corazones de otros hermanos y hermanas en el mundo entero.
Es decir que ya somos cada vez más los que entendemos la lucha en contra de la gravísima situación de injusticia en que nos tienen, que causa el mal sistema capitalista en nuestro país y en el mundo.
También estamos claros que a lo largo de nuestra lucha ha habido y habrá amenazas, represiones, persecuciones, desalojos, contradicciones y burlas de parte de los tres niveles de los malos gobiernos, pero debemos de estar claros que si el mal gobierno nos odia es porque vamos en un buen camino; y si nos aplaude es que nos estamos desviando en nuestra lucha.
No olvidemos que nosotros somos los herederos de hace más de 500 años de lucha y resistencia. En nuestras venas corre la sangre de nuestros antepasados, ellos nos heredaron el ejemplo de lucha y rebeldía y el ser guardián de nuestra madre tierra porque en ella nacimos, en ella vivimos y en ella moriremos.
-*-
Compañeras, compañeros zapatistas:
Compañeros, compañeras, compañeroas de la Sexta:
Hermanas y hermanos:
Ésta es nuestra primera palabra en este año que comienza.
Más palabras vendrán, más pensamientos.
Poco a poco se irá mostrando de nuevo nuestra mirada, nuestro corazón que somos.
Ahora sólo queremos terminar diciéndoles que para honrar y respetar la sangre de nuestros caídos, no basta con solo recordar, extrañar, llorar, ni rezar, sino que debemos de seguir el ejemplo y continuar la tarea que nos dejaron, hacer en la práctica el cambio que queremos.
Por eso compañeros y compañeras para este día tan importante es el momento de reafirmar nuestra conciencia de lucha y de comprometernos para seguir adelante, cueste lo que cueste y pase lo que pase, no permitamos que el mal sistema capitalista destruya lo que hemos conquistado y lo poco que hemos podido construir con nuestro trabajo y esfuerzo durante más de 22 años: ¡nuestra libertad!
Ahora no es el momento de echarnos para atrás, de desanimarnos o de cansarnos, debemos de estar más firmes en nuestra lucha, mantener firmes las palabras y ejemplos que nos dejaron nuestros primeros compañeros: de no rendirse, no venderse y no claudicar.
¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena – Comandancia General del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Galeano.
México, Primero de enero del 2016.
La palabra crea, cree, construye, transforma.
Publicado el enero 1, 2016
**La irrupción indígena de 1994 en Chiapas impulsó una buena cantidad de escritos, cuya pretensión era describir y desentrañar las causas del alzamiento zapatista, además de poner al descubierto el misterio que representó aquel 1 de enero, la imagen de Marcos, portavoz y rostro visible del neozapatismo.
Diversos escritores se han ocupado en referir las causas del alzamiento indígena, detallar los primeros días de enfrentamiento, el contexto histórico, social, económico y cultural de Chiapas, el misticismo social y la melancolía de la utopía revolucionaria en momentos en la que la posmodernidad marcó el avance y cambio en las estructuras económicas y sociales de manera global. De igual manera, la excentricidad guerrillera de Marcos y, el manejo del lenguaje le llevó a posicionar la agenda zapatista en la atención y discusión gubernamental, intelectual y de la sociedad civil. Las diferentes demandas contenidas en la agenda zapatista fueron parte del estudio, análisis, crítica y reflexión de los muchos que participaron como reseñadores, testigos, simpatizantes, detractores o impulsores de la historia zapatista en la era moderna.
La intención renovadora de la palabra para contar historias tomó diferentes causes en la discusión y en las muchas aristas que permitió el tema. El zapatismo, Chipas, Marcos, impulsaron una gran variedad de textos periodísticos, sociológicos, antropológicos, algunos de los cuales constituyeron libros. Por otro lado, entrevistas, compilación de documentos y comunicados, epístolas, fanzines, artículos publicados en diversos medios impresos, apoyaron el quehacer de contar la historia. Importante es mencionar que en esta misma avidez por retratar la insurrección indígena se publicaron libros que recogieron el cariz literario y poético del movimiento, reflejado a través de los comunicados escritos por Marcos y firmados a nombre de la comandancia zapatista.
La poética revolucionaria, como la llamó el periodista y escritor español Manuel Vázquez Montalbán, atrapó la atención por su propuesta renovadora en el discurso político, la fluidez en la escritura, el descubrimiento y uso de la palabra literaria como espacio de acercamiento e identificación con el otro. Esta particularidad, le valió el reconocimiento de escritores e intelectuales que vieron en Marcos una alternativa renovada en la manera de hacer y hablar de política a través de la efectividad, poco vista y utilizada, de la literatura en la arena política.
De esta manera surgen obras que proyectan la cercanía o alejamiento con Marcos, con lo que representa, dice y escribe. Textos como Marcos, la genial impostura[Aguilar, 1998] escrito por Bertrand de la Grange y Maite Rico, corresponsales en México de “El país” y “Le Monde”, respectivamente. A lo largo de sus 472 páginas, las autoras intentan describir la dinámica interna de la izquierda en México, la complejidad de la sociedad mexicana, el proceso y consolidación de Marcos como jefe del EZLN, y la vida de Rafael Sebastián Guillén, a quien las autoras identifican como el jefe guerrillero.
Por su parte, el investigador Carlos Tello Díaz en su libro La rebelión de las cañadas[Cal y Arena, 1995] describe la historia zapatista desde sus antecedentes, en la década de los cincuenta hasta llegar a 1994, año en que hacen su aparición pública. A través de esta investigación, Tello Díaz brinda elementos al lector para entender de mejor manera la historia y realidad de las comunidades indígenas.
La rebelión de las cañadas o Marcos, la genial impostura son algunos ejemplos de la producción editorial centrada en el abordaje político y social del zapatismo, a lo largo de estos años. Yo, Marcos, Detrás de nosotros estamos ustedes, Desde las montañas de sureste mexicano: cuentos, leyendas y otras posdatas del Sup Marcos, se suman a la lista de libros que a su modo, visión, simpatía o no, conforman el compendio escrito.
En un país que en 1994 contaba con 90 millones de mexicanos, la mayor parte de ellos en condición de pobreza, la aparición de un grupo de encapuchados, que reivindicando las causas más elementales, declaró la guerra al gobierno mexicano, marcó un punto coyuntural en su historia. Las posibilidades ideológicas, políticas, poéticas y sociales que representa el neozapatismo permitió la aparición de publicaciones como la revista Chiapas [Coedición ERA-IIEc/ UNAM] que recoge las visiones y temáticas de periodistas, intelectuales, escritores, historiadores y demás colaboradores convencidos de la legitimidad en las exigencias de la lucha indígena.
El abordaje sobre el tema también posibilitó el análisis, la crítica y la reflexión sobre el papel de los medios de comunicación (electrónicos e impresos) en la cobertura que sobre el hecho relataron, informaron, editorializaron, ya la televisión, ya la radio, ya los periódicos y revistas, nacionales e internacionales.
Chiapas, la comunicación enmascarada [Diana, 1994] escrito por Raúl Trejo Delarbre en los primeros meses de la revuelta chiapaneca, presenta el abordaje, excesos, omisiones, tergiversaciones que los diferentes medios de comunicación dieron a la cobertura informativa. Paso a paso, Trejo Delarbre analiza el quehacer periodístico y la configuración mediática que originó el lenguaje zapatista, lo que le llevó a posicionar una estrategia comunicativa, para muchos eficaz, del subcomandante Marcos.
Si bien, esta obra centra su atención en el asunto mediático, es también aprovechado por el autor para hacer referencia a la proclividad de Marcos por la escritura. En el apartado “De la emoción, a la glorificación. La pluma y la vocación imaginativa”, el periodista refiere las exaltaciones en las que algunos periodistas cayeron, así como, la vuelta de timón que dieron algunos medios en cuanto a la cobertura. Al bajar la intensidad del enfrentamiento, los ángulos informativos se enfocaron a la pluma del jefe guerrillero, señala Trejo Delarbre.
Marcos, aún dentro de su chantaje cursi a las emociones exaltadas, manifiesta mayor búsqueda, más originalidad incluso, que la mayoría de sus promotores y defensores. Por lo menos, en su variedad de comunicados y ocurrencias expresa alguna imaginación, aunque no deja de ser chocante la actitud de arrogancia, disfrazada de humor pesado y de benevolencia envalentonada –no en balde se trataba de un personaje armado de una metralleta–.
En el seguimiento de las diversas obras que surgieron para atestiguar parte de la historia en la edad moderna, encontramos publicaciones que abren espacio en su análisis para incorporar la reflexión sobre la palabra y lenguaje utilizado por Marcos, jefe militar de la guerrilla.
Es así que llega a nosotros el artículo de Pablo González Casanova “Causas de la rebelión en Chiapas” [1995]. Un artículo que explica los orígenes de la rebelión zapatista, la lucha por la tierra, el desmantelamiento social que generaron los diferentes niveles de gobierno en Chiapas, el trabajo de la acción pastoral cuyos curas y catequistas se dedicaron a enseñar a los indígenas que son seres humanos.
A fuerza de argumento, González Casanova muestra su simpatía por el movimiento, la cercanía ideológica y la comunión con conceptos enarbolados por los zapatistas. Es en este artículo donde el autor abre un espacio -breve- para referirse al manejo del discurso zapatista, los diferentes interlocutores a los que va dirigido, así como la utilización de mensajes en otros idiomas diferentes al castellano.
Bajo este planteamiento de González Casanova surge un espacio de encuentro con el texto Lingüística y política de Alejandro Raiter, obra donde se analiza el papel del lenguaje y el discurso como medio de construcción social. Quizá, el planteamiento que más aporta al análisis lingüístico-social es la relación intrínseca entre lenguaje-discurso-emisor-receptor.
Raiter reflexiona sobre los signos ideológicos presentes en los discursos, el valor de la palabra como signo en la conformación y actuar de las sociedades.
Es la óptica lingüística, el elemento que permea este análisis que en su capítulo 3 El discurso zapatista ¿un discurso posmoderno? retoma el discurso del EZLN para discernir sobre sus características y los elementos que lo distinguen de otros discursos.
A este respecto, el autor afirma que el discurso zapatista se aparta del discurso clásico de la izquierda en cuanto a sus formas textuales, la enunciación y la manera de negociar el valor de los signos ideológicos. Precisamente las diferencias en las formas textuales – dice Raiter- es la manera en que el discurso zapatista no sólo nombra a sus diferentes receptores, sino la manera de dirigirse a los diferentes interlocutores. Esas variantes las consigue el discurso zapatista a través de diversos recursos:
[…] los giros irónicos, ya respetuosos ya amenazantes; las fórmulas rituales; la variedad de sus citas de autoridad, que no se limita al panteón tradicional de la izquierda sino que incluye poetas, novelistas, jugadores de fútbol y dioses y semidioses; un idiolecto que conjuga unas pocas palabras aisladas de los dialectos indígenas junto a los giros sociolectales propios de México DF, sin despreciar expresiones dialectales en un castellano culto, y palabras y expresiones en inglés o francés […]
En Marcos: el señor de los espejos [Punto de lectura, 1999] el escritor español Manuel Vázquez Montalbán recoge una larga entrevista realizada a Marcos. Es tras este encuentro en la Selva Lacandona donde el autor realiza esta entrevista, que posteriormente dio paso a la publicación del libro.
A lo largo del encuentro, Marcos desvela las circunstancias que llevaron al alzamiento indígena, los obstáculos gubernamentales para que la lucha y mensaje zapatista no llegaran de manera clara a la sociedad civil, así como el incumplimiento de los acuerdos asumidos por el gobierno y la persecución contra los rebeldes.
Este libro es un documento donde el sup Marcos habla de los más variados temas sociales, políticos, culturales; la confrontación y contradicciones del modelo neoliberal, asimismo, el debate que sostiene el líder zapatista con diferentes intelectuales mexicanos a propósito de la lucha armada y el resurgimiento de cambio social como posibilidad propuesta por los zapatistas.
Entre reflexiones, el autor se introduce en uno de los elementos importantes que ha acompañado al zapatismo, la palabra. Ahí, en ese espacio de intercambio entre el escritor y el jefe guerrillero, se aborda el uso del lenguaje y la propuesta discursiva que representa la voz de un movimiento guerrillero en tiempos y circunstancias hostiles. Hay un cambio del lenguaje, un cambio a la poética revolucionaria -¿en qué momento lo decide?-cuestiona el autor a Marcos. Vázquez Montalbán señala que el lenguaje zapatista es un lenguaje de símbolos, que su discurso, el zapatista, constituye una poética revolucionaria alternativa.
Marcos, la voz del movimiento, reflexiona sobre la palabra en el contexto zapatista, donde la consideran como una forma que puede producir reflexión, conciencia de lo que está ocurriendo. En este espacio lingüístico se presenta -a decir de Marcos- cierto sincretismo entre el lenguaje urbano y el indígena.
Hay una búsqueda del lenguaje para poder expresar la realidad, en esta búsqueda se establece una diferencia en el habla, depende a quién se le habla, si “se habla hacia dentro o cuando se habla hacia fuera” siempre siendo fieles al lenguaje interno señala Marcos.
Por su parte, el poeta argentino Juan Gelman realizó una entrevista al subcomandante Marcos, “Nada que ver con las armas” fue publicada en el diarioPágina /12 de Buenos Aires, Argentina.
En el marco del Encuentro Continental Americano por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, realizado en algún punto de la Selva Lacandona, Gelman dialoga con Marcos sobre su quehacer literario, sus inicios en la escritura, la relación con la poesía y las influencias que lo han acompañado. En este encuentro dialógico entre Marcos y Gelman los temas literarios van apareciendo como lo hace la fascinación literaria del Marcos guerrillero, sus intentos por escribir poesía política, particularmente durante sus primeros años en la montaña, años “muy solitarios” resalta el Sup. Asimismo, refiere la organización de eventos culturales a la que los combatientes llamaban “célula cultural” donde se recitaba poesía, la poesía de Miguel Hernández, el único libro que tenían en su poder, a decir, de ellos.
Quizá de todas las características que se pudieran señalar sobre la escritura de Marcos, Durito de la Lacandona, sea el personaje con mayor realce literario, el mismo Octavio Paz reconoció a Durito, como una invención literaria memorable.
Durito, el escarabajo que se hace llamar Caballero Andante de la Selva Lacandona, que tiene como escudero a Marcos, en clara alusión al Quijote y Sancho Panza de Cervantes, mantienen pláticas amenas sobre diferentes tópicos incluyendo la política.
De un tema a otro, Marcos relata a Juan Gelman el choque cultural que propició el encuentro del lenguaje indígena y el urbano, el manejo del lenguaje que tuvieron que hacer para poder comunicarse con las comunidades y viceversa, un manejo del lenguaje mismo en relación con la política.
Es precisamente el lenguaje lo que mantiene ahora y en el futuro al zapatismo:
[…]Y en buena parte el futuro del zapatismo está en el lenguaje. No quiero decir que el zapatismo está en el lenguaje. No quiero decir que el zapatismo va a desaparecer, pero su futuro y su quehacer tiene que ver con el quehacer de su lenguaje. Según sea el futuro de su palabra, será el futuro del EZLN.
A propósito del Caballero Andante de la Selva Lacandona se publica Don Durito de la Lacandona [Eón, 2005] libro ilustrado que contiene cuentos y reflexiones del escarabajo selvático, acérrimo enemigo del neoliberalismo por sus afirmaciones manifiestas en estos escritos.
Historias como “la del pie frío y el pie caliente” o “La historia del ratoncito y del gatito” son parte de las intervenciones con las que Durito interpela a Marcos, y que regularmente terminan en cuentos o leyendas.
Uno de los escritos con un cariz expresamente literario es Muertos incómodos[Joaquín Mortiz, 2005], novela escrita por Paco Ignacio Taibo II y el Subcomandante Marcos, y publicada por entregas en el diario La Jornada.
La novela escrita a cuatro manos no alcanzó las expectativas que muchos esperaron encontrar, más bien, la crítica se centró en la debacle literaria y el nivel de folletín panfletario al que llegó.
Para algunos, Marcos no aspiraba a escribir una novela, sino una estrategia política enmarcada en la serie de circunstancias políticas y sociales que dieron un nuevo respiro mediático al movimiento zapatista.
6) Raúl Trejo Delarbre. Chiapas, la comunicación enmascarada. Diana, México, 1995. p. 22
7) Alejandro Raiter. Lingüística y Política. Ed. Biblos. 2da. Edición. Buenos Aires, Argentina, 2008.
p. 27
8) Quizá esta sea una de las pocas entrevistas realizadas a Marcos donde se aborda de manera central su faceta como escritor. A pesar de ello el autor no omite incluir los tópicos militares y políticos al final de su encuentro con el jefe guerrillero.
9) Juan Gelman. “Nada que ver con las armas”. Página /12. Buenos Aires, Argentina
**Extracto de un proyecto de tesis sobre Transtextualidad literaria e ideología en los discursos y comunicados del subcomandante Insurgente Marcos de Verónica Galicia
2015: LA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS HACE CRISIS EN MÉXICO
Por Guadalupe Fuentes López / Resumen Latinoamericano/ SinEmbargo.mx / 22 de diciembre de 2015 –
Alguna vez Nelson Mandela dijo: “negar a la gente sus derechos humanos es desafiar su propia humanidad”, una frase que los gobiernos de todo el mundo deberían adoptar como propia para que prevalezca la justicia y la paz entre sus gobernados. En el año que está por concluir, el Gobierno mexicano fue señalado por diversas organizaciones nacionales y extranjeras por negar estos derechos y hacer oídos sordos a los reclamos de miles de mexicanos indignados por la impunidad que se vive en todo el territorio nacional. Esta crisis de derechos humanos no sólo se concentró en desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, también incluyó la represión, las detenciones arbitrarias, el quebranto a los derechos de comunidades indígenas y de los activistas. Este 2015 no fue un año bueno para México en materia de derechos humanos, y, como sucede en la mayoría de las veces, los niños, mujeres e indígenas fueron la población más lacerada ante la indiferencia del Estado mexicano para hacer frente a esta “grave crisis”, como lo calificó la CIDH.
Un país donde existen desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, represión, censura, detenciones arbitrarias, migrantes maltratados, un sistema de salud obsoleto, una educación precaria, presos políticos, presos por hambre… El quebranto de los derechos humanos en todo su esplendor, así es como diversas organizaciones nacionales e internacionales calificaron a México este 2015.
Un año antes, a raíz de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Guerrero, México atrajo la atención internacional porque durante las investigaciones salieron a la luz ligas de autoridades con el crimen organizado y violaciones a la integridad de los estudiantes por parte de éstas.
Antes de Ayotzinapa, también Tlatlaya, en el Estado de México, levantó la indignación. En ese municipio, más de una decena de personas fueron ejecutadas por elementos del Ejército mexicano, y la manera en que el Gobierno del Estado de México, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR) trataron de sepultar el caso también mostró la falta de voluntad política del Estado mexicano para atajar y combatir este problema.
Estos hechos no escaparon de los organismos internacionales encargados de defender los derechos humanos y se pronunciaron al respecto con informes, recomendaciones y documentos que demuestran con cifras y testimonios que México se ha convertido en un país peligroso para quienes alzan la voz y divergen de las acciones del gobierno.
Pero este 2015 la crisis de los derechos humanos estalló, las protestas que surgieron en todo el territorio nacional se extendieron fuera del país, no sólo se escuchó el eco de los miles de mexicanos reclamando justicia y cese a la impunidad en las calles, ahora se escuchó la voz, una voz que llegó a oídos de organismos internacionales ante el silencio del Estado mexicano.
Diversos organismos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la Organización de la Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Amnistía Internacional (AI) y el Programa México y Derechos Migrantes de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), han expuesto la grave crisis de derechos humanos que vive el país y han llamado al Estado mexicano a reconocer el problema y establecer medidas que protejan la dignidad de las personas.
La crisis de derechos humanos no sólo se concentra en desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, también incluye la represión, las detenciones arbitrarias, el quebranto a los derechos de comunidades indígenas y de los activistas en diversas partes del país.
Además, los crecientes ataques a la libertad de expresión, reflejados en asesinatos y secuestros de periodistas, y atentados contra medios de comunicación, han situado a México como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.
LAS RECOMENDACIONES
De 2006 hasta el pasado 9 de octubre, el Gobierno de México sumó 548 recomendaciones por parte de organismos nacionales e internacionales en materia de violaciones graves a los derechos humanos, de acuerdo con un recuente hecho por el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) llamado “Derechos Humanos: el riesgo de normalizar la excepción”.
De acuerdo con el recuento, la CNDH es el organismo que ha hecho el mayor número de recomendaciones al Gobierno de México con 335, seguida por la CIDH con 142, la mayoría se refieren a casos de tortura, desaparición forzada y “tratos crueles”.
El pasado 15 de septiembre, el Grupo de Trabajo sobre desapariciones forzadas de la ONU lamentó observar pocos avances en la implementación de las recomendaciones que realizó al gobierno de México tras su visita efectuada en 2011 y se dijo especialmente preocupado por el deterioro que prevalece en el país desde que presentó su informe.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también se pronunció.
El pasado 28 de septiembre cuestionó a diversos funcionarios del Gobierno federal sobre los crímenes contra periodistas y ataques a migrantes, durante el inicio de su visita de una semana a México.
El Relator Especial para la Libertad de Expresión, Edison Lanza, reclamó a México la falta de atención a periodistas. Dijo a los funcionarios federales que en México “hay una brecha entre medidas de protección, y violencia y asesinatos contra periodistas”.
Por otra parte, el Comisionado Felipe González sostuvo que en materia de migración, se ha visto en México “un grave incremento en la violación de los derechos humanos”.
El Comisionado James Cavallaro sostuvo que la CIDH estaba “preocupada por la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales” en el país, entre ellas citó la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, las ejecuciones extrajudiciales de Tlatlaya, en el Estado de México, a manos de militares y el presunto uso excesivo de la fuerza por parte de policías federales en Tanhuato, Michoacán.
Este último caso ocurrió este año, el 22 de mayo pasado, en el Rancho El Sol, situado en Tanhuato, Michoacán, y en un área limítrofe con Jalisco, donde un enfrentamiento entre federales y un supuesto “grupo armado”, como plantearon las autoridades federales, dejó un saldo de 42 hombres muertos, tres más detenidos y un policía federal caído.
De acuerdo con las autoridades, el tiroteo se dio en el marco de la llamada “Operación Jalisco” y luego de que los propios pobladores de la zona denunciaron extorsiones, invasiones de predios, secuestros y asesinatos presuntamente realizados por miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Otra organización que realizó recomendaciones al Estado fue Amnistía Internacional. El pasado 7 de octubre expuso que México debe cambiar la cultura prevaleciente de abusos de derechos humanos e impunidad, demostrar que está preparado para hacer de ésta una verdadera prioridad política y dar pasos firmes para pasar del discurso al desarrollo de planes integrales y medidas concretas para resolver los problemas estructurales en materia de derechos humanos.
En materia de violaciones a los derechos humanos a los presos, el gobierno mexicano también recibió regaños.
El 15 de octubre la CIDH advirtió que en los reclusorios federales y estatales de México se presentan patrones comunes y estructurales, tales como hacinamiento, corrupción, indebida atención médica, falta de privacidad, ausencia de oportunidades reales para la reinserción social, maltrato por parte del personal penitenciario a cargo de la custodia de las personas privadas de libertad, e imposibilidad de éstas para presentar quejas ante un órgano independiente.
Por su parte, la CNDH denunció en un documento que existe un problema de sobrepoblación en los penales en el país, lo cual afecta no sólo la rehabilitación y reinserción de internos, sino que además les mina la posibilidad de una vida digna y no permite generar buenas prácticas en el sistema penitenciario.
Si se considera que no todos los presos son culpables, la cifra de violaciones a los derechos humanos y las recomendaciones se duplicarían para el Estado.
De acuerdo con cifras de la Comisión Especial de Reclusorios de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), en México hay aproximadamente 7 mil personas que están recluidas en las cárceles y purgan una condena de hasta 10 años por robar una charola de carne, una mantequilla, unas alitas de pollo, un yogurt, leche o pan, porque no tenían dinero y necesitaban comer.
Este tipo de delito se le conoce como Robo Famélico y por lo general lo cometen las personas de escasos recursos quienes no tienen para satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia y que en México, de acuerdo con las últimas cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), suman 55.3 millones, un aumento de casi 2 millones de personas respecto al 2012.
El grupo más vulnerable que el Estado ha descuidado y donde se han cometido severas violaciones a los derechos humanos es la niñez.
En octubre pasado, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) alertó que en la grave crisis de derechos humanos que vive México, los infantes y los adolescentes son los que tienen más probabilidades de padecer y perecer.
Juan Martín Pérez García, director REDIM señaló que en el ámbito de desapariciones, en los registros disponibles por parte del Estado mexicano hay 23 mil casos registrados de desaparición de los cuales 6 mil 700 son de personas menores de 18 años. En el segmento de 15 a 17 años, siete de cada 10 son mujeres adolescentes. Los estados donde hay un número importante de desapariciones son el Estado de México, Tamaulipas, Distrito Federal y Guerrero.
NO OIGO, NO OIGO…
A pesar del amplio consenso internacional sobre la gravedad de la crisis de derechos que existe en el país, las autoridades mexicanas han reaccionado con intolerancia ante la crítica pública y ante informes de diversas instancias internacionales.
“Esta intolerancia ante la crítica pública también se ha manifestado en acciones sobre otros informes presentados recientemente (…) En lugar de matar al mensajero, enfoquémonos en el mensaje”, señaló el pasado 7 de octubre el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Reid Ra’ad Al Hussein.
Entre las propuestas que hizo el funcionario del organismo internacional para superar la crisis de derechos humanos en México fue el adoptar las recomendaciones del GIEI de la CIDH, fortalecer las procuraduría estatales y la capacidad de la policía para llevar a cabo sus funciones de seguridad pública, en un marco de respeto de los derechos humanos y sobre el uso de la fuerza, y adoptar un programa de medidas para desmilitarizar las tareas de seguridad pública del país.
La grave crisis de derechos humanos por los que atraviesa México y que las autoridades no reconocen, o al menos no públicamente, ya le pegó a México en lo económico.
El pasado 18 de octubre, el Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció que recortará a México parte de los recursos que cada año le otorga a través de la Iniciativa Mérida para combatir el problema de las drogas, debido a “las presuntas violaciones de derechos humanos cometidos por fuerzas de seguridad mexicanas”.
Como era de esperarse, el Gobierno federal trató de minimizar el recorte de la Iniciativa Mérida, y en voz de la entonces Secretaría de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, lo calificó como “insignificante”, además de señalar que no impactará en las acciones de seguridad ni en la relación con ese país.
Para analistas y organizaciones, el Gobierno de los Estados Unidos mandó un mensaje contundente a México: que en el país no hay avances en materia de derechos humanos.
Ese mismo mes, Perseo Quiroz, Director Ejecutivo de Amnistía Internacional México, dijo que para que las recomendaciones emitidas por organismos internacionales tengan un impacto real en los derechos humanos, es necesario que el Gobierno mexicano reconozca la magnitud de las violaciones a los mismos.
Envío:ResumenLatinoamericano
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