27 de junio de 2016

NOTICIAS DE ROSARIO y LA PROVINCIA.

Explosión en Alem al 2900 Incendio en cuestionado laboratorio
27/06/2016
Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.
El incendio de laboratorios Apolo generó gran conmoción en la zona sur rosarina. Pasadas las 4 de la mañana de este lunes, la explosión en Alem al 2900 rompió la rutina de la zona, que tuvo que ser asistida por los bomberos. El lugar se derrumbó y al menos se registraron cinco heridos. Vecinos indicaron que por “ruidos” y “temblores” habían radicado varias quejas a la autoridades. No es la primera vez que es noticia, en 2012 dejó a más de cien trabajadores en la calle.




Desde temprano, medios y movileros de todas la ciudad, llevaro el tema al tope de la agenda local. Las informaciones dadas a conocer por los bomberos y los vecinos de la zona, indican que la explosión del laboratorio Apolo podría haberse iniciado en la caldera del lugar.


El gas en la zona está cortado y los vecinos de los alrededores fueron evacuados, también informaron los habitantes del lugar.


“Siempre hubo problemas con el laboratorio”, dijo una vecina en diálogo con LT3. “Siempre se escuchaba la caldera y veías humo salir, vibraba todo el piso. Temíamos que pase algo desde siempre”, agregó.


“A nosotros se nos rajó un poco el techo”, contó la mujer que viven en el lugar, y añadió que “hubo vecinos a los que le rompió todos los vidrios”.

Apolo ya fue noticia
“El Laboratorio Apolo, empresa farmacéutica dedicada a la fabricación, fraccionamiento y envasado de soluciones parenterales de gran volumen, inyectables y productos de farmacopea, dejó a 120 trabajadores en la calle”, informaba el diario El Ciudadano en junio de 2012. La nota agregaba: “Desde el pasado 26 de abril «los dueños desaparecieron, no los vimos más, cerraron sus celulares y no se presentaron en el Ministerio de Trabajo cuando fueron citados», explicó Alejandro Alegre, uno de los damnificados”.

El artículo de El Ciudadano daba cuenta de que Apolo proveía de sachets de suero a hospitales y sanatorios de todo el país y había llegado a producir más de un millón y medio de unidades por mes, con una facturación de 44 millones de pesos anuales. “Hoy los trabajadores tomaron el establecimiento de Alem al 2900, en barrio Tablada, y subsisten como pueden: las mujeres elaboran tortas y pastelitos para vender, y los hombres lavan autos «para que cada uno lleve algo de dinero a su casa»”, remarcaba la nota.

“Unos 60 trabajadores del laboratorio Apolo, de Alem 2967, se manifestaron ayer en los Tribunales Provinciales donde le presentaron a la jueza en lo Civil y Comercial Nº 1, María Andrea Mondelli, un proyecto de cooperativa para volver a producir el 35 por ciento de los sueros que se distribuían en los centros de salud del país, y que desde abril dejaron de fabricarse”, publicó Rosario12 en su edición del miércoles 10 de octubre de 2012.

“Los empleados hicieron hincapié en que, mediante el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), «el estado nacional avaló la cooperativa”, porque “consideraron que es un laboratorio de interés nacional, que producía el porcentaje que ahora se está cubriendo con la producción de un laboratorio brasilero», advirtió Raúl Olivetto, presidente de la cooperativa en conformación”, informaba la nota del suplemento local de Página 12, que agregaba: “Ahora, la decisión es judicial. En el marco del concurso de acreedores, un nuevo gerenciador bonaerense pretende poner en marcha el laboratorio, pero los empleados reclaman que sean reincorporados los 120 trabajadores y que se pague la deuda, que asciende a casi 20 millones de pesos, entre sueldos y aguinaldos”, indicaba el artículo firmado por Lorena Panzerini.

“En el laboratorio Apolo no existían las inspecciones”, tituló La Capital el 25 de noviembre de 2012. “Es la firma que la Justicia investiga por la supuesta venta de suero contaminado a todo el país. La inspección de la Anmat al laboratorio ubicado en Alem 2967 fue el 12 de noviembre pasado”, añadía la bajada de aquella nota, que también señalaba que la firma se encontraba en convocatoria de acreedores y la planta estaba tomada por su personal, que buscaba formaruna cooperativa.

“El laboratorio Apolo recibió una nueva inspección por parte de personal de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), ordenada por la Justicia, luego de que los empleados denunciaran la comercialización de suero fisiológico sin supervisión de calidad”, indicaba el artículo del Decano de la prensa argentina, en el que se señalaba además que los hechos se enmarcaban en una investigación dispuesta por el juez de Instrucción Gustavo Pérez de Urrechu “tras la denuncia de dos ex empleados del laboratorio que señalaron que la firma distribuyó a lo largo de un año sachets de suero fisiológico sin control de calidad, que podrían estar a la venta o circulando en centros de salud del país”.

Sobre fines de noviembre, los medios de la ciudad anunciaban que Laboratorios Apolo reabriría sus puertas, mientras el grueso de sus trabajadores que había iniciado el plan de lucha se habían conformado como cooperativa pero dedicada a otras actividades. “El laboratorio Apolo reabriría en 20 días” fue el título del noticiero de Cablehogar, Notiexpress, que el 28 de noviembre contaba que la información había sido confirmada por “los representantes de Jorge Manuel Salinas, dueño de el laboratorio Apolo de Rosario y otro ubicado en Buenos Aires”.

“La fábrica de suero fisiológico funcionaría en un local al lado de donde funcionaba el laboratorio y que ahora es ocupado por ex empleados que formaron una cooperativa e instalaron un lavadero. El personal que no adhirió a la cooperativa de ex empleados, recuperaría sus fuentes de trabajo”, ampliaba Notiexpress.




Entrevista a Mario Gluck, historiador y ex director del Monumento
Apropiación monumental

26/06/2016
Por José Dalonso
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Mario Gluck es docente-investigador en Historia y doctor de la Universidad Nacional de Rosario, y ha sido director del Monumento a la Bandera. Con racionalidad de especialista, va hilvanando ideas sobre los orígenes de ese sitio emblemático y sobre la conmemoración del Día de la Bandera. Sus dichos resultan interesantes para pensar que lo ocurrido el 20 de junio pasado no se puede analizar escindido de nuestra historia, que es dudoso imaginar una acto patriótico por fuera de lo político y que, a pesar de estos tiempos de relaciones virtuales, el espacio público sigue siendo un escenario fundamental en las disputas por el poder.

“El Monumento es el lugar donde se conmemora el izamiento por primera vez de la bandera, que no era la nacional, porque en ese momento no estaba tan definido si iba a serlo o no, ni estaba claro si íbamos a ser un país independiente o a tener un nuevo contrato colonial con España u otra monarquía”, dice Gluck sobre un hecho que –según sostiene– no tuvo demasiada trascendencia para sus contemporáneos hasta que medio siglo después en Rosario se planteó la primera posibilidad de erigir un monumento en el lugar de los hechos, lo que “tiene que ver con la búsqueda de algunas élites del interior de incorporarse a la historia nacional, muy centrada en Buenos Aires”.

Para Gluck, también fueron los sectores más favorecidos de la sociedad quienes tuvieron la iniciativa de transformar en feriado el 20 de junio. “Fue una demanda de un sector de la burguesía local, que planteó en la década de 1930 la necesidad de hacer un feriado que conmemorara el Día de la Bandera; y que, al mismo tiempo, se construyera un monumento”, explica, y resalta que esos promotores tuvieron el acompañamiento de sectores conservadores bonaerenses, que “querían evitar que lo que ellos llamaban «el sucio trapo rojo», la bandera comunista, flameara en lugar de la argentina”.
Más allá de esas motivaciones, Gluck cuenta que cuando se piensa en la concreción del monumento, Alfredo Guido lo concibe “como una plaza o como un patio público, no sólo para cuestiones formales como podía ser un acto patriótico sino también para que circulara la gente”.

Tal vez, en ese momento y sin imaginar lo que ocurriría a lo largo de los años, Guido abrió el juego a las diferentes apropiaciones por parte de la sociedad, no exentas de tensiones –a veces muy fuertes, como se ha visto–, que han convertido a ese sitio en algo más que el mero escenario de un acto anual con fuerte impronta castrense, como lo fue durante sus primeras décadas.

En ese sentido, Gluck resalta un hito: el cierre de la campaña presidencial de Raúl Alfonsín en 1983. “Fue una apropiación muy distinta a las que había habitualmente en el Monumento y que eran más formales: jura de la bandera de los soldados, promesas de los escolares y punto. Alfonsín lo instauró como un sitio donde se podía hacer un final de campaña electoral, lo politizó en ese sentido”, recuerda y subraya que, luego, esos nuevos usos se fueron acentuando: “En el 87, cuando fue lo de Semana Santa, al primer lugar que se fue en Rosario fue al Monumento. Hubo miles de movilizaciones, algunas oficiales y otras no tan oficiales que se hicieron allí. Salvando diferencias e instancias, funciona como la plaza de Mayo en Buenos Aires. Hay manifestaciones de gente que va contenta a festejar que Argentina ganó un mundial o que uno de los clubes de Rosario obtuvo un campeonato, y lo hace como una demanda fuerte: «Hay que ir al Monumento»”.
Para el historiador, “son interesantes ese tipo de apropiaciones, que son independientes de la formal como la conmemoración de la bandera”.

—En ese sentido, este 20 de junio mostró un contraste entre la pretensión del acto formal y la intención de expresar un estado de opinión, una queja…
—Sí, lo que pasa es que parece ser que el gobierno intentó separar las dos cosas: acá está el acto formal y si hay acto político, que esté lo más lejos posible. Esto diciéndolo en un sentido hasta benévolo. El problema es que, en realidad, y la expresión es lo que terminó haciendo el propio Macri, eso es casi imposible dividir. Si estuviéramos en 1977, 1978, donde la política estaba totalmente clausurada, se puede pensar en el acto patriótico puro. De todos modos, un acto patriótico es también un acto político. Como decía sobre el origen del 20 de junio: gente que decía ser apolítica, pero eran conservadores que no querían que flameara el “trapo rojo”.

—Los últimos 20 de junio tuvieron un contenido político y hasta cierta cuestión plebiscitaria, que era más propia de la liturgia peronista, ese ida y vuelta con la gente; y en este acto la idea fue separarse de la gente, de ese de intercambio…
—Sí, aparentemente, la idea fue esa. Yo no sé si los anteriores eran tan plebiscitarios. Creo que Perón fue el último plebiscitario. No lo pudieron reproducir ni Néstor Kirchner ni Cristina Kirchner. Han hecho cosas, pero no creo que hayan sido tan plebiscitarios como Perón en esa plaza que le decía y demandaba cosas, y él respondía. Eso no existió más. Si existió, fue mucho más controlado. En 2013, cuando era director del Monumento, estuve en un acto de Cristina. Se armó una especie de corralito donde había gente que estaba para aplaudir, con todo respeto de esa gente porque eran militantes. Estaban para decirle “todo bien” a Cristina; o sea, que muy plebiscitario eso no fue.

Hay varias cosas del gobierno de los Kirchner, que tienen sus ambigüedades, sus complejidades. Recuerdo el Bicentenario de 2010. Fue revolucionario en cuanto acto patriótico, pero en un sentido político muy amplio y no necesariamente cerrado y sesgado a ese gobierno. Cambió la forma de hacer un acto y las repercusiones fueron importantes. Puso a un grupo como Fuerza bruta haciendo un relato, mientras iba recorriendo un desfile de militares, que ya era vetusto en un montón de sentidos. Hubo varios elementos que cambiaron muchas cosas, como cantar y tocar el himno de otra manera. Pero más de una vez se ha jugado a hablar solo a los propios seguidores, a convencer a los convencidos y ahí es donde, para mí, en parte se generó la separación de mucha gente que podía estar cerca desde el punto de vista político. Pero eso es otra cuestión.

—Por ahí, la idea de plebiscitaria me surgió por el debate que trató de instalar Cristina con eso de no celebrar la muerte de los próceres y de mostrarlos como jóvenes. También hay una cuestión que hoy extrañamos quienes hemos ido a esos actos: las fuerzas armadas hacían actividades didácticas con los chicos, estaba Paka Paka…
—Es cierto. Otro de los hallazgos del anterior 20 de junio fue toda esa movida de alrededor, que estaba muy buena para ir con los chicos. Realmente, era otra cosa. Yo me refería estrictamente al que fue uno de los peores, el de 2013, hubo gente que quedó afuera de ese entorno que estaba ahí pegado a Cristina y se fue.
En cambio, el Bicentenario fue otra cosa. Aparte de toda la cuestión artística, hubo debate, discusión. Era interesante, más allá de que uno estuviera de acuerdo o no con la postura política; y lo que se hizo ese 20 de junio (de 2015) fue en sintonía con lo del Bicentenario.
Ahora, ¿qué pasa?, este gobierno juega a despegarse totalmente de todo lo que tenga que ver con lo que ellos pueden llamar populismo; aunque tampoco pudieron, quisieron o no se les ocurrió la idea de hacer un acto más tradicional, porque podían haber hecho un desfile militar, pero no lo hicieron.

—Si la memoria no me falla, el que rompe con los desfiles militares es Menem. Recuerdo algunos que le criticaban que había hecho “desfilar a tipos con pollos y las gallinas”.
—Totalmente. Hay ciertas cosas que son difíciles de decir, porque te toman como que vos estás apoyando tal cosa; pero el que le puso el moño a terminar con el militarismo en la Argentina fue Menem en un montón de cuestiones, como quitarles presupuesto y eliminar el servicio militar obligatorio, pero también lo hizo desde lo simbólico. Alfonsín todavía tenía un poder militar fuerte, debía respetar cierto ceremonial, cierto protocolo. Menem pudo romper con eso. De hecho, rompió con muchas otras cosas.
Ahí, empezó a cambiar y con Néstor y Cristina comenzó a darse otra vuelta de tuerca, que ahora es como que se truncó; porque el 25 de mayo de 2010 para mí fue una revalorización de los actos patrióticos, que en mi opinión deben ser ecuménicos e incluir toda la diversidad posible. No fue lo que pasó este 20 de junio. No incluyó ninguna diversidad. Fue un acto del gobierno nacional.

—Por lo visto, si nos metemos con el Monumento nos metemos con la historia y con la política…
—Sí, es imposible no hacerlo. Por eso, decía de las apropiaciones del Monumento. Se inauguró en el 57 con la Libertadora, pero después la sociedad civil fue generándole otros contenidos.

—De última, también se está mostrando que el espacio público sigue siendo relevante como lugar de disputa del poder.
—Eso está clarísimo.
Fuente: El Eslabón
Fuente:RedaccionRosario







EL LIDER DE LA CAMPORA EN ROSARIO, MARCOS CLERI ANALIZA EL MOMENTO DEL KIRCHNERISMO
"El FPV es su militancia y Cristina"
El diputado nacional habló de manera crítica de la salida del Movimiento Evita del bloque en el Congreso, "me dolió mucho", aceptó. Reafirma que la ex presidenta es la "conductora natural" del espacio y confía en que en Santa Fe se llegue a un marco de unidad con el PJ.
Por Pablo Fornero
La abrupta salida del Movimiento Evita del Frente Para la Victoria también repercutió en la provincia. El referente de la agrupación La Cámpora Marcos Cleri cruzó duramente el abandono y reclamó que "no hay que ser funcionales a la estrategia que llevan adelante los ajustadores". El diputado nacional dijo que le "dolió mucho" la partida, pero defendió que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner sea la "conductora estratégica y líder natural". Por otro lado, confió que "seguramente" se intente "construir una unidad" entre el kirchnerismo y el peronismo en Santa Fe.

-¿Cuál es su análisis del momento del FPV?
-El FPV es la militancia, son las organizaciones, es por supuesto la conducción de Cristina y un proyecto político que plasmó durante 12 años políticas públicas que han transformado la vida de la gente para bien. Cada una de las decisiones que se tomaron en el Congreso Nacional, en el Poder Ejecutivo desde el 25 de mayo de 2003 hasta el 9 de diciembre de 2015 siempre fueron en el sentido de que la política se puede disfrutar y siempre se podía tocar. Hoy vemos que eso no está sucediendo, hay muchísimas cosas que están llevando adelante los medios de comunicación para desviar la atención, eso de generar una cortina de humo es para tapar las acciones de gobierno de Macri para llevar adelante un ajuste brutal, dónde muchísimas cosas que antes se veían, se sentían, que eran los derechos, la panza llena, el trabajo, hoy no están sucediendo. Los números no están cerrando, se tomaron decisiones solo para el uno por ciento de la población y el 99 por ciento está sufriendo las decisiones de Macri, que no habla de presente, que trata de vender un futuro que pareciera ser negro.

-¿Cómo tomó la decisión del Movimiento Evita de abandonar el FPV?
-Me dolió mucho, ellos están dando las explicaciones que dieron sus dirigentes.

-¿Le sonaron convincentes?
-Los juzga la militancia, uno es dirigente y va a seguir construyendo el FPV con la conducción de Cristina, siempre acompañándola. Decían que el 55 era el final para el peronismo y terminó siendo un gran retroceso para todo el pueblo argentino. Pero todo el peronismo siguió más vivo que nunca, a pesar de las bombas, los fusilamientos, los compañeros muertos no nos han vencido.

-Desde el Evita se argumentó una falta de autocrítica tras la derrota en noviembre, ¿es así?
-Vemos lo que está sucediendo en la sociedad, los trabajadores están angustiados porque no se llega a fin de mes, no alcanza la plata. Vemos cómo se está desintegrando la familia, cómo la educación no tiene los recursos necesarios para poder dar respuestas concretas. Eso es lo importante, es la agenda de la gente, la agenda del pueblo, de los trabajadores. No hay que ser funcionales a la estrategia que llevan adelante los ajustadores, que no piensan en el pueblo, en los trabajadores, en las organizaciones políticas y mucho menos en las necesidades cotidianas de las personas porque los ven como un número.

-¿Entonces el Evita fue funcional a Cambiemos?
-Nosotros el debate lo hacemos con la gente y cada uno toma sus decisiones, las explica, son acuerdos de dirigentes, y seguimos todos avanzando porque lo que queremos es estar a disposición de lo que quiere la ciudadanía.

-¿Cristina no conduce, como dijo Emilio Pérsico, el líder del Evita?
-Cristina es la conductora estratégica, la líder natural y ella llevó adelante, junto con Néstor Kirchner, políticas públicas que han llevado a la Argentina a ser un país que recuperó su soberanía nacional, su independencia económica y buscó tener muchísima justicia social, que faltaba.

-En la provincia de Santa Fe, ¿habrá entonces una disociación entre peronismo y kirchnerismo?
-No, no encuentro eso, venimos de recorrer el Departamento General Obligado como también lo hemos hechos en los últimos cuatro años de diputado nacional, en contacto cotidiano con la gestión de comuna, desde los intendentes, concejales, por supuesto la militancia, las organizaciones del pueblo, los senadores y diputados. Siempre uno va llevando la búsqueda de soluciones concretas y la preocupación del peronismo en su conjunto, del kirchnerismo, es la misma. Seguramente lo que trataremos de construir es una unidad donde lo que se privilegie sea la defensa del trabajo, la producción nacional y principalmente, que el pueblo argentino, el santafesino, pueda seguir mejorando su calidad de vida en una coyuntura en la que se están perdiendo demasiados derechos.
Fuente:Rosario12

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