4 de diciembre de 2016

NOTICIAS DE SANTA FE y ROSARIO.

04 de diciembre de 2016
LA RELACIÓN MACRI-LIFSCHITZ 
Juego de pocas diferencias 
El presidente asegura que con el goberndor tienen "discurso único", algo que muchos esperan que el santafesino aclare.
Lifschitz mejoró su relación con el presidente a mediados de año. (Fuente: Andres Macera)
Por: Pablo Feldman
"Estamos trabajando muy bien con Santa Fe, con el gobernador (Miguel) Lifschitz tenemos un discurso único", disparó el presidente Mauricio Macri en un reciente reportaje publicado por el decano de la prensa argentina. También allí habló de los "brotes verdes de la economía en Santa Fe", y se autocalificó al cabo del primer año de gestión "con un 8". Esa ultima apreciación, es la que en alguna medida "salva" las anteriores, sobre todo después del silencio admonitorio del propio Lifschitz ‑que no salió a decir que no hay un discurso único ni mucho menos‑ ya que semejante puntuación para un gobierno que ha hecho retroceder en las condiciones de vida a la gran mayoría de los argentinos, como mínimo genera dudas profundas. De qué elementos se toma el presidente para adjudicarse un "distinguido", cuando a excepción del sector agroexportador y la especulación financiera no hay un rubro que no haya caído en sus performances con respecto a años anteriores, para no hablar de la situación de los asalariados desde el de menores ingresos hasta el que se vio defraudado por la no modificación del impuesto a las ganancias.

Quien se autocalifica con "un 8" bien puede ver "brotes verdes" en la economía santafesina, contradiciendo todos los números que detalladamente dieron a conocer en la misma semana la Fisfe (Federación Industrial de Santa Fe) y su observatorio compartido y dirigido con el Ministerio de la Producción. Más aún, Luis Contigiani, titular de esa cartera fue contundente al decir que no sólo no hay "brotes verdes" sino que la situación es altamente preocupante en la industria, en casi todos sus rubros, la producción y el empleo. Claramente el de Contigiani no es el "discurso único" que pregona el presidente Macri, sino lo opuesto, expresando un modelo absolutamente contradictorio con el que se lleva adelante de la Casa Rosada, al ritmo de un endeudamiento externo sin precedentes y una fenomenal trasferencia de recursos a sectores concentrados. Esto ha sido así desde hace un año, al menos en el caso del ministro radical del gobierno del Frente Progresista. Cuando se trata del gobernador, en cambio, se observan mutaciones en su discurso y posición frente al gobierno nacional.

Si no se marcan diferencias, ¿por qué la gente votaría por candidatos del FP y no por los de Cambiemos en 2017?

La reciprocidad está a la orden del día, cuando la tragicomedia de Cayastá, y los días posteriores, Lifschitz era el peor de todos para el gobierno de Cambiemos. Después la compleja e irresuelta situación en torno a la narcocriminalidad en la provincia y particularmente en Rosario ‑corregida y aumentada por voceros de medios nacionales‑ lo puso en una situación tirante al extremo, para desembocar finalmente en un "acuerdo borgeano" (no nos une el amor sino el espanto) que al parecer llega hasta los días que corren.

Desde ya que en el Frente Progresista no todos están de acuerdo con la actitud asumida por el gobernador, pero públicamente casi no hay objeciones. Un poco porque comprenden lo difícil que sería gobernar sin red ‑es decir sin apoyo del gobierno nacional, ni formar parte del principal sector opositor‑ y otro poco porque más allá de las críticas y hasta la descalificación que hacen del gobierno del PRO, nadie asoma la cabeza decididamente, especulando con la reacción del electorado al que se tratará de seducir pasadas las fiestas.
Es Antonio Bonfatti el que se atreve a ir más lejos, pero cuidando siempre no herir directamente a su sucesor en la Casa Gris. Bonfatti no ahorra críticas a la política del gobierno nacional, y eso implícitamente marca diferencias con Lifschitz. El "circuito político" del ex‑gobernador es claramente opositor al modelo, dentro de la tibieza y cálculo permanente que hacen los referentes nacionales. Sin ir más lejos, las últimas reuniones fueron con Margarita Stolbizer que por defecto está cerca de Sergio Massa, ya que su autopostulación para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación fue infructuosa. El ex‑intendente de Tigre no es tampoco un opositor empedernido, se trata mejor de un tiempista que hace equilibrio para no caer de la soga y dejar de ser oportuno y transformarse en un oportunista. Por ese delgado cable caminan también dirigentes del peronismo, y en Santa Fe el que exhibe mayores destrezas es Omar Perotti, quien pasa la mayor parte de su tiempo en el Senado de la Nación departiendo con Miguel Pichetto, prófugo del Kirchnerismo, y de "espíritu" muy amplio. Perotti, como casi todos los peronistas, que adscribieron sucesivamente a otros "ismos" dentro del Movimiento Nacional, no tiene problemas en hablar y eventualemente acordar con quien se cruce. Su objetivo es ser gobernador en 2019 y los límites para conseguirlo ‑lo mismo que las rutas de llegada‑ no parecen el obstáculo más complicado a superar. Por citar un ejemplo ‑producto de la imaginación de este cronista‑ tranquilamente podría acordar con el massismo y que el diputado nacional Alejandro Grandinetti fuera su candidato a Intendente de Rosario, en un frente de origen peronista post K.

Sucede que antes del 2019 esta el 2017, y los resultados de las elecciones parlamentarias serán decisivos de cara al recambio en el Poder Ejecutivo. Esto lo advierten todos, en el caso del peronismo no existen tantos complejos como en el Frente Progresista. Para colmo, en el FP repercute la interna de Cambiemos a nivel provincial que está desatada y que es tan intensa como la de los partidos tradicionales, solo que por ahora está planteada puertas adentro. No ya con los radicales o entre los radicales, sino con el nobel PRO donde las rencillas son políticas y personales y están lejos de superarse.

Las internas abiertas servirán para definir nombres en el caso de Cambiemos y especialmente dentro de ese frente, del PRO.

Los radicales, que se contorsionan antes que quebrarse, van por varias rutas, dentro de Cambiemos o del Frente Progresista, o de los dos a la vez.

Los socialistas son los que la tienen más difícil y no sólo por el desgaste de la gestión. Para ellos más que para cualquier otro pesa aquella sentencia que sostiene que "no hay 2019 sin 2017".

No va a ser suficiente especular con el desdoblamiento o no de las elecciones. Ni "jugar" los mejores hombres en las candidaturas, si antes de eso, y de manera inequívoca no se asume una posición política clara, con un solo discurso ‑que no es lo mismo que el discurso único‑ y se actúa en consecuencia.

Más que saber si le pondría un 8 un 10 o un 2 a la gestión e Macri, sería importante conocer de boca del propio gobernador si efectivamente comparte lo del "discurso único", y si además ve los brotes verdes, y que les diga a los santafesinos donde están. Pero más que eso, y pensando en las elecciones del año que viene, por qué habría que votar a sus candidatos y no comprar el "merchandising oficial".

En este escenario, ¿cómo va a hacer el Frente Progresista para convencer a la ciudadanía de que son la mejor opción? Antes que eso; ¿cómo hará para mostrar que son efectivamente una opción?
Fuente:Rosario12






A INTERNA DEL PS

De tal tallo tal espina

04/12/2016 
Por Luciano Couso
Giustiniani lanzará un partido distrital en Rosario.
Giustiniani lanzará un partido distrital en Rosario.
Las tensiones políticas al interior del Frente Progresista entre sus principales socios, el Partido Socialista (PS) y la Unión Cívica Radical (UCR), se complejizan con la contienda interna en el partido de la rosa roja. El sector liderado por el diputado Rubén Giustiniani constituyó una corriente de opinión opositora a la conducción partidaria de Antonio Bonfatti e inscribió un partido distrital para dar pelea electoral en Rosario en 2017 por fuera del PS, sin por eso abandonar las filas de la agrupación fundada por Guillermo Estévez Boero.
“El partido perdió protagonismo, porque tuvo una conducción con Hermes Binner que perdió terreno, a punto tal que hoy el PS no es un referente en la política nacional”, dijo a el eslabón Miguel Zamarini, ex presidente del Concejo Municipal y referente local de Igualdad y Participación, el espacio socialista enconado con la conducción oficial.
Además, Zamarini vaticinó que “el Frente Progresista tiene fecha de vencimiento”, estipulada según su opinión para las elecciones legislativas del próximo año, cuando el radicalismo juegue electoralmente con Cambiemos en los comicios a diputados nacionales y procure hacer lo propio, pero en el Frente Progresista, en los locales.
Vacancia
Así como la irrupción del kirchnerismo en la escena nacional el tercer año de la primera década de este siglo provocó el reacomodamiento de otras fuerzas políticas y generó divisorias de aguas, el triunfo electoral de Cambiemos también generó nuevos posicionamientos, aunque con un eje ideológico opuesto al proceso anterior.
La cola del PRO en la UCR santafesina promueve disputas en el Frente Progresista, y ahora también lo hace en el Partido Socialista. “Por ahí lo vemos al gobernador Miguel Lifschitz que está muy en diálogo con el macrismo y a Bonfatti –que es del mismo sector interno– que da discursos antimacristas, pero no descarta a Sergio Massa”, sintetiza Zamarini sobre el embrollo del progresismo.
Y arremete: “El espacio de centroizquierda lo dejó caer Binner, creemos que el oficialismo partidario no tiene claro el rumbo”.
Lo que se discute al interior del socialismo es, entre otras cosas, su posicionamiento nacional. Corrido el escenario político hacia la derecha por el triunfo de Cambiemos y la hibernación del kirchnerismo, el espacio de centroizquierda quedó en estado de vacancia.
Más aún si se toma en cuenta que la última candidata presidencial de ese sector, la genética Margarita Stolbizer, se acerca electoralmente al renovador Massa.

Con sello propio

El 19 de noviembre pasado representantes de 14 distritos del país se reunieron en el hotel Bauen de Buenos Aires para conformar la corriente de opinión interna Igualdad y Participación, “opositora a la actual conducción del Partido Socialista que encabeza Bonfatti”, contó Zamarini.
“¿Cuál es nuestra decisión? Recuperar los principios y valores que el Partido Socialista ha tenido a lo largo de su historia”, avanzó el ex concejal.
Pero las diferencias internas también tendrán expresión electoral. Así como Giustiniani –principal referente de Igualdad y Participación– presentó listas propias en las dos últimas elecciones primarias santafesinas, ahora decidió constituir un partido distrital propio en Rosario.
El 8 de diciembre será presentado, durante una cena, en el club Sportivo América. Por ahora tiene una junta promotora mientras procura reunir el número de afiliados requerido por la ley electoral para constituirse como fuerza política con autoridades legalmente aceptadas.
En diálogo con el eslabón, Zamarini aclaró que el nuevo partido “es lisa y llanamente una herramienta electoral, que si logra la personería puede presentarte en las elecciones locales”.
Eso, agregó, “no invalida la pertenencia al Partido Socialista, al cual no vamos a renunciar”.
En la búsqueda del armado de un espacio de centroizquierda, Igualdad y Participación mantiene diálogo político con el Frente Social y Popular del diputado Carlos Del Frade y la concejala Celeste Lepratti, así como también lo hace con el referente del Partido Socialista Auténtico (PSA) de Rosario, el ex concejal Alberto Cortez, entre otras fuerzas.
“Nuestro pensamiento es que solos no resolvemos nada, por eso decidimos ir a la búsqueda de alianzas, con otros espacios con los cuales tengamos coincidencias”, detalló el ex presidente del Concejo Municipal.
A nivel nacional, esas coincidencias se expresan con Fernando Pino Solanas.
La distancia entre el sector que lidera Giustiniani y el gobierno de Lifschitz se evidencia en cada tema de gestión. Ni en el porcentaje de aumento de las tarifas de luz; ni el del servicio de agua; ni en la necesidad de endeudamiento externo de la provincia para financiar obra pública existen miradas convergentes entre ambos dirigentes.
La de Giustiniani es una de las voces más críticas de la gestión socialista provincial. En algunos casos, más estridente que las de las fuerzas opositoras al gobierno de la Casa Gris.
Giustiniani fue presidente del Partido Socialista y senador nacional hasta que decidió enfrentar en las primarias de 2011 para la gobernación a Bonfatti, el delfín de Binner. Hasta entonces, la interna del PS se jugaba con sordina, puertas adentro del partido. Allí quedó expuesta la fractura y Pechito, como le dicen al ahora diputado provincial, perdió la interna y ganó el ostracismo partidario.

Diferenciados

La distancia o cercanía del socialismo en relación a Cambiemos también produce tensiones –menos audibles, por cierto– en otros actores de ese partido. Mientras el gobernador Miguel Lifschitz selló la paz con el presidente Mauricio Macri, el presidente del PS y de la Cámara de Diputados provincial, Bonfatti, parece atizar los fuegos de la guerra.
El mismo día que en un reportaje a medios del interior, publicado en Rosario por el diario La Capital, Macri dice que “ahora sintonizamos con Lifschitz y tenemos un único discurso”, Bonfatti declaró públicamente que las políticas económicas del mandatario nacional “no benefician a la mayoría de los argentinos”.
“Yo no veo un proyecto que beneficie a la mayoría de los argentinos. Por el contrario, creemos que se está concentrando la economía, cada vez más, en menos manos”, dijo en una entrevista al mismo diario en el que Macri elogió su relación con Lifschitz.
Un breve repaso del archivo de los últimos meses obliga a recordar que en julio el presidente había dicho que el gobernador de Santa Fe era el mandatario “con menos vocación de trabajo en equipo”.
Su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, le zampó en septiembre que “el gobierno de Santa Fe no se compromete a depurar la policía”, lo cual, a su criterio, demoraba la firma de un acuerdo para el envió a la provincia de fuerzas de seguridad federales. Que, finalmente, arribaron, aunque no se las vea. El acuerdo se firmó y la tensión bajó, como en un día de verano con altas temperaturas.
Semanas atrás Macri y Lifschitz mantuvieron una reunión a solas en la Casa Rosada. Los ministros santafesinos se enteraron del encuentro una vez que el gobernador dejó la casa de gobierno y lo hizo público. Los detalles de la conversación sólo los conocen los protagonistas, tal vez también algún allegado a ellos.
Lo que quedó claro a partir de entonces es la buena sintonía naciente entre ambos mandatarios, que el más importante en la jerarquía institucional, Macri, tradujo como “discurso único”.
Unos días antes, cuando el economista del Frente Renovador Roberto Lavagna ofuscó al oficialismo al señalar que lleva adelante el mismo plan económico que la última dictadura y que el menemismo en los 90, Lifschitz salió en auxilio del ex gerente general de Socma.
“Las declaraciones de Lavagna son demasiado apocalípticas”, dijo el gobernador santafesino, quien añadió que no ve “un escenario de conflicto a corto plazo”.
El sector binnerista del PS, que expresa Bonfatti, busca en cambio distanciarse de la buena onda que pegaron en los últimos tiempos Mauricio y Miguel. Una posibilidad que baraja el partido es que el actual presidente de la Cámara de Diputados encabece la lista de candidatos a legisladores nacionales en las elecciones del próximo año. Y, para acercarse a Cambiemos, ya está el radicalismo santafesino.
En ese entendimiento, Bonfatti viene sosteniendo críticas al gobierno de Macri en pos de recuperar para el PS el desdibujado espacio de centroizquierda.
Eso pareció decir cuando esta semana se reunió en Buenos Aires con Margarita Stolbizer y Humberto Tumini (Libres del Sur), integrantes de los restos de quien en vida fuera el frente Progresistas: sostuvo que durante la llamada “década ganada” primó la “corrupción” y se “desaprovecharon años de bonanza”, y ahora, con el gobierno de Cambiemos se impone el “neoliberalismo”, desde donde se “favorece a los sectores más poderosos de la economía” y “quienes más tienen más ganan, y hay más argentinos bajo la línea de pobreza”.
Fuente: El Eslabón-Fuente:RedaccionRosario


Hubo acuerdo y los municipales levantaron el paro de lunes y martes
Tras una reunión realizada en Santa Fe, la Festram acordó con las ciudades y comunas un bono de fin de año de 2.800 pesos para todos los empleados por igual. Se pagará en dos partes. Se suspendió la medida de fuerza de 48 horas
03 de Diciembre de 2016 

El acuerdo fue firmado este sábado en la ciudad de Santa Fe. 
Los empleados municipales nucleados en la Festram y las ciudades de la provincia acordaron un bono de fin de año de 2.800 pesos para todas las categorías por igual y por eso suspendieron el paro de 48 horas que iban a realizar lunes y martes próximos. “Finalmente llegamos al acuerdo y está despejado cualquier medida de fuerza o conflicto para la semana”, celebró el secretario de Gobierno de Rosario, Gustavo Leone.

El funcionario dijo a Rosario3.com que quedó sin efecto la propuesta inicial de otorgar 3.000 pesos para trabajadores con sueldos netos de hasta 15 mil pesos; de 2.500 para quienes perciban entre 15 mil y 30 mil; y de 2.000 para los que cobran más de 30 mil.

En cambio, se unificó un bono de 2.800 para todos los activos. Se pagará en dos partes iguales: una en diciembre y la otra hasta el 20 de enero. Mientras que los jubilados y pensionados cobrarán un porcentaje de esa cifra.

El lunes, la Municipalidad y el sindicato local anunciarán los detalles finales del convenio. “Lo importante es que acordamos una cifra para todos por igual, sin escalones, como pidió Festram, y que habrá actividad en la semana para que tengamos una ciudad ordenada y trabajando”, señaló Leone y destacó la predisposición al diálogo del Sindicato de Municipales de Rosario y de la Festram este sábado en la ciudad capital.

El acuerdo firmado por las partes
Fuente:Rosario3

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