12 de febrero de 2017

CHACO - CAUSA CABALLERO II: CRUDO TESTIMONIO DEL SECRETARIO DE DD.HH.

Causa Caballero II 
Crudo testimonio del secretario de Derechos Humanos en juicio contra represores
11/02/2017 
Tras la postergación de la audiencia del jueves, ayer declararon los exdetenidos políticos Juan Carlos Goya (actual funcionario provincial) y Ricardo Uferer. En sus relatos describieron el horror en la exBrigada de Investigaciones y la práctica sistemática del abuso sexual en el marco del Terrorismo de Estado. Goya objetó, además, la prisión domiciliaria para Manader. Seguirá el 16 de febrero.
Los "estudiosos" Manader y Rodríguez Valiente (Foto: Prensa Comisión Por la Memoria) Los ex detenidos políticos Juan Carlos Goya, actual titular de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, y Ricardo Uferer inauguraron ayer el tramo 2017 de la etapa de testimoniales en la causa Caballero II, por crímenes de lesa humanidad en la Brigada de Investigaciones de la Policía durante los años del terrorismo de Estado, con 12 represores imputados.

El primero en declarar fue Juan Carlos Goya quién, frontal y sin medias tintas, aunó el testimonio del sobreviviente y el alegato del militante político, con un crudo relato de los padecimientos sufridos en primera persona, y también de las desapariciones en la Brigada y sobre todo, de la violación de detenidas como práctica sistemática. Además, recriminó al tribunal por la prisión domiciliaria concedida a Gabino Manader, a quién describió como uno de los referentes máximos de la represión genocida. Desde el sector de imputados, Manader y Rodríguez Valiente siguieron con atención cada una de las palabras del testigo, al igual que el juez Iglesias, que tomó nota en varias oportunidades.

Por su parte Ricardo Uferer, el segundo testigo de la fecha, confirmó la implicancia de los mandos militares en la Brigada de Investigaciones, como el caso del extinto coronel Jorge Larrateguy. También nombró al imputado Rodríguez Valiente como uno de los encargados de darle formalidad legal a las declaraciones arrancadas durante los suplicios. No presenció violaciones a detenidas, pero afirmó que “por los comentarios entre los presos, era una práctica común”.

Nuevamente, el tribunal concedió a Manader la autorización para declarar al término de las testimoniales; repitió su “absoluta inocencia” respecto de la extensa lista de crímenes que se le imputan y reeditó su promesa de siempre según la cual en algún momento futuro realizará una ampliación indagatoria en la que aportará más pruebas.

La causa pasó a cuarto intermediohasta el jueves 16, con una audiencia en la que los debates iniciarán a las 8.30 y habrá un único testigo convocado a raíz de una serie de compromisos por parte del Tribunal para lo que resta de la jornada. Luego las audiencias se retomarán en marzo: el miércoles 1º, el viernes 10 y viernes 17, y el miércoles 22. En abril la cita será el jueves 6 y luego el viernes 7.

En la Brigada
Juan Carlos Goya fue detenido el 16 de junio de 1976 en la vía pública por un grupo de policías encabezado por los miembros de la “patota” de Investigaciones Cardozo, Silva Longhi y Manader bajo las órdenes del coronel Jorge Larrateguy, jefe del Área 233. Tenía veinte años y “militaba en la regional cuarta de la Juventud Peronista”, afirmó. Fue llevado a la Brigada de Investigaciones, donde permaneció alrededor de tres meses; allí conoció la “Sala Negra”, como llamaban los propios torturadores a un entrepiso en los fondos del edificio de calle Marcelo T. de Alvear 32, donde funcionaba el “Área Restringida 233”. Nunca fue legalizado en su calidad de detenido y fue sometido a “vejámenes y torturas” y a un simulacro de fusilamiento. Recordó que “arriba, había calabozos individuales y un calabozo colectivo” y que estuvo en ambos. Desde una rendija tomó contacto con una mujer a la que vio una mañana barriendo un patio interno, a cara descubierta. “No la conocía, me dijo que se llama Mónica Lauroni (desaparecida), que había sido secuestrada con su marido en Neuquén. Creo que ambos sabíamos que no le esperaba otra cosa que la muerte porque los represores ya no se preocupaban por ocultarse el rostro ante ella” contó. También vio a varios de los asesinados en la Masacre de Margarita Belén. “Es mi impresión que ninguno de los que haya integrado el Área 233 estuvo ajeno a la tortura. Todos son co-responsables, sabían, participaban en forma directa, y algunos hacían el papel de buenos”. 

Nicolaides y Larrateguy 
También relató sendos encuentros con autoridades militares. En una entrevista con Cristino Nicolaides, en el Casino de Oficiales, le ofrecieron la libertad a cambio de que le entregara propiedades familiares. Ante la negativa, Nicolaides lo amenazó: “Me dijo: estás muerto, pibe; yo le respondí que me consideraba muerto desde el día en que me detuvieron”. No fue ese el único contacto de Goya con jefes militares. En otra oportunidad, el coronel Larrateguy le preguntó cómo era posible que “perteneciendo a la familia a la que pertenece se haya hecho peronista” a lo que Goya replicó: “¿Y cómo es posible que usted vistiendo el uniforme de San Martín se haya vuelto tan hijo de puta?”.

La violencia sexual 
Goya describió los vejámenes a una joven detenida que “fue violada por este señor Manader” según afirmó, “una imagen que me persigue hasta el día de hoy y me provoca un profundo asco tener que relatarla a este tribunal”. Estaba sentado en una silla en la sala de tortura, vendado, y al pasarle un trapo con alcohol para lavar una costra producto de una herida en la cabeza accidentalmente le corrieron de lugar la venda con la que lo habían tabicado, y entonces pudo ver “a una mujer semidesnuda, lavándose la entrepierna ensangrentada y a Gabino Manader, a su lado, poniéndose los pantalones. Me miró, y cuando vio que tenía la venda corrida con sorna me preguntó: ¿La conocés? “Qué clase de bestia puede tener una erección en esas circunstancias Puede creer este tribunal que con una pulsera magnética vamos a frenar a un tipo así.” Luego, la detenida le confío que esa no había sido la única vez, y que Manader la violaba en forma reiterada.

Además del caso relatado, Goya afirmó que le consta por “varios testimonios de otros compañeros” que “la gran mayoría de las detenidas fueron sometidas sistemáticamente” a vejámenes de índole sexual. “Recuerdo también el caso de Meza (también imputado en este juicio, con prisión domiciliaria), ese degenerado tenía una chiquilla de 16, 17 años, de Corrientes, a la que abusaba en la Sala Negra; con voz chillona se burlaba de esta joven y nos mostraba su bombacha. Eran cosas que se hacían para quebrar moralmente al detenido”. La mención cobra relevancia en tanto desde el Ministerio Público Fiscal se incluyó en el requerimiento de elevación a juicio catalogar la violación como crimen de lesa humanidad, hecho inédito en el proceso al terrorismo de Estado en la región.

Manader, un líder
Asimismo, si bien reconoció que el represor que más lo torturó fue el fallecido Silva Longhi, destacó que la de Manader fue una “presencia permanente” en la Brigada. En ese sentido describió un divorcio sustantivo entre el liderazgo que ejercía este último en la represión y su grado en el organigrama oficial, en el que Manader figuraba como un sub oficial. “Generalmente cuando se trata de la Policía, el que actúa en la calle o interviene en acciones es el líder, y se transforma en el verdadero jefe, es decir, manda más que los mismos jefes estructurales. Ese fue el caso de Gabino Manader, líder de la represión y el saqueo”. Cabe acotar que son varios los testimonios que coinciden en atribuirle al nombrado protagonismo y voz de mando.

Juicio y castigo 
Hacia el final de su declaración Goya recriminó la prisión domiciliaria concedida por el juez Iglesias a Manader, bajo pretexto de una supuesta condición de salud que a la fecha no fue debidamente constatada. “Poder estar frente a este tribunal me hace pensar que no fueron en vano los años de reclamo y lucha por el Juicio y Castigo. Pero este tribunal me puso a mí y a los demás testigos y víctimas en una situación de total indefensión. Los expresos, las víctimas, no se merecen esta inseguridad por eso me atrevo a pedir al tribunal que revea el modo de devolvernos la seguridad” remarcó.

“El mismo Servicio de Atención Médica (SAM, de la prisión U7) que liberó al remisero Cabeza con dictámenes falsos y con cohechos, fue tenido en cuenta para liberar a Gabino Manader en detrimento del informe de peritos superiores como son los de la Corte Suprema de la Nación”. Por último, sostuvo: “estoy orgulloso de mi participación activa contra la dictadura genocida. Estas personas en el banquillo son los protagonistas inmediatos, pero los verdaderos responsables del genocidio, las corporaciones económicas, todavía no fueron juzgados”. Fuente: Prensa Comisión Provincial de la Memoria Chaco
Fuente:ChacoDiaPorDia

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