17 de febrero de 2017

TUCUMÁN - OPERATIVO INDEPENDENCIA: RECONSTRUYERON LA DESAPARICIÓN DE MAURICE JEGER.

TUCUMÁN 
Operativo Independencia: reconstruyeron la desaparición de Maurice Jeger 
El trabajador del diario La Gaceta fue secuestrado junto a su compañera embarazada. Pablo e Iván Jeger, sus hijos, brindaron testimonios cargados de emoción.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Viernes 17 de febrero

En la madrugada del 8 de julio de 1975, minutos después de las una de la mañana, Maurice Jeger fue secuestrado junto a su compañera Cristina González del departamento que ambos compartían en la calle General Paz al 1013, en la Capital tucumana. Fueron subidos a un Torino de color claro, sin patente, en un operativo que incluía un camión de apoyo, con reflectores. Desde aquella noche no se sabe con certeza qué pasó con la pareja ni tampoco se sabe cómo continuó el embarazo de cuatro meses de Cristina.

Durante la jornada de ayer, gran parte de los testigos citados en el marco del juicio de la megacausa Operativo Independencia declararon sobre este caso. Pablo e Iván, hijos de Maurice Jeger, reconstruyeron el secuestro y la desaparición de su padre, a quien recordaron emocionados.

El primer turno fue para el hermano mayor, de 14 años en el momento de los hechos. Una sala repleta escuchó atentamente la declaración de casi tres horas que dio Pablo Jeger, quien hizo gala de una memoria frondosa para narrar la vida de su padre.

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Maurice Jeger llegó de Francia en las vísperas de la navidad de 1951. Tenía trece años y formaba parte de una familia que huía de una Europa arruinada tras la Segunda Guerra Mundial. Su padre, obrero en una fábrica de calzado, terminó siendo prisionero de guerra de los nazis, tras la ocupación de París. La familia de su madre fue diezmada en los campos de concentración.

Cuando llega a Tucumán no quedaban rastros del francés en su pronunciación. En el inicio de la década del 60, llegó el primero de los tres hijos que tendrá con Graciela González Marquéz. Unos años después montará, junto a unos amigos como socios, su primera librería, Best seller. Ubicada en uno de los monoblocks de 25 de mayo y Sarmiento, Pablo recuerda las veces que iba para ahí luego de la escuela. Entre recuerdos y relatos, evocó la semblanza de un padre amante del humor de Les Luthiers, lector del boom de la novela latinoamericana y poco dado a las tareas manuales.

Aunque el primer intento no prosperó, Maurice volvió a tener una librería en 1974. Era en el quinto piso del edificio del diario La Gaceta. Un modesto mobiliario servía para exhibir los libros y discos. “Se puede decir que vender libros era su verdadero oficio”, comenta Pablo. 

Pero en el medio de sus proyectos de librero, Maurice trabajó, tras estudiar bibliotecología, en la biblioteca de la Estación Experimental Obispo Colombres y en la biblioteca de la Alianza Francesa. Allí también se desempeñará como profesor de francés, apareciendo inclusive en Canal 10 durante un ciclo donde tres profesores de la Alianza enseñaban el idioma a los televidentes.

En los 70 ingresará a La Gaceta como corrector de pruebas. “Era un amante de la sintaxis. No era sólo corregir las palabras sino también el estilo”, aclara Osvaldo Nieva, un veterano del periodismo citado a la audiencia.

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Pablo se enteró del secuestro de su padre una mañana cuando lo llamaron para que bajara en el medio de una clase en el Gymnasium. “Se han llevado a tu papá”, le dijo su madre para luego relatarle la secuencia del Torino claro, sin patente. Recorriendo la zona del departamento de Maurice, Graciela se encontró con el testimonio de Jorge de la Cruz Agüero. El joven vivía casi al frente y vio todo el operativo. El grupo de tareas advirtió su mirada por lo que lo golpearon y obligaron a encerrarse en su casa. En enero de 1976 Jorge fue secuestrado y visto por última vez en la Jefatura de Policía. Tenía 17 años.

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Por diferentes vías, se cree que Maurice y Cristina fueron llevados a la Escuelita de Famaillá. Una versión es la del fotógrafo de La Gaceta Edmundo Font, quien durante un desfile militar por el 9 de julio se subió a un árbol y desde allí pudo ver a la pareja dentro de la comisaría. Ambos de pijamas, Cristina se distinguía por un buzo verde. Otra versión llegó semanas después, en agosto, cuando un conscripto anónimo dijo que lo vio en la Escuelita y que lo reconoció a Maurice de verlo en la Alianza Francesa. Además dio el nombre de algunos otros torturados y les dijo que esperaban que se recupere de salud para trasladarlo.

Una averiguación por los amigos de Maurice indicaba que pronto lo iban a liberar para expulsarlo del país, ya que se trataba de un error; que esperaban el revelo de Acdel Vilas como jefe del Operativo Independencia; y que hasta octubre, al menos, estuvo vivo.

Otro testimonio de un soldado anónimo, este vía el penal de Sierra Chica, cuenta que, durante su paso por el servicio militar obligatorio en la zona de Tafí Viejo, un superior le mostró personas estaqueadas, cubiertas por una lona. Se podía distinguir un hombre y una mujer embarazada, “este es francés”, presumía el teniente. Esto fue ligado con otros dos hechos. El 8 de noviembre de 1975, vecinos de La Picada (cerca de Tafí Viejo) denuncian la aparición de un Chevy quemado, con los cuerpos de una mujer y un hombre calcinados. Posdictadura, se denunciará inhumaciones clandestinas en el cementerio de Tafí Viejo. Cuando se investigó, entre los restos estaban los cuerpos calcinados de una mujer y un hombre.

En el plano formal, Graciela envió telegramas al ministro del Exterior, de Justicia, al presidente del Senado Ítalo Luder, al jefe del Ejército Jorge Rafael Videla y al gremio gráfico. Nadie contestó. La diplomacia francesa se entrevistó con el gobernador Amado Juri y con Vilas, pero ambos alegaron desconocer el caso.

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Los hermanos Jeger no pudieron aseverar que su padre tenía una militancia política. A pesar de ello, se podía constatar que Maurice tenía participación en la Asociación de Prensa, que nucleaba sindicalmente a los trabajadores de prensa.

En la audiencia se citó el ejemplo de la huelga del 6 por 1 en La Gaceta. Los trabajadores exigían un día de descanso a la semana, reivindicación que consiguieron. Irritados, la gerencia del diario ofreció un fuerte aumento para quienes accedan a renunciar a ese día de descanso. Todo el plantel aceptó, salvo dos personas: uno de ellos era Maurice.

Tras su desaparición, en el diario se constituyó una comisión para entrevistarse con Vilas. La reunión en Casa de Gobierno fue infructuosa. En una declaración judicial de marzo de 2011, Joaquín Morales Solá afirma que participó de esa reunión, donde Vilas tildó de “subversivo” a Jeger.

El origen francés Maurice despertaba conjeturas. De este lado se llegó a afirmar que es uno de los protagonistas de las fotos icónicas del Mayo Francés. Del otro lado, cuando secuestraron a Graciela en noviembre de 1975, uno de los interrogadores de la Jefatura de Policía le preguntó si conocía intelectuales franceses en Argentina y si sabía que en París operaba el cuartel central de la IV Internacional.

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Tras responder las preguntas, Pablo e Iván tuvieron la oportunidad de decir unas últimas palabras. Cuando Maurice fue secuestrado Pablo tenía catorce años e Iván apenas un año y medio. Ambos remarcaron que estar frente a un tribunal luego de 41 años era un acto de justicia conseguido gracias a un esfuerzo militante colectivo.

La madre de ambos, Graciela, fue de las primeras Madres de Plaza de Mayo en la provincia y buscó la verdad hasta su muerte. Pablo milita en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Iván es militante de H.I.J.O.S. . La emoción quebró la voz ronca del menor de los Jeger cuando recordó a sus compañeras Natalia Ariñez y Marianella Triunfetti, fallecidas hace dos meses en un accidente de tránsito.

Ambos decidieron cerrar con un poema de su padre, escrito en francés y fechado en el 10 de junio de 1975, cuando planifica un viaje a Brasil junto a Cristina embarazada. En sus últimos versos, Reflexiones de un hombrecito dice: “Tengo miedo de la muerte y del sepulturero / quisiera quedarme sobre la tierra y no bajo la tierra / siento el humus, ya no puedo caminar / que misterio todo eso, hay que terminar brillantemente".
Fuente:LaIzquierdaDiario

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