28 de marzo de 2017

ALEJANDRA CONTI: "HAROLDO ESTÁ VIVO, MI PADRE NUNCA SE DILUYE".

Alejandra Conti: “Haroldo está vivo, mi padre nunca se diluye” 
NEUQUÉN. “Río Negro” se entrevistó con la hija del gran escritor bonaerense, que fue secuestrado y desaparecido por el último gobierno militar, el 5 de mayo de 1976. El Centro Cultural por la Memoria “Haroldo Conti”, que funciona en la ESMA inaugurará en Neuquén su muestra itinerante “El Lamento de los Muros”.
OSCAR SARHAN 
28 MAR 2017 
Alejandra Conti: “Haroldo está vivo, mi padre nunca se diluye” Cómo su padre, Alejandra también eligió enseñar: “Fui reconociéndolo a través de sus alumnos”. Cómo su padre, Alejandra también eligió enseñar: “Fui reconociéndolo a través de sus alumnos”. Paula Luttringer y una de sus obras de “El lamento de los muros”.

Paula Luttringer y una de sus obras de “El lamento de los muros”.
El lector de literatura tiene en cuenta toda una serie de parámetros que la visión superficial de la cultura actual no la tiene. Entonces, son los lectores los que hacen sobresalir al escritor, más allá de la publicidad que se haga de un libro

Quien decía esto era el gran Juan José Saer, en una entrevista que le hice hace ya años en París, donde murió en 2005. Y agregaba que lo que caracteriza a la literatura es que cuando leemos a un escritor, cualquiera sea su origen, su época, su idioma, no encontramos al escritor, sino que nos encontramos a nosotros mismos. Reconocemos algo como verdadero porque también como lectores lo hemos sentido. Todo tiene que ver con recordar, con cierta identificación, o no, pero que está ligado profundamente con la memoria...

Es la mañana en esta Buenos Aires de calles cortadas, de taladros, de cielo plomizo y de gente en todas las direcciones. En un bar de Córdoba y Anchorena, con sonidos de cucharitas y platos, nos encontramos con Alejandra Conti, artista plástica y docente, hija del escritor argentino Haroldo Conti, secuestrado y desaparecido el 5 de mayo de 1976.

“La memoria es necesaria, es siempre, es todo, es la que me hace mantener vivo a mi padre”, dice Alejandra, quien hace poco se jubiló como docente de artes visuales en el Instituto Labardén, con más de treinta años en las aulas.

El próximo mayo, se cumplirán 41 años desde la desaparición de su padre, que al momento de su detención era profesor de Latín en el Liceo Sarmiento, y periodista de la revista Crisis, y de otras publicaciones donde colaboraba.

Como sucede cada año, el 5 de mayo, declarado el Día del Escritor Bonaerense, el Centro Cultural por la Memoria Haroldo Conti, que funciona en el predio de la ex ESMA, prepara una serie de actividades en honor a su memoria.

Dentro del circuito de sus exposiciones itinerantes, la Legislatura del Neuquén, inaugurará el cuatro de abril la muestra fotográfica “El Lamento de los Muros”, de Paula Luttringer, sobre las huellas encontradas en las paredes de los centros clandestinos de detención, que tuvo la dictadura militar argentina.

La docencia heredada 
Como Haroldo Conti, su hija Alejandra, también eligió enseñar. Es una vocación heredada que la une a los recuerdos de adolescente. “Era apasionado. Con los años fui reconociendo a mi padre gracias a los testimonios de la gente, de sus ex alumnos quienes me dijeron que fue brillante”.

“Yo también me decidí por esta profesión. Me gusta saber que contribuí a la formación de nuevas generaciones, que pude guiarlos, enseñarles lo que sé, lo que forma parte de la historia de nuestro país. A través de mi materia artes visuales y de mi arte, trabajé siempre relacionada con las otras áreas del colegio. Todos los temas fueron abordados desde la música, el teatro, la expresión corporal, el folclore y la literatura.

”Con mis colegas trabajamos con la intención de transmitir valores importantes como el de amar a la vida, la libertad, el saber y la democracia. Y por sobre todo de construir desde el respeto y desde la memoria, para que los hechos horribles no vuelvan a ocurrir nunca más. Lo que parece una frase hecha, fácil de escribir en un pizarrón, no es más que la herramienta para la formación de seres pensantes, críticos y libres”. 

El delta que supo 
Haroldo Conti nació en Chacabuco el 25 de mayo de 1926. Se lo considera “el novelista del río”, porque una vez instalado en Buenos Aires, encontró pronto en el Delta de Tigre, su segundo hogar.

Además del Centro Cultural homónimo que funciona en el predio de la ex ESMA, en la localidad bonaerense de Tigre, se puede visitar su casa convertida en museo en 2009, situado a orillas del arroyo Gambado. El año pasado al cumplirse los cuarenta años de su desaparición, centenares de chacabuquenses llegaron en micros para recordarlo.

Le encantaba estar en el río, recuerda Alejandra. Y si bien era un hombre urbano nunca dejó de estar en contacto con la naturaleza. Será por eso que eligió Tigre. Lo hizo suyo como lo era Chacabuco. Allí encontró todo lo que le faltaba de su pueblo. “En el río conectaba con su infancia, se serenaba. Iba a esa casa para escribir. Sus grandes amigos fueron personas de Tigre. Solía reunirse en mesas enormes donde comían, charlaban y reían. Cuando decía que se mezclaba con la gente, era tal cual. Yo lo viví. En Tigre no era el escritor Conti, como sucedía en Buenos Aires. Allí siempre fue uno más”.

La memoria de Alejandra Conti se alimenta no solo de sus propios recuerdos sino de todos los que evocan a su padre.

De chica no leía mucho lo que él escribía. Pero sí sabía que su papá pensaba y escribía. No sabía mucho de sus temas, así y todo guardó una revista Crisis que hablaba del Fondo Monetario Internacional. “No sé porqué me hizo ruido ese título, pero al leer su firma decidí guardarla. Aún la conservo porque hoy, hablar del FMI es de uso corriente, pero en aquella época era un acto de valentía...

Trabajaba en la revista y colaboraba con otras publicaciones, además de ser profesor. Siempre estaba ocupado en su máquina de escribir. Yo desde chica escuché ese sonido. Cuando estaba sobre un artículo, no podía volar ni una mosca cerca. Se encerraba en su escritorio y ahí estaba horas. Era metódico y cuidadoso”.

Alejandra Conti mira a través de la ventana. El cielo se muestra despejado, y entra una luz linda que vuelve más cálido este momento. Después de un silencio dice que solía encontrarse con su padre en un bar cercano al liceo. “Le molestaba usar saco y corbata para el Sarmiento, pero debía hacerlo. Pasábamos largo rato hablando. Me contaba cosas divertidas y siempre terminaba mirando el reloj y haciendo una mueca de fiaca. Me decía: “tengo que ir”. Y yo lo respondía: “¡papá, tenés que ir!”.

“En esto del recordar, la memoria no es cronológica” pero cuando llegan los aniversarios, las fechas históricas del horror y las atrocidades cometidas en nuestro país, a Alejandra le resulta más difícil sobrellevar el peso de su padre desaparecido. Y también cuando le dicen “si no es mejor olvidar o hacer las paces con el pasado y todas estas frases que aún persisten. Yo simplemente escucho y trato de pensar qué pasa conmigo. Mi respuesta es no. Y ojo, nada tiene que ver con el rencor ni con la venganza. La memoria por mi viejo está viva desde una obra de títeres, desde una charla, en el nombre de una cátedra, cuando se reedita un libro y llega a las escuelas. En todo esto Haroldo Conti está vivo. Mi padre nunca se diluye”. “La memoria por mi viejo está viva desde una obra de títeres, una charla, en el nombre de una cátedra, cuando se reedita un libro”. asume Alejandra Conti, artista plástica y docente, hija de Haroldo Conti.

La Legislatura de Neuquén inaugurará el 4 de abril la muestra fotográfica “El Lamento de los Muros”, sobre las huellas encontradas en los centros clandestinos de detención de la última dictadura militar.
Fuente:RioNegro

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