26 de marzo de 2017

CORRIENTES - DIFUSIÓN.


Este nuevo aniversario del golpe de estado cívico-militar ocurrido el 24 de marzo de 1976 nos encuentra sumergidos en profundas contradicciones y discusiones con el actual poder político y su soporte económico, las grandes corporaciones del presidente y las de sus socios, muchos de ellos dueños o empleados jerárquicos de las mismas. Para comenzar es necesario dejar constancia de un hecho inédito en nuestra historia: es la primera vez que las fuerzas de derecha, representantes del poder económico concentrado, de la oligarquía terrateniente, los industriales socios del capital extranjero y el capital financiero llegan al gobierno por elecciones populares logrando así la mayor concentración del poder conocida hasta ahora, superior a lo vivenciado en los procesos golpistas o de quiebre institucional.
Sin lugar a dudas son momentos difíciles para la Memoria, los DDHH, los trabajadores, las conquistas sociales, la cultura, la educación, la ciencia y tecnología, la salud y así podríamos completar una larga lista. Estamos ingresando a un tiempo en el que defender las conquistas tan largamente anheladas y peleadas nos hace terminantemente opositores a la alianza gobernante, miremos a los docentes, a los jubilados con sus deteriorados ingresos y achicamiento del servicio de salud, ni hablar de los desocupados sin la mínima protección, los miles de compatriotas que día a día se sumergen en la pobreza y se tornan números estadísticos de la indigencia y ejemplo, al decir de los funcionarios, del sinceramiento de la economía.
Los resultados electorales de noviembre de 2015, considerados en relación a las políticas hasta ahora implementadas desnuda una gran debilidad de nuestro sistema democrático: No hay mecanismos que garanticen que los gobernantes cumplan su palabra, sus compromisos programáticos y menos aún, no hay mecanismos legales que condenen el rompimiento de dichos compromisos. Es así que a partir de la conquista de la Democracia acontecida en diciembre de 1983, los ciudadanos nos sentimos varias veces defraudados por las acciones de gobiernos que claramente implementaron medidas contrarias a lo prometido en las campañas electorales. Se instala entonces el engaño disfrazado de pragmatismo como política viable y como ejemplo de comportamiento hacia los jóvenes, los futuros electores y dirigentes, conformando una matriz de corrupción política que quizás sea la madre de todas las formas de corrupción denunciadas hasta hoy.
Este panorama se completa y agrava si consideramos el comportamiento corporativo de la justicia respondiendo mayoritariamente al sistema y la concentración de los medios de comunicación que repiten sistemáticamente noticias armadas tras una propuesta que, en los últimos años impuso cual paradigma la existencia de la famosa GRIETA entre los argentinos, para evitar el surgimiento de terceras fuerzas electorales y poder así, aun no siendo la alianza Cambiemos la más votada en primera vuelta, ganar en el ballotage sin que importe o se mida el alto costo que conlleva el enfrentamiento entre los argentinos.
Lo difícil de la coyuntura nos impone una profunda reflexión política junto a los sectores afectados, lo más amplia y efectiva posible para detener este proceso de destrucción de lo popular-nacional-democrático y poder retomar el camino de construcción del país basado en el respeto a los Derechos Humanos y sociales que dignifican a los sectores más postergados. Este camino  comenzó a recorrerse y la protesta no se hizo esperar, los métodos persecutorios y represivos no lograron frenarla y luego de los multitudinarios actos y convocatorias estamos en medio de un conflicto nacional en defensa de la Educación Pública y la dignidad del salario docente y de un próximo paro nacional, militado y exigido por los trabajadores muy a pesar de los deseos de cierta dirigencia gremial.
Decíamos más arriba que son momentos difíciles para la Memoria. Desde un revanchismo que no reconoce el concepto de Justicia se ataca las políticas de DDHH sin considerar el valor simbólico de las mismas como constituyentes de la segunda fundación democrática de nuestro país a partir del derrocamiento de la dictadura genocida. Los Derechos Humanos son políticas de Estado asumidas por la inmensa mayoría de nuestra población y están en el ADN de nuestra Democracia, por ello todo intento de retroceso en este tema va a confrontar con un pueblo movilizado, concientizado y organizado tras los pañuelos blancos, símbolo de dignidad, constancia y lucha en todo el mundo.
Y así lo sentimos en nuestra Goya querida. Nuestra organización no dejó de buscar Memoria, Verdad y Justicia. Los importantes logros obtenidos no se comprenden sólo desde el compromiso militante, se comprende más integralmente desde el acompañamiento de la sociedad y de sus instituciones. En este punto queremos agradecer el espacio de libertad que el actual intendente, profesor Gerardo Bassi, brindó a la cuestión de los DDHH cumpliendo con su compromiso electoral al crear la dirección respectiva alentando desde todos los medios a su alcance la concreción de dichas políticas.
No podemos dejar de mencionar que en este aniversario se concreta la quinta y última señalización de un ex centro clandestino: el Sitio Subprefectura Naval; por lo que cumplimos con un objetivo prioritario en esta tarea de visibilizar lo sucedido durante el terrorismo de estado.
Ratificando compromiso de continuar con esta lucha e invocando la memoria de los 30.000 compañeros desaparecidos decimos PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!!!!
Goya 24 de marzo de 2017
Este documento cuenta con la adhesión de la Coordinadora de Derechos Humanos constituida en febrero del corriente año, integrada por organizaciones sociales, de derechos humanos, secretarias y direcciones municipales, concejales, organizaciones políticas y personas comprometidas con la problemática.

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