28 de junio de 2017

OPINIÓN.

LA U.C.R. Y LA UNIDAD CIUDADANA
                Por el mes de Abril del año 2016, escribía lo siguiente, que fue recogido por distintos medios: “Recientemente la ex presidenta Cristina Fernández, ha introducido en el centro del debate, una vieja pero potente y vigente idea, la construcción de un gran frente ciudadano. Con esta propuesta, rescata el ideario primigenio y fundacional del radicalismo.
                Ya que la Unión Cívica Radical, configuraba la unidad (U) de los ciudadanos (C) para alcanzar reformas (R) extremas y arriesgadas, destinadas a profundizar los logros democráticos contra el régimen. En consecuencia la UCR no era más que un gran frente ciudadano contra las corporaciones.
                Para Hipólito Yrigoyen, constituía la Nación unida como fuerza política contra el régimen. 
Por ello y según Manuel Gálvez: “Yrigoyen, no dirá nunca, ni por distracción, el Partido Radical, dice siempre, todos los días, la UNIÓN CÍVICA RADICAL”, la que debía estar por encima de todos los partidos y partidismos, superando divisiones e intereses sectoriales.”
                En la provincia de Buenos Aires y de cara a estas elecciones de medio término, dicha propuesta empieza a materializarse con el alejamiento de un PJ vacío de contenido y en muchos casos cómplice de las políticas antinacionales y antipopulares del gobierno de Macri.
                La constitución de la Unidad Ciudadana, que debe ser mucho más que una sigla electoral, es un primer e importante paso en la consolidación de un proceso, que dependerá del grado de madurez, generosidad, inteligencia y patriotismo de quienes lo lleven adelante y que excede en mucho a las personas y partidos que lo integran.
                Ante esta apuesta arriesgada, ha quedado en claro que los dos partidos mayoritarios del país y más allá de los intentos que se hagan, desde lo institucional se han transformado en sellos o cáscaras vacías, que mantienen los ritos o formalidades, pero cuya esencia comienza a migrar hacia estos nuevos agrupamientos políticos, que recogen el alma fundacional de los mismos.
                Pese a que falta mucho por hacer, las lecciones de 200 años de historia, van dejando sus huellas y sus enseñanzas, ya no hay lugar para las antinomias entre iguales, sobre todo en un momento en que las políticas neoliberales y antinacionales agreden a todos sin distinción de banderías políticas.
                Frente al descalabro económico y social de este gobierno, cobran valor las palabras de Raúl Alfonsín cuando decía: “dejemos para más adelante la discusión acerca de los aspectos más sofisticados de la ideología de cada uno. Aquí se trata de poner en marcha políticas de salvación nacional.” “No habrá radicales ni antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas cuando se trate de terminar con los manejos de la patria financiera, con la especulación de un grupo parasitario enriquecido a costa de la miseria de los que producen y trabajan.” “No habrá radicales ni antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas sino argentinos unidos para enfrentar el imperialismo en nuestra patria.” 
                “La construcción y la defensa de la Argentina la haremos marchando juntos, aceptando en libertad las discrepancias, respetando las diferencias de opinión, admitiendo sin reparos las controversias en el marco de nuestras instituciones, porque así y sólo así podremos lograr la unión que necesitamos para salir adelante.”
                Estas palabras deben hacerse carne en cada uno de los que decidan transitar este nuevo camino, y tener también muy presente las estrofas de esa vieja canción que dice:
Cuando se suma, se suma
y hay que saber sumar bien
porque en el campo del pueblo
hay gente de tu partido
pero del otro también.
Cuando se resta, se resta
y hay que saber restar bien
porque en el campo enemigo
hay gente de otro partido
pero del tuyo también.
                                                                                                                             Ricardo Luis Mascheroni - Docente  

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