23 de agosto de 2017

CÓRDOBA: CAUSA DE LOS MAGISTRADOS MÁS TESTIMONIOS DEL DESAMPARO LEGAL.

Causa de los magistrados: más testimonios del desamparo legal 
23 de agosto de 2017
Cuando comenzaron las audiencias, familiares de las víctimas plantearon la necesidad de que la Justicia se juzgue a sí misma.
Por Alejandro Mareco
Ayer, en una pequeña sala del edificio de Tribunales federales 2, los testigos reavivaron las escenas de impotencia y desamparo que padecieron como víctimas de la represión. 

“Mis padres me enseñaron a tener honor. ¿Cómo es posible que esta gente siga y no haya pedido perdón, que no haya dicho: ‘Tuvimos miedo’, ‘Nos equivocamos’”. Las palabras de Dora Caffieri de Bauducco, en teleconferencia desde Barcelona, España, estremecieron ayer durante el juicio en la causa de los magistrados.

Ayer, en una pequeña sala del edificio de Tribunales federales 2, los testigos reavivaron las escenas de impotencia y desamparo que padecieron como víctimas de la represión.

Los relatos de los encuentros con representantes de la Justicia federal que los testigos sostuvieron mientras estaban detenidos en la excárcel de barrio San 
Martín apuntaron claramente a la actuación de los imputados, particularmente la de Carlos Otero Álvarez y de Ricardo Haro. Ambos, junto con Antonio Cornejo y Miguel Ángel Puga, están acusados de encubrimiento, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Una muerte anunciada

“Le dije que Hugo Vaca Narvaja estaba bajo permanente amenaza de muerte”, dijo el testigo Manuel Canizzo sobre la advertencia clara que le hizo a Otero Álvarez –entonces secretario del juez Adolfo Zamboni Ledesma– por el riesgo inminente en el que estaba el entonces abogado defensor de presos políticos.


“Me respondió que no podía hacer nada, que no podía intervenir porque Vaca Narvaja no tenía ninguna causa”, reveló Canizzo. Días después, el abogado fue asesinado en un intento de fuga fraguado.

“Fue una especie de habeas 
corpus oral. Salvo que hubiera complicidad, tenían que proceder”, dijo el testigo, que compartía celda con Vaca Narvaja.

Canizzo también asistió al asesinato de Raúl Bauducco en el patio de la cárcel, por el cabo Miguel Ángel Pérez. El hecho sucedió mientras tenían a los prisioneros desnudos contra el piso, y Baudacco, por el castigo, no respondía a la orden de incorporarse.

Por eso persiste aún hoy la indignación de Caffieri de 
Bauducco, esposa del asesinado. “Estos señores insultaron mi inteligencia: me dieron la versión de los militares. Y después de 40 años siguen negando que me mintieron”.

Ella también fue detenida y torturada en la D-2. Cuando le relató los apremios al entonces defensor oficial, Ricardo Haro, la respuesta fue: “Me dijo que yo no tenía causa y que iba a salir rápido. Que no me metiera en cosas que demoraran la salida”.

La mujer salió de la cárcel recién en septiembre de 1978.

Otro testigo, Fidel Alcázar, señaló que, cuando le contó sus padecimientos, Haro no lo escuchó. “Yo hablaba y él seguía leyendo el diario; irrespetuoso”, relató el hombre, quien dijo haber esperado con impaciencia contarle de su detención arbitraria. “No tenía militancia de ningún tipo”.

El cuarto testigo, Mario Paredes, recordó que también recibió la misma recomendación de no complicarse denunciando torturas, de las que le habló al defensor en voz baja: “Mientras declaraba, había militares armados a dos metros”. 
Fuente:laVoz

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