8 de febrero de 2019

ESPECIAL VENEZUELA PARTE 3.

Miami pide paz y rechaza la injerencia de EEUU en Venezuela
Resumen Latinoamericano / 7 de febrero de 2019
Donald Trump dice tener la opción bélica sobre la mesa al referirse a Venezuela. Sin embargo, los estadounidenses rechazan cualquier sugerencia de violencia.
Este es el momento en el que el equipo de HispanTV en Miami es acosado por individuos de ultra derecha que apoyan la injerencia estadounidense en Latinoamérica. Son unos pocos, pero sus insultos y violencia obligan a la policía a intervenir.
Mientras, otro grupo pide la paz para Venezuela. Estos activistas consideran que la Administración de Trump y su discurso bélico e injerencista no comulga con el respeto a los principios democráticos.
Como una canción que se repite una y otra vez: Trump intenta derrocar un gobierno que no comulga con sus intereses y los de los socios corporativos de Washington, pero la historia enseña que las intervenciones estadounidenses nunca terminan bien para los afectados.
No guerras, no sanciones, fuera las manos de Venezuela. Tales son las proclamas de este grupo de ciudadanos latinoamericanos y venezolanos que se congregan en la ciudad de Miami en contra de la injerencia estadounidense, en particular de la Administración de Donald Trump. Sin embargo, tan solo hace unas horas aún no descartaba una opción bélica en contra del país latinoamericano.
Y así, mientras Trump habla de justicia social para Venezuela, en casa propia, las cosas no van bien. De hecho, durante los últimos dos años, la clase trabajadora estadounidense se ha “tercermundizado”, señalan algunos.
Marcelo Sánchez, Miami.
kmd/hnb
Fuente: HispanTV
Estrategia del pánico: Trump lo aplica contra Venezuela para sacar a Maduro

Donald Trump ha dicho que en su vida de empresario ha utilizado la estrategia de generar pánico en los competidores para alcanzar sus objetivos. Tal vez sea por eso que ahora, como presidente de Estados Unidos, su cuenta de Twitter sea considerada un arma de destrucción masiva.
Rience Priebus, quien fue su jefe de Gabinete, fue muy ilustrativo cuando reveló que llamaba al dormitorio del mandatario “el taller del diablo” porque a las primeras horas de la mañana y los fines de semana Trump se dedica a disparar desde allí los tuits más descontrolados.
El sucesor de Priebus, John Kelly, no se quedó atrás: se refirió a la Casa Blanca como “Crazytown”, traducible como “Locolandia”.
Esas y otras expresiones de excolaboradores de Trump aparecen en el libro Miedo: Trump en la Casa Blanca, escrito por el afamado periodista Bob Woodward, mundialmente reconocido por haber sido, junto con Carl Bernstein, el autor de la investigación del diario The Washington Post sobre el escándalo del Watergate, que le costó la presidencia a Richard Nixon. Algunos de los mencionados han intentado desmentir los comentarios que se les atribuyen, pero hacen un retrato tan bien logrado del personaje que nadie ha creído los desmentidos.
Las peripecias de esta especie de “Tiroloco McGraw” de las redes sociales podrían tenernos sin cuidado. Pero la óptica cambia cuando se comprueba que Trump es el jefe directo de la oposición venezolana, está plenamente a cargo del golpe de Estado que se encuentra en marcha, y tiene un grupo de lugartenientes (para este asunto específico) que parecen compartir plenamente su incontinencia tuitera: Mike Pence, Mike Pompeo, John Bolton y Marco Rubio.
El “taller del diablo” se ha ampliado para el caso de Venezuela. Cada mañana salen desde Washington varios misiles virtuales destinados a sembrar el terror, expresiones de la doctrina del pánico del magnate-presidente.
El mismo Trump suele escribir trinos sobre Venezuela. La semana de la autojuramentación del diputado Juan Guaidó se hizo eco de fake news sobre protestas masivas y hasta convocó a los opositores a participar en una marcha.
Apelando a su técnica del pánico, Trump ha dicho varias veces que sobre Venezuela no se descarta ninguna opción, incluyendo el ataque armado. Viniendo del jefe de la potencia bélica con mayor poder destructivo en la historia del mundo, no es una advertencia para ser tomada a la ligera.
Siguiendo esa línea (o tal vez, marcándola) los otros integrantes de este clan de ultraconservadores anticomunistas y agentes de diversos intereses corporativos se dedican a bombardear a Venezuela con anuncios de inminentes acciones militares, más sanciones económicas y amenazas directas contra el presidente Maduro y sus principales colaboradores.
El vicepresidente Pence también ha actuado como una figura doméstica de la oposición, haciendo incluso convocatorias a marchas y protestas y rebotando falsos positivos como el de los supuestos secuestros de niños.

Ultimátum y cuentas regresivas
El propósito del bombardeo de tuits es crear la sensación de que el gobierno de Maduro está técnicamente caído y que al presidente solo le queda rendirse y tratar de controlar los daños. Con ese tipo de mensajes buscan provocar una desbandada en el chavismo, y al mismo tiempo, cohesionar a los opositores.
En esa onda estuvo, por ejemplo, el tuit de Bolton en el que promete llevar a Maduro a la cárcel de Guantánamo. Ese tipo de desplante contra el máximo líder de la Revolución pretende que el resto de los chavistas haga un cálculo: “si a Maduro le van a hacer esto, ¿qué no nos harán a nosotros?”.
La intervención de Trump y su combo es tan directa, tan cotidiana, tan parroquial, que parece que fueran personajes de la oposición local. Por ejemplo, el senador Rubio fue quien difundió una fotografía del puente de Las Tienditas, con unos containers atravesados y la fake news de que Venezuela había cerrado el acceso fronterizo para impedir el paso de la ayuda humanitaria.
Tuvo que hacer la aclaratoria el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, quien explicó que se trata de un paso fronterizo aún no inaugurado, debido a la actitud hostil de Colombia hacia la integración con Venezuela. El puente nunca ha estado en funcionamiento.
El tema de la ayuda humanitaria se ha convertido en el preferido del “taller del diablo ampliado” para sembrar pánico. Quedará incluso para los sketch de comedia el supuesto descuido de Bolton para dejar colar la información de que EEUU y Colombia pondrían 5 mil soldados en la frontera con Venezuela.
El psicoterror de la pandilla de Washington es replicado en Venezuela por dirigentes opositores, periodistas, analistas e influencers. Lo mismo sucede en los países del Grupo de Lima, donde intervienen desde los presidentes hasta simples espontáneos. La ola alcanza tal nivel que, paradójicamente, asusta a los propios antichavistas.
El fin de semana del 2 y 3 de febrero se llegó a niveles de histeria colectiva. Tanto que ciertos dirigentes opositores se sintieron obligados a pedir calma. Para no quedar tan mal, algunos acusaron a los laboratorios de guerra sucia del gobierno de haber difundido las versiones apocalípticas, aun a sabiendas de que nacieron en la Casa Blanca y sus alrededores.
Una pieza clásica de estas operaciones de creación de pánico es el otorgamiento de plazos, los ultimátum y las cuentas regresivas. Varios de los nefastos personajes estadounidenses han participado en esta “línea de trabajo” a la que se han sumado actores de reparto como el presidente de Colombia, Iván Duque, quien dijo el viernes 1 de febrero que a Maduro le quedaban entre 24 y 72 horas en el poder.
Pompeo, por su parte, ha utilizado el tema de la ayuda humanitaria para presionar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En otro tuit, exigió a los militares que dejen ingresar la ayuda para el pueblo hambriento y se sumó al fake news del puente bloqueado con camiones y contenedores.
¿Un bumerán?
Los “tuits descontrolados” de Trump le han costado miles de millones de dólares a los accionistas de grandes corporaciones, miembros de postín del club del todopoderoso complejo industrial-militar, como Boeing y Lockheed-Martin.
También ha escrito comentarios contra grandes empresas del ámbito de los medios de comunicación, la tecnología y las redes sociales, así como otros que han causado crisis generales en la bolsa de valores, en particular los relacionados con su guerra comercial con China. Fue justamente en Wall Street donde le endilgaron a su cuenta Twitter el mote de arma de destrucción masiva.
Tal vez por eso es que el mandatario está bajo amenaza de un impeachment que podría expulsarlo de la Casa Blanca. A la hora de los resúmenes, tal vez los tuits descontrolados se devuelvan como bumerán sobre quien los arroja.
 (LaIguana.TV)
Argentina. Venezuela y el dilema de la violencia
Por Tomás Astelarra para La Luna con gatillo/Resumen Latinoamericano

Apuntes urgentes sobre las violencias en América Latina. Un relato apasionado (y encabronado) en torno al periodismo y la coyuntura continental.

“Vivimos en un país que es blanco principal, la tierra a ser arrasada. No existe el derecho a la inocencia” (Marco TeruggiMañana será historia).

Que tilden a Maduro de dictador no sorprende. Ya lo hacían con Chavez y lo harán con Evo Morales (nunca con los que no le conviene). Pero cuando el dizque periodista Ernesto Tenembaum dice que en Venezuela se produce la mayor violación de derechos humanos desde los ochentas me dan ganas de tomarme un bondi a Buenos Aires e ir directamente al estudio de radio a cagarlo a tiros.
Después me doy cuenta que para cuando llegue a Buenos Aires seguro se me pase la calentura o recuerde la frase “no gastar pólvora en chimangos”.
Enfrente (radiofónicamente hablando) está Juan Grabois, que se las rebusca como puede para hablar de la injerencia de Estados Unidos en América Latina sin por eso declararse cómplice de los abusos de Maduro. Le menciona a Tenembaum el caso de Honduras (que el dizque periodista reconoce desconocer). La charla cae en un absurdo juego de violentómetro geopolítico. En un momento Tenenbaum le dice que le “duele” que defienda a Maduro. Y yo no puedo menos que volver a violentarme.
¿Por qué me violento? Porque a mí me duele la cantidad de crímenes de estado que Tenembaum ignora día a día en su propio país (de Maldonado patrás y padelante). Porque si Grabois osa decírcelo (de hecho se lo dice tímidamente), Tenembaum recurrirá al manual de posverdad para preguntarle si tiene pruebas, estadísticas, fallos judiciales, informes de ongs (herramientas de los de arriba, jamás la certeza que dan las cumpas muertas en las calles o territorios). Ponele que también me violento por respeto a la memoria de los millones de muertos que han dejado decenas de gobiernos dictatoriales con complicidad de los Estados Unidos y periodistas como él. Pero eso es pasado (ahora resulta que Néstor era un buen presidente y hasta quizás se lo bancaba a Chávez). Ponele que también me violento, por ejemplo, por los, que digo miles, millones de compañeres caídos en Colombia en lo que va del siglo democrático. O los ¿300?, ¿400? líderes sociales asesinados el año pasado en plena vigencia del dizque Acuerdo de Paz con las FARC. O las 600 personas desplazadas recientemente en la zona de Corinto Cauca según el senador indígena Feliciano Valencia, que bien sabe de estar desplazado, preso y amenazado de muerte por grupos paramilitares que la justicia colombiana que ya ha demostrado con claras vinculaciones con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y también el de Estados Unidos a través del Plan Colombia.
Durante los primeros cuatro años de gobierno del mandamás o patrón político colombiano (Sr Matanza), según las propias Naciones Unidas, 8 personas fueron asesinadas y 5 detenidas arbitrariamente por día. El total de asesinatos (11.292) es mayor al total de víctimas de los 17 años de dictadura de Pinochet en Chile. Un informe de la Comisión Colombiana de Juristas determinó que el 62% de los casos habría sido responsabilidad del estado por tolerancia o apoyo a grupos paramilitares y 12% por acción directa de sus funcionarios. Con los más de un millón de personas huyendo de sus tierras a causa de la violencia durante el mandato de Uribe, el país se convirtió en el segundo con mayor número de desplazados después de Sudán.
¡2002 a 2008 Tenembaum!!!!!!!!! ¡Siglo XXI Tenembaum!!!! ¡Un milllón de desplazados y miles de muertos Tenembaum!!!!!! ¡Con el apoyo de Estados Unidos Tenembaum!!!!!

Disculpen, me estoy violentando. Y no solo por respeto a les cumpas colombianos con quienes  conviví algunos años. También por les cumpas argentines que actualmente ven un incremento de la violencia institucional de la mano de un gobierno “amigo” de Álvaro Uribe Velez, es más, asesorado por Álvaro Uribe Velez, a quien Mauricio Macri le dio las llaves de la ciudad de Buenos Aires (y a quien Cristina Kirchner nombró asesor de Gendarmeria Nacional, en un nuevo debate de quien gana o pierde en violentómetro de la política nacional).
Álvaro Uribe Vélez, el mismo que desde los tiempos de Chávez se ha cansado de introducir en territorio venezolano grupos paramilitares que generaron una buena parte de este caos de violencia que es hoy el hermano país, dizque dictadura, amén de favorecer el contrabando, la especulación del dólar y la estigmatización del proceso bolivariano a nivel de foros internacionales. El hombre del siglo según el History Channel. ¿O es que nadie cuenta los muertos del chavismo en estos años?
Se lo explica al dizque periodista Ernesto Tenembaum el periodista venezolano residente en argentina Modesto Guerrero: “Yo puedo entender cualquier error del gobierno venezolano siempre que lo saques del cuadro de presión al que está sometido. Si tienes una rebelión armada de la oposición tú tienes que responder con la misma categoría de la defensa. El problema es de información y como se ubica la información”. Es la vieja historia de Israel y Palestina. Tiran un misil, desplazan un millón de personas, asesinan niñes, y ante el primer atentado de respuesta resulta que son terroristas.  Como cualquier pueblo que ose defenderse con armas del siglo pasado frente a la gran maquinaria armamentística del capitalismo.

El reciente libro del sociólogo Miguel Ángel Beltrán, “FARC-EP (1950-2015). Luchas de Ira y Esperanza”, pone sobre el tapete la actual estigmatización de la violencia armada en América Latina en los años 70, mostrando mediante entrevistas en la misma cárcel, la historia personal de un grupo de guerrilleros de la más longeva guerrilla del continente. Una tras otra, las historias disparan como pruebas irrefutables una vocación armada que solo nace del acorralamiento, la desesperación, el hambre, la lenta y tardía respuesta a una violencia estatal, empresarial, despiadada, criminal, inhumana. ¿O acaso cuando el dirigente de las FARC Raúl Reyes fue asesinado en Ecuador en un operativo conjunto entre el ejército colombiano, ecuatoriano, estadounidense y grupos paramilitares, alguien recordaba que antes de internarse en la selva fue sindicalista y militante del PC?¿Qué no tuvo otra opción más que huir ante las amenazas de paramilitares contratados por la empresa Nestle, la misma que ha sido denunciada por complicidad en más de veinte asesinatos a dirigentes de Sinaltrainal por reclamar justos derechos laborales?¿O es que alguien conoce la historia de Miguel Ángel Beltrán, académico de prestigio internacional que hace más de diez años vive el calvario de la cárcel, el exilio y las amenazas a su familia por criticar la estructura de terror del presidente democrático Álvaro Uribe Vélez siendo deportado desde México como “jefe de Relaciones Internacionales” de las FARC sin que jamás se halla encontrado una prueba al respecto?
¿Cómo comparamos la violencia de un sistema de muerte que saquea pueblos hace, que digo décadas, siglos, mediante los más escalofriantes métodos de tortura, esclavismo, desplazamiento y envenenamiento físico, psíquico y espiritual frente la reacción de estas mismas pueblas oprimidas, ya sea como personas o gobiernos? ¿Cómo comparamos según el violentómetro oficial (o no) la reacción represiva de un gobierno asediado hace 20 años por conspiraciones económicas y paramilitares orquestada a grandes niveles frente a la acción represiva de un gobierno al que los movimientos sociales le están haciendo una protesta por una reforma jubilatoria o el cierre de escuelas?

Vivimos en un mundo con un aberrante coeficiente de aceleración de la violencia. Y no solo institucional. Ahí están los femicidios, día a día, comprobando que la violencia no es monopolio del estado. Y les niñes enfermes de cáncer por el glifosato demostrando que la violencia no es solo monopolio del estado o los seres de a pie, sino también de las empresas. Podríamos decir que principalmente de las empresas (que suelen estar detrás de casi todos los crímenes de estado). Las empresas, aún más anónimas que los estados, cuyos beneficios monetarios reciben personas de carne y hueso, mente y espíritu, que seguramente hacen yoga, viajan a la India, comen macrobiótico, toman ayahuasca con taitas amazónicos (amenazados por el avance imperial de Bolsonaro) y adoran “la paz de la naturaleza”.
¿Y qué parte de esa violencia nos cabe a les compañeres, les movimientos sociales?
La anécdota me la contó un amigo de El Bolsón, donde, tras las protestas por la muerte de Santiago Maldonado y el hiper loteo del magnate empresario Joe Lewis, la región pasó a estar militarizada, paramilitarizada, con historias de hombres con motosierras amenazando jipis okupas, o quemando estudios de radio. O vecines siendo llevados a juicio por terroristas por que los guardianes de un empresario que se robaban un camión de ganado mapuche dizque comenzaron a balearlos. ¿En Venezuela o Colombia? ¡No Tenembuam!!!!! ¡En Argentina!!!!
Perdón, volví a violentarme. La anécdota es que resulta que en las marchas por la muerte de Maldonado un grupo de encapuchados comenzó a pudrirla tirando piedras y bombas molotov frente a la Gendarmería (recuerden, asesorada por el mayor genocida contemporáneo en América Latina, Álvaro Uribe Vélez). Un grueso de las personas en la marcha los rodearon e increparon: ¡Violentos! ¡Infiltrados! ¡Fuera!
Los encapuchados siguieron tirando piedras. La muchedumbre volvió a increparlos ya de manera un poco más violenta. Y a punto del linchamiento, los encapuchados tuvieron que sacarse las máscaras y presentarse. Eran todes cumpas de la feria, la radio, las asambleas…
Es la misma indignación que le agarró a muchas cumpas cuando muchos dirigentes denunciaron la violencia en las protestas contra la reforma previsional. ¿Hay infiltrados? Siempre los hubo ¿Hay compañeres de los barrios, organizaciones anarquistas, algún adolescente emocionado, algún vieje con nostalgia de antiguas luchas que también genera hechos de violencia? Siempre los hubo.
¿O a esta altura vamos a seguir asegurando que la RAM no existe, que no hay cumpas mapuches armados, que Fidel Castro no echó a los homosexuales de la isla, el Evo no reprimió en Chaparina (marcha del TIPNIS) y los excesos del EGP en el “No Mataras” de Oscar del Barco nunca existieron? ¿O acaso el mismo comunismo o izquierda que hoy denuncia la violación de derechos humanos en Venezuela no es el mismo que apoyó la dictadura militar argentina, traicionó al Che y mató millones de personas de manera inhumana en Siberia?
¿Cómo se mide el violentómetro de esta civilización en decadencia? ¿Cómo se discute en estos tiempos en que matar es una acción que puede ejercerse en una góndola de supermercado, en un micrófono de radio, detrás de una computadora o la imagen de un ser pacífico y bien pensante? ¿O no es acaso Tenembaum y su cínica construcción de la realidad una violación de los derechos humanos como no se ha visto desde tiempos de dictadura en los ochentas?
Todo lo que no se sabe sobre Venezuela
Alfredo Serrano Mancilla / Resumen Latinoamericano / 7 de febrero de 2019
En estos tiempos de dictadura de la coyuntura, afloran los expertos sabelotodo. Sin embargo, la mayoría de ellos no aprobaría el más mínimo test de conocimiento del objeto en cuestión. Con salvadas excepciones, de aquellos que escriben o hablan sobre Venezuela, ninguno tiene la más remota idea si Lara es una ciudad o un Estado, y mucho menos dónde queda geográficamente. O sea, falta un poco de base para aventurarse a dar lecciones.
En aras de subsanar ciertos errores de bulto que condicionan los análisis y comentarios, si me lo permiten, he aquí algunos datos “desconocidos” para contribuir a la mejor salud del debate global sobre Venezuela:
  1. Juan Guaidó fue electo por el mismo órgano electoral con el cual se eligió al presidente Maduro. Guaidó obtuvo 97.492 votos en Estado de Vargas en el año 2015.
  2. La Organización de los Estados Americanos no ha reconocido a Guaidó como presidente de nada. Lo ha hecho su secretario general por su cuenta y riesgo, pero no sus Estados miembro como bloque. Naciones Unidas tampoco ha reconocido a Guaidó; y así lo ha dejado saber claramente en una carta publicada su secretario general, António Guterres, que dio su visto bueno a dar ayudar humanitaria en tanto fuera solicitado por el actual Gobierno. El papa Francisco tampoco se sumó a lo propuesto por Trump sobre Guaidó ante una pregunta explícita hecha por una periodista en el vuelo de vuelta de Panamá. Países de cierta importancia geopolítica, como China, Rusia, Turquía, Irán, México y Sudáfrica, tampoco validan la opción de otro presidente que no sea Maduro. No todos los países de la Unión Europea (UE) se suman al desconocimiento de Maduro. Hasta el momento no lo han hecho Italia, Grecia, Rumanía, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Malta y Eslovaquia. Otro dato: la jefa de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini ha aceptado estar en Montevideo este 7 de febrero para iniciar el diálogo en el seno del grupo de contacto internacional sobre Venezuela. Por su parte, el Parlasur, el parlamento del Mercosur, tampoco ha considerado de ninguna manera la existencia de otro presidente que no sea Maduro. Y no olvidemos a la Comunidad del Caribe, CARICOM, que tampoco reconoce a Guaidó.
  3. Venezuela es el octavo país del mundo con mayor cantidad de reservas probadas de gas; el primero en petróleo; en oro, el valor sus reservas supera el PIB de Chile o Dinamarca; en hierro, el valor supera al PIB de México o España; en diamantes, la cifra es mayor al PIB de Paraguay o Bolivia; y, para colmo, recientemente se ha demostrado que hay mucho coltán en su territorio.
  4. En términos de propiedad, el 98,5% de las empresas constituidas en Venezuela son privadas; 0,5% son mixtas y 1% completamente públicas. Y otro dato: el 80% de los medios de comunicación en Venezuela son privados.
  5. Según un artículo en el New York Times, de acuerdo con las estimaciones del Gobierno de Trump, las nuevas sanciones le costarán a la economía venezolana 11.000 millones de dólares en ingresos perdidos del petróleo. Y esto se suma a los efectos ya consumados de decretos previos. El primero fue el de Obama, aprobado el 9 de marzo de 2015, donde se anunciaron las primeras sanciones contra Venezuela en base al “riesgo extraordinario” para la seguridad de EE. UU. Luego vinieron muchos más, ya con la administración Trump en marcha.
  6. En el siglo XXI, Venezuela ha diversificado sus relaciones económicas y políticas. Y China se convierte en uno de sus principales socios. Por ejemplo, Venezuela representa el 40% de la financiación que Pekín concede a toda América Latina. Rusia y Turquía también son clave en estas nuevas alianzas.
  7. A veces se nos olvida que Venezuela tiene frontera con Estados Unidos regulada por el Tratado de Límites marítimos de 1978, que fija los límites marítimos entre las islas de Venezuela en el mar Caribe y los territorios dependientes de Estados Unidos (Puerto Rico e Islas Vírgenes).
Estos son algunos elementos significativos que debemos considerar a la hora de juzgar lo que está pasando sobre Venezuela. A partir de ahí, hacer análisis hacia delante se convierte en un ejercicio altamente complejo. Lo único cierto es que cada vez que Estados Unidos habla de ayuda humanitaria, la cosa no termina bien. Ojalá esta vez todo se quede en la misma guerra que Trump declaró contra Corea del Norte, en el muro que jamás se pudo construir en la frontera mexicana. Veremos.
Fuente: Celag
Venezuela/ María Alejandra Díaz Marín: “Estamos en guerra y necesitamos medidas económicas adecuadas para la guerra”
Por Geraldina Colotti. Resumen Latinoamericano, 7 febrero 2019
 “El mayor peligro es la imposición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales”, dice María Alejandra Díaz Marín. Abogada constitucional venezolana, Díaz Marín representa al Estado en la Comisión y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Columnista y asesora juridica de la televisión nacional, VTV, es actualmente presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías Constitucionales en la Asamblea Nacional Constituyente, vigente desde 2017: una función, explica, que implica la recopilación de todas las propuestas relacionadas con el tema, y de las denuncias de posibles violaciones. La Comisión “también debe elaborar propuestas para blindar la constitución bolivariana de 1999 de cualquier deficiencia señalada en estos veinte años de operación”.
El golpista Guaidó usa la constitución bolivariana para justificar su presunto nombramiento como “presidente interino”. ¿En qué se basa y por qué recibe el apoyo de países que, en Europa, todavia tienen una cultura juridica comprobada?
Debemos entender que nuestra constitución establece 5 poderes: poder legislativo, ejecutivo, judicial, además del poder electoral y moral, también llamado poder ciudadano. Cada uno de estos tiene una función bien definida por el marco constitucional. No puede exceder. El poder legislativo, por otra parte, lo hizo, pretendiendo asignarse funciones que pertenecen a los poderes ejecutivo y electoral, o a los morales y judiciales. Cuando la oposición ganó las elecciones legislativas en 2015, tuvo como objetivo hacer creer al mundo que era el único poder, aliandose de inmediato con fuerzas extranjeras hostiles para preparar un golpe de estado y desestabilizar las instituciones: comenzando con el Consejo Nacional Electoral, el CNE, lo mismo que había ratificado la vigencia de la votación parlamentaria. Ese mismo poder electoral que certificó la victoria de Maduro en las elecciones presidenciales … Ahora, los golpistas utilizan un artificio legal, argumentos pseudo legales para actuar fuera de la constitución y justificar el golpe. Citan en particular los artículos 233 y 333 para hacer creer que la elección de Maduro no fue válida. En este caso, estaríamos en presencia de un vacío de poder que les permitiría asumir las funciones del ejecutivo, incluso si la constitución no lo permite. Finalmente, emitieron una supuesta ley por un supuesto “estado de transición” sobre la base de una entidad legal que no existe en la constitución. En esta presunta ley, que no tiene valor como inconstitucional, han asumido funciones que pertenecen a otros campos del poder público, por ejemplo al nombrar embajadores: una atribución que es responsabilidad exclusiva del presidente de la república. Se están burlando de la ley, de manera arbitraria, sin cumplir con las formalidades, sin pasar por el voto popular, como debe ser para el presidente de la República. Están utilizando el modelo constitucional para destruir la constitución. Siempre fue su objetivo.
La derecha acusa al CNE de parcialidad y lo considera ilegítimo. ¿Sobre qué base, cómo funciona el poder electoral?
El poder electoral es independiente, sus miembros son designados por la Asamblea Nacional, así como los magistrados, y todos deben pasar por un concúrso público y por la revisión del poder moral. Sólo el presidente y los diputados son elegidos por el pueblo. Esta es la razón por la que los golpistas dicen que son los únicos que tienen legitimidad en quanto elegidos por el voto popular como diputados (y olvidan que incluso el presidente ha sido elegido por el pueblo). El CNE está bajo ataque porque fue la mayoría parlamentaria saliente a ratificar a las cuatro rectoras en el cargo, el único componente que cambió fue un representante de la oposición. Pero el CNE de hoy es el mismo que ha ratificado la victoria electoral de la derecha en las legislativas de 2015. El nuestro es un sistema presidencial, no es parlamentario ni monárquico, es esto lo que no quieren entender los golpistas.
Si el camino del diálogo falla e se impone el de la fuerza, ¿qué consecuencias pueden surgir de tal ruptura en el derecho internacional para los países del sur?
Se creará caos en las relaciones internacionales. Si asumimos que el único poder es el de la fuerza, de los hechos consumados, el mayor peligro es que el orden existente a nivel internacional, ya precario, se rompe. Se impondrá la fuerza de los misiles o de las bombas: un peligro inminente no solo para Venezuela, sino para la humanidad.
A pesar de la propaganda de guerra que presenta el proceso bolivariano como una “dictadura”, el debate dentro y fuera del chavismo está caliente. Sus intervenciones públicas también en el conocido programa de Mario Silva, La Hojilla, son un ejemplo. ¿Como jurista y constituyente qué debería hacer el gobierno?
La observación más estricta me parece que concierne el ejercicio de la autoridad. En esto deberíamos haber sido más rigurosos, proceder con una revisión exhaustiva del poder público para racionalizar su funcionamiento y permitir un mayor nivel de seguridad.
En Italia (y también en Europa), la mayoría de la izquierda, la que se ha vuelto liberal pero también la que no quiere estar “ni con Trump ni con Maduro”, no se moviliza contra el golpe o termina por apoyarlo. Hemos visto a ex ministros de Chávez, que se declaran más chavistas que todos los demás, reunirse con Guaidó, un personaje de extrema derecha. Con ellos también estaba el profesor Lander, que es escuchado por cierta izquierda “crítica” en Europa. ¿Cómo lo explicas?
Parece que estas categorías ya no sirven, dado que muchas personas en la izquierda defienden posiciones de derecha. Creo que en este momento la discusión principal es sobre la globalización, sobre la actitud diferente que existe entre globalistas y soberanos, nacionalistas: donde los primeros parecen ser candidatos para destruir el planeta para continuar acumulando dinero, mientras que los últimos (me refiero a aquellos que creen en un espacio de poder compartido en armonía y respeto por las diferencias, la independencia, la autodeterminación de los pueblos) luchan por un desarrollo del ser humano que respete la naturaleza, cuyos recursos deben usarse para el bien comúny no con fines de lucro. Sin embargo, aquellos sectores de la izquierda que permanecen en silencio en un momento similar son cómplices. En cuanto a los ex ministros, ¿qué decir? Son vergonzosos, un ejemplo más de que dormimos y estamos durmiendo con el enemigo en casa.
El gobierno ha presentado un paquete de medidas económicas. ¿Cual es tu opinión? ¿Se utilizarán para combatir efectivamente la guerra económica?
Como yo lo veo, no estamos haciendo lo suficiente. Estamos en guerra y necesitamos medidas adecuadas para la guerra. La situación debe ser revisada a fondo con la banca, con Colombia. Debemos denunciar a Colombia ante la Organización Mundial de Comercio por la guerra que está haciendo a nuestra moneda. En cambio no hicimos lo suficiente para defendernos. La relación entre la moneda virtual, el Petro y las commodities debe ser revisada. Necesitamos anclar el bolívar directamente a las commodities y no a través del Petro, como explica la economista Pasqualina Curcio, de lo contrario, corremos el riesgo de perder aún más el valor del bolívar. Debemos recuperar las reservas internacionales. Debemos desarrollar un sistema de control y supervisión a todos los niveles. El gobierno revolucionario ha diseñado una estrategia de cobertura y subsidios cuya eficiencia debe ser evaluada exhaustivamente y aún no es realizada adecuadamente. Sin embargo, de manera más general, creo que el problema es estructural, sistémico y no solo político, económico. Y así tenemos que entenderlo. El mundo que conocemos está experimentando una transformación rápida y radical debido al desarrollo tecnológico y financiero. En este momento, la Reserva Federal está tratando de apropiarse de la riqueza del mundo porque su forma de producir dinero no es sostenible. Necesitan anclarse a la realidad, y para ello necesitan nuestros recursos, los países que tienen la posibilidad de anclar su sistema monetario a los recursos materiales. Ante estos objetivos y estos cambios, debemos entender cómo podemos integrarnos en esta globalización sin desintegrarnos.
Revisado por Gabriela Pereira
Venezuela. La “ayuda humanitaria”: Pretexto para una invasión o ejercer más presión
Bruno Sgarzini / Resumen Latinoamericano / 7 de febrero de 2019
La ayuda humanitaria es presentada por el “autoploclamado presidente” Juan Guaidó como la llave de los males de los venezolanos. Sobre su llegada al país, además, se posa una campaña de marketing político que la ubica como un alivio para la gente de a pie que sufre las consecuencias de la crisis económica, inducida y agravada por el bloqueo económico y financiero contra la República Bolivariana. Llegará la ayuda humanitaria, y todos bailaremos cuando la veamos llegar.
Sin embargo, según Cáritas Venezuela, no hay que ilusionarse con la cantidad de insumos médicos y suministros alimentarios que lleguen porque serán insuficientes y pocos. Mientras que la Cruz Roja advierte sobre el peligro que llegue a Venezuela sin el consentimiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro, además del riesgo de que sea utilizada como una “herramienta política”.
El New York Times, por otro lado, afirma que es “un intento de la oposición por socavar las bases de apoyo del presidente Maduro en la entrega de alimentos”. Según el politólogo Dimitri Pantoulas, consultado por este medio, “la ayuda humanitaria se trata en un 99% de los militares y 1% de los aspectos humanitarios, dado que la oposición pone a prueba la lealtad de los militares, aumentando el costo de apoyar a Maduro. ¿Están con Maduro, o no? ¿Rechazarán la ayuda? Si la respuesta es no, entonces las horas de Maduro están contadas”.
Siguiendo con Pantoulas, “esto es un desafío para la oposición para demostrar que puede gobernar, si esto falla, podría dañar la imagen de la ‘presidencia interina’ de Guaidó”.
UNA POLÍTICA DE PRESIÓN, PERO TAMBIÉN DE MARKETING
La Casa Blanca es público y notorio que tiene en su repertorio intervencionista la figura de “ayuda humanitaria” como una forma de lavar su imagen, por un lado, y ejercer presión contra el país atacado. En algunos casos, también como cubierta narrativa de una invasión y posterior ocupación, como en los casos de Haití y Somalia.
Es más, quien primero habló sobre la posibilidad de llevar ayuda humanitaria a Venezuela, en formato de invasión, fue John Kelly, ex jefe del Comando Sur, en caso de que se diese “un colapso” en el país. Esas palabras hoy suenan mucho más verosímiles si se las junta con la decisión de embargar a Venezuela, tomada la semana pasada, luego de que hace unos meses el ex embajador estadounidense en el país, William Brownfield, dijo que la mejor manera para que cayera el gobierno sería llevar a la República Bolivariana a un colapso a través de un embargo.
Por otro lado, en estos días ha quedado bastante develado que la utilización de Guaidó como cubierta narrativa se dirige a ubicar la entrada de “ayuda humanitaria” como un punto clímax para quebrar la unión cívico-militar. Es un mismo combo: los instrumentos de presión se ubican de menor a mayor en el reconocimiento de un gobierno paralelo, el desconocimiento del Estado, la aplicación de un embargo petrolero, el ofrecimiento de una amnistía general, y por último la entrada de la ayuda humanitaria.
Sobre todas ellas, vuela la repetida amenaza de una intervención, de una guerra civil, en un mismo tono de presión, dado que el manual de instrucciones de la Casa Blanca, conocido como Doctrina de Seguridad Nacional, señala que “todos los recursos de poder financieros, militares, comerciales, mediáticos y diplomáticos de Estados Unidos deben ser utilizados en función de que la amenaza sea tan grande, y creíble, que el país agredido se vea dispuesto a ceder en una mesa de negociación”.
RIESGOS, REPRESALIAS Y CONSECUENCIAS DE LA “AYUDA HUMANITARIA”
Los peligros igual son muchos y han sido alertados porque las “ayudas humanitarias” no son entregadas por voluntarios de civil sino por militares, que en este caso serían de Estados Unidos, Colombia y Brasil, entre otros integrantes de la llamada “coalición internacional” nombrada por la oposición. Es un hecho: ningún militar extranjero entra a otro país sin el consentimiento del Estado donde planea ingresar.
Eso puede prestarse para una provocación contra la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que sin duda daría por el traste con el marketing a favor de ejercer presión para que se quiebren en favor de Guaidó. Sería un autogol para esa estrategia, pero es un riesgo que se corre con el irresponsable llamado realizado por el antichavismo.
Sin embargo, y hay que decirlo, la supuesta movilización de soldados hacia la frontera venezolana no coincide con la cantidad de soldados que se necesitaría para una invasión, calculados en 100 mil, una cifra similar a la de Irak. La realidad indica que su magnificación en las redes sociales, ha sido en función de construir la “amenaza creíble” contra Venezuela, lo cual no descarta que cualquier incidente sirva para escalar el conflicto contra el país.
El problema, según el académico Benjamin Denison, experto en seguridad internacional del Dick Center, es que en la mayoría de los casos, las operaciones de cambio de régimen, como la que Estados Unidos desarrolla en Venezuela, fracasan en el mediano plazo y alejan a los Estados agredidos, mientras que llevan a los decisores en la Casa Blanca a pensar que pueden ser fáciles y con pocos costos políticos obligándolos, sin pensarlo previamente, a utilizar cada vez más recursos en quebrar las naciones atacadas.
Ese tipo de errores de cálculo son los que han llevado a Estados Unidos a desastres como el de Irak, donde además la falta de un plan y sobreestimación de sus aliados locales, los enterraron en un pantano donde disuelta la instituciones iraquíes, principalmente la militar, se vieron en una ocupación con altos costos en su política interna, sin poder cumplir en el largo plazo con el objetivo de controlar el país.
Esta evaluación realista da un vistazo sobre los grandes peligros de la política que la Casa Blanca persigue en Venezuela, dado que de no cumplirse la fractura de la unión cívico-militar planificada con el ingreso de la ayuda humanitaria, su operación de cambio de régimen en el país comenzaría a desinflarse sobreexponiendo la falta de autoridad de Estados Unidos para ejercer poder en su patio trasero.
Eso hace bastante real algún tipo de represalia militar contra Venezuela por el grado de soberbia, irresponsabilidad y demencia del “equipo Venezuela”, compuesto por John Bolton, el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado Mike Pompeo. Un ejemplo de este tipo de conducta de la Administración Trump sucedió en Siria durante 2018, cuando bombardearon dicho país bajo la excusa de un falso atentado químico, atribuido al gobierno de Bashar al-Assad, luego de que los medios presionaran para una intervención a mayor escala.
Lo cierto, más allá del posible fracaso de la operación humanitaria, es que en términos reales la guerra en Venezuela ha entrado en el imaginario del país, y posiblemente su riesgo de concretarse marque el futuro de la República Bolivariana, como de su población, ya que alrededor de esta amenaza seguramente se mueva su sociedad en el mediano y largo plazo.
Fuente: Misión Verdad
Envío:RL

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