Reprimieron en el acampe de la asamblea “Villa Constitución sin venenos”
10/05/2019
Desde hace dos años los vecinos exigen decidir sobre la instalación de un depósito de fertilizantes en la Zona Franca Santafesina. Hace dos meses iniciaron el acampe y el domingo mudarán la carpa a la plaza central para reclamar a las autoridades locales.
El conflicto por el rechazo de la población de Villa Constitución a que se instale un depósito de fertilizantes de la empresa Nitron, lleva aproximadamente dos años y un documento de 10 mil firmas que le exigen al intendente Jorge Berti una consulta popular al respecto y que hasta el momento el Estado local ha esquivado.
Esta semana, los pobladores que llevan adelante la asamblea “Villa Constitución sin venenos”, vivieron un cruento capítulo que incluyó una feroz represión cuando resistieron en la ruta el ingreso de camiones cargados con agroquímicos que tenían como destino la Zona Franca Santafesina que se encuentra emplazada en esa localidad.
Los asambleístas a través de un comunicado informaron que “cerca de las 22 del pasado miércoles con el apoyo de la fuerza policial provincial, un camión intentó cruzar nuestra manifestación aunque desistió pronto, retrocedió y se encaminó en dirección a San Nicolás de los Arroyos. Mientras tanto, en distintos puntos de la ciudad (principalmente en las banquinas de la ruta camino a Chapuy) comenzaron a estacionar más y más vehículos con la misma carga. Se decidió, entonces, mediante una asamblea espontánea, montar una guardia permanente de vecinos en el lugar”.
La situación se agravó en la madrugada del jueves cuando “se hicieron presentes un buen número de efectivos de la Policía que ingresaron a gran velocidad a la Zona Franca y se formaron en línea, armados y con los escudos dispuestos en posición amenazante. Ante la inquietud por parte de los que nos encontrábamos allí, nos informaron verbalmente que disponían de la orden de abrir el paso para el ingreso vehicular de camiones con fertilizantes. Nuevamente comenzamos a deambular pacíficamente por la senda peatonal, pero esta vez nuestra marcha fue reprimida con empujones, golpes, gases lacrimógenos y descargas de proyectiles de goma arrojados al aire en dirección a barrio Palmar”, informaron desde la Asamblea “Villa Constitución sin venenos” y añadieron: “Más vecinos, alertados ante la violencia de los sucesos, comenzaron a hacerse presentes en la zona al mismo tiempo que se acercaba un nuevo camión. La Policía nos desplazó forzosamente hacia la cinta asfáltica, luego se formó frente al camión y avanzó sobre el cordón humano que diagramamos sobre el camino peatonal. Ante tal situación, el camionero decidió voluntariamente dirigirse por la ruta en sentido sur. Finalmente, antes del retiro definitivo de las fuerzas públicas, ante la sorpresa de los presentes, la empresa concesionaria cortó la ruta provincial creando una barricada con uno de los vehículos volcadores”.
Por último, desde la asamblea informaron que a partir del próximo domingo mudarán la carpa a la plaza central de Villa Constitución para que el reclamo sea escuchado por las autoridades locales.
Fuente:RedaccionRosario
FUGA EN LA AUTOPISTA
Lifschitz cuestionó al Poder Judicial por los beneficios otorgados a los presos
El gobernador Miguel Lifschitz se refirió a la espectacular fuga de presos en plena autopista cuando eran trasladados este miércoles desde Piñero hacia la cárcel de Coronda: lo definido como un hecho “desgraciado” y responsabilizó al Poder Judicial por lo sucedido.
En el marco de la apertura de Argencarne en la ciudad de San Justo, el mandatario dialogó con la prensa y señaló que "se está investigando si es que hubo una responsabilidad por acción u omisión de los agentes del Servicio Penitenciario, responsable de esos traslados".
Asimismo, Lifschitz cuestionó los beneficios otorgados a los presos por parte del Poder Judicial. "Esto me lleva a la reflexión de la facilidad con que a veces el sistema judicial genera beneficios para personas detenidas", comentó.
"Estamos hablando de presos que estaban en Coronda y que se los trasladaba hasta Piñero para que puedan estar cerca de sus familiares", agregó y, sobre la posibilidad de modificar el sistema de visitas, dijo: "Son decisiones que no nos corresponden, que son parte de lo que define el Poder Judicial".
"Creo que a veces hay que tratar de reducir al mínimo los riesgos, como en este caso. Porque no solamente se puso en riesgo a los agentes del servicio penitenciario involucrados, sino también a transeúntes o a personas que circunstancialmente pasaban por la autopista", concluyó.
Cabe señalar que al momento se lograron recapturar solo tres de los nueve presos que se fugaron este miércoles cuando eran trasladados en un vehículo del Servicio Penitenciario en la autopista Rosario-Santa Fe tras una emboscada con tiroteo mediante.
Fuente:RosarioPlus
Se pospone el debate sobre la ART en el Senado provincial
En aquel momento, fueron varios gremios locales que hablaron al respecto y manifestaron su preocupación y descontento.
May 10, 2019
En la sesión de ayer, el Senado provincial decidió posponer el tratamiento del proyecto de ley del gobernador Miguel Lifschitz para adherir a Santa Fe a la Ley Nacional 27.348, sobre riesgos de trabajo.
El año pasado, Lifschitz decidió enviar la iniciativa dentro del paquete de proyectos a tratar en extraordinarias para que la legislatura le de su adhesión; finalmente no fue tratada y pasó para tratarse este año.
En aquel momento, fueron varios gremios locales que hablaron al respecto y manifestaron su preocupación y descontento. Para Antonio Ratner, secretario general del gremio de Trabajadores Municipales “es una barbaridad”.
“Han dicho hasta hace poco que no iban a aprobar la adhesión a la ley de ART y ahora lo hagan, no tratar la ley de paridad y hay otro tema que también preocupa y es que le descuenten directamente de la coparticipación a Municipios y Comunas un aporte especial del 3% para la Obra Social Iapos. Esto tendrá un impacto negativo sobre las Municipalidades que tienen Cajas de Jubilaciones, y lo han hecho sin discutirlo con nadie. Desde ya nuestra desaprobación a todas estas iniciativas”, se explayó Ratner en un comunicado en aquel entonces.
En tanto Gerardo Canceco, secretario general del gremio petrolero Supeh, había señalado: “Creemos que el gobernador Lifschitz tiene mucha presión del gobierno nacional para que Santa Fe adhiera a la ley de ART y se puede pensar que el pedido de adhesión trasladado a la Legislatura es para mostrar que Santa Fe puede desvirtuar algunos aspectos de la ley nacional con dispositivos que favorezcan al trabajador. Ahora, de transformarse en ley va a cobrar vigencia sólo si el gobierno nacional se aviene a firmar los acuerdos y solventar las estructuras que crea la ley, sino el gobierno de Santa Fe va a cargar con un costo político grande”.
Ahora, con el período ordinario iniciado, el despacho vuelve a tener una preferencia por dos sesiones, lo que implica postergar el tema -como mínimo- hasta junio, a pesar que (tal como se acordó en abril de este año) este jueves la discusión del proyecto también tenía preferencia.
Fuente:Conclusion
19, una cartografía narrativa de Santa Fe
SOJA, CUMBIA Y PERIODISMO
Por Ricardo Robins
"19, una cartografía narrativa de Santa Fe" es un libro de
crónicas inspirado en viejos métodos y espíritus. Es el relato de 19 autores
que viajaron a 19 localidades de la provincia, que partieron desde Rosario con
cuatro consignas: investigar, perder el tiempo, anotarlo todo, volver
transformados. Su presentación oficial también es un viaje en sí mismo: incluye
la toma de un edificio -Plataforma Lavardén- hasta convertirlo en monumento a
la ambición creativa, la producción colectiva y el periodismo performático.
Fotos: Ana Isla
Una mesa de madera. Un micrófono y el equipo de sonido. Sillas. La sala
de un bar o de una librería. Un autor. Su público. Si hay un poco de vino,
mejor. Con eso alcanza para presentar un libro. Pero no éste. Las editoras de “19, una cartografía narrativa de
Santa Fe” tomaron un edificio: los cinco pisos de la Plataforma
Lavardén de Rosario. Allí montaron 19 instalaciones, un monumento a la ambición
creativa.
En la noche de Rosario llueve pero no diluvia. Termina un día movido: el
dólar y el riesgo país jugaron carreras, las especulaciones políticas
florecieron y asomaron escenas de un gobierno en caída. Acá la consigna es bien
otra. Esa fue incluso una de las “Instrucciones para el viaje” que las editoras
les entregaron a los 19 escritores convocados a fines de 2015, cuando este
experimento recién empezaba.
“En el sobre vas a encontrar un cuaderno. Te invitamos a que los uses
como diario de viaje”, decía la primera indicación para los periodistas,
poetas, guionistas y escritores que aceptaron la aventura de pasar un fin de
semana en un rincón de la provincia. Uno por cada uno de los 19 departamentos
que tiene Santa Fe. “Pedí facturas de lo que gastes”, “prestá atención a tu
alrededor pero también perdé el tiempo” y “por estos días, olvidate de Macri”
agregaba la tarjeta craneada por Arlen Buchara, Lucía Rodríguez y Lucía
Demarchi.
***
“Holaaaa”, estira el saludo Laura Hintze, la periodista que se empapó de
frutillas y de reinas en la fiesta regional de Coronda (San Jerónimo). A Hintze
le tocó ser la primera en probar la misión, y allá fue. Dentro de un sobre de
papel madera: un mapa, instrucciones, un cuaderno y una postal con datos
básicos y de contacto. Primero recorrió quintas y campos, y a la noche se
hospedó en un hotel. Pero no tenía una habitación para ella: la compartió con
una de las reinas invitadas.
Se chocó con ese mundo mínimo y después confesó: “Huelo. Tengo el
anotador en la mano y no puedo escribir. Sólo pienso en eso: huelo. La
habitación de una reina se muestra desnuda. Yo, cronista, sé que es un momento
único. Pero no puedo escribir. Estoy inmovilizada. Me siento inmensa frente a
un abismo. No sólo me paralizo ante la sorpresa, sin tener idea de para qué
sirve la cantidad de productos que hay sobre la cama, no sólo pienso que en
cualquier momento llega la realeza a romperme el sueño. Lo que pasa, además, es
simple: huelo. Por más que me pese, no soy una reina. Hoy caminé por el campo y
bajo el sol, y soy una simple plebeya: no lo puedo evitar, huelo. Y pienso: ¿Y
si tengo que descalzarme frente a ella?”.
Pero el tiempo pasó. La experiencia literaria en el territorio hizo lo
suyo. Aquellas reinas de Coronda dejaron su corona y ahora le toca a ella.
Laura Hintze está dentro del “ropero camarín” del primer piso de la Lavardén,
con los labios estallados de púrpura, los aros plateados grandes, el strass en
la frente y las sienes, el brillo dorado (old fashion), la pollera turquesa.
“Soy la reina del glitter”, se declara y explica que el glitter, con dos t, es
un polvo de colores. Marca la diferencia con el strass, con dos eses, que se
pega con el gel. Muestra sus pelucas. Come gomitas de frutilla de un
recipiente. Una invitada se pinta y se saca una selfie frente al espejo.
—Siempre me sentí capacitada para este puesto—, se divierte en una
entrevista mitad real y mitad fantasía, como “19…”, como esta noche.
***
El cronista rosarino Agustín Aranda no viajó sólo a Casilda (departamento
Caseros). También se fue a 1999 cuando en ese pueblo “se construía un búnker
antisísmico destinado a guardar comida, agua potable, medicamentos y ropa para
los sobrevivientes del cataclismo programado”. La profecía negra tenía una
fecha: 9 de septiembre (9/9/99, “peligrosamente cercano al 666”). El paisaje
textual de Aranda se pinta con brujos urbanos, un líder espiritual vietnamita,
amigos de la naturaleza o de los ovnis, medios de comunicación alimentándose de
todo eso y un cura que avisa: “Jesús dijo que iba a llegar pero cuándo no lo
sabemos. Si existiera un gran cataclismo no lo vamos a remediar con una casita
de cuatro por cuatro”. El que hablaba era Eugenio Zitelli, ex capellán de la
Policía que sobrevivió al falso apocalipsis. Pero no llegó a declarar en el
juicio por los delitos de lesa humanidad que cometió en el principal centro
clandestino de detención de Rosario.
***
La gente no recorre, se tropieza con la muestra en este edificio que es
complejo cultural y también aloja oficinas del Ministerio de Cultura provincial
en la esquina de Sarmiento y Mendoza. Algunos sacan la entrada en el hall de
planta baja (gratis), toman el mapa con las 19 postas y comienzan el recorrido,
piso por piso. Otros suben por la escalera sin preguntar nada y avanzan al tanteo.
Son las ocho, más de 150 personas explotan la muestra de comentarios y siguen
llegando. Pero hubo un antes. Un octubre de 2015.
Un sábado a las 9 de mañana, las editoras pidieron prestado un auto, un
mapa de papel y se lanzaron a ver si el proyecto que tenían en mente era
factible. Primer destino: Berretta, el pueblo fantasma, a 55 kilómetros. Atrás
quedó la ciudad, atrás la ruta de pavimento y las tres se perdieron entre los
caminos de tierra y los campos de soja. Habían programado llegar temprano y
después almorzar en Coronda, el segundo punto. Pero pasaron las horas y ni
siquiera sabían dónde estaban. Hicieron un viaje hacia lo desconocido, un
deambular lúdico y ansioso por responder a una idea apoyada por el Fondo
Nacional de las Artes y el Programa Estímulo de Espacio Santafesino.
Aquel sábado soltaron amarras (o el mapa) y confiaron en los guías
eventuales que surgieron. Del viaje iniciático volvieron agotadas, felices y
con tres cajones de frutillas en el baúl.
La idea había surgido un año antes en los bares de avenida Pellegrini.
Arlen Buchara (31), nació en Nicaragua, vivió en Cuba, Italia y se instaló en
Rosario en 2006; Lucía Rodríguez (31) dice que es correntina aunque nació en
Resistencia, Chaco, y a los 18 años emigró para estudiar; Lucía Demarchi (33),
salvo por un año en Catamarca es de esta ciudad. Se conocieron en la facultad
de comunicación social, UNR. Las tres amigas compartían cervezas con la sensación
de estar atrapadas en rutinas laborables de doce horas por día y no poder
escribir. Soñaron con placeres. Con viajar y escribir; o viajar para escribir.
Eso último. Pero no ellas, irían otros. Las periodistas y productoras se
convertirían en editoras: en catadoras de textos ajenos. Aprender a leer de
nuevo, a escuchar la música. A discutir en voz alta y a pelearse, claro.
Crearon Cardumen, un sello
editorial. Y en octubre de 2018 el olor de la tinta en las hojas les arrugaba
la nariz.
***
—Yo no era “Pamela Rocchi, la trans”, allá en el pueblo. Era “la hija
del loco Rocchi”. No era militante. Conocí el mundo trans después y dije: «Esto
no puede ser». Porque yo no sabía. En la escuela, a mí, la señorita me dijo que
no me podían dar la bandera por ser travesti y yo le dije: «Pero síiiii»,
porque para mí eso era natural. Y había una maestra que me llamaba por mi
nombre anterior, de mala. Pero después me fui del pueblo, ejercí la
prostitución, me drogué porque si no tomás no podés trabajar”—, recita una voz
potente que inunda la sala de la “Posta 5: Alcorta, Constitución. Ella, la que
se parió a sí misma, cuenta su historia”.
Y Pamela Rocchi cumple al pie de la letra con su rol esta noche. Habla
sin parar. Es un grito que no aturde, como define el libro y el texto de Martín
Paoltroni. Pamela está sentada en un sillón enorme, con lucecitas de navidad
que destellan en el piso y otras a un costado. Ballerinas, pantalón negro y
blusa animal print. Lentes sobre la cara redonda, el pelo largo y lacio sujetado.
No para de hablar y el público crece: ya son 15 los que la escuchan, sentados,
parados y le preguntan.
—Me desperté sucia, drogada, con tipos al lado. «Basta», dije. Me volví
al pueblo a trabajar de peluquera. Después me dediqué a la política— sigue la
hoy coordinadora regional del programa provincial de Inclusión Trans y
autoproclamada “futura presidenta comunal de Alcorta”.
***
En el Petit Salón del segundo piso se luce el parqué, refinado por las
luces cálidas. Dos candelabros custodian desde el techo el piano negro Yamaha.
Ahí están el músico Pablo Jubany y el actor Juan Nemirovsky.
—En la época del 1 a 1, el dueño de la fábrica trajo cien pianos de
Rusia que costaban 250 dólares cada uno, y el que hacíamos acá costaba 3400
pesos. Entraban pianos rusos, chinos, checos. Si me preguntan a mí, todos
cajones de manzana-, dice el personaje de la obra, un obrero de mameluco azul y
boina.
La puesta dura diez minutos y se repetirá cuatro o cinco veces, de
acuerdo al público.
El ex trabajador de la fábrica de pianos La primera que interpreta
Nemirovsky reproduce el testimonio del protagonista de la crónica “Hasta que se
muera el sonido”, de Pilar (Las Colonias), un texto de Bernardo Maison. El
backstage fue así: las editoras apuntaron a Pilar como destino. Entre sus
habitantes, fueron los Bertoni, padre e hijo, quienes pudieron resumir seis
décadas a través del auge y caída de una fábrica de pianos. Una crónica,
biodrama, música en vivo, cuerpo, melodías: ¿esto es periodismo, es literatura,
es arte? ¿Importa qué es?
Al lado del Petit Salón hay una salita con adornos y sillas negras
apiladas. Sobre una mesa de madera, sentado hamacando los pies, el periodista y
escritor Cristian Alarcón.
El Alarcón que se prepara para ser maquillado prefiere no hablar con
aquel de las redacciones, el cronista de los pibes villeros, del Frente Vital y
los transas, el de antes de Anfibia y Cosecha roja. Porque el artista es
ingrato con el periodista, no le consulta qué hacer ni cómo. Al igual que
“19…”, Cristian cree que la diversidad es riqueza.
—El periodismo es pura sangre, es un oficio que se hace, es un ADN.
Esto, en cambio, es una conciencia nueva, es una experiencia que une y que
transita las fronteras entre periodismo y arte.
***
En los pasillos del segundo y tercer piso el público deambula. Una
pareja con su hijo dibujan en unos papelitos ubicados junto a un mapa gigante,
estilo TEG. Un grupo de pibas se ríe con el juego del Cerebro mágico. Un flaco
de pelo largo y barba juega al Tetris, tirado en un sillón. La rayuela en el
piso que invita al infierno llama la atención pero nadie se le anima. Por si
acaso.
Una periodista con años de redacción sube la escalera con esfuerzo.
Conoce a las editoras y a muchos de los invitados y artistas, los abraza y
felicita. El despliegue es hermoso, es una puesta muy original que
desestructura un libro. Pero algo no la convence. Cree que el arte y el
periodismo no son la misma cosa. “Acá hay miradas pero me falta el periodismo”,
piensa mientras lucha contra los escalones.
Para el director de cine Gustavo Postiglione (“El asadito” y “Días de
mayo”), que hoy es espectador, lo heterogéneo implica un riesgo. Lo traduce a
lo que sabe: esas series audiovisuales que tienen capítulos dirigidos por
distintos directores y que conforman una unidad dispar (de estilos y de
calidad). La diversidad es también “desparejidad”. Es inevitable, dice.
***
Diez minutos antes de que termine la recorrida por los 19 puestos, cuando
ya no hay nadie en la posta 2 de Berreta (departamento Iriondo), llega Javier
Núñez. Hace un rato, este lugar era un hormiguero pero el autor de “El pueblo
invisible” llega increíblemente solo. Como si sus fantasmas le dictaran la
forma de pasar inadvertido. El escritor contempla la puesta hecha de fotos y de
libros en la Lavardén, disfruta de la interpretación visual de su texto. “Todos
los que alguna vez vivieron en Berretta saben que sus actos son al mismo tiempo
ese acto y su ausencia de reflejo”, apuntó sobre esa rara nostalgia de un lugar
hecho de esqueletos de casas devoradas por el monte. Pero quizás no sea
nostalgia, quizás amen a su pueblo así y se queden, como Javier ahora en esta
piecita, “contemplando fascinados su propia ausencia”.
***
“19...” hace de la imposibilidad un refugio. No tiene la
pretensión de “representar” a Santa Fe, una provincia tan amplia y distinta de
sí misma, sino de contagiar lecturas posibles. Es un documento de época, la
seducción del viejo diario de viaje que sale del cajón. Y el libro sabe a eso:
a un guiso de crónicas diversas y vivencias singulares. El extranjero que va en
busca de historias para levantarlas desde un suelo que no es el suyo, aunque es
cercano. Donde el libro que promete las huellas de la compañía inglesa La
Forestal que conquistó el noreste desde 1906, encuentra una receta de sopa, sí,
el retrato de una cocinera y su sopa deliciosa pero mínima. Y que reduce Moisés
Ville, la primera colonia judía de Argentina, a una casa y a una señora triste.
Y a San Jorge a la localidad en la que Tinka pelea por seguir siendo la única
fábrica de bolitas de Sudamérica mientras Víctor, su dueño, no sabe jugar
con ellas.
La cartografía también retumba con los ecos de la fuga de Víctor
Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta, autores del triple crimen
de la efedrina que se escaparon de una cárcel de Buenos Aires y fueron
atrapados por un bache de Cayastá. “Cayastá, un pueblo que te atrapa”, como se
autopromociona ahora ese lugar, es la escenografía de un guión de Luciano
Redigonda con caníbales de niños y condes asesinados en el reparto. Todo basado
en hechos reales. Tan reales como un buque que se va cargado con soja de Puerto
General San Martín pero deja a un marinero filipino, un desertor que al poco
tiempo descubre que el amor y el cabaret y la ilusión son como el
agua.
Viajar puede ser un recreo del tiempo presente pero mientras la mayoría
se cae en el pasado los emprendedores del nuevo capitalismo tallan el futuro.
Tras ellos anduvo Ezequiel Gatto en Las Parejas, para indagar en el cerebro de
la biotecnología aplicada al agronegocio. Porque “19...” es una película
de tiros y tesoros escondidos en Cayastá y también una de cine independiente
alemán que se hace preguntas dentro de un laboratorio pulcro de la pampa agrícola
mecanizada.
Las rutas extensas, las vías del ferrocarril del siglo pasado, las
terminales de colectivo en estado terminal, las iglesias y las plazas o los
bodegones que ya no son pulperías pero son pueblo. Las postas y las formas de
decir de los cronistas son múltiples pero la paleta es la misma: son fotos
sacadas desde ángulos y con diafragmas dispares pero sobre el mismo rollo
analógico de la palabra y la experiencia. Una aventura de la subjetividad más
que de la épica. Y cuando vuelven, como un Ulises de dos días, son un poco
otros.
***
A las 21.30, en el quinto piso, la fiesta ya empezó. Toca El Regreso del
Coelacanto. Andrés Abramowski, el periodista de policiales que también es
músico (voz, guitarras y mandolina en esa banda), construyó un texto/museo del
rock rosarino con su historia y la de otros. Debajo del escenario, mesas a los
costados, gente parada y sentada en el piso. Más atrás, la barra.
Por ahí también está Juan Manuel Rodríguez, el poeta de 70 años que vino
del extremo noroeste de Santa Fe. Siete horas de colectivo, 760 kilómetros. Es
el escritor número 20. Sus textos forman parte de “Los algodonales”, la crónica
en verso de Tomás Boasso, quien viajó hasta el paraje Las Quinientas (9 de
Julio).
El gaucho Rodríguez recita y cita a sus asados, su dignidad, sus
penurias, los desmontes, los desalojados, su ser criollo. El techo de yeso
blanco con guardas trabajadas de este Gran Salón, que fue una habitación
exclusiva del viejo hotel afrancesado de la Federación Agraria inaugurado en
1927, ahora se hace de chapa y madera. Como en el texto de Boasso, la lluvia de
afuera ya no molesta, al contrario:
“el agua
baja de las nubes
hacia el zinc de los techos,
una canaleta la unifica y la traslada
hasta el aljibe que almacena y distribuye
manda por filtros y así anda, hay que cuidarla”.
Entonces un cowboy queer entra en escena. Botas texanas, short denim,
camisa escocesa y sombrero a lo texano. La cara maquillada de Alarcón y su
pelo platinado asoman cuando lanza el sombrero hacia cualquier lado. Es un
presentador que les habla “a los 19, a las 19, a les 19”, al trabajo como
aventura, “pura literatura, arte, cultura, pueblo, provincia, siesta y fiesta”.
El periodista se cuela y aclara que hoy -pese a la lluvia, la carrera del dólar
y el riesgo país- decidió dejarlo todo para celebrar este compilado de
palabras, esta performance de lo real. El guacho Rodríguez lo mira desde un
costado y se acerca de a pequeños pasos.
“Nunca jamás he visto un despliegue de tanta magnitud y talento”,
dice Alarcón. Y entonces sí presenta “a la Gilda de las travas”. “Ayelén,
Ayelén, Ayelénnnn… Bekerrrrr”, suelta. Y cuando la cumbia empieza a sonar los
retratadores y retratados, las reinas y les artistes y hasta un inesperado candidato
a intendente de la izquierda local (a horas de la veda electoral en Santa Fe)
se unen debajo del escenario.
La celebración gana la medianoche.
Las etiquetas ya no sirven ni para esta crónica.
Fuente:revistanfibia

















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