23 de septiembre de 2019

TROPEL 1 del 23.09.2019.

Las reservas del Banco Central caen casi 13.800 millones de dólares en agosto
Resumen Latinoamericano / 21 de septiembre de 2019
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) vio descender sus reservas en 13.799 millones de dólares en agosto, en buena parte por los pagos de deuda y descensos en los depósitos en deuda extranjera, por lo que las reservas brutas finalizaron el mes pasado en 54.100 millones de dólares.
«Las reservas internacionales del Banco Central registraron una caída de US$ de 13.799 millones durante el mes», señaló el organismo en su Informe de la Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario.
La entidad monetaria reconoció que el aumento de 300 millones de dólares que ingresaron en el país hasta el pasado 9 de agosto fue revertido por la caída de 5.909 millones de dólares durante el resto del mes, un récord no alcanzado en los últimos 16 años que además duplica las salidas que hubo el sistema bancario en junio y julio.
«Esta caída se dio tanto por transferencias al exterior («operaciones de canje», que totalizaron US$ 3.400 millones en el mes), como por extracciones de efectivo», sostuvo el informe.
El Tesoro destinó 5.374 millones de dólares en el pago de la deuda, a lo que se suman 4.800 millones de dólares que se retiraron de los depósitos en moneda extranjera y las ventas que realizó el Banco Central y el Tesoro en el mercado de cambios para contener la depreciación del peso argentino.
La demanda neta de dólares por parte de personas físicas llegó en agosto a 1.873 millones de dólares, 9% menos que en el mismo mes de 2018.
Por otro lado, el sector agroexportador vendió 2.185 millones de dólares, 22% más que en agosto del año pasado.
De este modo, las reservas internacionales brutas finalizaron agosto en 54.100 millones de dólares.
Durante septiembre el stock del BCRA también se redujo, pues hasta el pasado 18 de este mes las reservas se situaban en 49.818 millones de dólares.
Desde el 1 de septiembre rige un control de cambios que impide a los ahorristas individuales comprar más de 10.000 dólares mensuales.
Las empresas no pueden atesorar dólares, según las disposiciones que estableció el Gobierno para restringir la salida de capitales.
Además, los exportadores de bienes, como las agroexportadoras, deben desprenderse de los dólares que reciban en el plazo de 15 días corridos desde la fecha de embarque (o hasta 180 días en el caso de determinados cereales y frutas).
El Banco Central también ordenó pesificar los ingresos en dólares de los exportadores de servicios, sean personas o empresas.
El Gobierno de Mauricio Macri atraviesa una de las coyunturas económicas más difíciles desde 2015, con una inestabilidad que pone en duda la solvencia financiera de Argentina.
El único acreedor externo que tiene Argentina es el Fondo Monetario Internacional, que acordó con el Ejecutivo en 2018 un crédito por 56.300 millones de dólares.
Sputnik

Basta de femicidios
Resumen Latinoamericano, 22 septiembre 2019.-
Los números que ocultan las historias de vida ¿Cómo seguir contando femicidios sin que la repetición oculte las historias de vida y las tramas estructurales que vuelven a esas vidas descartables?
Por Marta Dillon.
¿Qué significan 11 pesos invertidos desde el Estado por cada una de las que nos reconocemos en femenino para protegernos de la violencia machista? Una cantidad de femicidios por año que convierte en invisibles a esas muertes. O en números. Apenas pasa poco más de un día para que otro cadáver se sume a la cuenta aunque nadie lo cuente. ¿Y cómo contar tantas veces, todos los días, lo mismo? Hasta que los números se aceleran, cuatro cuerpos descartados de distintos modos, convertidos en restos por distintos perpetradores, compartiendo todos el mismo método de la crueldad. Entonces sí, la estadística desquiciada perfora la pantalla, ahí están el asombro y el dolor colectivo, la impotencia generalizada, los noticieros, los diarios, las radios y los programas de chismes, los chats y las redes sociales.
11 por día por cada potencial victimizada y por cada víctima para frenar y erradicar la violencia de género es este nudo en la garganta cuando ya no es noticia la batalla que se jugó en esos cuerpos ya enterrados, los cuatro del fin de semana pasado, el quinto del miércoles que pasó casi desapercibido, el que tocaría por estadística para el viernes y para el domingo. Tal vez el del domingo sea herencia del día de la primavera, las fiestas hacen eso, lo aprendemos cada fin de año cuando esas reuniones familiares que la publicidad alimenta con sonrisas y mesas bien puestas como si arrojaran leña la hoguera donde se van a cocer las brujas dejen su saldo de violencia puertas adentro -pero tantas veces enfrente de niñes- o de violaciones en manada; o de femicidio. Este año 2019, los feminismos estuvimos en la calle el 2 de febrero, porque todos esos hechos se acumularon contra nuestros propios cuerpos reparados todo el tiempo a fuerza de insistir en abrazos, cuidados y militancia. Y acá estamos, al filo de la primavera, con más números que se repiten, con cinco nombres a los que nadie responderá cuando se los enuncie.
11 pesos es, a la vez de insuficiente, una cifra falsa porque piensa a la violencia machista como un hecho aislado y apenas repara en las razones estructurales por las que tantas veces no se puede decir NO, no se puede salir del círculo, no hay dónde ir, ni dinero para comer, ni espacio donde se escuche que esa desnudez que se siente cuando hay alguien capaz dejarlo todo con tal de dejar de ser víctima. ¿Pero cuando se puede vivir con ese despojo? ¿cuánto se aguanta? Ah, pero si volvés. Si volés no tenés remedio, te lo buscaste; jodete. 11 pesos es esa nada alrededor, es ese cansancio extremo de las compañeras que tratan de hacer redes pero ya no les dan los brazos porque el cuidado entre nosotras no tiene reconocimiento y porque a la comida, la vivienda, el transporte hay que buscársela como se pueda y bueno, la urgencia es el hambre pero el hambre nunca es el mismo para esas que fueron victimizadas y para las potenciales víctimas; porque así es como se reparten esos 11 pesos.
11 pesos invertidos para frenar la violencia machista por cada persona que podría sufrirla son las esperas de 8, 10, 12 o 20 horas en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema, ahí en Tribunales, donde las que no dan más van a buscar medidas de protección; donde ahora mismo en que las estadísticas de femicidios se desmadraron seguramente hay más compañeras, más familias enteras que salieron con lo puesto, más denuncias que atienden tan pocas. ¿Y cómo creen que estarán las trabajadoras precarizadas de las líneas de atención que figuran en cada noticiero en que se repite que cuatro mujeres fueron asesinadas brutalmente en 48 horas? Con sus contratos precarios, sus auriculares y micrófonos llenos de hongos, las sillas rotas donde se pasan horas y horas escuchando historias que tratan de resolver o al menos encaminar para que todas se encuentren en los cuellos de botella de las medidas de protección primero y después de la falta de recursos para la vida cotidiana, de la huida permanente, de la falta de vivienda, de la rasgadura en el territorio del cuerpo que es el hambre.
Prácticamente todos los días una mujer o una travesti es asesinada por ser quién es, por portar el cuerpo que porta, por haber aprendido a fuerza de crueldad que a veces la sumisión es una estrategia de sobrevida. Pero claro, cuando se denuncia la violencia machista, el acoso laboral que se ampara en la precarización, el abuso enquistado en los lugares de trabajo, de militancia, de estudio, de recreación; ahí se nos va la mano. Ahí tenemos que parar un poco y aclarar que no son todos los hombres, que hay hombres buenos, como dijo una conductora de televisión mientras entrevistaba a una fiscal que exhibía cuánto le cuesta a la Justicia identificar los femicidios que nosotras, nosotres sentimos en el cuerpo. En los cuerpos que ahora son restos y en los nuestros, los que reciben el eco de la violencia como un rayo de indignación y de dolor y a pesar de eso seguimos nombrando, denunciando, marchando. Hablen, varones, denuncien a sus congéneres, mírense al espejo, dejen de demandarnos a nosotras tareas para hacer o reconocimiento de sus bondades. Para esto tampoco alcanzan los 11 pesos.
¿Y en qué parte de los 11 pesos entran los espacios que se cerraron para la atención de personas vulneradas por la violencia machista? ¿en que parte de la asfixia económica cotidiana se cuenta la crueldad del Estado y su indiferencia para proteger las redes que ya están creadas y que funcionan a pesar del Estado? Ahora mismo, por dar un ejemplo -y por razones que pueden encontrarse en otras páginas de este mismo suplemento- la crisis le cortó la luz a un edificio de seis pisos que la mutual Sentimiento coordina y donde funcionan cooperativas de trabajo, bachilleratos y primarias para adultes y también específicos para personas trans, una farmacia que no especula con el precio de los medicamentos porque su labor es una labor social, un nudo de acceso territorial a la Justicia, compañeras que asesoran frente a la emergencia de un aborto o frente a la violencia machista; ese edificio no puede funcionar. El trabajo de las cooperativas que alimenta a más de 50 familias no se puede entregar y las consecuencias no hace falta describirlas. En ese edificio es donde se han realizado las asambleas feministas en las que elaboramos las marchas donde gritamos ¡Ni Una Menos! ¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!
Ya pasaron demasiados días de que la acumulación de femicidios pusiera en primer plano las caras y los nombres de cuatro de nosotras, sus vidas interrumpidas ahora sólo acumulan morbo y expedientes judiciales; no hay seguridad que se consideren sus asesinatos como femicidios, porque desde 2012, cuando se instaló esa palabra en o jurídico apenas si hay 100 causas así calificadas. ¿Hubiera salvado las vidas de miles que haya más causas con esa carátula? No por ese sólo hecho, pero daría cuenta de que hay jueces y juezas, fiscales, secretaries de juzgado, vocales y etc con alguna formación que les permita identificar estructuras de poder -y de crueldad sistemática- que se ponen en juego en los femicidios, en la eliminación brutal de mujeres y travestis. Pasaron demasiados días, la noticia se difumina y sin embargo no deja de doler. El gesto que nos queda en el cuerpo es ese de reaccionar cuando alguien levanta la mano, un acto reflejo de resistencia porque sabemos que esto no se acaba y tienen razón las adolescentes cuando dicen que temen ser la próxima. O que se niegan a ser la próxima. Que nos se nos haga cuero la piel. Elegir el dolor y la rabia frente a los femicidios es una manera de decir basta, de dejar en carne viva la urgencia de seguir develando sus tramas estructurales, los modos en que se explota nuestro tiempo, nuestra vitalidad, nuestro deseo para encajar en los planes de modelos de extracción, producción y consumo que nos necesitan sumisas, solamente madres preocupados por les otres, temerosas de no poner en la mesa el plato de comida. El dolor y la rabia también son nuestra fortaleza en este llanto que igual corre por la cara y sin embargo no empaña la mirada. No los abandonemos, porque ya es tiempo, porque ya basta. Ni Una Menos.

Semana «Se trata de no + Trata»
Resumen Latinoamericano, 22 septiembre 2019.-
Por cuarto año consecutivo se realizará en CABA y conurbano la Semana «Se trata de no + Trata», del 23 al 30 de septiembre.
Estas actividades, impulsadas por organizaciones feministas, artísticas y de lucha contra la trata de personas con fines de explotación sexual, busca denunciar y visibilizar este millonario e ilícito negocio que día a día opera mediante el secuestro, la captación engañosa y la privación de la libertad, con la complicidad policial y judicial.
Clases abiertas, charlas, performances, obras de teatro, muestras y otras diversas propuestas forman parte de la programación.





Sobre el libro Desde abajo y a la izquierda, de Mariano Pacheco, y su presentación en Santa Fe
Por Gustavo Schnidrig, Contrahegemonía Web/Resumen Latinoamericano, 22 septiembre 2019.-
No hay autonomía sin enfrentar las contradicciones.
Desde abajo y a la izquierda. Movimientos sociales, autonomía y militancias populares (Cuarenta ríos), el nuevo libro de Mariano Pacheco, es una invitación a reflexionar. En esta nueva apuesta, el autor analiza el proceso vivido por los movimientos sociales argentinos desde la posdictadura con un claro objetivo: realizar una lectura del siglo XXI que sea útil para desarrollar programas de gestión política en clave popular.
Si autores como Eric Hobsbwam observaron en el período 1914-1991 el desarrollo de un siglo corto (el XX), en cuyos extremos se encontrarían el inicio de la primera guerra mundial y la caída de la Unión Soviética, bien podría entonces leerse al siglo XXI desde una perspectiva que le brinde un nacimiento prematuro. Esto es lo que propone Mariano Pacheco en su nuevo libro, Desde abajo y a la izquierda. Movimientos sociales, autonomía y militancias populares, publicación en la que despliega una vía concreta para repensar la historia reciente y animarse a rescribirla en sintonía con el aquí y el ahora propio de los sectores populares.
Para Pacheco, es posible delinear el comienzo del siglo XXI con la revolución zapatista de enero de 1994. Es a partir de dicho momento, dice, donde puede rastrearse una particular trama identitaria de los procesos de resistencias y de luchas autónomas vividas por los diferentes movimientos sociales en la Argentina y, por extensión, en Nuestramérica. Fue en la gesta zapatista, añade, donde logró levantarse la primera bandera de dignidad frente al capitalismo financiero, global e intensivo propio del nuevo orden mundial.
Haciendo un interesante recorrido, en el que analiza tanto las expresiones ochentistas de toma de tierras como el actual devenir piquetero, desarrolla un estudio histórico de las estrategias populares que más se destacaron en el país. Pero además, propone detenerse a observas las contradicciones propias de estas gestas. Para él, por caso, la revuelta de 2001 debe ser un faro identitario no solo por la consagración del estallido popular como forma legítima de disputar poder en la arena política, sino también por haber expuesto la herida fundamental de los procesos autonomistas: ¿qué propuesta hemos sido capaces de elaborar toda vez que se terminó el tiempo de la denuncia?
Por todo ello, Desde abajo y a la izquierda es un libro que, a diferencia de otras propuestas del autor, propone parar la pelota narrativa para introducirnos en una instancia reflexiva. Su intención es la de desplegar pistas que permitan asumir un diálogo consciente con el pasado vivo, a fin de brindar herramientas conceptuales para rastrear las grietas del presente más susceptibles de facilitar el desarrollo de agendas propositivas. O en criollo: sistematizar los errores del pasado desde una perspectiva propia para no volver a repetirlos.
En tal plano, una de las principales inquietudes tomadas por Pacheco fue esbozada en su tiempo por Rodolfo Walsh. Este periodista y militante observó con preocupación el hecho de que las militancias autónomas no pudieran hacer una revisión histórica inteligente del pasado. Por caso, se preguntaba cómo era posible que sea tan difícil el tener una lectura justa de las medidas adoptadas por Lenin para resolver las coyunturas propias de su partido. Lo que notaba Walsh allí era una falencia de lectura, la cual muchas veces se quedaba en el análisis llano brindado por las narraciones oficiales y reproducidas por los aparatos comunicacionales hegemónicos. Lo que veía, en definitiva, era un cierto déficit de historicidad, es decir, un desconocimiento alarmante respecto al pasado que seguía moldeando el presente.
Pacheco plantea entonces que, en la actualidad, tal déficit se vería profundizado a causa de la consolidación de las nuevas lógicas culturales de consumo provistas por los avances tecnológicos. El autor razona que es este desconocimiento respecto al pasado (lejano, reciente y próximo) lo que muchas veces estaría bloqueando las potencialidades emancipatorias de las nuevas izquierdas. Por ello, se pregunta: ¿cómo puede instalarse una agenda propositiva, o generarse marcos de acción creativos, si no se tiene real conocimiento de los aportes brindados por las diversas tradiciones de izquierda?
Su gran propuesta sobre este punto es la de comenzar a generar archivos históricos que permitan, en algún momento, amigarse con la idea de pensar programas de izquierda que no dependan siempre de las voluntades aliancistas peronistas. El libro es un aporte profundo y serio en tal sentido, y es en la voluntad colectiva por retomarlo y entablar con él un diálogo concienzudo donde radica su mayor fortaleza.
La experiencia santafesina
La presentación del libro de Mariano Pacheco en la ciudad de Santa Fe fue organizada por Contrahegemoníaweb y se realizó el martes 10 de septiembre en la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Además del autor, participaron Eliana Ramos, referente del partido local Barrio 88, y Federico Di Pasquale, integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). Ambos aprovecharon la ocasión para narrar las experiencias propias en la esfera santafesina.
El caso de Barrio 88 es particular. Se trata de una organización que emergió hace pocos años como un partido político interesado estrictamente en disputar la agenda electoral. Ramos resaltó esta particularidad, explicando cómo el conseguir un sillón en el Concejo Deliberante representó la consolidación de una interesante estructura para reforzar y profundizar la militancia territorial. Actualmente, Barrio 88 está presente en varios sectores de la ciudad, donde asume un rol activo mediante talleres, capacitaciones y actividades varias. El propio Pacheco aprovechó la ocasión para resaltar esta experiencia (y otras similares, como la de Ciudad Futura en Rosario), haciendo foco en cómo la correcta lectura del marco local hizo funcionar una estrategia que difícilmente pudiese obtener similares resultados en lugares donde las facciones punteriles y de los partidos tradicionales tienen la suficiente fuerza como para bloquear su emergencia.
La UTT, en tanto, está asentada en la región metropolitana de Santa Fe desde hace casi cuatro años y está conformada por alrededor de 160 familias (en su mayoría de origen boliviano) de las localidades de Monte Vera, Chaquito, Paraje La Costa, Ángel Gallardo, Helvecia, Recreo, Campo Crespo y Alvear. En la presentación, Di Pasquale retomó las claves del libro para invitar a pensar la situación del campesinado en el contexto político actual. En tal sentido, caracterizó a este sector como un tipo particular de trabajador de la economía popular, cuyos principales rasgos identitarios se consolidarían tanto a partir de sus tradiciones como de sus relaciones comerciales con las ciudades linderas. También aprovechó la ocasión para manifestar la preocupación del sector respecto a la profunda penetración de la cultura del agrotóxico y del monocultivo incluso hacia dentro del sector pequeño productor.
Repudian al gobierno de Armenia por abrir embajada en «Israel»
Resumen Medio Oriente, 22 septiembre 2019.-
COMUNICADO
El gobierno de la República de Armenia acaba de anunciar la decisión de abrir su Embajada en Israel, más exactamente en la ciudad de Tel Aviv.
Los Estados soberanos, como tales, tienen la potestad de definir y decidir su política externa e interna, de acuerdo a lo que consideran “en defensa y beneficio de los intereses del país y su pueblo”.
Nosotros, desde la Unión Cultural Armenia de la República Argentina, repudiamos la decisión del actual gobierno armenio de abrir una representación diplomática en un Estado que ha hecho de la persecución, opresión y explotación de otro pueblo, en este caso el palestino, una práctica política cotidiana, con las lógicas consecuencias criminales que ello implica.
El Estado de Israel nació de la partición de la histórica Palestina en un momento de la historia de la humanidad en el que las principales potencias buscaban lavar sus conciencias ante la persecución, las deportaciones masivas y las matanzas sufridas por el pueblo judío, principalmente en los distintos países europeos.
Aquella decisión arbitraria fue apoyada internacionalmente, sostenida por los sentimientos humanistas de una gran parte de la población mundial, que venía de luchar y derrotar al fascismo en todas sus versiones.
Sin embargo, esta medida dio lugar a que a partir de ese momento, el pueblo que habitaba dichos territorios –el palestino- se viera sometido a más de siete décadas de una oprobiosa vida en manos de su verdugo: el Estado sionista de Israel y sus sucesivos gobiernos.
Consideramos que esta decisión de las autoridades de Armenia es una bofetada a los palestinos y al pueblo árabe, los primeros en abrir sus brazos, sus corazones y territorios, para los cientos de miles de armenios que sobrevivían en penosas condiciones a la política genocida implementada por el imperio otomano a fines del siglo 19 y durante las primeras décadas del siglo 20.
La prioridad de un Estado –el armenio-, que se presenta en los ámbitos internacionales y en muchos países del mundo –a través de sus colectividades- como pionera y garante en la lucha por los derechos humanos, no debería ser la apertura de una representación diplomática en Israel, sino la de exigirle a ese gobierno, el israelí, que cese inmediatamente el genocidio que lleva adelante contra el pueblo palestino, que libere los territorios ocupados y las colonias construidas, que derribe el muro de la vergüenza con el que transformó a Palestina en una cárcel a cielo abierto, que reconozca el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, que lo indemnice por todo el daño causado durante estas décadas y que pida perdón por los cientos de miles de muertos, desterrados y exiliados que causó y causa su política genocida.
Unión Cultural Armenia (de Argentina)
Buenos Aires, 19 de septiembre de 2019
Envio:RL

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