05/12/2020
Repintaron los pañuelos del Centro Cívico que habían sido rayados
Esta mañana decenas de personas se convocaron para blanquear los pañuelos de Madres de Plaza de Mayo que habían sido intervenidos la semana pasada. Además, volvieron a escribir los nombres de las personas desaparecidas que habían quedado tapados con frases opositoras y otras insignias.
Sobre las propuestas que plantean sacar las pintadas de la plaza del Centro Cívico, sostuvieron que “de alguna manera intentan invisibilizar lo que pasó”.
A partir de las diez de la mañana comenzó la “Jornada por la Memoria”, que fue coorganizada por organismos de derechos humanos y familiares de personas desaparecidas para repintar los pañuelos que fueron intervenidos la semana pasada.
“En defensa de la memoria, la verdad y la justicia” poco a poco fueron llegando integrantes de diversas organizaciones sociales, políticas y gremiales con pinceles y pintura dispuestos a repintar los pañuelos blancos y los nombres.
Además, la iniciativa fue acompañada por integrantes del pueblo mapuche repintando también los kultrunes que estaban en las esquinas de la plaza.
Adriana Raquel Schwartz es hija de un desaparecido durante la última dictadura militar. Habló de su presencia en la plaza: “Nos dolía esta atrocidad que habían cometido, por supuesto que está el pañuelo con el nombre de mi padre, que también había sido arruinado por esta gentuza”.
Aclaró: “tengo muchos calificativos para las personas que hicieron este daño, pero no me voy a poner nunca al nivel de ellos, por eso simplemente los denomino así”.
Repintaron los pañuelos en memoria de los 30 mil desaparecidos. “Es un acto de amor hacia las Abuelas de Plaza de Mayo, por su lucha y trayectoria, pero como ellas por su edad no lo pueden hacer, para eso estamos los hijos”.
Apenas comenzada la convocatoria por grupos de WhatsApp y redes sociales se fueron sumando instituciones y agrupaciones, muchas de las cuales se identificaron en el lugar con banderas y consignas.
Hace algunos años se presentó una maqueta de lo que sería el Camino de la Memoria en el predio de calle Morales entre 25 de Mayo y Anasagasti. Al respecto de esa iniciativa, Schwartz sostuvo que “eso es una forma de querer invisibilizar, esconder y silenciar lo que sucedió”.
Respecto al lugar en que se pintan los pañuelos, agregó que “la plaza es una construcción de la memoria de todos los años y apostamos a esa construcción que implica la participación del pueblo entre otras muchas cosas, porque un pueblo sin memoria no tiene futuro”.
En la misma línea, aseguró que “si quieren lograr que dejemos de repintar los pañuelos en la plaza, que se olviden, porque la idea es seguir sustentando este espacio central de la ciudad”.
Historia y presente
A Julio César Schwartz lo secuestraron estando en El Bolsón “Mi papá militaba en el PRT ERP 22 de Agosto, pero se había retirado de todo porque el momento era muy peligroso, ya sus compañeros le habían advertido de las persecuciones, los secuestros y las torturas”.
Ella y su hermanito eran muy chicos. “Para preservar la familia decidieron dejar Buenos Aires, primero se vinieron mis padres a instalar a Bariloche y al tiempo nos mandaron a buscar, ese reencuentro fue muy emocionante”, recordó.
De aquí se fueron a vivir a El Bolsón. “Mis padres trabajaban en un hotel, cuando se venció el contrato no se lo renovaron, teníamos una casita a la que nos estábamos mudando cuando se lo llevaron”.
Continuó relatando: “Fueron cuatro personas en un Falcon, le dijeron a mamá que estaban buscando al Gordo, ella no los reconoció, pero pensó que eran amigos y les dijo que lo esperaran, que había ido al pueblo y ya volvía”.
Se fueron, pero solo a la vuelta del camino y allí lo esperaron. “Cuando papá volvía le cruzaron el auto, él bajó para ver si les podía dar una mano y así fue que lo interceptaron”.
Gente de la Caminera le avisó a mi mamá que a papá lo habían pasado para el lado del aeropuerto. “Inmediatamente nos fuimos los tres a Buenos Aires y empezó la pesadilla de no saber adónde lo tenían o qué había pasado con él”. Adriana tenía once años y su hermanito diez.
Nunca más lo vieron. “Supimos que fue a parar al centro clandestino de detención El Banco, después nos enteramos que fue trasladado, eso significaba que lo iban a matar”.
Una de las tantas historias de familiares que además de quedar para siempre marcadas en la memoria, reivindican de manera cotidiana para mantener presente a cada uno de los desaparecidos.
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