18 de julio de 2021

ESPECIAL CUBA.

 

Vuelven de México y Panamá, tras 

dar lecciones de verdadera humanidad

Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021

Hacia Panamá y México habían partido, en diciembre y enero pasados, respectivamente, dos brigadas del Contingente Henry Reeve, para contribuir a la lucha de ambas naciones contra la tensa situación generada por la COVID-19.

Justo ahora, cuando los enemigos de la Revolución Cubana la atacan con pretextos de falsa humanidad, de aquellas tierras hermanas regresaron, este jueves, más de un centenar de galenos, autores de lecciones humanas verdaderas: diez de la brigada que colaboró en Panamá, y un último grupo, con 97 integrantes de la formación que asistió a México.

Mediante videomensaje, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, transmitió un abrazo de cálida bienvenida a los llegados del país istmeño, calificó su trabajo de «destacado y efectivo», y los convocó, sin quitarse el polvo del camino, a sumarse a los esfuerzos por la salud de compatriotas.

El doctor Jorge Delgado Bustillo, jefe de la Unidad Central de Cooperación Médica, al recibir a los que arribaron desde México, replicó el saludo y la felicitación, a nombre del Partido y del Ministerio de Salud Pública, y también los invitó a continuar el combate contra la pandemia, ahora en la Mayor de las Antillas.

Los cubanos que trabajaron en cinco instituciones hospitalarias de Panamá, salvaron 1 841 vidas humanas y realizaron 53 348 atenciones médicas; en tanto los que laboraron en el Hospital General Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, en México, atendieron 1 165 pacientes con SARS-COV-2, salvaron 184 vidas y rehabilitaron 158 personas.

Tomado de Granma



Las autoridades del orden van a llegar 

hasta los instigadores y los organizadores

Por: Mailenys Oliva, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021

Calificados como hechos delictivos, los actos violentos y de desorden público, ocurridos el pasado domingo 11 de julio en varios puntos del territorio nacional, tendrán una respuesta penal acorde con las leyes de la nación y los principios éticos que la rigen.

Durante su comparecencia en el programa televisivo Hacemos Cuba, la coronel Moraima Bravet Garófalo, jefa de la Dirección General de Investigación Criminal del Ministerio del Interior (Minint), explicó que en estos momentos se investigan los sucesos y a las personas que participaron en los mismos.

«En este proceso desarrollamos un conjunto de acciones investigativas, de instrucción, periciales (criminalística) y operativas para demostrar que los actos del pasado domingo constituyen un delito» apuntó.

Señaló, además, que se busca documentar, legalizar y presentar, tanto a la Fiscalía como a los Tribunales, las pruebas necesarias que, con apego a la ley, indiquen la participación en los hechos de los ciudadanos que ya han sido detenidos, quienes fueron capturados in fraganti  en la comisión de acciones violentas y manifestaciones de vandalismo.

Bravet Garófalo informó que el proceso de investigación incluye la búsqueda de otros participantes hasta llegar a los instigadores, organizadores, y a los que financiaron estas acciones con el propósito de ofrecer al mundo una imagen de caos y desorden interno en el país.

Al referirse a muchas de las fotografías y videos que circulan en las redes sociales comentó: «esa no es Cuba, ni es la realidad que hemos vivido durante todos estos años de Revolución, donde prima la tranquilidad ciudadana y el orden».

La coronel dijo, también, que con las tergiversaciones que circulan en internet en relación con los acontecimientos del pasado domingo, se han tratado de manipular esos hechos diciendo que fueron manifestaciones pacíficas.

«Esos hechos fueron todo lo contrario, se caracterizaron por ser violentos (incluyeron robo en mercados y tiendas, apedreamiento a instituciones estatales, viviendas, automóviles y motos), y se efectuaron con el empleo de piedras y armas blancas, como machetes, para agredir a las fuerzas del orden», acotó.

CUBA RESPETA LAS GARANTÍAS DE LOS DETENIDOS

La mayoría de las personas detenidas por los actos vandálicos mencionados ya tenían antecedentes penales, entre los que figuran delitos como la tenencia de armas, alteración del orden público, lesiones, amenazas, desacato, resistencia y robo con fuerza, entre otros.

 La oficial del Minint detalló que, incluso, algunos de los involucrados, aun cuando poseían antecedentes penales, gozaban de los beneficios del régimen penitenciario contemplados en el Código Penal de Cuba, lo que se conoce como libertad condicional. «A partir de su participación en esos hechos violentos, a esas personas se les revoca dicha medida», significó.

 Subrayó, además, que no existen personas desaparecidas, y que a todos los familiares de los que se encuentran detenidos se les notificó sobre su ubicación.

 «Lo que cambia ahora, y no tiene nada que ver con la gravedad de los hechos del pasado domingo, es la situación de la pandemia de la COVID-19 que, como parte de las medidas sanitarias establecidas, se prolonga en el tiempo la visita de los familiares», especificó.

«De hecho, los familiares que en estos días han ido a las unidades policiales a llevar aseo personal, se les ha recibido y entregado a los detenidos, y también se ha brindado información sobre el estado del proceso en el que se encuentran esas personas», afirmó.

Respecto al tratamiento que reciben los detenidos para obtener sus declaraciones, la Jefa de la Dirección General de Investigación Criminal del Minint, manifestó que, en la ley de procedimiento actual, y en la ley que debe quedar aprobada próximamente (Ley de Procesos Penales), la confesión del acusado no es prueba en el proceso penal.

«Esto quiere decir que la persona está libre de declarar o no declarar, y no debemos obligarla a ello. Lo que sí tratamos de hacer es ponerla en una situación favorable en la que reconozca su participación en los hechos, para que se le tenga en cuenta en el proceso penal final, y también sea valorado por el fiscal en sus conclusiones provisionales, así como por el Tribunal durante el enjuiciamiento», puntualizó.

Añadió que durante las investigaciones se realiza un tratamiento individualizado de la persona y se evalúa el grado de participación de cada una de ellas, como lo prevé el Código Penal.

«Puede ser que una persona confundida se haya sumado a los hechos; eso lo evaluamos, pero hay que investigar», expuso Bravet Garófalo, y agregó que existen varias sanciones de acuerdo con el grado de implicación en los actos y las circunstancias, además de multas o advertencias.

«Los casos en los que hay violencia y ataques a los agentes de la policía llevan otro tratamiento de mucha más severidad, porque no podemos permitir conductas agresivas, que alteren la tranquilidad del país», aseveró.

TODAS LAS AGRAVANTES SE TENDRÁN EN CUENTA

La ocurrencia de actos vandálicos y la violación de las medidas de restricción de la movilidad en medio del complejo escenario epidemiológico que vive el país, frente a la pandemia de la COVID-19, constituyen agravantes de los sucesos ocurridos en Cuba el pasado domingo.

La coronel señaló que en las actuales circunstancias epidemiológicas el delito de robo con fuerza en las cosas se tipifica de forma agravada, al haberse aprovechado una situación excepcional contemplada en la Constitución de la República, como «calamidad pública», ocasionada por la pandemia.

Ejemplificó los sucesos ocurridos en los municipios de Cárdenas y Colón, del municipio de Matanzas, donde se asaltaron mercados y tiendas, siendo esta la provincia más complicada del país en el enfrentamiento al SARS-COV-2.

En cuanto a los jóvenes involucrados en los hechos vandálicos (la mayoría de ellos con edades comprendidas entre los 25 y 37 años de edad) Bravet Garófalo comentó que el procedimiento es el mismo. «Lo que se tiene en cuenta es la diferenciación en el hecho que cometió y las circunstancias».

«Desgraciadamente, también hemos detectado en estos sucesos a menores de edad, quienes no son penalizados, pues lo que llevan es un tratamiento educativo y preventivo para tratar de corregir su conducta», refirió.

Al respecto, precisó que el Órgano de Menores se encarga de estos casos, en los que se tiene en cuenta que muchos de esos infantes provienen de familias disfuncionales, viven en medios marginales, que inciden en sus comportamientos, o sus padres han cumplido sanciones penales.

«En el caso del mayor de edad que utiliza a un adolescente para delinquir, sí constituye una agravante para esa persona», esclareció.

Moraima Bravet aseguró que «aun cuando están a solo unas jornadas de haber iniciado el proceso investigativo, ya se han detectado personas que habían sido financiadas para ejecutar tales actos, y se puede afirmar que estas acciones se venían gestando con antelación».

«Estamos convencidos de que detrás de estos hechos está la mano del enemigo, y vamos a llegar hasta los instigadores y los organizadores», insistió la coronel Moraima Bravet, quien cerró su intervención con una cita del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando en el año 1993 acciones similares se perpetraron en el país: «Una cosa que el enemigo tiene que saber de manera inconfundible es que la batalla contra nosotros es a muerte, que no se vaya a hacer ilusiones de que el país se va a desplomar, nosotros hemos dicho que las armas de la Revolución no se entregan sin combatir».

Tomado de Granma



 ¿Reclamar o pisotear derechos?

Por: Enrique Ubieta, Resumen Latinoamericano, 16 de julio del 2021

En la sede municipal del Partido en Cárdenas cuelga una enorme bandera cubana. Todavía sus funcionarios, choferes y empleados comentan cómo la defendieron el domingo de un intento de asalto. La joven dirigente partidista que me acompaña cuenta: «Inicialmente éramos solo 15 personas, y ellos muchos más, pero no los dejamos entrar». La luz del orgullo brilla en sus ojos.

«Resistimos hasta que llegó nuestra gente y la policía acordonó la entrada». Veo un video en el que los provocadores incitan a la violencia y vuelcan un auto frente a la puerta principal, mientras los policías permanecen ecuánimes. Recorro las calles. Todavía pueden apreciarse las vidrieras rotas de las tiendas que fueron saqueadas. La verdad es que el objetivo era provocar, crear desorden, miedo. Rodearon el Hospital de Cárdenas, y apedrearon la Sala Infantil. Hasta allí fui.

La doctora Yulien Rodríguez Gómez todavía no se recupera: «Fue aterrador, arremetieron contra el hospital como si fuésemos responsables de la situación epidemiológica, fue muy desagradable, pero lo importante es que no hubo lesionados y que ningún niño fue afectado».

En la sala, las cunas, los niños, los dibujos en las paredes, remiten al hogar ausente. La madre o el padre custodia lo más sagrado de sus vidas. Líber Brito es cuentapropia, tiene a sus dos hijos ingresados, de 11 y 12 años, uno es hipertenso y convulsionó, «fue una pesadilla», me dijo; el otro ha tenido fiebre alta y dolores musculares. «Vivimos un momento tenso –recuerda–, los padres corrían con sus niños; tiraron piedras por aquel lado, esas cosas hay que repudiarlas, son asesinos, eso no se le hace a un hospital ni a los enfermos, ¡el que quiera combatir, que se alce en una loma!», exclama indignado.

Lázaro Herrera Suárez sale de alta con su hijo. Me dice: «Los médicos tratan muy bien a los niños, todo el tiempo arriba de ellos para que mejoren, lo dan todo y con el mío ya lo lograron». Entonces recuerda los sucesos de aquella tarde: «Yo estaba cuidando al niño y salí con otros padres a defender el lugar para evitar que entraran, fue un acto de cobardía por parte de ellos».

La enfermera general Jessica Urquía Fonseca, de 25 años, también vivió la angustia de ese momento: «Cuando empezaron a lanzar piedras, las madres entraron en pánico, aquello fue horrible. Se refugiaron en el baño con los niños, algunos chiquillos y algunas madres tropezaron y se cayeron, otros lanzaron piedras por la parte de los adultos, hasta que los militares salieron».

La doctora Yulien resume su criterio: «No creo que un acto así sea necesario, ni justo, ni digno, ni humano, esa no es forma de defender los intereses de nadie, esta es una institución de Salud, y eso puede hacerse de forma pacífica mediante el diálogo, como siempre ha hecho la familia cubana».

Cuando mi acompañante me habló de que la directora de un policlínico también había sido amenazada, quise pasar a verla. En todos los centros he encontrado a muchos jóvenes y a muchas mujeres guapas. Y cuando se escarba un poco, a veces emergen historias de vida que conforman el entramado oculto de la historia de la Revolución. Eso me pasó con la doctora Jersy Rodríguez Conte, de 38 años.

La Revolución me salvó, empezó diciéndome de forma enigmática. A los 18 años, cuando concluía los estudios preuniversitarios, quedó embarazada. No pudo acceder a la universidad. Fue madre adolescente. Pero la Batalla de ideas que Fidel desplegó para recuperar a jóvenes desconectados del estudio y del trabajo, la alcanzó.

Supo aprovechar esa segunda oportunidad. Terminó el curso de superación y matriculó la carrera de Medicina en Guantánamo, de donde es oriunda. Inició el servicio social en San Antonio del Sur, pero se casó con un cardenense y se trasladó a esta ciudad. Terminó el servicio en el municipio de Martí. Empezó a trabajar en el Policlínico Fajardo y se enroló en una misión internacionalista que la llevó hasta el Amazonas brasileño.

«Yo soy una persona que me acostumbro fácil al medio en el que estoy trabajando o donde estoy viviendo –dice y rememora el año y medio que atendió a 11 comunidades indígenas del territorio–, la enfermera brasileña que me pusieron fue primordial para poder adaptarme, pero después yo misma jugaba fútbol con ellos, y los entendía de cierta forma, porque tuve la experiencia de llevarlos a los turnos médicos de los hospitales privados, e incluso de los públicos, y ver cómo los menospreciaban, si había muchas historias clínicas de pacientes en espera, y la del indígena estaba arriba porque había llegado primero, la ponían abajo. Y cuando defendías el derecho indígena siendo cubana, ellos se sentían muy agradecidos. Me decían: es la primera vez en mi vida que venimos con un médico o una enfermera y nos apoya». Bolsonaro no quería ese ejemplo de altruismo y expulsó a las brigadas cubanas.

Regresó a su policlínico. Fue vicedirectora de asistencia médica y después, directora. Convirtió a su personal, hasta entonces disperso, en un compacto equipo de trabajo, en el que todos sabían lo que tenían que hacer. Halaban parejo. Entonces la promovieron como directora de otro policlínico más grande que necesitaba ser renovado. Eso fue en mayo. Su policlínico atiende a 48 298 personas. La empezaron a llamar por teléfono voces desconocidas y amenazantes: vamos a lanzarle piedras al policlínico y entraremos a él. Informó a la policía de las amenazas, pero no interrumpieron el trabajo. Un día se reunió un grupo de gente que vociferaba frente al policlínico, pero salieron los trabajadores de vectores (y ella con ellos) a defender el centro. Se dispersaron rápido, en cinco minutos. La doctora Jersy sonríe. La Revolución le salvó la vida, pero no ahora, sino aquella vez que le tendió la mano y le dio como joven, como mujer, una segunda oportunidad.

Tomado de Granma



Dolores y honor de ser vanguardia

Por Gonzalo Abella*, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021.

Desde 1990,  el “Período especial”  significó para Cuba un nuevo  y duro desafío.  

Apenas unos años antes yo había compartido con su pueblo el humilde pan de la esperanza. Por entonces el bloqueo era mitigado por la participación de Cuba en el “Consejo de Ayuda Mutua Económica”, un mercado común  integrado por países como la URSS, Bulgaria  y la RDA. Allí  los precios se fijaban por las horas de trabajo que requería cada producto, sin tener en cuenta las fluctuaciones del mercado. Era una digna relación entre iguales y los Estados miembros buscaban ser complementarios, especializándose en diferentes ramos.

Hoy el bloqueo cae con una fuerza brutal contra el archipiélago cubano.

Nadie teme allí un ataque nuclear, porque la propia proximidad geográfica lo dificulta, y porque el tiempo de vuelo de retaliación de los aviones de combate cubanos sería muy breve  y no hay forma de interceptarlos a tiempo. Pero, ante todo, nadie teme una guerra porque el pueblo ha hecho suya la frase de Maceo: “Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece en el intento”.  Kennedy invadió por Playa Girón y así le fue.

Pero el bloqueo feroz es una garra que asfixia lentamente. Agua, alimento, transporte, Salud, vivienda, todo demanda materias primas, artículos  y repuestos  de maquinarias que ahora no se pueden adquirir. Los países que no acatan el bloqueo, o bien no pueden relacionarse libremente con Cuba por presiones de USA sobre su propio Sistema Económico Financiero, o bien son países que están geográficamente muy lejos y en ese caso el flete encarece extraordinariamente el intercambio.

La decisión patriótica, la convicción revolucionara, intenta ser horadada cada día por la escasez y el cansancio físico. Los jóvenes no conocen en carne propia la miseria real del Capitalismo, y por eso la batalla ideológica de la Revolución  es un proceso complejo y se libra tratando de conciliar el profundo respeto a sus demandas con el necesario rigor de un tiempo de austeridad extrema.

Para peor, es un tiempo de imprescindibles concesiones al mercado. Un proceso bloqueado puede apelar por un tiempo a medidas de radicalización extrema, pero si enfrenta un bloqueo  a largo plazo, debe replegarse en la construcción socialista en áreas no esenciales. Son concesiones necesarias que, a falta de recursos estatales,  agilitan la circulación mercantil y permiten una controlada inversión extranjera, pero que generan inevitablemente diferencias sociales. Todos esperamos y confiamos que no afecten lo esencial para que no sean un retroceso peligroso.

Y sin embargo, en el plano cultural, en el biotecnológico, y ante todo en el plano moral y ético, Cuba nos sorprende positivamente a cada momento. Claro que el orgullo por los logros no resuelve el cansancio por la escasez, ni el agobio de los padres y de los ancianos por las penurias del bloqueo.

No es fácil ser vanguardia continental, aunque por esa tierra hermosa hayan sembrado José Martí, Mariana, Fidel, el Che, Celia y tantos otros. Tampoco fue fácil para Haití en 1803 ser ejemplo tempranero, ni para el Paraguay en 1860. Pero la sangre mapuche, la de Zumbí  y Bioho, la de Tupac Amaru y Túpaj Katari, la de Micaela, Bertolina y Juana Azurduy, la de Artigas, Manuel Rodríguez,  Güemes y Felipe Varela, la sangre derramada en las luchas obreras, campesinas y estudiantiles de Nuestra América, todas las sangres  empujan desde el suelo continental la resistencia de Cuba, que hoy nos representa a todos.

A muchos compatriotas de nuestra América, Cuba nos  dio herramientas para combatir mejor, enseñándonos que las trincheras de ideas son más importantes que las trincheras de piedra. A muchos otros compatriotas les devolvió la luz.

Y a los que allí vivimos, Cuba nos demostró que la verdadera democracia no es necesariamente pluripartidismo, sino construcción colectiva y libre de un proyecto común con brújula consecuentemente popular, con la  guardia en alto  y con conductores incorruptibles. En la inevitable victoria final de los pueblos, los dolores de Cuba son parte esencial del  parto de todos.

*Escritor, integrante de UP de Uruguay



Lo «humano» detrás del odio y la 

mentira incendiaria


Por: Raúl Antonio Capote, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de EE. UU., advirtió este miércoles que los ciudadanos cubanos que intenten ingresar ilegalmente a esa nación serán devueltos, y quienes logren ser elegibles para recibir asilo, serán enviados a terceros países.

Las declaraciones ocurren en el contexto de los disturbios recientes en Cuba, instigados por una intensa campaña mediática, con protagonismo en las redes sociales, y dirigida desde Estados Unidos, como parte de la guerra no convencional contra la Isla, tal cual denunció el martes el miembro del Buró Político del Partido y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.

Quien se asoma a los medios o navega en las redes sociales en estos días, se sumerge en una verdadera oleada de fake news, manipulación y guerra mediática organizada para fabricar la imagen de una nación en caos e ingobernable.

Los demonios del odio andan sueltos entre quienes apoyan cuanta acción se realiza contra la Revolución, sublimados por la desesperación que les provoca la resistencia y la dignidad de los cubanos ante cada nueva agresión, los embates de la pandemia y el recrude- cimiento del bloqueo.

Muestra de las fascistas pretensiones, el alcalde de Miami, Francis Suárez, instó al Gobierno de Estados Unidos a no descartar una intervención militar en Cuba, tras las «protestas» registradas en los últimos días en la Isla.

En entrevista con la presentadora de la cadena estadounidense Fox News, Martha MacCallum, Suárez fue muy explícito al sugerir las soluciones que en el pasado mandatarios estadounidenses aplicaron en países como Panamá, Pakistán y Kosovo.

En el canto de sus propuestas claramente anexionistas, el alcalde no es un solista entusiasmado, tiene el coro de una retrógrada comunidad anticubana que, desde Miami, ha desbordado los medios y las redes sociales exigiendo una «intervención humanitaria» de Estados Unidos en la Mayor de las Antillas.

Han sido muy explícitos: intervención con bombas incluidas.

La Carta de las Naciones Unidas no autoriza una «intervención humanitaria» en los asuntos internos de un Estado.

Por solo citar dos ejemplos de esta acción ilegal, en 1999 la OTAN lanzó una operación aérea contra Belgrado que «argumentó» con la letra de este engendro inventado por ellos mismos: intervención humanitaria.

Los bombardeos allí dejaron unas 2 500 personas muertas y más de 10 000 heridos, y el daño económico osciló entre 30 000 y 100 000 millones de dólares.

En 2003, la misma receta se cocinó y sirvió en territorio iraquí, cuyo pueblo pagó la «ayuda humanitaria» con al menos 500 000 vidas, el saqueo y la devastación de un país que aún sangra por las heridas abiertas de la invasión.

Tomado de Granma



Vacuna Abdala: 100% eficacia ante 

enfermedad severa y muerte en su 

ensayo fase III


Resumen Latinoamericano, 16 de julio del 2021

En estos momentos científicos del CIGB amplían información sobre datos de eficacia de la vacuna Abdala, de la cual ya se conocía que mostraba un 92.28% de eficacia frente a la enfermedad sintomática. Se dio a conocer que la vacuna Abdala en su ensayo fase III mostró una eficacia del 100% para prevenir la enfermedad sistémica severa y un 100% para la prevención del fallecimiento en el grupo vacunado, es decir que en los participantes en este ensayo clínico, entre los sujetos vacunados nadie enfermó de manera grave y ninguno murió. En curso ya, estudio de efectividad en la población.

«Ya están los datos de eficacia clínica del ensayo fase III de Abdala con excelentes resultados, y en estos momentos se escala a un estudio de efectividad con más de 300 mil personas; pero cumplir con las medidas sanitarias indicadas sigue siendo vital. Las vacunas necesitan de nosotros», apuntó a Cubadebate la doctora Marta Ayala, directora del CIGB.

Tomado de Cubadebate



 

Lo que no dicen


Por: Rosa Miriam Elizalde, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021

Estamos viviendo, en pleno desarrollo, una guerra de información al viejo estilo de los halcones que susurran en el oído a los presidentes de Estados Unidos. No empezó con Biden, hay que decir. Desde el 2017 vienen martillando la falacia de un estallido social en Cuba con su solución mágica, la “intervención humanitaria”, mientras Trump avanzaba en su letanía de sanciones adicionales al bloqueo, 243 para ser exactos, que han mantenido incólumes la actual administración.

En febrero de 2020, los amigos del Secretario General de la OEA Luis Almagro y de los congresistas de la Florida, entre selfie y selfie con los fachas más aborrecibles de la derecha transnacional, lanzaron la campaña en redes “Crisis en Cuba: represión, hambre y coronavirus”.  No existía en ese momento ni un solo caso de Covid19 en la isla. Tampoco faltaban, como ahora, los alimentos o las medicinas, a pesar de los sucesivos golpes a las finanzas, las presiones a los bancos, la persecución a los barcos con petróleo, el corte abrupto de las remesas, la cancelación de los vuelos regulares desde Estados Unidos y muchos más.

Como recordaba por estos días el escritor cubano René Vázquez Díaz, imagínense el ejército de funcionarios gubernamentales estadounidenses que han trabajado lealmente, desde 1960, para hacer sufrir hasta lo indecible a los niños cubanos, a los ancianos y enfermos, a las mujeres y a los hombres de un país pequeño que jamás ha agredido a su verdugo. «Imagínense la cantidad masiva de funcionarios que, ahora más que nunca, siguen llevando a cabo esa labor diaria».

Imagínese por un instante cuánto ha costado esta guerra de espectro completo que  opera en el ciberespacio, donde conectan y se cruzan todas las informaciones de los operativos “en tiempo real” para garantizar que el estallido social pase de la machacona promesa a algo que lo parezca, sin que se mencione la mano que ha mecido y remecido la cuna. Y sin develar, por supuesto, que la mayoría de la población cubana no participó en los incidentes y no aceptará, de ninguna manera, la “intervención humanitaria” y sus bombas y marines acompañantes.

Cuando el gobierno llamó a su pueblo a defenderse, entonces el toque a rebato en las redes sociales y en los medios transnacionales dio la señal de convertir al Presidente Miguel Díaz-Canel en un criminal. Se les olvidó mencionar que no llamó al Ejército a dispararles a los ciudadanos, ni ordenó sacar ojos, ni a usar bastones eléctricos, ni tanques de agua con ácido, ni gases lacrimógenos, ni ninguna otra arma que no fuera el pecho de aquellos que sí saben quién es el criminal en esta historia, como ha recordado el diplomático cubano Eugenio Martínez. Y ellos salieron a defender la Revolución, incluso, antes de que Díaz-Canel explicara en la tarde del domingo lo que estaba ocurriendo y llamara a calmar a personas que han sido un día tras otro bombardeadas por océanos de información tóxica y fake news de todo tipo a través de redes sociales. Sin ir más lejos, cuando redacto estas líneas, CNN en español ha presentado una manifestación de apoyo a la Revolución de los trabajadores del Ministerio de Economía, en La Habana, como si fuera una protesta antigubernamental. Para hacerla más realista, le ha añadido la canción “Libertad” del empresario miamense Emilio Estefan.

Lo que no dicen de Cuba es que desde hace casi dos años se ha estado documentando la participación de empresas y sitios digitales de Florida en la organización de esta campaña, con financiamiento gubernamental estadounidense. Tampoco hablan del uso de sistemas de big data e inteligencia artificial de última generación contra la Isla, como los que emplearon para justificar el golpe de Estado en Bolivia, por ejemplo, y la presencia de cibertropas digitales que coordinan acciones en las redes y utilizan esos sistemas de inteligencia computacional para generar una ruidosa cámara de eco contra el gobierno cubano.

El investigador español Julián Macías Tovar ha mostrado cómo estas cibertropas organizadas en Twitter amplificaron millones de mensajes y dieron instrucciones para el acoso coordinado a influencers con el objetivo de darle volumen a la etiqueta #SOSCuba. Las tácticas utilizadas, propias de operaciones de ciberguerra, tenían el objetivo de generar de manera artificial la ilusión de un consenso a gran escala contra el gobierno cubano a partir de una operación de fuerza bruta en las plataformas sociales, minuciosamente planificada, que reúne todas las características de la guerra irregular o híbrida de diseño estadounidense en tiempos de Internet, que lleva casi 20 años de práctica.

Cuando en 2003 el Departamento de Defensa de Estados Unidos declaró al ciberespacio como un nuevo territorio a conquistar, lo hizo para definir las operaciones de network centric warfareo ciberguerradescritas como “la realización y la preparación para llevar a cabo operaciones militares de acuerdo con los principios relacionados con la información.  Significa perturbar, si no destruir, los sistemas de información y comunicación, definidos en términos generales para incluir además la cultura militar, en la que se apoya un adversario para «conocerse» a sí mismo: quién es, dónde está, qué puede hacer, cuándo puede hacerlo, por qué está luchando, qué amenazas contrarrestar primero, etc.”.

La desinformación, el fraude y la manipulación no solo intentan convertir en estallido social disturbios creados en laboratorios estadounidenses, sino convertir a los espectadores en cómplices de un crimen contra millones de cubanos.  Hay muchas cosas que no se dicen de Cuba, pero no dude que esta es la principal.

(Tomado de La Jornada)



 La lucha revolucionaria en las calles

Por Roly Medina, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021.

Mis ojos debieron lucir desorbitados cuando llegué al monumento a Máximo Gómez en el malecón habanero. Un mar de pueblo allí congregado escalaba la base de mármol que sostiene la estatua ecuestre del Generalísimo, quizás intentando llevar nuestra bandera, esa que luce orgullosa en la pelea, más cerca de él, o del cielo quizás.

Una turba de gente llegaba de distintos lugares y sintonizaba casi inmediatamente con los vítores y cánticos que emanaban de la masa alpinista que ocupó el monumento. “Yo soy Fidel” estremeció a un grupo de personas, que previamente se habían congregado allí para generar desestabilización en el país, disfrazado de reclamos al gobierno revolucionario.

📸Foto: Roly Medina. Parque Máximo Gómez

¿Entenderían esas personas el alcance de sus actos? Fue una pregunta recurrente mientras ante la presión de la abrumadora mayoría revolucionaria allí reunida, expulsábamos a estos individuos, sin violencia física, mas debo admitir que verbal hubo hacia ambos bandos. 

Más adelante encontraría respuesta a mi pregunta, durante el camino desde monumento hasta Paseo del Prado. Allí nos detuvimos para sostener un acalorado debate con una veintena de personas agrupadas en el lugar, que se manifestaban contra el gobierno revolucionario y el socialismo y otros que simplemente escuchaban o tenían necesidad de expresarse.

¡Que poderosa es la Revolución cuando la batalla es de ideas! ¡Que insustentable los argumentos de los provocadores e instigadores! Allí fuimos testigos, en la lucha ideológica, en el debate en la calle, en la esgrima de hechos, datos, historia, y malas palabras, que quienes se integraban a estas revueltas no tenían elementos para desarmar a los revolucionarios.

Pudiera parecer suficiente con que sintiéramos la victoria política en nuestros dedos cuando se retiraban frustrados ante la ridiculización constante sufrida por el desconocimiento y la ignorancia, pero no. Eso no es suficiente, eso es solo una arista de la victoria en las calles. 

La victoria definitiva en las calles no la da simplemente que estos insatisfechos se retiraran, hay algo más necesario, hay un elemento que no puede dejarse de ganar, y es la paz. Fuimos testigos de que cuando se calman los ánimos de ambos bandos, se lleva al debate a los adversarios, se logran relevantes victorias, como los tres jóvenes que en Paseo del Prado entendieron al escuchar nuestros argumentos, que estaban del lado equivocado de la historia y se sumaron al bando revolucionario. 

Pero… ¿Qué hubiese pasado si a esos jóvenes simplemente le gritáramos gusanos? ¿Si los hubiésemos definido cono contrarrevolucionarios y en consecuencia los tratáramos? Habríamos perdido a tres muchachos que hoy salieron de la zona gris.

En Paseo del Prado disfrutamos de una victoria a todas luces. No podría decir la hora, pues nuestro nivel de excitación era tal que no recuerdo ni cómo salimos del parque Máximo Gómez. Esa victoria la definió la desintegración de una protesta contrarrevolucionaria sin usar la violencia, mediante la presión de la masa comunista allí concentrada y al generarse un ambiente de debate que desligó de los protestantes a quienes estaban exteriorizando solamente un grupo de insatisfacciones, pero no estaban dispuestos a entregar el socialismo o la soberanía nacional.  

Ese domingo 11 de julio, que marcó nuestro almanaque político como ningún otro hecho desarrollado por los enemigos de esta Revolución, recorrimos varios lugares de La Habana, en busca de esa polémica que encontramos en el Paseo del Prado, en busca de un lugar donde encontrar a esos cubanos secuestrados por el oportunismo, manipulados por las redes sociales y años de terrorismo mediático. Fue así como estando en Infanta junto a cientos de Revolucionarios que habíamos recuperado Carlos III, de manera fortuita nos enrolamos en un ómnibus que nos dejó en la esquina de Toyo.

Debo reconocer, que ver el escenario allí existente, removió en mí toda la seguridad que hasta el momento tuve de que en las calles solamente desde las ideas podíamos disuadir o convencer a quienes intentan derrocar nuestra Revolución. 

📸Foto: León Azul.

Antes de llegar allí, ya tenía referencias de hechos violentos acaecidos en algunos puntos de La Habana. Pude conocer personalmente a un sindicalista que con su cabeza rota producto al impacto de un objeto contundente blandido por uno de esos “manifestantes”, quien acompañado de una bandera teñida con su sangre derramada, continuaba en la calle defendiendo el socialismo. ¿Cómo no seguir la lucha al ver este muchacho?

Toda la calzada de 10 de Octubre estaba cubierta de piedras o rastros de las mismas pulverizadas por algún neumático. Los camiones de las fuerzas del Minint llegaban al lugar, el rostro de los jóvenes miembros de este ministerio mostraba agotamiento y síntomas de haber librado allí un fuerte combate.

📸Foto: León Azul. Calzada de 10 de Octubre. Toyo

Desde los balcones de las casas y las esquinas, nos miraban con cara de pocos amigos algunas personas que evidentemente, no estaban con la Revolución, pero se mantenían al margen, hasta que nuestras consignas comenzaron a resonar y nuestra marcha se volvió notoria en estas inmediaciones. Un oficial uniformado que acompañaba la misma fue agredido con una piedra por uno de los singulares espectadores ubicado a la orilla de la calzada. Ante el intento del oficial de reducirlo a la obediencia, terceros intentaron impedírselo, provocando la lógica reacción de los allí reunidos en pos de proteger la integridad del funcionario. Este respaldo popular a estos hombres de uniforme, evidentemente indignó a quienes no tienen ningún respeto por la vida humana y desde algunos balcones y esquinas, llovieron piedras contra nosotros. 

¿Qué hacer? ¿Nuestra lucha no es de ideas? ¿Cómo continuar la marcha pacífica arriesgando la vida de compañeras y compañeros? ¿Cómo evitar que respondan a las piedras? Muchas preguntas y poco tiempo para reaccionar. Ya era tarde. Los revolucionarios devolvieron las piedras, con en tal efectividad que no se nos volvió a agredir de esa forma, aunque finalmente se impuso la idea que a la violencia no debemos responderle con violencia.

Las fuerzas del Minint tuvieron un protagonismo quizás inédito al restablecer el orden en ese lugar, con la particularidad de que ninguno portaba armas de fuego, y quiero ser enfático en esta idea porque eso sin duda me dejó marcado. Ninguno portaba arma de fuego. Pasamos toda la tarde y noche buscándolas con nuestros ojos, sin descubrir alguna, lo que dice mucho de la voluntad gubernamental de evitar pérdidas humanas en la lucha por rescatar el orden y la tranquilidad de nuestras calles.

📸 Foto tomada de las redes. Esquina de Toyo.

Es comprensible que no se haya dado espacio para el enfrentamiento político-ideológico en esta oportunidad, cuando se estaba lidiando con una turba violenta, que había atentado contra la vida de varios oficiales, de militantes revolucionarios y contra bienes individuales y estatales. 

Finalmente los revolucionarios allí reunidos ratificamos la conquista de esa calzada principal. Vítores a los jóvenes del Minint que se marchaban con el deber cumplido y consignas eran nuestro festejo. Luego nos retiramos, con mucho por analizar, con mucho por procesar de este día.

Mientras caminábamos en busca de la Vía Blanca (avenida capitalina) con el objetivo de regresar a nuestra casa, sacamos algunas conclusiones y experiencias de las vivencias del día. Delineamos someramente, con insuficiente praxis y algo de teoría, las principales características que debería tener la lucha revolucionaria en las calles, como contrapeso a las acciones de Guerra No Convencional contra nuestro país. A nuestra modesta opinión, son:

1. Desestimulación de la violencia, tanto en el proceder de las fuerzas del orden público como en el de las fuerzas populares revolucionarias. La violencia solo debe ser usada en legítima defensa, en defensa de terceros o de cualquier tipo de propiedad. Desde esa postura, desalentar el uso de la violencia por parte de quienes atacan la Revolución. 

2. Crear condiciones para el debate popular. Dentro de los grupos de personas que se manifiestan, una vez generado el debate florecen los puntos en común y se aleja la posibilidad de fractura antagónica que potencie la violencia. Se presenta en voz de pueblo los argumentos de nuestra causa, y llegan a oídos que no entenderán tecnicismos gubernamentales. 

3No dar protagonismo a las fuerzas del Minint o las FAR. Aunque la presencia de estos órganos puede garantizar mayor seguridad a ambos grupos de personas que litigan en la vía pública, siempre la prensa y los medios de difusión masiva enemigos los expondrá como sanguinarios represores (no importa que no porten armas de fuego, como este 11.7.21). El pueblo tiene suficiente fuerza para tratar con manifestaciones pacíficas. Igualmente se evita violencia si se evitan detenciones.

4. Apoyar a las fuerzas del orden público. Es fundamental que los revolucionarios no dejen de reconocer la labor de los hombres y mujeres que arriesgan sus vidas a diario, y sin embargo son tildado de todo tipo de epítetos denigrantes, y acosados por la maquinaria de fango de los EEUU y la mafia cubano-americana. El aliento en momentos difíciles es invaluable, y eso nos consta igualmente en la praxis. 

5. En las redes sociales se han creados grupos de miles de revolucionarios. Debemos crear vías para si somos llamados a las calles nuevamentepoder concentrarnos en nuestras diferentes provincias, con o sin internet. Esta capacidad de movilización es fundamental, y fuimos testigos de las consecuencias de la improvisación y la falta de comunicación, así como de sus consecuencias en cuanto a la dilación de la respuesta a los actos de provocación. 

6. Necesitamos ser racionales en el uso del epíteto “Gusano” y no emplearlo con personas que no han manifestado interés en intervención militar, anexión a EEUU o posturas similares. Es fundamental recordar el costo de estigmatizar y segregar. Debemos enviar un mensaje de unidad y paz. 

7. No debemos entregar las calles, al costo que sea necesario. Mientras seamos mayorías, mientras nuestro proyecto social sea el indicado para proteger la soberanía nacional, debemos estar prestos a enfrentar las provocaciones. No podemos dejar solos al Minint. Debemos organizarnos en nuestras comunidades para poder responder a cualquier provocación con oportunidad. Barrio por barrio.

Casi me marcho, casi abandono Toyo, sin antes ver en el suelo cubierto de vidrios, aceite y plástico, esos zapatos. Eran evidentemente de un policía, pero estaban abandonados allí, en medio de la avenida, en el lugar donde una patrulla había sido claramente destruida.

📸Foto: León Azul. En esquina de Toyo.

¿Quién te habrá calzado? ¿Qué será de él? ¿Qué será de su madre? Me fue imposible evitar pensar en ello, y así, esos zapatos, robarían mi calma hasta el sol de hoy.



¿Intervención humanitaria?


Marcia Choueri, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021.

Sé que es demasiado pronto para reclamar la victoria, pero tengo que decir: ¡En Cuba no se crean gusanos!

         Llevaron a cabo una operación de guerra poco convencional según lo requerido, en cada detalle, y se encontraron en el agua.

         ¿Quienes son ellos? Las habituales: la mafia cubanoamericana, financiada por el gobierno de Florida y USAID (la agencia estadounidense que supuestamente sirve para ayudar a los países pobres). La historia fue así:

         –  El 23 de junio, la Asamblea General de la ONU votó sobre el proyecto de resolución exigiendo el fin del bloqueo estadounidense a Cuba, que ha durado más de 60 años. Un aparte: es el bloque más largo de la historia. Estados Unidos nunca ha impuesto tantas sanciones y durante tanto tiempo a otro país, ni a China, ni a Rusia, ni a Irán, ni a nadie más. Regresando:

          – El 15 de junio, por lo tanto, ocho días antes de la votación, una empresa llamada Proactive Miami Inc. fue certificada para recibir dinero del Departamento de Estado de Florida, donde tiene su sede la empresa. Ese mismo día, lanzó el hashtag “SOS Cuba” en las redes sociales y simultáneamente convocó una protesta contra el gobierno cubano, frente a la sede de la ONU, el día de la votación. Todo esto fue sofocado, en ese momento, por la inmensa campaña internacional contra el bloqueo, que dominaba las redes.

         – El 5 de julio volvieron a atacar, pidiendo Intervención Humanitaria y un Corredor Humanitario en Cuba.

         El corredor humanitario es una medida internacional para garantizar, por ejemplo, que el apoyo médico llegue a una zona de guerra, sin que el convoy sea atacado. Es un concepto que no se aplica a un país que vive con normalidad, sin ninguna situación de emergencia, como es el caso de Cuba. Por supuesto, la pandemia es una situación excepcional, pero lo es para el mundo entero. También es cierto que ha aumentado el número de pacientes con Covid-19, y consecuentemente de muertes, debido al ingreso al país de las cepas más contagiosas. Pero la gravedad de la situación no se acerca ni a lo que se ve en otros países, y nadie habla de corredor o intervención humanitaria en Brasil, por ejemplo, donde la situación es mucho más grave en todos los aspectos: números positivos, muertes, asistencia sanitaria. cobertura, vacunación.

         Intervención “humanitaria” fue el nombre que se le dio al ataque militar de 1999 contra Yugoslavia por parte de la OTAN y Alemania, sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU (porque fue “humanitario”). De eso es de lo que están hablando.

         –  El 9 de julio se volvió a difundir el hashtag “SOS Cuba”, utilizando tecnología de punta para hacerse viral. Una sola cuenta publicó más de mil tweets a una velocidad de cinco publicaciones por segundo. Es obvio que esto solo se puede hacer con la intervención de trolls y bots. La operación fue denunciada en varias ocasiones a Twitter, que ignoró sus propias reglas y no bloqueó ninguno de los perfiles que participaron.

         Se alteraron los mecanismos de geolocalización para simular que la campaña se originó en Cuba, lo cual no es cierto. Está comprobado que los usuarios de estas cuentas se encuentran en Florida y en otros países, como España, por ejemplo, donde hay “influencers” anticubanos muy activos.

         –  El domingo 11 de julio se llevaron a cabo varias manifestaciones públicas en Cuba en diferentes puntos del país. La simultaneidad de los hechos muestra que no fueron espontáneos, como querían que aparecieran.

         En cuanto se supo lo que sucedía, el presidente de la República y primer secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel, acudió con otros dirigentes al municipio de San Antonio de los Baños, cerca de La Habana, para dialogar con los manifestantes.

         Posteriormente, en una transmisión especial de la televisión nacional, comunicó los hechos y llamó a los revolucionarios a tomar las calles. Sus palabras fueron: se da la orden, las calles son de los revolucionarios, con los comunistas a la cabeza. Es decir, llamó a todos los que apoyan la Revolución, con los miembros del partido a la cabeza, a ocupar el espacio público. En ningún momento sugirió que entraran en conflicto, o que atacaran a los manifestantes, como afirmaron los medios internacionales. Por el contrario, el discurso del gobierno cubano es de comprensión, diálogo y comprensión.

         Todos reconocen que la situación puede resultar bastante incómoda, e incluso exasperante, para la población. Hay condiciones objetivas para ello: durante unas dos semanas, algunos lugares sufrieron apagones diarios, debido a los daños en dos plantas generadoras de electricidad. Esta situación ya está resuelta. Otro tema estresante es la escasez de alimentos y medicinas, lo que provoca una escasez de algunos artículos y largas colas para adquirir productos de primera necesidad. Sin embargo, la gran mayoría de los cubanos sabe que esto se debe, sobre todo, al bloqueo en sí.

         En cuanto a los actos públicos, los más importantes del domingo fueron los de los partidarios de la Revolución, quienes de inmediato salieron a las calles a la convocatoria del presidente. Las manifestaciones antigubernamentales no fueron pacíficas, como informa la prensa internacional, ni fueron reprimidas con violencia policial. Varios hechos fueron, de hecho, simples disturbios, saqueos de algunas tiendas y asalto a policías. Y fueron enfrentados por tropas de infantería, con los únicos medios de protección personal. No se utilizaron tropas antidisturbios, ni bombas paralizantes, aerosoles de pimienta, balas de goma, chorros de agua, nada. Solo la fuerza estrictamente necesaria para evitar mayores daños a personas y bienes.

         Está comprobado que los líderes de estos disturbios son financiados por personas y organizaciones en los Estados Unidos, quienes deben estar bastante frustrados porque no obtuvieron el resultado que soñaron. No hubo explosión social. Y la vergüenza fue tan grande que intentaron usar fotos de las manifestaciones progubernamentales como si fueran suyas. También utilizaron imágenes de argentinos celebrando su victoria futbolística y otras de una manifestación en Egipto, para convencer a la opinión pública mundial, y también a la de Cuba, de que había grandes multitudes en las calles.

         Vuelvo al principio: aquí no se crean gusanos. Pero el peligro para Cuba no ha pasado. Porque el gran problema no es una explosión social, que todos aquí y en Miami saben que no va a suceder. El riesgo es que estas mentiras y fraudes se utilicen para justificar una “intervención humanitaria”.

         Por lo tanto, la mejor manera de apoyar a Cuba en este momento es difundir los hechos reales. Demostrar que estamos en medio de un operativo bélico, cuya primera víctima, como decían, es siempre la verdad. Buscan pretextos para atacar la isla, porque 60 años de bloqueo no fueron suficientes para romper la resistencia cubana. Porque aquí hay un pueblo valiente, liderado por una Revolución que trabaja por la paz y la justicia social.

         Consejo para saber separar los hechos de las falsificaciones: cualquier acción en apoyo a Cuba pide, en primer lugar, el fin del bloqueo .

# IntervenciónNo

#ForaBloqueio #CubaNoEstaSola

#CubaSalva #EliminaElBloqueo 

* Miembro del Comité de Solidaridad Carioca por Cuba en La Habana.




La lucha contra el Covid: ¿Cómo ser 

pareja en un centro de aislamiento y

no contagiarse en el intento?


Por Yadiel de la Campa González, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021.

Para Laura y Jaykel estar juntos en zona roja les hizo crecer como personas y contribuyó a consolidar su relación de pareja. Les aportó más confianza y madurez..

La provincia de Matanzas atraviesa por la situación epidemiológica más compleja en toda la pandemia causada por la Covid-19. Los trabajadores del sector de la Salud han sido actores claves en el tratamiento a los contagiados por el Sars-Cov-2. No obstante, después de dieciséis meses de lucha, nuestros médicos necesitan ayuda, tanto de la población como de otros miembros del ejército de batas blancas.

Laura Isabel Moreno Miña y Jaykel Martínez Pujol, estudiantes de tercer y cuarto año de Medicina, respectivamente, de la Facultad Dr. Juan Guiteras Gener de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas, fueron voluntarios en el centro de aislamiento enclavado en la Empresa Provincial de Aseguramiento a los Servicios de Salud de Matanzas.

Sobre sus experiencias en esta institución, que actualmente es una extensión de los servicios del Hospital Cmdt. Faustino Pérez de la urbe yumurina, nos cuentan en la siguiente entrevista.

Atendieron a más de media centena de pacientes positivos a la Covid-19 ¿Cómo ha sido la experiencia de tratarlos?

LM: A pesar del intenso trabajo y la tensión emocional que conlleva, fue una experiencia enriquecedora, tanto desde el punto de vista de futuros profesionales de la salud como de seres humanos. Yo realmente iba con cierto miedo, como es lógico, porque hemos visto la alta cifra de mortalidad y la elevada contagiosidad de la Covid-19; pero una vez allí, eso deja de ser lo más importante y, ayudar en lo que se pueda, desde nuestras posibilidades, se convierte en prioridad.

JM: Realmente ha sido una experiencia única. Al principio, sentía un poco de temor por lo que significa exponerse a un virus tan contagioso, pero una vez dentro, con todos los medios de protección y el rostro agradecido de los pacientes, el miedo queda detrás de la satisfacción por deber cumplido, de la vocación de servicio.

La confianza y compenetración son cruciales en la dinámica de trabajo en equipo. ¿De qué forma ser pareja, tanto en lo profesional como personal, influyó en esas rutinas?

JM: Pues fue algo imprescindible. En situaciones donde el mínimo descuido puede significar el contagio, es muy importante tener a alguien que te cuide tanto como tú mismo y, poder trabajar junto a ella, amenizó mucho más las labores, minimizó los agobios y, sobre todo, significó protección.

LM: Desde mi punto de vista, fuimos un apoyo el uno del otro. Siempre nos teníamos para recordarnos mantener la exigencia bien alta en cuanto a cuidados se refiere y, a nivel psicológico, se nos hacía más fácil realizar cualquier tarea, ya que nos sentimos más cerca de la normalidad de nuestra vida diaria si contamos con alguien que forme parte de ella.

JM: Sí, en situaciones de estrés mantenido es fundamental el apoyo psicológico y es mucho mejor cuando llega de alguien con quien compartes tu vida.

LM: Exactamente. El personal de salud se ve en la situación de ofrecer ese apoyo a sus pacientes y muchas veces no lo tienen para sí mismos. Realmente fuimos muy afortunados por eso.

JM: Bueno, hubiera sido mucho mejor no ir con ella y poder ir con alguien así de cercano pero menos comilón, porque muchas veces se comía mi comida. 😅

LM: 😅

¿Perciben que el tiempo juntos en la zona roja transformó su relación? Y, de ser así, ¿en qué sentido?

LM: Considero que estar juntos en zona roja nos hizo crecer como personas y como pareja. Vernos en una situación totalmente distinta a lo normal, tener que reaccionar, gestionar y enfrentarnos a desafíos únicos contribuyó a consolidar la relación. Definitivamente, aportó más confianza y madurez.

JM: Compartir estas experiencias nos unió más como pareja. Conocer cómo reacciona y actúa cada cual en situaciones tan excepcionales y complejas, nos brinda más seguridad y confianza en nuestra pareja y en nosotros mismos. También en lo profesional fue único, ya que nunca habíamos compartido el mismo escenario de trabajo. Me encantó trabajar con ella, realmente me siento orgulloso.

¿Cuán útiles sienten que fueron en esa institución hospitalaria?

LM: Realmente, ofrecimos nuestro mayor esfuerzo y aportamos nuestro granito de arena. Entonces, en ese sentido, nos sentimos muy útiles.

JM: Cuando llegamos, sólo había un médico en el centro. Nosotros entramos como sus ayudantes, apoyando en todo lo que necesitaba: desde el trabajo de mesa con las historias clínicas hasta la anamnesis y el examen físico de los pacientes.

Al terminar nuestra estancia, el propio médico nos agradeció por nuestro apoyo, lo que nos hace sentir verdaderamente útiles. Además, nada más satisfactorio y sentido de utilidad que la sonrisa de un niño sano y el agradecimiento de un padre.

De acuerdo con las estadísticas, los test rápidos tienen 95 por ciento de probabilidades de coincidir con los PCR. Afortunadamente, el resultado de los Test de Antígenos posteriores a la zona roja fue negativo para ambos. No obstante, ¿cómo experimentaron esa vuelta a casa?

JM: Realmente es difícil. El temor por la posibilidad de contagiar a tus seres queridos es muy grande.Como dices, resultamos negativos; pero eso no elimina la necesidad de aislarse, incluso, dentro de la misma casa.

LM: En mi caso no salgo del cuarto. Tengo un plato, vaso y cuchara solo para mí. Cada vez que lo utilizo y lo devuelvo mi mamá lo lava con detergente y cloro. Así, hasta que se cumpla el tiempo establecido de la cuarentena.

JM: En mi caso tuve la posibilidad de ir para una casa solo; empero, esto no implica descuido. Todo lo que utilizo lo desinfecto con cloro. En el caso de que tenga la imprescindible necesidad de salir uso mi doble nasobuco, mi careta y todo el equipamiento obligatorio para evitar propagar el Sars-Cov-2.

¿Cuándo regresan a algún centro para tratar a nuevos pacientes?

LM: Tenemos pensado volver una vez terminemos el aislamiento protocolar y el descanso obligatorio, que vienen siendo 14 días después de salir del centro.

JM: Así mismo. Nos hemos dado cuenta que somos agentes claves en el mejoramiento de la situación epidemiológica y un gran apoyo para nuestros colegas galenos.

fuente: Somos jóvenes



Indignada: quien quiera lo mejor para 

su país no actúa a base de piedras sino 

de la palabra, justa y convincente

POR LISMARY CONCEPCIÓN, Resumen Latinoamericano /Somos Jóvenes /16 de julio de 2021.

Me siento indignada y dolida con esta situación, preocupada por mi familia, amigos, vecinos y conocidos. Respeto la opinión de los que no piensan como yo, aunque siempre que vea una falsedad le voy a hacer frente; no entiendo el comportamiento de los que apoyan la situación que se ha venido gestando en nuestro país desde el pasado domingo 11 de julio. Pienso en su discurso de “un país mejor” y no lo veo reflejado por ninguna parte, ni en sus acciones ni en su oratoria. Alguien que quiera lo mejor para su país no actúa a base de piedras sino de la palabra, justa y convincente.

Foto: Yamil Lage (AFP).

Lo que empezó con el famoso #SOSMatanzas, debido a la situación epidemiológica que vive la provincia, que pedía ayuda humanitaria, donaciones de insumos médicos; se ha tornado una campaña política que busca desestabilizar la tranquilidad ciudadana y, creen ellos, que derrocar el gobierno. No veo la preocupación por la crisis sanitaria de Matanza ni de Cuba en general, en esas manifestaciones que, dentro de unos días, serán la causa por la que el número de casos de Covid-19 se dispare aún más, no veo el correcto uso del nasobuco, ni el cumplimiento de las medidas sanitarias, veo aglomeraciones de personas inconscientes que al parecer no saben lo que se vive en una sala de cuidados intensivos para pacientes infectados por el Sars-Cov2, donde cada día mueren personas a pesar de la incansable labor de los galenos. No creo tampoco que alguno de estos manifestantes haya estado alguna vez de voluntario en un centro de aislamiento u organizando una cola para repartir lo más equitativo posible, los productos que llegan a las tiendas. Al parecer no les importa mucho su vida o la de sus allegados cuando se ponen en riesgo, no saben del extenuante trabajo de los médicos, que están agotados después de tanto tiempo de pandemia, de tener que escuchar además frase carente de sentido que afirman que “al que le tocó, le tocó” así que da igual cuidarse de un virus que está matando, al final “hierba mala nunca muere”.

Es de necios, y de adjetivos más ofensivos también, criticar sin buscar información, sin pruebas, afirmar que el bloqueo es solo una muela bizca y atribuir las carencias a ese “bloqueo interno”. Es cierto que tenemos también un bloqueo interno, una burocracia que en ocasiones obstaculiza procesos, que hay errores que enmendar; pero es algo que se puede resolver, algo en lo que se trabaja, por una sociedad con menos trabas, más informatizada. Pero es innegable que el bloqueo de Estados Unidos sí está, que existe, afecta, daña no sólo a la economía del país, sino con ella a cada ciudadano cubano. ¿Por qué se habla de apagones y no de que EE.UU. tiene bloqueado el acceso de buques petroleros a nuestro país?¿Por qué no se menciona que ninguna empresa aceptó vendernos los ventiladores pulmonares tan necesarios en salas de terapia intensiva o que debido a ese mismo bloqueo no pudo entrar a Cuba un buque con insumos médicos y ventiladores que ellos se negaron vender, de una donación China? ¿Acaso tienen derecho a creerse los dueños del mundo y asfixiarnos cuanto quieran, a decir quién nos puede vender y quién no? Claro que vamos a tener carencias. Ah pero estás cosas no son materia para los manifestantes. Es verdad que es incómodo que se vaya la electricidad, y más cuando no podemos pasar ese tiempo en un parque conversando con amigos, que las colas son incómodas y extenuantes, yo también he tenido que hacerlas y, en ocasiones, virar sin el producto necesitado. Pero no por esto voy a dejar de confiar en mi presidente o en mi gobierno, porque sé que la situación está difícil para muchos países, unos más que otros se ven afectados, pero todos han sufrido decesos por la pandemia y caída en sus economías.

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A Díaz-Canel le ha tocado un mandato difícil, desde aviones caídos, huracanes que destrozan, tornados inesperados, el mayor recrudecimiento del bloqueo y para rematar una pandemia; como leí en un post de Facebook, es difícil ser lanzados al agua atado de pies y manos y criticados por no nadar. Según https://www.worldometers.info/coronavirus/ Cuba ocupa el lugar 77 en cuanto a número de infestados y está diez escaños después si la ubicamos en una tabla de países con poblaciones similares a la nuestra o incluso menor como lo son Panamá y Costa Rica, algunos de estos pertenecientes al continente europeo. Cuenta con 5 candidatos vacunales producidos por nuestros científicos, uno de ellos ya aprobado para su uso de emergencia. Pero la vacunas no se fabrican solas, necesitan de recursos que en no pocas ocasiones se dificultan obtener, de tiempo, de controles de calidad. Ya llegarán a cada territorio, serán vacunadas todas las personas, pero mientras tanto no se pueden descuidar los protocolos sanitarios.

Unos dicen que hay brutalidad policial, otros que la policía corre bajo una lluvia de piedras y escombros, no creo que sean muchos los países donde un agente policial huya para no caerle a tiros a quienes atentan contra la ley o el orden. Es su trabajo mantener la tranquilidad ciudadana; si para ello tienen que recurrir a la fuerza que lo hagan, están en su derecho y ninguna persona que participe o aplauda hechos como arrojar piedras, destruir la propiedad social, asaltar tiendas o arremeter contra una patrulla puede hablar de incumplimiento de derechos humanos, cuando fueron ellos mismos quienes incurrieron en este delito.

¿Es que no se dan cuenta estas personas que los están utilizando como marionetas para lograr el propósito de quienes son solo espectadores desde la comodidad de un asiento o detrás de una pantalla? Que utilizar la fuerza no es la forma de resolver los problemas, mucho menos llamar a una intervención militar que deriva en balas y cañones. Las bombas no llevan nombres o títulos, no definen entre revoluciones u opositores, entre comunistas y quienes no lo son, no cae encima de una casa y deja a la de al lado ilesa. Quienes piensan, escriben o piden esto solo demuestran una cosa: en nivel tan bajo de raciocinio e intelectualidad que poseen.

¿Si tanta hambre están pasando por qué lo que se roban de una tienda es cigarro o ron? Hay necesidad, sí, y aquí una vez más el bloqueo interviene. Pero eso de llevarse por montones cajas de cigarro o botellas de ron, por medio de la fuerza, no es hambre ni necesidad, eso es vicio, que bastante daño hace a la salud.

Si de verdad el gobierno de EE.UU. quiere ayudar al pueblo de Cuba que levante el bloqueo, o algo más fácil, que levantes las 243 medidas aprobadas en la gestión de Trump, que le otorguen las visas a los que quieran ir a reunirse con sus familiares.

Esta pequeña islita, a menos de noventa millas, que tantos logros ha alcanzado supone una espina clavada para el gobierno de EE.UU. y hay personas inescrupulosas a las que al parecer no les importa ni la pandemia ni la tranquilidad ciudadana que están dispuestas a sacársela, unos por unos cuantos pesos, otros por provocar disturbios y otros porque no encontraron una vía diferente para plantear su inconformidad.

Pueblo de Camagüey en las calles el pasado domingo 11 de julio de 2021.
Héroe de la República, Gerardo Hernández Nórmelo, Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución salió a las calles al frente de una marcha en defensa del Gobierno y la Revolución cubana.


El valor de una experiencia por el 

socialismo


Por Julio C. Gambina, Resumen Latinoamericano, 16 de julio de 2021.

Cuba aparece en el centro del debate político, con protestas y desordenes el pasado domingo 11 de julio, seguida de la respuesta gubernamental y de la propia organización popular en defensa del proceso cubano. Los acontecimientos motivan interpretaciones y acciones muy disimiles, que interesa considerar, en un marco de agravamiento de la situación sanitaria y económica en el orden mundial. 

Desde la derecha y la contrarrevolución, local, regional y global, se apuró un nuevo grito de final de la experiencia, como en variadas ocasiones previas, incluso antes de la caída del muro de Berlín y la desarticulación de la URSS. Es un grito que confunde el deseo de enterrar el proceso cubano por el fracaso reiteradamente mencionado de la experiencia, con la dinámica de un fenómeno social, político, cultural que sostiene un debate en su interior por la permanente recreación, con la especificidad temporal de materializarse ahora bajo la dirección de una nueva camada de conducción. Esa renovación generacional en la dirección, es aún mayor si remitimos al universo de la población.

¿Cuántas generaciones caben en la historia desde 1953/9 al presente?

La camada del Moncada tiene su impronta diferenciada de otros momentos, tal como los que define la vivida en la Sierra Maestra o la acumulación de lucha popular para el logro del triunfo del primero de enero de 1959. Playa Girón y muchísimos episodios posteriores definen cada momento y generación de revolucionarios locales, interactuando con la dinámica de lucha de clases global, en donde la ofensiva capitalista de mediados de los años setenta del siglo pasado impactó de manera muy especial en América Latina y el Caribe, territorio de ensayo de la ofensiva neoliberal que luego se instaló como propuesta hegemónica en el capitalismo global. Vale recuperar en sentido histórico el carácter fundante de las dictaduras del cono sur de América para instalar la hegemonía neoliberal en la gestión de los gobiernos regionales, muy especialmente el Consenso de Washington en los noventa. En ese contexto se valora la continuidad del proceso cubano, con todos los errores, especialmente identificados por la propia conducción de la generación de la revolución, el burocratismo y la falta de sensibilidad revolucionaria para cambiar todo lo que deba ser cambiado.

¿Quedó Cuba y sus nuevas generaciones afuera del impacto de la restauración conservadora de los 80/90 en el ámbito mundial?

Incluso, en lo material del modelo productivo cubano, la debacle de Europa del Este supuso una nueva renovación tecnológica. La vinculación con la URSS en los 60/70 significó un cambio en la tecnología y la gestión de la economía, tanto como su inserción internacional. En los 90 hubo que empezar nuevamente, en el marco de una brutal ofensiva capitalista contra el trabajo, la sociedad y la naturaleza. Venezuela y el cambio político en la región, con la renovada discusión por la integración no subordinada abrigó esperanzas de ir más allá del territorio insular en el proyecto por transformaciones estructurales. Eran los tiempos del desembarco de China en la región y con ello el crecimiento de la presencia comercial, económica, y financiera de la potencia emergente en disputa con EEUU. Se habilitaban esperanzas de retomar una perspectiva articulada de inserción en la producción y circulación de bienes y servicios, muy matizada es cierto, y pronto abortada, no solo por sanciones imperialistas, sino por la dinámica nacional de los procesos involucrados. En ese contento, en 2011 se proponen cambios profundos en la organización económica de Cuba, en proceso actual, especialmente con el ordenamiento monetario a comienzos del 2021. Construir la nueva sociedad sobre la base de la anterior, ampliamente diseminada en el sistema mundial es un desafío gigantesco, fácil de criticar fuera del proceso cotidiano.

Cada generación lleva adelante un proceso de lectura y relectura de la realidad, de la historia y de los desafíos a encarar para seguir pensando críticamente la realidad. Una interpretación de la realidad fue realizada por los jóvenes revolucionarios de los 50/70 en tiempos del origen de la revolución. Es una experiencia generacional desplegada en un momento de máxima acumulación de poder popular en la región y en el mundo, en donde Cuba incorporó una cuota importante de esperanza por el cambio anticapitalista y la perspectiva socialista. La historia continua y el debate y las luchas también, para retrasar o revertir el proceso cubano, o para hacerlo avanzar, es parte del desafío histórico. Eso le toca a la generación actual de revolucionarios cubanos y en la medida de lo posible pretendemos aportar, haciendo avanzar la revolución en otros territorios.

Con Cuba, América Latina ingresaba en la historia del proyecto socialista para la humanidad y rápidamente ganó la simpatía de los pueblos y el odio de las clases dominantes en el mundo, especialmente en EEUU. Por esa representación cultural instalada en el ámbito mundial, con fuertes imágenes de sus principales líderes históricos, Fidel, Raúl, Camilo y el Che, no sorprende el inmenso apoyo social y político mundial de una izquierda diversa, la que asume sin reparos la referencia y defensa del proceso revolucionario cubano. Algunos discuten puertas adentro los límites de la experiencia (burocratización, ineficacia, etc.) y los desafíos del presente, pero atentos a que lo principal es la concentración en Cuba de la dinámica de lucha de clases mundial. La dominación nunca aceptó que en su vecindad se asentara una propuesta que genera expectativa y esperanza en el mundo. Por eso la invasión del 61 y las sanciones, con el bloqueo genocida prácticamente desde el inicio. Todo agravado con Trump y no revertido por Biden.

Una cosa es la crítica en el marco de la experiencia y otra muy distinta es la descalificación, algo que involucra a algunos discursos que disputan la representación política de la izquierda. El propio Presidente Miguel Díaz Canel señaló la existencia de revolucionarios en las protestas, junto a parte de la población descontenta con la cotidianeidad, diferenciando a éstos, de otros protagonistas de los episodios, subordinados a la lógica injerencista promovida desde el imperialismo estadounidense, abonado con presupuestos que animan el disenso en la sociedad cubana. Por eso hay que destacar el combate a la contrarrevolución y la apertura a las demandas por resolver en difíciles condiciones la continuidad de la búsqueda por el socialismo.

No hay duda que Cuba mueve las pasiones, a favor y en contra. No resulta un proceso intrascendente, lo que motiva el odio conservador y reaccionario de los defensores del capitalismo y el apoyo solidario, aun con miradas críticas del amplio espectro de la crítica al orden capitalista. En ese marco de contradicciones, la experiencia cubana se sostiene empecinadamente en la enunciación por construir el socialismo, que sigue siendo una asignatura pendiente. Pendiente sí, pero constituye una seria amenaza al régimen del capital en tanto expectativa esperanzadora para los pueblos del mundo. Por eso el ensañamiento de la política exterior estadounidense y los bloques de poder a él asociados en el sistema mundial, más allá de que en las recurrentes votaciones en Naciones Unidas, solo Israel acompañe a EEUU en el sostenimiento del bloqueo a Cuba. ¿Qué ocurre con el resto de los países que no materializan en la cotidianeidad el boicot al bloqueo? En la dominación del capital transnacional y el peso del Estado estadounidense debe encontrarse la respuesta. Solo a modo de ejemplo puede pensarse el alcance de la solidaridad con Cuba de un país como la Argentina, “negociando” en la coyuntura una impagable deuda externa con el FMI y su socio principal, EEUU.

Por eso, en la actualidad, lo primero es terminar con el bloqueo genocida, lo que habilitaría a una discusión sobre la posibilidad de construir un presente y un futuro para Cuba sin las restricciones externas. Cuba resolvió como nadie en la región la producción de la vacuna contra el COVID19, algo que podría potenciarse desde la integración regional y señala caminos de una cooperación regional con beneficio de toda la región. Cuba vale por su experiencia en la propuesta enunciada reiteradas veces en contra del capitalismo y por el Socialismo. Es lo que no le perdonan desde el orden capitalista, mucho menos su vecino imperialista, que necesita a toda América sujetada a su proyecto, bajo dirección republicana o demócrata y sus formas distintas, que vale diferenciar, pero siempre desde una lógica de dominación asentada en la política exterior estadounidense de dominación.

Cuba está en el debate y no resulta ajeno al propósito histórico de liberación de nuestros pueblos a la sujeción al orden del capital. La experiencia cubana debe valorarse críticamente, especialmente cuando la dominación capitalista mundial la bloquea.

Buenos Aires, 15 de julio de 2021



Tendremos que volver al futuro

Editorial de La Tizza. Resumen latinoamericano, 16 de julio de 2021.

Suenan otra vez las campanas por “el fin” del socialismo en Cuba. Salivaron seguro algunas bocas desde los balcones del imperio — y más allá o acá del mar que separa esta isla del resto del mundo — , y también desde algunas alcantarillas. Los que siguen leyendo a Cuba como si el Caribe fuera el Báltico comparten jubilosos en sus redes imágenes de Berlín o de Praga, en aquellos días de hundimiento. No saben que la Revolución cubana no se puede “desmerengar”, porque nunca ha sido de merengue. No porque no haya sido dulce, sino porque ha tenido también sus tragos amargos, que hasta ahora hemos sabido convertir en fuerza.

Los que salieron a protestar contra el Estado y el socialismo en Cuba eran pueblo. Podemos asegurar incluso que muchos pertenecen a esa parte del pueblo que más ha sufrido los efectos de la crisis que la pandemia, el bloqueo, las nuevas sanciones norteamericanas y la gestión desesperada e insuficiente de lo que podemos conseguir, en medio de tanta escasez y problemas acumulados, han provocado. Son también esa parte del pueblo que ha sido más desfavorecida con el inevitable aumento de la desigualdad social con que el avance de reformas de mercado ha lacerado y segmentado nuestra sociedad. Nos atrevemos a asegurar, incluso, que estas desigualdades múltiples, a veces invisibilizadas, pero siempre sentidas y tan lesivas a la justicia social, han producido una desconexión. Una desconexión entre aquellos que gritaban “Patria y Vida” en las calles, y el proyecto revolucionario. Y esa desconexión, que siempre deja como saldo cierto sentimiento de abandono, de orfandad política y económica, tarde o temprano se ha convertido en rencor y hasta en odio.

Si soslayamos esta complejidad, si pensamos simplemente que son “delincuentes” o “marginales”, si nos resistimos a entender los procesos de marginación y si no reconocemos las deudas con los más humildes hacia lo interno de nuestra sociedad nunca vamos a entender qué ocurrió ese domingo.

Este sector más marginado del pueblo — al menos en La Habana — fue activado por la agenda política de la contrarrevolución. Esta supo catalizar su malestar y proyectar su deseo como deseo capitalista. No es de extrañar que los que protestaban por “hambre” saquearan de las tiendas no solo comida, sino suntuosos artículos electrodomésticos, para satisfacer ansiedades largamente aplazadas de consumo, construir la vida que han aprendido a imaginar y desear sin ningún contrapeso efectivo de una cultura distinta emancipada.

Hubo espontaneidad y hubo efecto cascada y de contagio en los sucesos del 11 de julio, pero pensar que esta apareció “pura” es algo que solo verán aquellos para los que la verdad no importa.

Hubo espontaneidad, pero también hubo una operación política y de inteligencia, ejecutada por actores que sí comprenden perfectamente la agenda en juego.

¿Acaso a alguien le parece casual la repentina preocupación de varios influencers con respecto a Cuba? ¿Y la petición del alcalde de Miami? ¿La articulada campaña en las redes? ¿La simultaneidad de las acciones?

No obstante, hablar de golpe “blando” y guerra no convencional cómo únicas causas de esta revuelta reaccionaria es un error. Una perspectiva que se limite a ello colocaría al bloque de la Revolución en un (in)cómodo fatalismo: convierte estas tragedias en destinos inevitables. Además, puede inducir a creer que solo estamos en presencia de un problema de seguridad del Estado.

Si lo que ha ocurrido fuera solamente un problema de Estado — así con mayúsculas — , tendrían razón los que creen — o quieren hacer que otros crean — que el 11 de julio ocurrió un enfrentamiento entre el pueblo y el Estado.

Nada más falso.

El domingo no ocurrió un enfrentamiento entre el pueblo y el Estado como entelequias — aunque más de algún teórico gaste tinta en pretender demostrarlo — . El domingo ocurrió un enfrentamiento entre dos partes del pueblo, entre dos proyectos: una parte que ha sucumbido, que se ha rendido, a la agenda de los que siempre han pretendido precisamente rendirlos por hambre y necesidad, y que están dispuestos a renunciar a la soberanía y al socialismo porque entienden, o perciben, no solo que ya no tienen nada que perder sino que no les queda nada por ganar, y por otro lado, la parte del pueblo que no está dispuesta a renunciar ni al proyecto revolucionario que ha construido durante generaciones ni a la legalidad de la Constitución socialista por la que votaron democráticamente, ni de la sociedad emancipada que imaginan en su porvenir más allá del actual Estado heredero de la Revolución, y sus falencias. Los que crean que solo los militares, los dirigentes y los poseedores de MLC tienen razones para defender el socialismo, están muy equivocados. Millones de personas en Cuba hoy no están dispuestos a perder una sociedad de paz, un proyecto de justicia social, y una dignidad nacional que solo ha dado a este pueblo, a todos, una Revolución que no se agota en lo conquistado, sino que debe abrir nuevos caminos.

Algunos ideólogos de la restauración liberal proponen la conformación urgente de mesas de diálogo entre las fuerzas de la contrarrevolución y el bloque revolucionario — al que solo entienden como Estado — .

Quizás piensan esto como una oportunidad de hacerse de una rebanada del pastel en el contexto de una disputa abierta del espacio público. ¡Cómo se nota que sus balcones están muy lejos de las calles! En las calles reales, los manifestantes mostraron su falta total de voluntad de diálogo. Ahí se evidenció que su programa, que es exclusivamente la destrucción del socialismo, es irreconciliable con la profundización de toda la justicia social, y que embriagados por la euforia de disolución y destrucción eran incapaces de ver las sombras de una intervención en ciernes o su miseria probable en una Cuba totalmente devastada por el capitalismo. Esos manifestantes, a fin de cuentas, fueron agentes de un programa que no era suyo.

En los 2000, ante la desconexión y marginación producida por los años más duros de la crisis de los noventa, Fidel emprendió la Batalla de Ideas. En este proceso, luego desdeñado por algunos que no hablan más que de sus fallos y pierden por completo su sentido, miles de jóvenes que vivían en entornos marginados, como los que pueblan con sus rostros las fotos de este día 11, lograron estudiar o reinsertarse laboralmente.

Fue entonces que la universidad llegó a todas partes de veras, y no quedó reservada para el grupo selecto de los que aprueban unos exámenes y reciben un “permiso para estudiar”. Instructores de arte, trabajadores sociales y maestros se lanzaron a recobrar y reconstruir una cultura distinta, general, para todos: tareas con las que Fidel elevó la autoestima de los jóvenes, especialmente de los más desfavorecidos, y logró reconectarlos con el proyecto revolucionario.

Fidel regeneraba entonces parte del tejido social de esta Revolución que ha buscado ser de los humildes, por los humildes y para los humildes. Sin Batalla de Ideas, quizás, lo que vivimos el domingo hubiera ocurrido una década antes. En horas como estas, muchos revolucionarios hemos pensado en Fidel, y no solo por aquel episodio ya antológico de agosto de 1994, aunque también por ese. Hemos pensado en Fidel porque nadie como él sabía convertir los reveses, las múltiples derrotas, en nuevos caminos, en victorias. Si los revolucionarios cubanos, si los comunistas cubanos queremos vencer, no podemos dejar nuestras miradas fijas en lo que ha sido, o recorrer los viejos caminos.

Si queremos vencer tendremos que volver a Fidel; es decir, volver al futuro.

Envio:RL

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