8 de julio de 2021

TROPEL 2 del 08.07.2021.

 

La importancia de estar organizadas


Por Martha Linares

«En general las que tienen las tarjetas en el barrio es la mujer, eso hizo que la mayoría de las familias sean matriarcales y el chabón piró. La única manera que tiene para volver a su casa a ver a su mujer es agarrar a cinco giles, llevarse cinco celulares a $5.000 cada celular, o vender droga y caer en las enfermedades sociales», dijo Emilio Pérsico en el marco de una reunión de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE).

El referente del Movimiento Evita y secretario de estado del Ministerio de Desarrollo Social seguramente no imaginó las repercusiones de sus dichos. Desde los escandalizados twitts de referentas feministas hasta la respuesta de sus compañeras organizadas en el frente de mujeres del movimiento, pasando por el periodismo, elijo tomar la oportunidad para pensar un poco entre quienes sostenemos la importancia de estar organizadas en organizaciones mixtas.  Porque siempre vale la pena recordar que es una elección.

Construir organizaciones mixtas, aportar a proyectos integrales, sabernos importantes pero no imprescindibles es un ejercicio cotidiano de humildad y pelea contra el individualismo. Es elegir las batallas cada día sabiendo que dentro de nuestras organizaciones también se reproducen las lógicas patriarcales, es combatir de manera estratégica y cuidarnos para estar alertas. Es también una elección que responde a una mirada sobre el cambio social, es sostener que las transformaciones necesitan de la fuerza social organizada, más allá del estado. Organizarse con varones no es un placer, nosotras lo sabemos porque lo elegimos cotidianamente y eso no es poco.

Nuestro feminismo está haciendo crujir las organizaciones, pero no es sólo por nuestros avances y capacidad política. También crujen las masculinidades y las ideas sobre ella en el hacer de la política. Saludamos que así sea porque estamos seguras que aquel cantito que entonamos hace años, “cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede, crece la organización”, ya no basta. Hoy estamos diciendo que hagan espacio, que den la palabra, que quizás tengan que retroceder y pedir disculpas porque nos ofenden con sus palabras. Y está bien que así sea, porque aquel canto era de las compañeras que tenían a los compañeros deprimidos y a la defensiva en plena crisis de 2001.

Hoy estamos en otro momento político, donde los feminismos avanzan en organización y derechos a escala mundial. Esto merece incluso el reconocimiento de muchos varones, quienes ven al movimiento feminista como el más dinámico de los últimos años en nuestro país. Ya no alcanza con esa lectura, sino que les estamos pidiendo que actúen en consecuencia, lo que puede implicar retroceder y cuestionarse a sí mismos.

Desde que voy a los encuentros plurinacionales de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, siempre me hago un tiempo para pasar un rato por la comisión de partidos políticos y mujer, mujer y participación política. Me interesa ese espacio de intercambio de estrategias, de compartir vivencias de quienes eligen organizarse con varones, de escuchar aquellas dificultades que vivieron otras para poder verlas aunque no me pasaran a mí. En general son comisiones que las pibas no eligen, la concurrencia es en general de mayores de 30 o 35 años y la mayoría de las intervenciones obviaba el partido al cual pertenecían, porque el relato podía ser comprendido por todes les presentes sin esa necesidad supongo. Y volviendo al punto, lo importante para mí es ver cuál es la capacidad de respuesta y el debate que se genera dentro del movimiento cuando pasa algo así.

Los varones que se espantan, no lo hagan tanto por favor, porque pueden no decir algunas cosas pero hacer muchas otras. No se rasguen las vestiduras y más bien presten atención a sus acciones cotidianas que pueden ser menos visibles y tener menos repercusiones mediáticas pero ser igual de arcaicas.

Y, finalmente, qué potencia la de las compañeras que han salido desde el mismo movimiento a ponerle palabra a los enojos y frustraciones, porque en definitiva responden hoy al nudo del debate, van al hueso. Que no se les escapa la responsabilidad que tenemos en los lugares que ocupamos y a quienes les debemos explicaciones. Y lo pueden hacer porque no temen romper con la complicidad machista, porque construyeron una correlación de fuerzas para saberse capaces de alzar la voz sin represalias. Y eso son años de remar, de agrupar, de tejer, de construir en los márgenes, de tensar y conciliar. A todas las espantadas les dirían que piensen antes de hablar en las barbaridades que les hemos dejado pasar a un par de varoncitos porque “son compañeros”.

Sin embargo, no podemos dejar pasar esta oportunidad para poner en debate las implicancias de las ideas que construimos desde el campo popular y su materialización en propuestas de políticas públicas. Los sectores eclesiásticos saben bastante de este tema, por eso hablan de ideología de género como algo a combatir e impugnan las políticas públicas que nos otorgan soberanía sobre nuestros cuerpos. La idea de familia que moldean nuestras políticas públicas no es menor, desde las propuestas que implican transferencia de recursos de manera directa hasta las políticas de vivienda, las políticas de uso del espacio público, todas. Si las ideas que existen en el campo popular fueran un debate teórico no sería grave que la polémica permita decir cualquier cosa, el problema es no reconocer las implicancias de esas ideas en la política pública que construimos.

Más aún diría, cuando se trata de políticas públicas de transferencia de recursos porque en este sistema el dinero es poder, y el debate sobre el poder siempre incluye una dosis de patriarcado en la que salimos perdiendo. Porque la idea de macho proveedor que ya no puede proveer es también la pérdida de poder en lo familiar y social cuando ya no tienen el dinero que les permitía asumir cuotas de poder sobre otres. En definitiva, lo que existe en los últimos años es un debate sobre el poder, y nos interesa este debate en el sentido del poder de transformación y las condiciones para hacerlo. Nosotres hablamos de un poder que se reparte, que se construye colectivamente, que circula, que sin lugar a dudas pone en jaque el poder patriarcal que rige nuestras vidas. Y eso es lo que jode.

Por eso mismo es válido poner en debate que el movimiento popular tome como fecha el día de un santo para movilizarse con sus demandas en alto y no el primero de mayo como fecha privilegiada en su agenda. Por estas razones es que nos debemos un debate sobre la Universidad de las Periferias que las organizaciones del campo popular impulsan junto a la Familia Grande Hogar de Cristo, dando por tierra con las luchas de la reforma universitaria de 1918. Siempre es una buena noticia que existan movimientos que pongan en debate el rol de las Universidades Nacionales, sin embargo es preciso reconocer una derrota política de los sectores populares cuando este debate se presenta desde sectores que históricamente han defendido (y continúan haciéndolo) la elitización del conocimiento y el integracionismo como programa educativo.

Que sean sectores de la Iglesia quienes promueven juntos con los sectores populares una universidad es la prueba de un divorcio de agendas o alejamiento de puntos de acuerdo (como más les guste si no comulgan con el divorcio) sobre qué rol cumple la educación en los procesos de emancipación y en la formación de quienes se organizan en los márgenes del sistema. Esta posición no puede ser matizada por el carácter más o menos elitista de las universidades nacionales, ni  negada por el rol progresivo que puedan jugar los movimiento sociales en este contexto o el rol social que tienen los Hogares de Cristo en el entramado social. Una cosa no niega la otra. La idea de prácticas prefigurativas no siempre me gusta, pero creo que sirve muchísimo para ponernos en tensión con nosotres sin creernos dueñas de la verdad pero con algunas certezas producto de nuestra historia.

Reivindicar una y otra vez la importancia de estar organizadas supone un compromiso en el debate del para qué nos organizamos al que no estamos dispuestas a renunciar. Somos parte de las organizaciones que necesitamos para construir un futuro más justo e igualitario. Hagan lugar.

*Militante feminista y Directora Nacional de Asistencia Integral a las víctimas de violencia por razones de género del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad



Policía reprimió a los vecinos de una 

toma de tierras en Villa la Angostura


Resumen Latinoamericano, 7 de julio de 2021.

Éste mediodía el Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) reprimió a los vecinos que integran la toma de tierras llamada «El Acampe» en Villa la Angostura, Neuquén. Los efectivos dispararon balas de goma y gases lacrimógenos. Varias personas resultaron heridas, entre ellos un hombre que recibió un impacto en un ojo. En el asentamiento habitan 90 familias, entre ellos niñas y niños que luchan por una tierra para vivir. 


El Acampe es una toma de tierras realizada por 90 familias que luchan por obtener un lugar donde residir. El asentamiento se realiza en un predio que el Instituto de Seguridad Social del Neuquén (ISSN) tiene en una zona céntrica de Villa La Angostura. Desde hace varios meses los vecinos que integran la toma exigen a las autoridades locales soluciones al problema habitacional que sufren.

Éste mediodía el Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) inició el desalojo irrumpiendo de manera violenta en El Acampe, disparando balas de goma y gases lacrimógemos.

Según se puede constatar en los videos que filmaron los vecinos, algunas personas resultaron heridas, entre ellas un hombre Hugo Gatica, que recibió un impacto de bala en su cara, comprometiendo su ojo.

«Estoy en el hospital esperando al oftalmólogo para ver como esta mi ojo. ¡No veo nada!. Tiene que decirme si tengo desprendimiento de retina o si perderé la vista. Yo estaba peleando por un pedazo de tierra tranquilo. Porque los políticos son unos inservibles y no hacen una mierda» explicó Gatica.

«No pueden reaccionar así, no siquiera presentaron una orden para desalojar. Esta lloviendo, no nos pueden desalojar con éste día. Amí me golpearon tengo los hematomas en las piernas. Mi pareja recibió un disparo en una de sus piernas. Mientras intentaba escapar escuchaba los disparos. Fue re feo, resguardamos a los chiquitos. Vienieron con violencia y nosotros solo les pedimos un papel (orden judicial). Nosotros nos somos los violentos» explicó una de las vecinas en diálogo con el programa Radial El Tren.

Finalmente los vecinos expresaron que seguirán resistiendo, pero temen que la policía vuelva a reprimir y que desaloje completamente el asentamiento.

Fuente: ANRed



Organizaciones sociales repudian los 

dichos de Pérsico sobre el rol de las 

mujeres como beneficiarias directas de la 

ayuda del Estado


Resumen Latinoamericano, 7 de julio de 2021.

Comunicado de organizaciones sociales en repudio de los dichos de Pérsico: «Pérsico, el tejido social lo construimos nosotres»

En el marco del encuentro anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas, el Secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, Emilio Pérsico, cuestionó duramente las políticas de carácter mayormente asistencial que el gobierno destina a las familias de los sectores populares. Pérsico ahondó sobre la idea y dejó una polémica visión sobre el rol de las mujeres como beneficiarias directas de la ayuda del Estado:

«Eso ha destruido el tejido social y hace que después estos compañeros tengan, como dicen los empresarios, una muy baja empleabilidad. El responsable de eso es este sistema que hemos creado.»

Ante estos dichos, las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries piqueteres, les decimos que nosotres no rompemos el tejido social, contrariamente, nos organizamos cotidianamente por re construir lo que el capitalismo y el patriarcado destruyen a cada paso.
En un mundo que nos recluye al ámbito doméstico y privado, acceder a un empleo formal y otros derechos básicos como la salud, la educación, la vivienda y hasta el ocio, se nos hace cuesta arriba. Por eso desde los movimientos sociales decimos que la feminización de la pobreza no es solo una consigna, sino que es lo que sufrimos a diario en nuestros barrios, y por eso luchamos desde hace años junto a los feminismos por generar mejores condiciones que nos permitan acceder a una mayor independencia económica.
Vivimos un momento en el que la inflación no para de crecer, el 60% de les niñes y jóvenes del país están por debajo de la línea de pobreza, el Salario Mínimo Vital y Móvil es de $24.408, y la canasta básica alimentaria de $60.000. En este contexto de pobreza, decir que los magros programas estatales que pretenden dar ayuda, pero no llegan a cubrir las necesidades básicas son el problema, es violencia. El problema es el pago de una deuda ilegitima, la ayuda estatal a las empresas privadas, los despidos masivos o el vaciamiento de la educación y de la salud, eso es lo que realmente rompe el tejido social.
«En general, la que tiene la tarjeta de ayuda social en los barrios es la mujer. Eso destruyó, hizo que la mayoría de las familias sean matriarcales», afirmó Pérsico.
Creemos que con esa frase reproduce lo peor del sentido común que plantea que el feminismo es como el machismo, pero al revés. Desconoce así la histórica construcción de los feminismos populares y clasistas en los barrios, donde nos organizamos para fomentar una vida sin violencias, construir autonomía e igualdad.
En su discurso, Pérsico decide omitir los innumerables casos en los que los varones deciden abandonar su paternidad y no hacerse cargo de las tareas de cuidado de sus hijes ni respetar la cuota alimentaria que les corresponde por derecho. El funcionario decide omitir cómo nos destruye tener que lidiar con abogades y miles de trámites para conseguir que los padres se hagan responsables de lo que les corresponde.
Así, terminamos siendo nosotres quienes en este contexto hacemos de madres, docentes, enfermeras. Somos nosotres quienes bancamos la olla de forma comunitaria, cuidando y resguardando a les pibes de los barrios. Somos nosotres quienes acompañamos las situaciones de violencias hacia les vecines.
Decir que nosotres rompemos el tejido social es desconocer que nos siguen matando, que es este sistema el que genera la desocupación y el hambre, que en lo que va del año se perpetuaron 118 femicidios y el Gobierno con su Ministerio de cartón no pone presupuesto para frenar esta situación.
Por último, creemos que su discurso, que fue escuchado por miles de personas, apunta a legitimar el estereotipo de “macho proveedor” que tanto hemos cuestionado y luchado por deconstruir. ¡Las palabras generan sentido, y más cuando se dicen desde el poder, por eso no basta con pedir disculpas! ¡Hay que cambiar las prácticas, las formas de pensar el mundo!

Por todo esto REPUDIAMOS lo dicho por Pérsico.

¡NOSOTRES NOS ORGANIZAMOS CONTRA LA VIOLENCIA, EL HAMBRE Y LA DESOCUPACION!
NOSOTRES CONSTRUIMOS EL TEJIDO SOCIAL

FOL (FRENTE DE ORGANIZACIONES EN LUCHA) -MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS (FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN CORRIENTE PLURINACIONAL; IZQUIERDA LATINOAMERICANA SOCIALISTA; MULCS MOVIMIENTO POR LA UNIDAD LATINOAMERICANA Y EL CAMBIO SOCIAL; MOVIMIENTO 8 DE ABRIL; IGUALDAD SOCIAL) – FAR Y CO.P.A. EN MARABUNTA – FOB AUTÓNOMA (FEDERACIÓN DE ORGANIZACIONES DE BASE, AUTÓNOMA) – OLP RESISTIR Y LUCHAR


¿Agua para la vida o para los 

negocios?

Por Vivian Palmbaum, Resumen Latinoamericano, 7 de julio de 2021.

La Campaña Plurinacional viene realizando semanalmente conversatorios, donde también se hicieron parte académicos y representantes de la ciencia digna, docentes, pueblos originarios y habitantes de distintas latitudes de nuestro país.

Entrevistamos a la educadora Marta Maffei, una de las referentas de la Campaña. Ella es una histórica militante y dirigente docente, reconocida por haber enfrentado las políticas neoliberales del consenso de Washington y haber formado parte de la Carpa Blanca, que le pusieron el cuerpo para resistir las políticas del FMI de destrucción de nuestro sistema educativo. Fue diputada nacional entre los años 2003 y 2007,  autora de la ley de glaciares entre otros tantos proyectos que marcaron la agenda medioambiental del país.

-¿Porque es tan importante luchar en defensa del agua?

-La vida terrestre está adaptada al agua dulce que no llega a ser el 3% de toda el agua planetaria, algo más del 97% es agua salada. En ese medio se desarrolla la vida oceánica o marina (paltas, animales, organismos, adaptados al agua salobre). Esa vida marina ha sido el origen de la mayoría de las formas de vida que luego evolucionaron como organismos terrestres o anfibios y es nuestra gran fuente de oxígeno.

Pero los humanos y millones de especies terrestres, vivimos en total dependencia del agua dulce. Todos nuestros cuerpos son, entre un 60 y un 90 por ciento, agua. Es por tanto un bien escaso, indispensable para toda vida y todas las vidas. Es la clave de nuestra subsistencia y la de todos los ecosistemas terrestres. Sin agua no hay vida. Y acceder al agua está indisolublemente ligado a la capacidad humana de cuidar y proteger el agua para todos.

Un tercio de la población mundial, más de dos mil millones de personas, padecen insuficiencia o mala calidad de agua. El agua está en directa conexión con la salud y la pandemia ya se encargó de hacernos comprender ese vínculo.

Por eso defender el agua es defender la vida y la salud. Hemos peleado años para que el acceso al agua potable sea considerado un derecho humano esencial.

-¿Qué podemos vislumbrar detrás de la apropiación de este recurso indispensable para la vida?

-La destrucción de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, el calentamiento global, la contaminación, se aceleran con emprendimientos sostenidos en el uso intensivo del agua como el fracking, la megaminería, la agroindustria, las repesas. Todos en franco litigio con la necesidad de asegurar el acceso universal y uso sostenible del agua para el funcionamiento de los ecosistemas y la vida de todos los seres que los habitamos.

La manipulación de la tierra por parte de los grupos económicos pone en jaque la provisión de agua segura para los pueblos, para el saneamiento ambiental y para la vida de los ecosistemas.

Si seguimos con este modo antropocéntrico de habitar el planeta solo podemos esperar dolor.

-¿Por qué en la región Nuestra Americana es tan importante la lucha por el agua? 

-Nuestra América está fuertemente golpeada por el extractivismo, el saqueo, la destrucción de ecosistemas y el endeudamiento externo que es también una presión constante para liberar los territorios a favor de las demandas corporativas. Sobran ejemplos desde la tala indiscriminada de bosques y selvas, los incendios, la pérdida de humedales, la explotación comercial de los cursos de agua, tierras arrasadas, suelos desertificados, sequías e inundaciones imparables.

Nuestros pueblos lo saben y resisten. Disputan el agua, su agua para vivir. Saben que, cuando pelean un bien indispensable y escaso como este, la disyuntiva es cada vez más rigurosa: agua para la vida o agua para los negocios.

Las estrategias, los tiempos de las luchas tienen las urgencias que ni la política ni la academia parecen tener. Nuestra gente disputa espacios vitales contra enemigos poderosos. Enfrenta el despojo avasallante de sus bienes y sus territorios. Tienen tiempos cortos para ponerle freno a la ambición y pocos aliados fuera de sus propios vecinos.

Tienen heridas, las normas que le otorgan la palabra son perversamente conculcadas, por eso las resistencias sociales más o menos organizadas, se acompañan de la porfiada observación de la realidad, de miradas comprometidas, de experiencias negativas y solidaridades entre excluidos. Son su defensa visceral ante la mentira y el atropello. Sus sentires son muchas veces la única herramienta que el poder no puede arrebatarles. Y dan pelea por su agua, por sus territorios, por su derecho a vivir sus vidas.

Más de la mitad de los crímenes de luchadores ambientales en el mundo, ocurren en Nuestra América. Hasta el 2018, de los 164 asesinatos mundiales, 83 ocurrieron en nuestros territorios. Pero todos estos años no han sido solo resistencias, han construido conocimientos enriquecedores, densos, surgidos a la propia comunidad. Conocimientos que históricamente han sido negados, invisibilizados o subvalorados por el “conocimiento oficial” lineal con los intereses corporativos, la tecnocracia estatal, la ciencia y la tecnología puestos al servicio de la dominación.

-¿El campo de las luchas ambientales está muy fragmentado? ¿Cuál es la salida?

-La fragmentación es parte de la multiplicidad de frentes abiertos por la ambición y la voracidad del capital. Pero las luchas armonizan y van directo a la construcción de nuevas miradas, nuevos actores, nuevas articulaciones. Los caminos populares son diversos pero confluyentes, son los alertas hacia un imprescindible cambio de paradigma forjado por las gentes que terminan viendo lo mismo, sufriendo lo mismo y resistiendo lo mismo de mil maneras distintas, para recuperar la armonía, la justicia social y ambiental en sus relaciones con la naturaleza, el buen vivir, la economía, la política y la cultura.

Nuevas lecciones contra las privatizaciones, la mercantilización y el despojo de las aguas y los bienes de los pueblos.

Nuestros pueblos saben que no es tiempo de ser auto-complacientes y en las luchas han aprendido mucho de las formas de cooptación, de las mentiras del trabajo, el crecimiento, el desarrollo y todo el palabrerío esgrimido. Son aprendizajes claves para resistir, para poder re-existir. Muchos de esos luchadores nos enseñan a ser como el agua: transparentes y en movimiento. A no someternos, a no resignarnos, a no naturalizar, a ser libres, a buscar nuestro cauce.

-¿Una consulta popular por el agua sería un modo de construir conciencia?

-Desde el espacio”Gane Quien Gane”, un grupo de amigos de distinta procedencia pero con largo historial en el campo de las luchas populares (compañeros del SERPAJ, Diálogo 2000, CTA, ONGs ambientalistas, científicos) nos hemos fijado como objetivo central dar visibilidad a la problemática socioambiental que nos atraviesa, con total autonomía de cualquier color político. Para articular las luchas, informar y comprometer a la sociedad en busca de soluciones concretas: políticas, sociales, económicas, culturales, para salir de la contaminación, el saqueo y la destrucción de los ecosistemas en que estamos inmersos.

En el grupo, decidimos dedicar este año 2021 a la “Campaña plurinacional en defensa del agua para la vida”. El agua nos atraviesa y atraviesa también a la mayor parte de las problemáticas que señalamos.

Estamos trabajando, valiéndonos de las herramientas que nos permite la pandemia, para visibilizar los conflictos del agua: conferencias, charlas sobre Represas, Hidrovía, Megagranjas, Megaminería, Litio, Agroindustria, agrotóxicos y transgénicos, Mar, pesca y soberanía, Hidrocarburos, Fracking.

Vamos realizar una consulta popular que ayude a socializar la problemática, sus causas y soluciones a tomar conciencia del riesgo, desplazando la indiferencia o la naturalización del desastre.

Esperamos realizarla antes de las elecciones de medio término e involucrar a la mayor parte de la población.

Por Vivian Palmbaum / Foto por El Regional de Villa María

La Campaña Plurinacional viene realizando semanalmente conversatorios, donde también se hicieron parte académicos y representantes de la ciencia digna, docentes, pueblos originarios y habitantes de distintas latitudes de nuestro país.

Entrevistamos a la educadora Marta Maffei, una de las referentas de la Campaña. Ella es una histórica militante y dirigente docente, reconocida por haber enfrentado las políticas neoliberales del consenso de Washington y haber formado parte de la Carpa Blanca, que le pusieron el cuerpo para resistir las políticas del FMI de destrucción de nuestro sistema educativo. Fue diputada nacional entre los años 2003 y 2007,  autora de la ley de glaciares entre otros tantos proyectos que marcaron la agenda medioambiental del país.

-¿Porque es tan importante luchar en defensa del agua?

-La vida terrestre está adaptada al agua dulce que no llega a ser el 3% de toda el agua planetaria, algo más del 97% es agua salada. En ese medio se desarrolla la vida oceánica o marina (paltas, animales, organismos, adaptados al agua salobre). Esa vida marina ha sido el origen de la mayoría de las formas de vida que luego evolucionaron como organismos terrestres o anfibios y es nuestra gran fuente de oxígeno.

Pero los humanos y millones de especies terrestres, vivimos en total dependencia del agua dulce. Todos nuestros cuerpos son, entre un 60 y un 90 por ciento, agua. Es por tanto un bien escaso, indispensable para toda vida y todas las vidas. Es la clave de nuestra subsistencia y la de todos los ecosistemas terrestres. Sin agua no hay vida. Y acceder al agua está indisolublemente ligado a la capacidad humana de cuidar y proteger el agua para todos.

Un tercio de la población mundial, más de dos mil millones de personas, padecen insuficiencia o mala calidad de agua. El agua está en directa conexión con la salud y la pandemia ya se encargó de hacernos comprender ese vínculo.

Por eso defender el agua es defender la vida y la salud. Hemos peleado años para que el acceso al agua potable sea considerado un derecho humano esencial.

-¿Qué podemos vislumbrar detrás de la apropiación de este recurso indispensable para la vida?

-La destrucción de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, el calentamiento global, la contaminación, se aceleran con emprendimientos sostenidos en el uso intensivo del agua como el fracking, la megaminería, la agroindustria, las repesas. Todos en franco litigio con la necesidad de asegurar el acceso universal y uso sostenible del agua para el funcionamiento de los ecosistemas y la vida de todos los seres que los habitamos.

La manipulación de la tierra por parte de los grupos económicos pone en jaque la provisión de agua segura para los pueblos, para el saneamiento ambiental y para la vida de los ecosistemas.

Si seguimos con este modo antropocéntrico de habitar el planeta solo podemos esperar dolor.

-¿Por qué en la región Nuestra Americana es tan importante la lucha por el agua? 

-Nuestra América está fuertemente golpeada por el extractivismo, el saqueo, la destrucción de ecosistemas y el endeudamiento externo que es también una presión constante para liberar los territorios a favor de las demandas corporativas. Sobran ejemplos desde la tala indiscriminada de bosques y selvas, los incendios, la pérdida de humedales, la explotación comercial de los cursos de agua, tierras arrasadas, suelos desertificados, sequías e inundaciones imparables.

Nuestros pueblos lo saben y resisten. Disputan el agua, su agua para vivir. Saben que, cuando pelean un bien indispensable y escaso como este, la disyuntiva es cada vez más rigurosa: agua para la vida o agua para los negocios.

Las estrategias, los tiempos de las luchas tienen las urgencias que ni la política ni la academia parecen tener. Nuestra gente disputa espacios vitales contra enemigos poderosos. Enfrenta el despojo avasallante de sus bienes y sus territorios. Tienen tiempos cortos para ponerle freno a la ambición y pocos aliados fuera de sus propios vecinos.

Tienen heridas, las normas que le otorgan la palabra son perversamente conculcadas, por eso las resistencias sociales más o menos organizadas, se acompañan de la porfiada observación de la realidad, de miradas comprometidas, de experiencias negativas y solidaridades entre excluidos. Son su defensa visceral ante la mentira y el atropello. Sus sentires son muchas veces la única herramienta que el poder no puede arrebatarles. Y dan pelea por su agua, por sus territorios, por su derecho a vivir sus vidas.

Más de la mitad de los crímenes de luchadores ambientales en el mundo, ocurren en Nuestra América. Hasta el 2018, de los 164 asesinatos mundiales, 83 ocurrieron en nuestros territorios. Pero todos estos años no han sido solo resistencias, han construido conocimientos enriquecedores, densos, surgidos a la propia comunidad. Conocimientos que históricamente han sido negados, invisibilizados o subvalorados por el “conocimiento oficial” lineal con los intereses corporativos, la tecnocracia estatal, la ciencia y la tecnología puestos al servicio de la dominación.

-¿El campo de las luchas ambientales está muy fragmentado? ¿Cuál es la salida?

-La fragmentación es parte de la multiplicidad de frentes abiertos por la ambición y la voracidad del capital. Pero las luchas armonizan y van directo a la construcción de nuevas miradas, nuevos actores, nuevas articulaciones. Los caminos populares son diversos pero confluyentes, son los alertas hacia un imprescindible cambio de paradigma forjado por las gentes que terminan viendo lo mismo, sufriendo lo mismo y resistiendo lo mismo de mil maneras distintas, para recuperar la armonía, la justicia social y ambiental en sus relaciones con la naturaleza, el buen vivir, la economía, la política y la cultura.

Nuevas lecciones contra las privatizaciones, la mercantilización y el despojo de las aguas y los bienes de los pueblos.

Nuestros pueblos saben que no es tiempo de ser auto-complacientes y en las luchas han aprendido mucho de las formas de cooptación, de las mentiras del trabajo, el crecimiento, el desarrollo y todo el palabrerío esgrimido. Son aprendizajes claves para resistir, para poder re-existir. Muchos de esos luchadores nos enseñan a ser como el agua: transparentes y en movimiento. A no someternos, a no resignarnos, a no naturalizar, a ser libres, a buscar nuestro cauce.

-¿Una consulta popular por el agua sería un modo de construir conciencia?

-Desde el espacio”Gane Quien Gane”, un grupo de amigos de distinta procedencia pero con largo historial en el campo de las luchas populares (compañeros del SERPAJ, Diálogo 2000, CTA, ONGs ambientalistas, científicos) nos hemos fijado como objetivo central dar visibilidad a la problemática socioambiental que nos atraviesa, con total autonomía de cualquier color político. Para articular las luchas, informar y comprometer a la sociedad en busca de soluciones concretas: políticas, sociales, económicas, culturales, para salir de la contaminación, el saqueo y la destrucción de los ecosistemas en que estamos inmersos.

En el grupo, decidimos dedicar este año 2021 a la “Campaña plurinacional en defensa del agua para la vida”. El agua nos atraviesa y atraviesa también a la mayor parte de las problemáticas que señalamos.

Estamos trabajando, valiéndonos de las herramientas que nos permite la pandemia, para visibilizar los conflictos del agua: conferencias, charlas sobre Represas, Hidrovía, Megagranjas, Megaminería, Litio, Agroindustria, agrotóxicos y transgénicos, Mar, pesca y soberanía, Hidrocarburos, Fracking.

Vamos realizar una consulta popular que ayude a socializar la problemática, sus causas y soluciones a tomar conciencia del riesgo, desplazando la indiferencia o la naturalización del desastre.

Esperamos realizarla antes de las elecciones de medio término e involucrar a la mayor parte de la población.

Por Vivian Palmbaum / Foto por El Regional de Villa María

La Campaña Plurinacional viene realizando semanalmente conversatorios, donde también se hicieron parte académicos y representantes de la ciencia digna, docentes, pueblos originarios y habitantes de distintas latitudes de nuestro país.

Entrevistamos a la educadora Marta Maffei, una de las referentas de la Campaña. Ella es una histórica militante y dirigente docente, reconocida por haber enfrentado las políticas neoliberales del consenso de Washington y haber formado parte de la Carpa Blanca, que le pusieron el cuerpo para resistir las políticas del FMI de destrucción de nuestro sistema educativo. Fue diputada nacional entre los años 2003 y 2007,  autora de la ley de glaciares entre otros tantos proyectos que marcaron la agenda medioambiental del país.

-¿Porque es tan importante luchar en defensa del agua?

-La vida terrestre está adaptada al agua dulce que no llega a ser el 3% de toda el agua planetaria, algo más del 97% es agua salada. En ese medio se desarrolla la vida oceánica o marina (paltas, animales, organismos, adaptados al agua salobre). Esa vida marina ha sido el origen de la mayoría de las formas de vida que luego evolucionaron como organismos terrestres o anfibios y es nuestra gran fuente de oxígeno.

Pero los humanos y millones de especies terrestres, vivimos en total dependencia del agua dulce. Todos nuestros cuerpos son, entre un 60 y un 90 por ciento, agua. Es por tanto un bien escaso, indispensable para toda vida y todas las vidas. Es la clave de nuestra subsistencia y la de todos los ecosistemas terrestres. Sin agua no hay vida. Y acceder al agua está indisolublemente ligado a la capacidad humana de cuidar y proteger el agua para todos.

Un tercio de la población mundial, más de dos mil millones de personas, padecen insuficiencia o mala calidad de agua. El agua está en directa conexión con la salud y la pandemia ya se encargó de hacernos comprender ese vínculo.

Por eso defender el agua es defender la vida y la salud. Hemos peleado años para que el acceso al agua potable sea considerado un derecho humano esencial.

-¿Qué podemos vislumbrar detrás de la apropiación de este recurso indispensable para la vida?

-La destrucción de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, el calentamiento global, la contaminación, se aceleran con emprendimientos sostenidos en el uso intensivo del agua como el fracking, la megaminería, la agroindustria, las repesas. Todos en franco litigio con la necesidad de asegurar el acceso universal y uso sostenible del agua para el funcionamiento de los ecosistemas y la vida de todos los seres que los habitamos.

La manipulación de la tierra por parte de los grupos económicos pone en jaque la provisión de agua segura para los pueblos, para el saneamiento ambiental y para la vida de los ecosistemas.

Si seguimos con este modo antropocéntrico de habitar el planeta solo podemos esperar dolor.

-¿Por qué en la región Nuestra Americana es tan importante la lucha por el agua? 

-Nuestra América está fuertemente golpeada por el extractivismo, el saqueo, la destrucción de ecosistemas y el endeudamiento externo que es también una presión constante para liberar los territorios a favor de las demandas corporativas. Sobran ejemplos desde la tala indiscriminada de bosques y selvas, los incendios, la pérdida de humedales, la explotación comercial de los cursos de agua, tierras arrasadas, suelos desertificados, sequías e inundaciones imparables.

Nuestros pueblos lo saben y resisten. Disputan el agua, su agua para vivir. Saben que, cuando pelean un bien indispensable y escaso como este, la disyuntiva es cada vez más rigurosa: agua para la vida o agua para los negocios.

Las estrategias, los tiempos de las luchas tienen las urgencias que ni la política ni la academia parecen tener. Nuestra gente disputa espacios vitales contra enemigos poderosos. Enfrenta el despojo avasallante de sus bienes y sus territorios. Tienen tiempos cortos para ponerle freno a la ambición y pocos aliados fuera de sus propios vecinos.

Tienen heridas, las normas que le otorgan la palabra son perversamente conculcadas, por eso las resistencias sociales más o menos organizadas, se acompañan de la porfiada observación de la realidad, de miradas comprometidas, de experiencias negativas y solidaridades entre excluidos. Son su defensa visceral ante la mentira y el atropello. Sus sentires son muchas veces la única herramienta que el poder no puede arrebatarles. Y dan pelea por su agua, por sus territorios, por su derecho a vivir sus vidas.

Más de la mitad de los crímenes de luchadores ambientales en el mundo, ocurren en Nuestra América. Hasta el 2018, de los 164 asesinatos mundiales, 83 ocurrieron en nuestros territorios. Pero todos estos años no han sido solo resistencias, han construido conocimientos enriquecedores, densos, surgidos a la propia comunidad. Conocimientos que históricamente han sido negados, invisibilizados o subvalorados por el “conocimiento oficial” lineal con los intereses corporativos, la tecnocracia estatal, la ciencia y la tecnología puestos al servicio de la dominación.

-¿El campo de las luchas ambientales está muy fragmentado? ¿Cuál es la salida?

-La fragmentación es parte de la multiplicidad de frentes abiertos por la ambición y la voracidad del capital. Pero las luchas armonizan y van directo a la construcción de nuevas miradas, nuevos actores, nuevas articulaciones. Los caminos populares son diversos pero confluyentes, son los alertas hacia un imprescindible cambio de paradigma forjado por las gentes que terminan viendo lo mismo, sufriendo lo mismo y resistiendo lo mismo de mil maneras distintas, para recuperar la armonía, la justicia social y ambiental en sus relaciones con la naturaleza, el buen vivir, la economía, la política y la cultura.

Nuevas lecciones contra las privatizaciones, la mercantilización y el despojo de las aguas y los bienes de los pueblos.

Nuestros pueblos saben que no es tiempo de ser auto-complacientes y en las luchas han aprendido mucho de las formas de cooptación, de las mentiras del trabajo, el crecimiento, el desarrollo y todo el palabrerío esgrimido. Son aprendizajes claves para resistir, para poder re-existir. Muchos de esos luchadores nos enseñan a ser como el agua: transparentes y en movimiento. A no someternos, a no resignarnos, a no naturalizar, a ser libres, a buscar nuestro cauce.

-¿Una consulta popular por el agua sería un modo de construir conciencia?

-Desde el espacio”Gane Quien Gane”, un grupo de amigos de distinta procedencia pero con largo historial en el campo de las luchas populares (compañeros del SERPAJ, Diálogo 2000, CTA, ONGs ambientalistas, científicos) nos hemos fijado como objetivo central dar visibilidad a la problemática socioambiental que nos atraviesa, con total autonomía de cualquier color político. Para articular las luchas, informar y comprometer a la sociedad en busca de soluciones concretas: políticas, sociales, económicas, culturales, para salir de la contaminación, el saqueo y la destrucción de los ecosistemas en que estamos inmersos.

En el grupo, decidimos dedicar este año 2021 a la “Campaña plurinacional en defensa del agua para la vida”. El agua nos atraviesa y atraviesa también a la mayor parte de las problemáticas que señalamos.

Estamos trabajando, valiéndonos de las herramientas que nos permite la pandemia, para visibilizar los conflictos del agua: conferencias, charlas sobre Represas, Hidrovía, Megagranjas, Megaminería, Litio, Agroindustria, agrotóxicos y transgénicos, Mar, pesca y soberanía, Hidrocarburos, Fracking.

Vamos realizar una consulta popular que ayude a socializar la problemática, sus causas y soluciones a tomar conciencia del riesgo, desplazando la indiferencia o la naturalización del desastre.

Esperamos realizarla antes de las elecciones de medio término e involucrar a la mayor parte de la población.

Fuente: Marcha -Foto por El Regional de Villa María

Envio:RL

No hay comentarios: