23 de enero de 2022

EL SALVADOR.

 

Busca nuevos aliados, mientras 

Estados Unidos se acerca a Honduras



Por Carmen Rodríguez, Resumen Latinoamericano, 21 de enero de 2022. 

Un alto funcionario de la Administración Biden dijo que existen pláticas con sector privado, comunidad internacional y organizaciones civiles en el Triángulo Norte para abordar el problema de la corrupción.

Mientras el presidente salvadoreño Nayib Bukele busca estrechar lazos con otros países, Estados Unidos está trabajando en acercarse y en reforzar lazos y cooperación con el nuevo gobierno de Honduras.

La vicepresidenta Kamala Harris encabeza la delegación que representa a la Administración del presidente Biden durante la toma de posesión de Xiomara Castro, como la próxima presidenta de los hondureños.

El miércoles, un asesor privado de la Casa Blanca dijo en Washington DC, Estados Unidos, que la vicepresidenta, además, ha mantenido comunicación constante con Xiomara Castro para marcar el rumbo de la relación que tendrá Estados Unidos con el próximo gobierno de Honduras.

«La vicepresidenta Harris va a liderar la delegación que representará al presidente Biden durante el día de la toma de posesión de Xiomara Castro, la próxima semana. Ella tiene un compromiso muy constructivo con Castro y estamos respondiendo a las necesidades que tienen el gobierno hondureño», dijo el asesor de la Casa Blanca.

Estados Unidos sin embargo sigue pendiente del resto de la región, y de El Salvador específicamente, eso, pese a que el presidente Bukele ha marcado el distanciamiento con la Administración de Joe Biden.

De hecho, en este momento, Bukele se encuentra buscando nuevos lazos de cooperación en Turquía y en Rusia. Estados Unidos, por su parte, mantiene su interés e intención de trabajar de cerca con organizaciones civiles salvadoreñas, pero marcando una disidencia notable con el gobierno salvadoreño.

«Reconocemos que el presidente Bukele es muy popular y también hemos sido claros en decir que la popularidad no te da un cheque en blanco para socavar la democracia y la institucionalidad del país o de El Salvador. Hemos visto ataques en las redes sociales hacia nuestra embajadora y claro que cosas como estas son preocupantes. No es cómo un gobierno se lleva bien con otro», dijo.

Sobre el acercamiento de China con El Salvador y con otros países de la región centroamericana, el funcionario dijo que Estados Unidos no va a entrar en la dinámica de pedir a otros países de «escoger», entre China y Estados Unidos, pues la Administración Biden está clara en que «hay líderes que no están interesados en la prosperidad y el futuro de sus ciudadanos».

El funcionario se refirió a la próxima convención de países por la democracia, que es el seguimiento a la convención que se desarrolló en diciembre de 2021, en la que fueron nombrados bajo la lista Magnitsky, de funcionarios corruptos y que atentan en contra de los derechos humanos, a Carolina Recinos, comisionada presidencial para operaciones y gabinete de gobierno; al director de Centros Penales y a su madre, Osiris Luna y Alma Yanira Meza; y al director de Tejido Social, Carlos Marroquín.

El gobierno salvadoreño no fue incluido en la lista de invitados a la convención pasada, pero según dijo el asesor de la Casa Blanca, por ahora no se ha hablado en la Administración Biden de excluir a alguno de los países, como El Salvador, que han marcado su distancia con Estados Unidos (ver nota aparte).

Comunicación con Honduras

El funcionario estadounidense señaló que entre los puntos que ha tratado la vicepresidenta Harris con la próxima presidenta hondureña está la creación de una nueva entidad anticorrupción. Esto a partir de que el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, no renovara el contrato de la Misión de Apoyo y lucha Contra la Corrupción y la Impunidad, conocida como la Macci.

Según el funcionario, Harris también ha sostenido, recientemente, varios encuentros con el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, en los que el mandatario guatemalteco ha expresa su interés en construir «el muro de la prosperidad» con la Administración Biden, que contempla componentes de combate al narcotráfico.

«La vicepresidenta también ha estado personalmente en comunicación con el presidente Giammattei y él también ha tenido serios acercamientos con su secretaria de seguridad Nancy McEldowney.

Las conversaciones empezaron en un tono muy positivo y estamos de acuerdo en muchas cosas, el presidente propuso algo a lo que él le llama el muro de la prosperidad», dijo el funcionario.

Además, el asesor dijo que existen pláticas sobre acuerdos con el sector privado, con organizaciones civiles y con miembros de la comunidad internacional en los países del Triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador) para continuar abordando el problema de la corrupción institucional en los tres países.

En El Salvador, muchos de los fondos destinados a desarrollo social han sido puestos en manos de la Sociedad Civil y no del gobierno Central.

La toma de posesión de la recién electa presidenta de Honduras, Xiomara Castro, se llevará a cabo el próximo 27 de enero. La llegada de la delegación estadounidense, encabezada por la vicepresidente Harris, pone fin a años de congelamiento en la relación entre ambos países.

Los últimos 12 años de gobierno conservador en Honduras estuvieron marcados por escándalos de corrupción y narcotráfico que involucraron al saliente presidente Juan Orlando Hernández y a algunos de sus allegados.

El propio Hernández fue señalado por fiscales de Estados Unidos como co-conspirador durante un juicio por narcotráfico a su hermano Tony, condenado a cadena perpetua en marzo en Nueva York.

Fuente: Prensa gráfica



Juliana Ama, la mujer indígena que 

preserva la memoria de todo un pueblo

Por Paula Rosales, Resumen Latinoamericano, 21 de enero de 2022. 

Se cumplen 90 años de la masacre durante el levantamiento indígena en contra de la dictadura militar en El Salvador. Juliana Ama, nieta de uno de los líderes de la rebelión, rememora aquella historia.

Lidia Juliana Ama es una incansable mujer indígena del pueblo nahuat de El Salvador. A sus 73 años continúa impulsando el idioma, la cultura y la memoria de una de las mayores masacres en contra de poblaciones originarias por parte del Estado.

Los hechos ocurridos en enero de 1932 en el occidente del país se catalogaron como un etnocidio. Según estiman varios historiadores, acabó con la vida de unos 25 mil indígenas en la región occidental del país. No existe hasta ahora una cifra oficial.

El principal punto de la represión tuvo lugar en el municipio de Izalco, unos 56 kilómetros al oeste de la capital San Salvador.

Entre el 22 y 26 de enero, miles de hombres indígenas fueron sometidos, sacados de sus casas y asesinados por la Guardia Nacional, quienes siguiendo las órdenes del presidente General Maximiliano Hernández Martínez (1931 – 1944), debían sofocar el “levantamiento de comunistas” en el empobrecido país centroamericano.

Fraude y despojo

El levantamiento insurreccional de indígenas fue motivado por el despojo continuo de las tierras ejidales, de uso común de los pueblos; la reducción a menos de la mitad del pago por labores agrícolas y el fraude electoral de la alcaldía del municipio.

Feliciano Ama, tío abuelo de Juliana, fue el principal señalado de instigar el movimiento en la zona. Reclamaban al gobierno la victoria del candidato a alcalde de Izalco Eusebio Gómez sobre el candidato Miguel Cal.

“Como siempre, ha habido fraude. Le dieron el gane a este señor (Miguel Cal) y eso les dio más cólera a los indígenas. El 22 de enero se reunieron todos los abuelos bajo una ceiba en el parque. A las seis de la tarde comenzaron a circular en el pueblo reclamando por el fraude y por la devolución de las tierras comunales”, dijo Juliana Ama a Presentes.

“Los abuelos fueron comunales, no comunistas, para denigrarlos el gobierno dijo que eran comunistas. En algún momento culparon al tata Feliciano por su osadía de revelarse en contra de los terratenientes del pueblo”, señaló.

El pequeño municipio de Izalco de 175 kilómetros cuadrados históricamente se dividió entre los de arriba y los de abajo. Los primeros son, en su mayoría ladinos o mestizos pudientes y los de abajo por indígenas empobrecidos por el despojo.

“Mientras la gente de dinero celebraba la victoria de Miguel Cal, los abuelos llegaron a reclamar armados de palos y machetes. Fueron recibidos con bala. Durante ese enfrentamiento asesinaron a Cal. El 24 de enero el presidente Maximiliano Hernández Martínez les ordenó a todas las tropas de El Salvador, concentrarse en Izalco para matar a medio mundo, sin preguntarles nada”, recordó Juliana.

Juliana es sobrina nieta de Feliciano Ama, el líder del levantamiento.
Foto: Paula Rosales.

Un castigo expansivo

La violencia estatal también se vivió en los municipios de Nahuizalco y Juayua ubicados en el departamento de Sonsonate, así como algunos lugares de la capital San Salvador.

El 28 de enero capturaron a Feliciano Ama, y luego fue ahorcado en la plaza central de Izalco como escarmiento para los rebeldes.

La palabra comunismo se convirtió en la tortura para los indígenas. Representaba dolor y muerte para ellos.

“Hubo mucho terror, miedo, incertidumbre al tener esos actos de persecución por parte de la policía cívica Utilizaron una carreta para que anduviera por todo el pueblo recogiendo los cuerpos y los traían al Llanito. En esa época prohibieron la carne de cerdo porque los animales se comieron a muchas de las víctimas abandonadas en el predio”, expresó Juliana.

La devastación

El Llanito es un predio donde estuvo la iglesia la Asunción destruida en un terremoto de 1773. En esas ruinas se cavaron zanjas para enterrar los cuerpos de la masacre.

“Fueron miles de abuelos los que murieron, la población quedó escasa de hombres. Mi papá contaba que a los niños de diez años les ponían vestidos y les amarraban la cabeza con un pañuelo para que parecieran niñas y la tropa no los matara”, dijo Juliana.

De acuerdo al libro El Salvador1932 de Thomas R. Anderson, en 1932 la población indígena en el departamento de Sonsonate era del 34.6 por ciento. En contraste con el 0.44 por ciento del último censo de población, realizado por la Dirección General de Estadísticas y Censos en 2007.

“Hablar de 1932 es doloroso y bastante conmovedor. En el Llanito encontrábamos dientes, fragmentos de las mandíbulas, eran parte de los abuelos asesinados”, recordó Juliana.

La pérdida de la identidad indígena

“Por favor silencio porque está pisando suelo sagrado, los de ayer amordazaron mi voz, mi idioma nativo, mi ropaje, me quemaron mi cotón, eliminaron mi apellido y hasta el danzarle a los cuatro vientos”, reza el monumento en el Llanito, donde yacen miles de indígenas asesinados por el Estado.

Después de los sangrientos hechos, las mujeres indígenas fueron obligadas por las fuerzas de represión del Estado a dejar de utilizar sus ropas tradicionales y no hablar su idioma. Tuvieron que sobrevivir bajo el estigma de ser rebeldes comunistas.

“Yo fui testigo de toda la discriminación que sufrió mi mamá. A todas las indígenas que se vestían con refajo les decían ‘Marías’. Cuando mi mamá iba a vender al mercado los ladinos la trataban con desprecio, por eso yo decidí luchar por la memoria”, expresó Juliana.

Reconoce que a sus hermanos no les gusta hablar del pasado, ya que el desprecio hacia los indígenas permeó en mucha gente que dejó de reconocerse como originario.

Los pueblos indígenas no se reconocieron constitucionalmente hasta 2014, durante una polémica votación en el Congreso, que tuvo que realizar una ardua negociación de los votos para lograr su ratificación. Desde ese año aún no hay avances tangibles en sus derechos.

Juliana recibió amenazas en 2001 cuando comenzó a organizar la conmemoración de la masacre.

Náhuat: el idioma que no murió con la masacre

De profesión, docente, Juliana se formó en la primaria en una escuela indígena de Izalco. Tiene una maestría en interculturalidad y ha presentado en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el primer plan en el mundo para promover políticas de pueblos indígenas.

Los primeros años de enseñanza tuvo que sustituir a maestros que fueron asesinados durante el conflicto armado (1980 – 1992) en una escuela del municipio de Chiltiupán, departamento de La Libertad, 41 kilómetros al suroeste de San Salvador.

“Cuando llegamos a la escuela las paredes estaban llenas de sangre, donde los maestros habían muerto”, señaló Juliana.

Promovió la enseñanza intercultural en el sistema de enseñanza público. Se jubiló hace diez años y desde entonces dedica su tiempo a transmitir el idioma náhuat a niñas y niños entre tres y cinco años en el occidente del país.

Comenzó una escuela de “Náhuat sin paredes” en el Llanito, pegaba los carteles de enseñanza en los troncos de los en los árboles de amate del lugar, su iniciativa llamó la atención de la academia y juntos fundaron las “Cunas Náhuat” o “Xutxikisa Nawat”, que en castellano significa “florece el náhuat”.

Una escuela que hizo escuela

Desde que inició se han creado tres cunas en los municipios de Santo Domingo de Guzmán, Santa Catarina Masahuat y Nahuizalco.

Es la primera escuela de este tipo en Mesoamérica. Juliana junto a 8 mujeres pipiles nahuaparlantes o nantzin imparten las clases diariamente. Hasta la fecha más unos 300 niños y niñas de las comunidades se han beneficiado con el programa.

“El idioma es un legado que tenemos que dejar a las nuevas generaciones y un testimonio del presente. Toda la historia es una memoria que no debemos de olvidar, me voy a morir y me voy a ir satisfecha”, dijo Juliana.

El idioma náhuat se encuentra en un estado de amenaza crítica ya que el número de hablantes es muy pequeño y de edad avanzada. De acuerdo al atlas de lenguas indígenas de la UNESCO, se estima que hay unas 200 personas nahuablantes, es la última generación de hablantes en el país.

“Todavía no me siento rendida ni vencida. No creo que me dé por vencida hasta no ver una generación en que el idioma se hable fluidamente en niños y jóvenes porque son el futuro de nuestro país”, acotó Juliana.

Fuente: Agencia Presentes



Alistan beatificación de catequistas

asesinados

Resumen Latinoamericano, 21 de enero de 2022. 

La Conferencia Episcopal de El Salvador realizará este sábado la ceremonia de Beatificación del padre Rutilio Grande, será un homenaje a los catequistas salvadoreños asesinados en 1977 por los escuadrones de la muerte.

Así lo consideró el salvadoreño Alexander Torres a medios internacionales, alguien que es seguidor del trabajo del cura y residente en el Paisnal, lugar de nacimiento de Rutilio en 1928, para quien la santificación será un reconocimiento a los cientos de predicadores que fueron desaparecidos y masacrados.

“La ceremonia de beatificación permite no solo reconocer el legado pastoral del padre Grande con los pobres, sino también de los catequistas —hombres y mujeres celebradores de la palabra— que fueron asesinados durante el conflicto armado”, subrayó.

Torres precisó que miembros de la Fundación Rutilio Grande, entre 1977 y 1980 fueron “asesinados y desaparecidos al menos 300 personas” de las regiones de El Paisnal, Aguilares, Guazan y otras comunidades en las que laboró el cura.

“Gentes de las comunidades de El Paisnal, de Aguilares, de Guazapa y de todo el país que acompañaron esa obra pastoral del padre Grande (y) que conocieron de cerca el sentir del pueblo fueron masacrados, perseguidos durante el conflicto armado y asesinados”, indicó.

Durante la guerra en El Salvador (1980-1992), cientos de religiosos, entre curas, monjes y catequistas, fueron asesinados. “Hasta hoy las familias de las víctimas siguen pidiendo Justicia”, dijo.

El escuadrón de la muerte era operado por aliados a los militares y aupados por los poderosos empresarios, terratenientes y líderes políticos de la época, según precisa el informe de la comisión de la Verdad.

Junto a Rutilio, los religiosos Nelson Lemus y Manuel Solórzano resultaron muertos junto a Grande y sus altares serán elevados en honor a su vida. Nelson y Manuel con 17 y 22 años respectivamente, acompañaban al padre Grande en el auto que fue ametrallado el 12 de marzo de 1977. Ahora los tres son mártires para la iglesia católica.

En el marco de la ceremonia, la Asamblea Legislativa aprobó con 80 votos a favor “capital de la República de El Salvador por un Día” a la ciudad de Aguilares, en el departamento de San Salvador el 23 de enero.

Fuente: TeleSUR

Envio:RL



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