20 de junio de 2022

Harán un nuevo espacio de memoria donde hubo un centro clandestino de detención.

 

Harán un nuevo espacio de memoria donde hubo un centro clandestino de detención


Armina-Martel

En el barrio san telmo, cerca de la avenida San Juan y el Paseo Colón, avanzan en paralelo dos obras. Por un lado, el Metrobús del Bajo. Y por otro lado, el proyecto de construcción de un Centro de Interpretación guardar el recuerdo de todo lo que paso en “Club Atlético”uno de los centros clandestinos de tortura y desaparición que operaron en el territorio bonaerense durante la última dictadura militar.

El Centro de Interpretación -cuya obra de ingeniería civil ya ha sido objeto de una licitación del Ayuntamiento- se ubicará en el cruce de avenidas Paseo Colón y San Juan, donde hoy se ubican canchas de fútbol e instalaciones para organizaciones sociales. Se trata de una franja de terreno rectangular que discurre paralela a la rampa de uno de los accesos al Carretera 25 de Mayo.

Justo debajo de esta carretera se realizan excavaciones arqueológicas para esclarecer uno de los episodios más oscuros de la historia argentina: allí funcionó durante la mayor parte de 1977 un centro clandestino de torturas y desapariciones, conocido como “Club Atlético”. secuestrados y torturados, entre 1.200 y 1.500 personas. La mayoría de ellos siguen desaparecidos.

El centro de detención se instaló en el sótano de un edificio de tres plantasque fue sede del Servicio de Abastecimiento y Talleres de la Policía Federal.

Bajo la carretera 25 de Mayo, en Paseo Colón y San Juan, hará un espacio de memoria. Allí funcionaba el centro clandestino de detención conocido como Club Atlético. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

En 1978 se inició el plan de construcción de la autopista urbana, diseñado por el entonces alcalde municipal de facto, Osvaldo Cacciatore. De las 9 carreteras que se iban a construir, se hicieron dos, una de ellas la 25 de Mayo (la otra, la Perito Moreno). Por esta razón, el edificio de la policía federal fue demolido y el centro de detención fue abandonado. Luego se tapó con tierra y se “apoyó” el camino sobre el terraplén.

Aunque desde 2002 se ha trabajado en arqueología urbana En este sitio, entre enero y abril de este año, AUSA (empresa del gobierno porteño encargada de la operación, obras y mantenimiento de las carreteras) colocó seis pilotes gigantes que sostienen este tramo de 25 de Mayo y eliminó el talud. Al estar despejado el terreno, es más fácil visualizar el lugar y tener una dimensión del espacio ocupado por el edificio de la Policía Federal y el centro de detención.

“La observación del sitio ha mejorado mucho. Se llenaron 1.500 camiones de tierra para liberar esta zona. Y de inmediato nos encontramos con Pisos en planta baja en buen estado. En las próximas semanas comenzarán los trabajos para construir una cubierta permanente (se fabricará en los astilleros de Tandanor) que protegerá toda la zona, toda la planta baja de lo que fue el edificio. Mucha agua se filtra por la carretera y termina dañando el sitio y las excavaciones, por eso necesitamos la Nueva portada”explicó Laura Duguine, coordinadora del área de arqueología y conservación de este espacio de memoria (que depende de la secretaría de derechos humanos, ministerio de justicia y derechos humanos de la nación).


Bajo la carretera 25 de Mayo, en Paseo Colón y San Juan, hará un espacio de memoria. Allí funcionaba el centro clandestino de detención conocido como Club Atlético. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

En las excavaciones se han encontrado objetos que sirven para tomar la dimensión de lo ocurrido en este lugar. “Es un lugar muy diferente a otros espacios de memoria recuperados a los que normalmente puedes ir. Aquí nos recuperamos Un momento congelado en el tiempo. Fue dado de baja el 28 de diciembre de 1977, fue demolido, fue tapado con tierra y durante 20 años nadie más tuvo acceso a este sótano”, explicó Duguine.

Se han encontrado miles de objetos. Están expuestos a pocos metros y se pueden ver como parte de las visitas guiadas (en el futuro estarán en el Centro de Interpretación). Y uno de esos objetos era una pelota de ping-pong: “Muchos de los testimonios de sobrevivientes coincidieron en mencionar que se escuchaba a los represores jugando al ping-pong. Algunos detenidos incluso vieron una mesa, hecho que se revela en la investigación de CONADEP”, dijo Soledad Astudillo, del área de transmisión espacial y contenidos.

Pero la bolita hizo mucho más que arrojar luz sobre la historia de este sitio. En la historia de Carlos, uno de los recluidos allí, tuvo un efecto reparador. “Verla sirvió para silenciar ese sonido en su cabeza que se repetía una y otra vez, todas las noches. No sabía que los represores en realidad estaban jugando al ping pong. Carlos pensó que era una grabación que pusieron para molestarlos. Dijo, en una de las etapas del juicio oral, que ver la pelota le permitió “apagar” ese sonido en su cabeza y que pudo dormir con la luz apagada. En algún momento, no tienes idea de la dimensión que puede tener ese objeto mínimo que logras revelar en una excavación”, dijo Duguine.

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“Esperamos que el Centro de Interpretación llegar al barrio. Hoy solo hacemos visitas guiadas. En un futuro cercano, esperamos que este sitio esté abierto, con pasarelas para navegarlo. Queremos que la gente pase, escanee el código QR y que las visitas sean gratuitas, estés unos minutos o unas horas. Muestre a la gente cómo trabajan los arqueólogos e investigadores. es un lugar enorme Esto requerirá muchos meses de trabajo. Calificó Astudillo.

De momento, el Espacio tiene previstas visitas hasta noviembre, principalmente de centros de primaria y secundaria, pero la idea es que el Centro de Interpretación y las excavaciones estén permanentemente abiertos. Ya sea un espacio que se suma a los recorridos habituales de las personas que transitan por el lugar; de un vecino o vecina, a un turista. El Centro de Interpretación contará con una explanada que conectará a los peatones con el parque lineal de Paseo del Bajo luego con Puerto Madero.

¿Cómo será? Tendrá 1.400 metros cuadrados, distribuidos en planta baja. La entrada será por el Paseo Colón: “El vestíbulo de entrada es un espacio de tres alturas que funcionará como hito urbano”, explicó a Bugle Hernán Franco, director de Linz, quien desarrollará la ingeniería estructural del proyecto.“Proponemos dos patios interiores que estructuran la distribución: salas de exhibición, un salón de usos múltiples, un área administrativa y otra para los laboratorios. También contará con una serie de espacios organizados en relación al sitio de excavación, permitiendo que el proceso de investigación arqueológica opere de manera autónoma. , pero al mismo tiempo puede ser parte de la experiencia pública de los visitantes”, resumió Franco.

De la ciudad Todavía no han confirmado cuándo comenzarán los trabajos. Está pendiente la reubicación de las canchas de fútbol que son utilizadas por colegios públicos y privados del barrio como campo deportivo. “El llamado a licitación que se ha lanzado es un aviso previo al llamado a licitación que se lanzará para la construcción del edificio. Por el momento no hay fecha para las obras”, precisaron desde el Ministerio de Desarrollo Urbano de Buenos Aires.

Más allá de las fechas, el compromiso es un hecho. El Ayuntamiento puede ser capaz de compensar con este Centro de Interpretación una medida muy controvertida y criticada: durante la licitación de la construcción del Paseo del Bajo, los pliegos situaban en este solar un posible taller con protecciones múltiples. Entre otras cosas, en 2005 fue declarado Sitio Histórico por la Legislatura porteña y en 2014 la Comisión de Monumentos Nacionales lo declaró “Sitio Histórico Nacional”.

La historia

El edificio original del “Athletic Club” Fue construido entre 1904 y 1906 para albergar la primera gran imprenta de Sudamérica: Talleres Heliográficos Ortega & Radaelli. Era un edificio de 3 plantas, 60 metros de ancho y más de 50 metros de profundidad. Y como ocurría con otras fábricas y establecimientos, tenía una importante fachada, de estilo “italianizado”.

“Llegó a imprimir miles de ejemplares diarios, entre ellos la famosa revista Caras y máscaras. Era un icono y el edificio se diseñó con diferentes niveles y secciones. Contaba con sectores de imprenta, almacenes y salas de máquinas. Para la época era vanguardista. Funcionó hasta la década de 1920. Luego cambió varias veces de dueño (Compañía de Fósforos, Fabril Financiera) hasta que fue adquirida por el Estado en la década de 1960”, dijo Silvina Durán, empleada del área de arqueología y conservación.

Fuente:Argentina.es

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