3 de julio de 2023

Escribiendo en el techo de mundo: El asesinato de Emilio Jáuregui .

 

Escribiendo en el techo de mundo: 

El asesinato de Emilio Jáuregui 

Resumen Latinoamericano, 30 de junio de 2023.

Trece bombas estallaban en Buenos Aires. Trece sucursales de la cadena de supermercados Minimax, simultáneamente, ardían en llamas. Una suerte de carta de bienvenida para el estadounidense Nelson Rockefeller, quien, enviado por el presidente Nixon, llegaba al país como parte de una gira por los países miembros de la OEA. Para ese entonces, Onganía abría las puertas buscando ratificar adhesión al imperialismo «occidental y cristiano» en tiempos de Guerra Fría. Varios países, como Chile, Venezuela o Perú, se negaron a recibirlo; para la Argentina, la reunión con las fuerzas militares y los empresarios más importantes del país debía ser motivo de orgullo. Mientras tanto, el pueblo que se agitaba entre el reciente Cordobazo lo esperaba con movilizaciones sociales y resistencias populares.

Las muestras de repudio se fueron dando en varias ciudades desde días antes a su llegada. En ese contexto, el 26 de junio de 1969, horas después de su arribo, los supermercados que pertenecían a capitales vinculados a la familia Rockefeller volaban por los aires. El movimiento estudiantil tomó algunas facultades y la CGT de los Argentinos publicó que la visita solo serviría «para acelerar el proceso histórico de liberación de nuestros pueblos de todo tutelaje extranjero». Así, pese las constantes amenazas de la dictadura, se preparaba un acto en Plaza Once.

El 27 de junio, el joven periodista Emilio Jáuregui se hizo presente en la plaza para participar en la manifestación. En su corta vida, ya había tenido tiempo para trabajar en medios reconocidos y adentrarse en la militancia social, vinculándose con distintas organizaciones. Como dirigente de prensa, fue abriéndose su propio camino y, para 1968, se sumaba a la CGT de los Argentinos. Aquel día todo parecía marchar bien. Sin embargo, a la hora de la desconcentración, cuando todo llegaba a su fin, la represión policial entró en escena.

Los gases lacrimógenos fueron directo a donde se encontraba la gente, que, entre corridas, volvía a reunirse en otra esquina para no dispersarse y ser presa fácil de los uniformados. Grupos de policías de civil aparecieron en autos sin patentes y repartieron palazos a quienes se cruzaban mientras se armaban barricadas improvisadas para resistir. En ese momento, dos autos de la Coordinación Federal persiguieron y acorralaron a Emilio. Ante la mirada de la gente, un oficial sacó su arma, apuntó y apretó el gatillo. Emilio era fusilado en plena calle. Pasaron los años y Jáuregui sigue siendo memoria viva, tal y como había escrito Juan Gelman para recordarlo: a pesar del «amor que no tuvo tiempo de dar iba escribiendo en el techo del mundo. «Viva la gente para siempre o sea viva viva viva»».

Fuente: Revista Livertá

Envio:RL


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