Siete días en la ciudad
Una mirada sobre lo que vendrá
A una semana de las elecciones generales en Santa Fe el estruendo de los resultados aún no se acalla, aunque algunas cosas empezaron a acomodarse a velocidad. El gobernador Omar Perotti ya dio a entender que su participación en la Legislatura provincial a partir del 10 de diciembre será de muy bajo perfil, de aportes “en silencio” a la vez que descartó aspirar a la presidencia del bloque que, seguramente, se abrirá en varias ramas. Por más fintas que le haga a la paternidad de la derrota, ésta lo alcanza en cada recodo del camino. Por su parte, Marcelo Lewandowski se recompuso con mensajes en redes desde su despacho en el Senado de la Nación, describiendo su participación en la destacada agenda que tiene por delante la Cámara que integra. Vuelta de página y a otra cosa. El candidato a gobernador del PJ sacó medio millón de votos y ya avisó esa misma noche del domingo 10 de septiembre que se sentía el representante de la oposición que se viene. Para Lewandowski casi no hay facturas pendientes, todos le reconocen la voluntad y entienden que lo hicieron entrar a la cancha en tiempo de descuento y con poco más que una palmada en su espalda.
La paradoja de Perotti es que su gestualidad política tan criticada ahora, fue la misma que lo llevó en 2019 a encolumnar a todo el peronismo detrás suyo porque por fin había encontrado un candidato ganador. Quién sabe cuánto tiempo demandará que eso suceda nuevamente. Pero el terreno de la construcción y la conducción política siempre fue sinuoso para el mandatario y eso fue lo que se evidenció en esta coyuntura electoral.
Por el contrario, el ganador holgado de los comicios Maximiliano Pullaro es un hombre de partido. Eso no impidió las alianzas que fueran necesarias pero sí se estableció claramente que es el radicalismo el que conduce a Unidos para Cambiar Santa Fe. Pullaro hizo de la construcción política su arma triunfadora de norte a sur y de oeste a este. Su campaña electoral no sólo empezó antes que cualquiera sino que aceleró con el fallecimiento de Miguel Lifschitz, a quien tironeaba constantemente para que diera el paso que lo acercara al PRO. El exgobernador tenía resto suficiente como para llevar esa definición hasta la raya. Es más, Pullaro ya había tomado la decisión de ser gobernador el día que le ofreció a Lifschitz ser su ministro de Seguridad y abandonar la comodidad de su banca de diputado provincial donde se hubiese perdido en ese inmenso mar de sargazos.
Pero no hay que dejarse confundir con las fotos que circulan en redes sociales donde se ve a un Pullaro muy joven, de largos cabellos y abrazado a Raúl Alfonsín. Este Pullaro tiene el pelo bien cortito y saluda a la policía en su día de máxima gloria: La noche del impactante triunfo electoral que obtuvo y de la mano del cual cambió el mapa de la provincia. Y el que mandó saludos fue Mauricio Macri y no Ricardo Alfonsín (h) que desde España convocó este fin de semana a dirigentes del radicalismo a un acto para expresar su apoyo a Sergio Massa de parte de ese sector de la UCR. “Porque el radicalismo nació para estar al lado de los que menos tienen”, remató el hijo del expresidente.
El sesgo del gobierno provincial que viene lo puso en claro la vicegobernadora electa Gisela Scaglia que ya anunció segmentaciones para el programa Billetera Santa Fe (“no podemos estar metiéndole plata en el bolsillo a gente que no lo necesita”, dijo) y expresó que respecto al Boleto Educativo Gratuito se “compensará la parte que le toca a los empresarios del transporte”. Es que Scaglia es la misma que siendo diputada nacional de Juntos por el Cambio presentó un pedido de informes en el Congreso preguntándole al Ejecutivo “¿cuántos extranjeros estudian en las universidades argentinas?”, con la clara intención de señalar que esos ciudadanos no deberían gozar de la gratuidad en la enseñanza de grado en nuestro país.
Lewandowski lo había advertido en el debate televisivo de los candidatos: “Te van a decir que van a segmentar la Billetera Santa Fe para ir sacándola progresivamente”, aseguró mientras proponía llevar hasta los 15 mil pesos el reintegro del beneficio. Hay que decir también que el proyecto que presentó hace poco Perotti en la Legislatura provincial, también habla de segmentación.
Arde la ciudad
Pero es en Rosario donde la elección a intendente dejó heridos y denuncias cruzadas. Tal vez por el escaso margen de votos por los que se impuso Pablo Javkin (18 mil votos) a Juan Monteverde. El referente de Ciudad Futura aliado con un sector del peronismo pasó una semana difícil elaborando la derrota y hasta adelantó que su contrincante “va a gobernar mal porque usó malas armas en la campaña. Mintió y sembró el odio en una ciudad que ya no soporta más odió”, acusó Monteverde en declaraciones a medios de Buenos Aires. Para Javkin “Monteverde es el que escondió el frente que integraba y está haciendo algo que es jodido que es sentirse moralmente superior al que te ganó”.
La disputa es por el mote de “peronista y kirchnerista” que le tiró enseguida encima el actual intendente para hacerlo pagar esa factura a Monteverde. El concejal de Ciudad Futura se equivocó tomándose muy a pecho ese encasillamiento y terminó por hacer enojar a otros sectores del peronismo que se sintieron destratados en la campaña y fuera de todos los actos y fotos de campaña.
Pero esta situación se puede cargar a la cuenta del peronismo todo. Mientras que los partidos de la oposición tragaban saliva y se amontonaban todos bajo el lema “Votá a la U”; el peronismo llegaba a los barrios con cinco o seis panfletos diferentes donde en ninguno podía verse a los candidatos juntos. Esa fue la muestra más contundente de en qué andaba el peronismo cuando llegaron las elecciones.
Monteverde selló el acuerdo que necesitaba para romper su techo de votos en la ciudad pero el cálculo estaba hecho para ganar. Después de la caída lo ideal es levantarse sin ofrecer demasiados flancos, el enojo no es conveniente políticamente y lleva a una pérdida de poder mayor. De los pasos que se den de aquí en más en esa alianza dependerá la gravitación o no que tengan en un futuro los muchos votos que sacó en la ciudad esa propuesta electoral.
Toda la carne al asador
Al ministro y candidato presidencial Sergio Massa, sólo le falta organizar un asado para millones de argentinos en su casa de Tigre. La batería de medidas que puso en marcha en pocos días es de lo más agresiva que se ha visto en muchos años. La situación lo amerita y que pueda tomarlas muestra además que también maneja la botonera política que hace rato le cedió Alberto Fernández.
La suba del piso de Ganancias hasta llevar a ese impuesto prácticamente a la supresión, fue tanto un acicate para Cristina Kirchner en sus últimos meses de presidencia como una llave para destrabar la campaña para Mauricio Macri que después incumplió su promesa. Los bonos para los trabajadores y jubilados y la devolución del IVA para millones en compras seleccionadas implican sí un costo fiscal.
Ese costo fiscal pone al candidato de Unión por la Patria nuevamente enfrente de los deseos del Fondo Monetario Internacional. Pero cuánto debería preocupar realmente a los argentinos ese nivel de gasto público frente a las propuestas -también agresivas- de sentido contrario que anuncia el candidato Libertario y en menor medida la desorientada Patricia Bullrich. Un déficit fiscal disparado no podría ser peor que un ajuste mucho más profundo del que pide el FMI, según
dijo Javier Milei pasando todo límite de sustentabilidad política para cualquier país.
El dilema oficial es uno sólo: saber si estas decisiones tajantes servirán para revertir el resultado de las PASO y evitar la puesta en marcha del más diabólico programa de gobierno jamás anunciado en Argentina, aunque muchas veces intentado en la práctica. Todo peso extra que entra al bolsillo del ciudadano medio choca hoy con los precios incontrolables en las góndolas. Una irracionalidad da paso a otras, ese es el peligro.
Las últimas encuestas dan mejoras para Massa y algo de empantanamiento para Milei. Pero la atención del peronismo ahora es que no se caiga demasiado Bullrich porque sus votos irían para un solo lado y pondrían en peligro un escenario de balotaje que es el que tanto necesita Unión
por la Patria.
La consultora Aresco dió a conocer estos días números comparativos que indican que el ex Frente de Todos perdió en las PASO 6.485.348 con respecto a las generales de 2019 y Juntos vio como 4.113.557 huían en busca de una alternativa distinta al peronismo. Si se suma lo que
perdieron otras fuerzas, son más de 12 millones de votos que decretaron el fin de la polarización después de una década de caída de la actividad, estancamiento, altísima inflación y fuerte deterioro del poder adquisitivo.
Las palabras de Jaime Durán Barba -hoy enfrentado con Macri- también preocupan cuando señala que el indeciso actual “no se parece al de la antigüedad. Antes estaba indeciso el que decía no sé bien quién es el candidato, no me interesa. Los indecisos actuales son muy activos, es más posible que voten por alguien que rechaza el sistema", asegura.
Massa hace lo que tiene que hacer no sólo para mejorar sus chances personales y las del peronismo, sino que toma las medidas que toma como un verdadero antagonista de las propuestas que pintan un horizonte de sufrimiento mucho más pronunciado a la desazón que hoy
lleva a muchos a elegir a un verdugo para que termine el calvario.
Fuente:RosarioPlus
No hay comentarios:
Publicar un comentario