LA FIESTA TERMINÓ, NO HAY PLATA
Nadie definió tan claramente en una frase el escenario del gobierno de la Libertad Avanza como el periodista Ernesto Tiffenberg: «La primera privatización del gobierno de Javier Milei no figura en el decretazo. Es ni más ni menos que la propia lapicera presidencial». Ese es el origen de «La fiesta terminó, no hay plata».
Por Hugo Presman*
Las dos aseveraciones no son nuevas ni originales. Vienen del fondo de la historia y la esgrimen siempre los mismos intereses económicos, aunque el elenco de actores que las pronuncian cambia y a veces hasta son los mismos interpretes aprovechando obnubilaciones o amnesias colectivas en los cambios de épocas. La fiesta de la mayor parte de la población a la que hacen referencia cuando gobiernan los Macri o los Milei, o ahora los Milei más los Macri, es comer, tener trabajo con derechos, vacaciones, aguinaldo, acceder a servicios básicos desde internet a algunas de las plataformas de películas, a bienes de consumo necesarios, y en los grandes períodos del populismo como fue el pre peronismo y el peronismo de 1943 a 1955, de mayo de 1973 al 1° de julio de 1974 con la muerte de Perón, acceder a la vivienda, a la educación, a la salud de calidad, a la movilidad social ascendente, a la dignidad del que trabaja, todo lo cual fue posible porque el país recuperó el manejo de su economía a través de los resortes fundamentales. El kirchnerismo otorgó derechos de acuerdo con los nuevos tiempos y recuperó para el país algunas de las funestas privatizaciones que otro peronismo, el menemismo, había consumado. Así desde terminar con las nefastas AFJP y volver a la jubilación de reparto, la estatización de Aerolíneas, la mayoría estatal de YPF, la recuperación de AYSA, la ampliación y mejoría de los ferrocarriles.
El peronismo y el kirchnerismo englobados bajo la denostación de populismo son, en la versión histórica de los poderosos y de segmentos enormes de clase media, los culpables exclusivos y excluyentes de la decadencia argentina. La frustrada experiencia de Fernández–Fernández, la distancia entre las expectativas y lo realizado, aunque hubo hechos importantes concretados, hoy minimizados por las pasiones y un final penoso, arrastra como pasivo algunos índices sensibles incompatibles con un gobierno peronista, lo que precipitó la peor derrota del peronismo unido en su historia. Aun así, estuvo en las elecciones nacionales a menos de tres puntos de ganar en primera vuelta.
En el enorme espacio que dejó un peronismo que pasó de ser el partido de los trabajadores al partido de los pobres y un radicalismo que hace mucho es menos que la sombra de un partido popular, fue aprovechada por Mauricio Macri ayer, para que en apenas 12 años creara un partido, hábilmente uniera al anti peronismo aliándose al radicalismo y accediendo a la presidencia. Los fracasos de los dos partidos históricos y el novato macrismo, fueron el sendero que vio muy bien Javier Milei interpretando a sectores importantes de una sociedad que venía cambiando socialmente en forma intensa, y la pandemia parió en la postpandemia un terreno abonado para el individualismo, la animadversión al Estado que coincidía con una idea de libertad enarbolada por Milei, que en la práctica terminará convirtiendo en víctimas a la inmensa mayoría de la población, a muchísimos de sus votantes.
La originalidad de la Libertad Avanza es que es un gobierno de ultraderecha con mucha base popular que hizo pie donde el peronismo era inexpugnable, ahí donde Milei compitió y en muchos casos ganó. Es un Caballo de Troya que propuso un menú libertario de propuestas disparatadas inaplicables y no experimentadas en ningún lugar del planeta para llegado al gobierno intentar aplicar un plan macrista de shock superlativo, con el objetivo fracasado del macrismo de terminar con el país peronista. ‘No hay que descartar que con los dólares que se obtengan de la venta de las empresas estatales vaya por la dolarización, un camino tan irreversible como la liquidación previa que lo pueda hacer posible. El límite a los rematadores y ajustadores es la reacción de los ajustados.
De alcanzar sus objetivos, el país quedará con una clase obrera pequeña consecuencia de la desindustrialización casi total, con escasísimos derechos, con una clase media reducida a la tercera parte, y con una emigración de argentinos multitudinaria. Devaluación, desregulación, apertura indiscriminada de la economía y privatizaciones, alentando la especulación financiera y el endeudamiento, es un coctel para terminar con la Argentina moderna y trasladarnos al siglo XIX, el paraíso falso de Milei conformado con cifras inventadas. Para llevar adelante un plan de genocidio económico y social, tiene el apoyo provisorio de las urnas y haber hecho de la mentira su arma más poderosa. Para ello cuenta con un maestro insuperable como Mauricio Macri, que cuando diga una verdad será decretado feriado nacional. Todos los datos de la herencia recibida son equivocados o falsos en su magnitud. Es una situación recibida realmente complicada pero sus medidas son como darle una dieta con alto contenido de sal a alguien que sufre de alta presión, un laxante para quien padece una severa enterocolitis, o un consumo superlativo de azúcares a un diabético. Y luego afirmar que con su tratamiento bajará la presión, se curarán los problemas digestivos y la diabetes desaparecerá.
Algunos de los muchos datos falsos revoleados por Milei: una inflación del 15.000 % anual, aunque posteriormente también mencionó 3.600% o 7.000%, cuando la acumulada del gobierno saliente a noviembre era de 148%. El déficit fiscal heredado del Gobierno de los Fernández fue del 3% del PBI, no del 15%, según ungráfico en la cuenta de Twitter del Ministerio de Economía expuesto después del discurso de Nicolás Caputo. Sobre los muertos durante la pandemia, en la cual Milei se manifestó anti vacunas y anti cuarentena cuando no había vacunas, con un caradurismo desfachatado expresó: «Durante la pandemia, si los argentinos hubieran hecho lo que hizo la media de los países del mundo, hubiéramos tenido 30.000 muertos. Pero gracias al Estado que nos cuida y a su ineficiencia, 130.000 argentinos perdieron la vida». El periodista Sebastián Lacunza, en una notable nota le respondió: «A septiembre de 2022, Argentina tenía menos muertes cada 100.000 habitantes que vecinos como Perú, México, Chile y Brasil. Medida por exceso sobre las muertes habituales entre enero de 2020 y marzo de 2021, Argentina nuevamente se destaca en el contexto regional.» Sobre el empleo estancado que expresó Milei, es obvió decir que disminuyó en 230.000 puestos registrados durante el gobierno de Mauricio Macri y aumentó en los 4 años de Alberto Fernández en 300.000 puestos formales.
Así como a Milei no le importa lanzar datos con ninguna rigurosidad, sería pecar de ingenuo suponer que no violentará la democracia y la Constitución en las que no cree. A 40 años del inicio del 10 de diciembre de 1983, un mesiánico, firmemente convencido de la existencia de una sola escuela económica correcta, que cree en «las fuerzas del cielo» y que Dios le encomendó transformar a la Argentina, que retuitea: «Un patriota Milei va a quedar en la historia», cuya intemperancia y denuestos son absorbidos por sus seguidores incondicionales, es una bomba de consecuencias hoy tan imprevisibles como preocupantes. Y sostenido por el poder económico concentrado que nunca tuvo pruritos para alentar las peores atrocidades.
La batalla cultural se dará también en la reinterpretación de la historia y en su capítulo derechos humanos. Porque como sostuvo el novelista, periodista y ensayista inglés George Orwell: Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro.»
Rivadavia y el primer endeudamiento externo, tomado en 1824 por la provincia de Buenos Aires con la banca inglesa.
LA FIESTA TERMINÓ
La sospechosa muerte de Mariano Moreno en alta mar le habría llevado a Cornelio Saavedra a la reflexión: «La fiesta revolucionaria se terminó». El endeudamiento con la Baring Brothers le permitió pensar a Rivadavia, antecesor y padre de los Cavallos y Caputos: «Financiaré la fiesta de pocos». El asesinato de Dorrego, caudillo popular, por Lavalle, «el sable sin cabeza», fue instigado entre otros por Juan Cruz Varela y Salvador María del Carril. Este escribió: «Prescindamos del corazón en este caso. La Ley es que una revolución es un juego de azar, en la que se gana la vida de los vencidos. Si usted, general, la aborda así, a sangre fría, la decide; si no, yo habré importunado a usted; habré escrito inútilmente, y lo que es más sensible, habrá usted perdido la ocasión de cortar la primera cabeza de la hidra, y no cortará usted las restantes. Nada queda en la República para un hombre de corazón». Juan Lavalle habrá pensado: «Se terminó la fiesta populista»,cuando escribió: «Quisiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires que la muerte del coronel Dorrego es el sacrificio mayor que puedo hacer en su obsequio».
Las relaciones carnales de Menem o el alineamiento con EE. UU. e Israel de Javier Milei, que seguramente la historia oficial les reservará a ambos alguna calle importante como tiene José María de Alvear, quien quería tener relaciones carnales con Inglaterra por lo que escribió al embajador ingles en Brasil Lord Stranford, el 25 de enero de 1815: «Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés y yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen.»
Los unitarios exiliados del rosismo en Montevideo se aliaron al bloqueo de las flotas de Inglaterra y Francia en 1838 y 1845 para derrocar «al tirano» Pensaban, como todos los cipayos, que era necesario aliarse al opresor extranjero porque «La fiesta de la tiranía debe terminarse». San Martín no dudó de qué lado ubicarse y le donó a Rosas su sable.
Mitre, la nobleza portuguesa y los comerciantes importadores de los puertos de Buenos Aires y Montevideo, propulsados por Inglaterra, se aliaron para destruir el Paraguay, el Estado más desarrollado del siglo XIX. Comandados por Bartolomé Mitre tuvieron que luchar casi cinco años para derrotar al heroico pueblo paraguayo. Mitre que estimaba triunfar en tres meses, habrá pensado: «Costó miles y miles de muertos, pero la fiesta del desarrollo autónomo terminó». Juan Bautista Alberdi, a quien Milei cita de oídas, fue un crítico feroz de los intereses mitristas y británicos en esa guerra
Cuando derrocaron a Hipólito Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930, el establishment eufórico celebró: «La fiesta populista terminó»
Cuando se bombardeó Plaza de Mayo, cuando se fusiló clandestinamente, cuando se proscribió al peronismo, cuando el almirante Rojas quiso bombardear la cañonera paraguaya donde se había asilado Perón con el argumento que «Muerto el perro se acabó la rabia», el poder económico de la Argentina no vaciló en utilizar los más deleznables métodos para «terminar con la fiesta» que luego los repetiría superlativamente sembrando de campos de concentración el territorio nacional, durante la dictadura establishment-militar. Hoy Milei es sostenido y aplaudido en su plan de negocios por AEA (Asociación Empresaria Argentina) y otras representaciones empresariales similares
La comisión investigadora y liquidadora de la Fundación Evita designada por la Revolución Libertadora, integrada por Adela Caprile y María Delfina Matilde Salomé Caprile de Ezcurra, pertenecientes a círculos católicos, escribió: «Desde el punto de vista material, la atención de los menores era múltiple y casi suntuosa. Puede decirse, incluso, que era excesiva, y nada ajustada a las normas de la sobriedad republicana que convenía para la formación austera de los niños. Aves y pescado se incluían en los variados menús diarios. Y en cuanto al vestuario, los equipos mudables, renovados cada seis meses, se destruían» Indudablemente era una fiesta que debía terminar. Muchos años después, Javier González Fraga, durante el gobierno de Macri, dijo con esa crueldad que hoy tienen Diana Mondino o Federico Sturzenegger: «Le hicieron creer a un empleado medio que podía comprarse celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Me gustaría saber qué tan pobres son los pobres» Miguel Adorni, el vocero presidencial de Javier Milei, un ignorante cuya soberbia es proporcional a su estupidez, afirmó «Una clase media que se percibía clase media pero ya no lo es. La fiesta hay que pagarla. Y acá se terminó porque el sistema está agotado»,
La fiesta terminó. No para cada empresa beneficiaria de algunos de los privilegios del DNU, un verdadero compendio de gula empresarial, escrita por los estudios jurídicos y contables de las grandes empresas.
El Poder Judicial es el encargado de velar los intereses de ese poder económico criminal, en cuyas cajas fuertes, en sus paraísos fiscales, los dólares están humedecidos por el sudor, la sangre y la vida de millones de argentinos. Cuando la Suprema Corte de Justicia abre las persianas del cuarto piso tiene enfrente la Plaza Lavalle, como una indicación precisa: entre el fusilador y el fusilado, entre el poderoso y el líder popular sabe por quién debe inclinarse y fallar.
Todo esto condimentado con el sadismo de una interminable retahíla de prejuicios Es un eterno retorno. Si para el diputado radical Ernesto Sanmartino, el pueblo peronista era, en 1947, «el aluvión zoológico», para Mauricio Macri, 76 años después son «los orcos». Si para la clase media y la oligarquía, la inmigración interna era estigmatizaba como «los cabecitas negras», en el presente los que así lo hacen son para Milei «la gente de bien» El mismo presidente que con su equilibrio y cordura habitual retuiteó lo que escribió un desaforado: «El saldo es muy positivo para el Presidente respecto a la movilización subversiva de hoy. (Se refiere a la del 20 de diciembre). Pero siempre se puede mejorar. Par la próxima contemplaría la posibilidad de utilizar napalm».
Para «el socialista» Américo Ghioldi, después de los fusilamientos del General Valle y algunos de sus compañeros, «se acabó la leche de la clemencia», hoy Patricia Bullrich sigue sin condenar el intento de asesinato de Cristina Fernández, ausencia que comparte con Javier Milei.
NO HAY PLATA
No hay plata dice Milei. Y si no lo entendieron bien lo repite: No hay plata. No hay plata para las víctimas del temporal en Bahía Blanca. Sólo una visita de cortesía disfrazado con ropa militar. No hay plata quiere decir para los trabajadores, los jubilados, los científicos, las universidades, para las empresas públicas, para los que tienen hambre, para los que viven en la indigencia, para el mar de pobres. No hay plata. Sí la hay para las empresas que liberadas de todo control estatal se arrojan sobre sus víctimas ejerciendo la libertad de mercado. Uno de los slogans del libertario era: «No vine a guiar corderos, vine a despertar leones». En apenas 12 días, queda claro que, sin un Estado, los leones se comen a los corderos. Los leones empresarios siempre estuvieron, pero nunca tan descaradamente protegidos y representados, arrasando con todos los derechos de los más débiles a los que denomina cruelmente como privilegios. Es una pelea de boxeo entre un peso pesado y un peso mosca en el ring del libre mercado, que está concentrado, suprimiendo las reglas y con el juez apoyando al poderoso.
Sí hay plata, y muchísima, para los que se quedan con los mercados y las riquezas del país subastado. En la década del treinta, en la primera década infame, Arturo Jauretche llamó a un Plan de entrega: «Estatuto legal del coloniaje».
Es una película que cada tanto tiene su remake. No hay plata, le dijo Bernardino Rivadavia al General San Martin cuando requería fondos para continuar su campaña emancipadora de la Patria Grande. Ese es el pretendido enigma que la historia oficial denomina «El misterio de Guayaquil»
LA FIESTA TERMINÓ, NO HAY PLATA
Mientras los beneficiarios brindan con champagne, consiguiendo lo que intentaron muchas veces y nunca pudieron obtener con la amplitud e intensidad que Milei le pretende entregar ahora en bandeja de plata, en forma rápida y brutal, sumiendo en la incertidumbre y muchísimos casos en la desesperación a la mayor parte de la población. Para los afectados que no entiendan que la fiesta terminó, que para ellos no hay plata, se prepara una represión coordinada por las diversas policías y otras fuerzas de seguridad. Como se dijo en otra época, son los encargados del orden, lo que ha cambiado es el orden a custodiar.
Junto con el proyecto de entrega total del país, un ajuste fiscal a la derecha de lo que exige el FMI. Un degustador de ajustes como Ricardo López Murphy lo calificó de «estremecedor». Devaluar el 118%, provocar una inflación mensual arriba del 30%, congelar sueldos y jubilaciones y dejar que los precios de todos los productos lo fije el mercado, es decir los formadores de precios, tiene pocos antecedentes de audacia e insensibilidad. Algunos le llaman valentía, el ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes. En mi barrio, en otras épocas y otra Argentina, eso sólo merece un adjetivo irreproducible.
Nadie definió tan claramente en una frase el escenario del gobierno de la Libertad Avanza como el periodista Ernesto Tiffenberg: «La primera privatización del gobierno de Javier Milei no figura en el decretazo. Es ni más ni menos que la propia lapicera presidencial»
Ese es el origen de «La fiesta terminó, no hay plata».
Buenos Aires, 29 de diciembre de 2023.
*Periodista y conductor del programa radial El Tren.
La Tecl@ Eñe. Revista Digital de Cultura y Política.
Fuente:ElOrtiba
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