Por Max J. Castro
Guantánamo: ¿Por qué debe dedicar el Presidente Barack Obama más de un segundo a este trozo de tierra que Estados Unidos arrancó a los cubanos hace más de un siglo como pago parcial por haber concedido a la isla una forma de independencia fatalmente viciada?
No faltarán en el plato de Barack Obama suficientes problemas sobrecogedores en el momento en que asuma la presidencia. La economía global está a punto de hacer implosión. Lo que comenzó como una burbuja del mercado de las viviendas en Estados Unidos, alimentada por malas hipotecas, se ha convertido en una crisis económica y financiera de alcance internacional.
Internamente, Estados Unidos ha estado viviendo por encima de sus posibilidades y ha pedido prestado a todo el mundo, especialmente a China. Ese fue el caso de los que están financiando un lujoso estilo de vida con los ahorros de los que no tienen.
Ahora se están pagando las consecuencias y los norteamericanos finalmente están sintiendo –bajo la forma del desempleo, disminución de los precios de las viviendas y las acciones, pensiones en picada y aumento de ejecución de hipotecas-- el dolor que los asiáticos, argentinos, mexicanos y tantos otros han sentido durante décadas como consecuencia del nuevo mundo feliz neoliberal nacido durante los últimos veinticinco años.
Ah, ¿mencioné el estado desastroso de nuestro sistema médico, nuestra crisis educacional o nuestro dudoso honor de tener más personas encarceladas per cápita que ningún otro país en el mundo?
Mientras tanto, más allá de nuestras fronteras existe una guerra interminable en Irak, renacer del Talibán en Afganistán, la crisis del estado de Pakistán (una potencia nuclear), y un liderazgo cada vez más enérgico en Rusia. Para que no lo olvidemos, también está el calentamiento global, Irán, el perenne conflicto Israel-Palestina, y ese molesto Hugo Chávez.
Sin embargo, a pesar de estos monumentales problemas, el Presidente Barack Obama debiera enfrentar el problema de Guantánamo más temprano que tarde, y por una sencilla razón: Guantánamo es una úlcera infestada que corroe el honor de la nación. El nombre en sí de Guantánamo, una ciudad y una provincia de Cuba, se ha convertido en sinónimo de la infamia. Se ha convertido en el símbolo más tangible de la decadencia moral de Estados Unidos bajo el liderazgo de George W. Bush y su pandilla de entusiastas cómplices.
Nada sería más beneficioso para garantizar al mundo que el cambio que Obama prometió puede creerse que el cierre del campo de detención de Guantánamo y el trato a los detenidos allí bajo el estricto cumplimiento de la ley en vez de que con los tribunales arbitrarios conjurados por la administración Bush.
El cierre del centro de detención de Guantánamo sería una señal de que Estados Unidos se está sumando de nuevo a la comunidad de naciones que cumplen el derecho internacional. Sería un acto básico de decencia y de sentido común.
Pero la promesa de Barack Obama ha sido acerca de algo más que el buen sentido y la decencia. Ha sido acerca de la audacia. En este caso, lo audaz sería declarar que la propia base de la Marina de EE.UU., que es un anacronismo y se mantiene solo como símbolo y una irritación para Fidel Castro, sería cerrada de una vez.
El paso más atrevido de todos sería que el nuevo presidente declare la intención de Estados Unidos de devolver al pueblo de Cuba la tierra donde se encuentra ahora la base norteamericana, en el contexto de un futuro diálogo bilateral entre los gobiernos de los dos países. Mientras tanto, la tierra sería utilizada por EE.UU. con propósitos pacíficos, como el entrenamiento de jóvenes civiles voluntarios.
Para citar a Martin Luther King, Barack Obama a menudo ha hablado de “la fiera urgencia del ahora”. Esa frase nunca sería tan apropiada como en el caso de las relaciones EE.UU.-Cuba, las cuales han estado congeladas durante casi medio siglo. Este año Cuba ha sufrido tres devastadores huracanes que han provocado incalculables daños materiales a la ya sufrida economía del país. Al país le llevará años recuperarse.
Debido a que tanto en Estados Unidos como en Cuba nuevos líderes acceden al poder, no pudiera haber una oportunidad más propicia que la actual para iniciar conversaciones. Mucho antes de que naciera Fidel Castro, el principal punto de discusión entre Cuba y Estados Unidos fue el tema de la soberanía cubana.
El anuncio de una devolución eventual de Guantánamo a Cuba sería una señal inconfundible de que a partir de ahora Estados Unidos tiene la intención de relacionarse con Cuba no como si fuera un ex satélite norteamericano descarriado situado en su patio trasero, sino con dignidad y respeto.
Guantánamo: ¿Por qué debe dedicar el Presidente Barack Obama más de un segundo a este trozo de tierra que Estados Unidos arrancó a los cubanos hace más de un siglo como pago parcial por haber concedido a la isla una forma de independencia fatalmente viciada?
No faltarán en el plato de Barack Obama suficientes problemas sobrecogedores en el momento en que asuma la presidencia. La economía global está a punto de hacer implosión. Lo que comenzó como una burbuja del mercado de las viviendas en Estados Unidos, alimentada por malas hipotecas, se ha convertido en una crisis económica y financiera de alcance internacional.
Internamente, Estados Unidos ha estado viviendo por encima de sus posibilidades y ha pedido prestado a todo el mundo, especialmente a China. Ese fue el caso de los que están financiando un lujoso estilo de vida con los ahorros de los que no tienen.
Ahora se están pagando las consecuencias y los norteamericanos finalmente están sintiendo –bajo la forma del desempleo, disminución de los precios de las viviendas y las acciones, pensiones en picada y aumento de ejecución de hipotecas-- el dolor que los asiáticos, argentinos, mexicanos y tantos otros han sentido durante décadas como consecuencia del nuevo mundo feliz neoliberal nacido durante los últimos veinticinco años.
Ah, ¿mencioné el estado desastroso de nuestro sistema médico, nuestra crisis educacional o nuestro dudoso honor de tener más personas encarceladas per cápita que ningún otro país en el mundo?
Mientras tanto, más allá de nuestras fronteras existe una guerra interminable en Irak, renacer del Talibán en Afganistán, la crisis del estado de Pakistán (una potencia nuclear), y un liderazgo cada vez más enérgico en Rusia. Para que no lo olvidemos, también está el calentamiento global, Irán, el perenne conflicto Israel-Palestina, y ese molesto Hugo Chávez.
Sin embargo, a pesar de estos monumentales problemas, el Presidente Barack Obama debiera enfrentar el problema de Guantánamo más temprano que tarde, y por una sencilla razón: Guantánamo es una úlcera infestada que corroe el honor de la nación. El nombre en sí de Guantánamo, una ciudad y una provincia de Cuba, se ha convertido en sinónimo de la infamia. Se ha convertido en el símbolo más tangible de la decadencia moral de Estados Unidos bajo el liderazgo de George W. Bush y su pandilla de entusiastas cómplices.
Nada sería más beneficioso para garantizar al mundo que el cambio que Obama prometió puede creerse que el cierre del campo de detención de Guantánamo y el trato a los detenidos allí bajo el estricto cumplimiento de la ley en vez de que con los tribunales arbitrarios conjurados por la administración Bush.
El cierre del centro de detención de Guantánamo sería una señal de que Estados Unidos se está sumando de nuevo a la comunidad de naciones que cumplen el derecho internacional. Sería un acto básico de decencia y de sentido común.
Pero la promesa de Barack Obama ha sido acerca de algo más que el buen sentido y la decencia. Ha sido acerca de la audacia. En este caso, lo audaz sería declarar que la propia base de la Marina de EE.UU., que es un anacronismo y se mantiene solo como símbolo y una irritación para Fidel Castro, sería cerrada de una vez.
El paso más atrevido de todos sería que el nuevo presidente declare la intención de Estados Unidos de devolver al pueblo de Cuba la tierra donde se encuentra ahora la base norteamericana, en el contexto de un futuro diálogo bilateral entre los gobiernos de los dos países. Mientras tanto, la tierra sería utilizada por EE.UU. con propósitos pacíficos, como el entrenamiento de jóvenes civiles voluntarios.
Para citar a Martin Luther King, Barack Obama a menudo ha hablado de “la fiera urgencia del ahora”. Esa frase nunca sería tan apropiada como en el caso de las relaciones EE.UU.-Cuba, las cuales han estado congeladas durante casi medio siglo. Este año Cuba ha sufrido tres devastadores huracanes que han provocado incalculables daños materiales a la ya sufrida economía del país. Al país le llevará años recuperarse.
Debido a que tanto en Estados Unidos como en Cuba nuevos líderes acceden al poder, no pudiera haber una oportunidad más propicia que la actual para iniciar conversaciones. Mucho antes de que naciera Fidel Castro, el principal punto de discusión entre Cuba y Estados Unidos fue el tema de la soberanía cubana.
El anuncio de una devolución eventual de Guantánamo a Cuba sería una señal inconfundible de que a partir de ahora Estados Unidos tiene la intención de relacionarse con Cuba no como si fuera un ex satélite norteamericano descarriado situado en su patio trasero, sino con dignidad y respeto.
(Fuente:Aliciaester).
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