
1977-2009
Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora decimos:
Que a 32 años de nuestra Primera presencia en la histórica Plaza de Mayo reclamando por nuestra/os hija/os a la dictadura cívico-militar ya instalada en el poder tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que ingenuamente creíamos que ese grupo de mujeres dolientes, angustiadas, desesperadas, seguramente iban a ser oídas.
….y hoy seguimos en nuestras rondas sin saber aún que pasó con todos/as y cada una/o de nuestros seres queridos.
Por tal motivo en esta Ronda de los jueves estaremos acompañadas de centenares de alumnos de colegios de Ciudad de Buenos Aires “esperanzas de un futuro promisorio, como soñaban nuestros 30.000 detenidos-desaparecidos”
Presentes, Hoy y Siempre!
Invitamos a que nos acompañen
Este 30 de abril de 2009 haremos la ronda desde las 14,30 hasta las 17 hs.
Las Madres cumplimos 32 años
Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora decimos:
Que a 32 años de nuestra Primera presencia en la histórica Plaza de Mayo reclamando por nuestra/os hija/os a la dictadura cívico-militar ya instalada en el poder tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que ingenuamente creíamos que ese grupo de mujeres dolientes, angustiadas, desesperadas, seguramente iban a ser oídas.
….y hoy seguimos en nuestras rondas sin saber aún que pasó con todos/as y cada una/o de nuestros seres queridos.
Por tal motivo en esta Ronda de los jueves estaremos acompañadas de centenares de alumnos de colegios de Ciudad de Buenos Aires “esperanzas de un futuro promisorio, como soñaban nuestros 30.000 detenidos-desaparecidos”
Presentes, Hoy y Siempre!
Invitamos a que nos acompañen
Este 30 de abril de 2009 haremos la ronda desde las 14,30 hasta las 17 hs.
Las Madres cumplimos 32 años
32 años construyendo Memoria, buscando Verdad y pidiendo Justicia.
Cada Madre comenzó su historia personal a partir de la desaparición de su hijo. Nos institucionalizamos el 30 de abril de 1977, cuando catorce mujeres a iniciativa de Azucena Villaflor fueron a la Plaza de Mayo a hacer pública la “ausencia” de sus hijos. No nos importaba el color político, nuestras convicciones religiosas o la clase social a la cual pertenecíamos. Marchábamos unidas en el desgarro por el dolor del hijo ausente. A nuestros hijos se los habían llevado con vida, debían aparecer con vida.
Nos identificamos con un pañuelo blanco, que luego llevó los nombres de nuestros hijos, rescatándolos del anonimato. También tomamos la Plaza de Mayo y la hicimos nuestra.
Con el correr del tiempo despertamos a una trágica realidad que nos impulsó a ser testigos ante la sociedad de lo que nos había ocurrido. El dolor se transformó en lucha y la lucha en resistencia activa. Nos impusimos la obligación de contar la “verdadera historia”. Aparecieron palabras no comunes: allanamiento, secuestro, centros clandestinos, tortura, muerte. Debíamos trabajar por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Pensamos a nuestros hijos no como héroes sino como seres humanos con aciertos y errores, pero solidarios, comprometidos y entregados a una causa en defensa de la vida, la libertad y la dignidad del hombre.
Muchas comenzamos a conocer su militancia política y social, el sentido de sus ideales por los que vivieron y dieron sus vidas, por eso tenemos el compromiso de mantener vivos sus sueños, sus ideales. Y resistiremos al olvido pensándolos vivos, identificándolos, mostrando sus rostros y llamándolos por su nombre, rescatándolos así de la fantasmal categoría de “desaparecidos”.
A través del Terrorismo de Estado se cometieron graves violaciones a los Derechos Humanos, era necesario que la sociedad argentina demandara justicia para los autores de crímenes de lesa humanidad. “Juicio y castigo”. La condena a los represores está ligada con el respeto y la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
Actualmente las Madres enlazamos el permanente pedido de Verdad y Justicia con las reivindicaciones actuales de los Derechos Humanos defendiendo los derechos económicos, sociales y culturales, por eso nuestra última consigna “Solidaridad y compromiso social” se hace realidad a través de jóvenes talleristas que trabajan en la villa 31 y en los Institutos de Menores.
En el recuerdo del 30 de abril están las Madres: Azucena Villaflor de Devicenti, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco. Desaparecidas en diciembre de 1977 e identificados sus cuerpos por el Equipo de Antropología Forense en el año 2005. También todas aquellas que partieron y con las que compartimos una lucha inclaudicable. Este año, a pocos días de su partida, recordamos especialmente a nuestra dulce compañera Margarita Gropper.
Nuestra historia está unida a la reconstrucción de la Memoria. Nuestros hijos son los actores y nosotras guardianas de la misma.
Agradecemos a todos aquellos que nos han acompañado en estos 32 años, permitiéndonos mostrar la Verdad, esa verdad que alumbra y construye el presente. No permitiendo que el dolor paralice y el horror vuelva a repetirse.
Este compromiso por la Memoria, la Verdad y la Justicia es un deber indelegable nacido del amor por nuestros hijos y por la vida.
Cada Madre comenzó su historia personal a partir de la desaparición de su hijo. Nos institucionalizamos el 30 de abril de 1977, cuando catorce mujeres a iniciativa de Azucena Villaflor fueron a la Plaza de Mayo a hacer pública la “ausencia” de sus hijos. No nos importaba el color político, nuestras convicciones religiosas o la clase social a la cual pertenecíamos. Marchábamos unidas en el desgarro por el dolor del hijo ausente. A nuestros hijos se los habían llevado con vida, debían aparecer con vida.
Nos identificamos con un pañuelo blanco, que luego llevó los nombres de nuestros hijos, rescatándolos del anonimato. También tomamos la Plaza de Mayo y la hicimos nuestra.
Con el correr del tiempo despertamos a una trágica realidad que nos impulsó a ser testigos ante la sociedad de lo que nos había ocurrido. El dolor se transformó en lucha y la lucha en resistencia activa. Nos impusimos la obligación de contar la “verdadera historia”. Aparecieron palabras no comunes: allanamiento, secuestro, centros clandestinos, tortura, muerte. Debíamos trabajar por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Pensamos a nuestros hijos no como héroes sino como seres humanos con aciertos y errores, pero solidarios, comprometidos y entregados a una causa en defensa de la vida, la libertad y la dignidad del hombre.
Muchas comenzamos a conocer su militancia política y social, el sentido de sus ideales por los que vivieron y dieron sus vidas, por eso tenemos el compromiso de mantener vivos sus sueños, sus ideales. Y resistiremos al olvido pensándolos vivos, identificándolos, mostrando sus rostros y llamándolos por su nombre, rescatándolos así de la fantasmal categoría de “desaparecidos”.
A través del Terrorismo de Estado se cometieron graves violaciones a los Derechos Humanos, era necesario que la sociedad argentina demandara justicia para los autores de crímenes de lesa humanidad. “Juicio y castigo”. La condena a los represores está ligada con el respeto y la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
Actualmente las Madres enlazamos el permanente pedido de Verdad y Justicia con las reivindicaciones actuales de los Derechos Humanos defendiendo los derechos económicos, sociales y culturales, por eso nuestra última consigna “Solidaridad y compromiso social” se hace realidad a través de jóvenes talleristas que trabajan en la villa 31 y en los Institutos de Menores.
En el recuerdo del 30 de abril están las Madres: Azucena Villaflor de Devicenti, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco. Desaparecidas en diciembre de 1977 e identificados sus cuerpos por el Equipo de Antropología Forense en el año 2005. También todas aquellas que partieron y con las que compartimos una lucha inclaudicable. Este año, a pocos días de su partida, recordamos especialmente a nuestra dulce compañera Margarita Gropper.
Nuestra historia está unida a la reconstrucción de la Memoria. Nuestros hijos son los actores y nosotras guardianas de la misma.
Agradecemos a todos aquellos que nos han acompañado en estos 32 años, permitiéndonos mostrar la Verdad, esa verdad que alumbra y construye el presente. No permitiendo que el dolor paralice y el horror vuelva a repetirse.
Este compromiso por la Memoria, la Verdad y la Justicia es un deber indelegable nacido del amor por nuestros hijos y por la vida.
Treinta y un años marchando marchas
Las lágrimas caen involuntariamente, sin querer.
Treinta y un años marchando mientras me pregunto: ¿qué estoy haciendo yo aquí? ¿Por qué triste destino estoy condenada a marchar?
¡Qué sola me siento en medio de esta muchedumbre! ¡Tantas cosas que no comparto con ellos! ¿Quiénes son los “jetones” que avanzan primeros? Políticos, sindicalistas y otras yerbas, con banderas y pancartas de múltiples “colores”, avanzan… Cánticos, estribillos, consignas, slogans, epítetos, exabruptos, mientras las lágrimas ruedan por mis mejillas.
Cuando accedo a la plaza, ya está tan colmada de extraños que no se dónde ubicarme.
Discursos, muchos discursos, algunos que nada tienen que ver con “mi marcha”.
Desde aquellas primeras marchas hasta ahora han pasado treinta y un años y sigo preguntándome, sin obtener respuesta, qué hago yo en esta marcha, ¿por qué?
Años de lucha, de búsqueda, pero sobre todo de interrogantes.
Puse el pecho a todo: hice investigaciones; asistí a reuniones con otros organismos; di charlas en escuelas primarias y secundarias, en universidades y otras instituciones, tanto en el país como en el extranjero; concurrí a congresos, seminarios y encuentros por los derechos humanos, nacionales e internacionales.
La terquedad se apoderó de mí. Me permito disentir.
¿Para qué quiero ir a reclamar los jueves frente a la Casa Rosada? Es posible, y de hecho fue así, ser recibida por todos los presidentes constitucionales desde que terminó la dictadura: Alfonsín, Menem, De la Rúa, todos…
No uso el pañuelo porque quiero que se me reconozca por lo que soy y no por lo que visto.
¿Por qué en vez de conmemorar el golpe, mejor no festejamos la caída de la dictadura?
He marchado marchas en París, frente a la Embajada Argentina; en Ginebra, frente al local de Aerolíneas Argentinas; en Turquía, acompañando a las Mujeres de los Sábados; y muchas más que no recuerdo, alrededor de tantos países del mundo, donde llegué con mi pregunta: ¿por qué?
Basta de marchas. Las marchas ya cumplieron su cometido.
Rosa Tarlovsky de Roisinblit.
(Fuente:Rdendh).
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