Avanzan contrarreloj las obras para inaugurar el Museo de la Memoria
Casi da vergüenza sentirse cautivado por el lugar, pero es difícil resistirse. Es el edificio de la esquina sudoeste de Moreno y Córdoba que a partir de diciembre albergará el Museo de la Memoria, el mismo que en los años 40 construyó el arquitecto Ermete De Lorenzi como residencia familiar, el que luego ocupó el Comando del II Cuerpo, el que hace 8 años expropió la Legislatura provincial y hace sólo 8 meses dejó el bar Rock & Feller’s.
Hoy los trabajos para inaugurarlo marchan “contrarreloj”, pero ya dejan ver los sugestivos espacios de la casona que habitarán obras de arte, dispositivos visuales y auditivos, para evocar los bordes mismos de la condición humana, los límites donde ella se puso a prueba en Argentina y en muchos países del mundo sigue haciéndolo.
Pese al polvo que vuela y los más de 20 obreros que se encargan de levantarlo, apenas se pone un pie dentro del edificio conmueve su belleza.
Ecléctica, con sucesivas transformaciones, hoy la casona recibe una nueva intervención. La coordinadora del Programa de Preservación del Patrimonio, Mariel Santos, explica que “algunas estructuras modificadas se mantienen y se recuperan otras originales”.
Esta vez, para convertirse en sede definitiva del Museo de la Memoria, nada queda librado al azar: se sigue un guión. Por eso cada espacio de la planta baja, de muestra permanente, tiene su propia narrativa, varios de ellos a cargo de artistas plásticos convocados especialmente “para interpretar una serie de núcleos temáticos evocativos de la dictadura y la condición humana”, adelanta el director del museo, Rubén Chababo, en una recorrida junto a La Capital.
El hall central, de doble altura, albergará una obra monumental de Dante Taparelli, una “especie de estructura davinciana que se mueve manualmente y ofrece un texto de 4 metros con 60 relatos de violaciones a los derechos humanos en América latina a lo largo de 500 años”, sintetiza Chababo.
A la derecha de ese hall, en una logia (espacio semicircular que originalmente daba al patio) se desplegará la obra de Graciela Sacco, una serie de acrílicos y espejos dedicada a los conceptos de memoria, verdad y justicia. Circunvalando esa logia, en un tramo también semicircular sobre la terraza de Moreno, estará la obra de Daniel García, un fresco dedicado a las Madres de Plaza de Mayo que se desplegará sobre la superficie del piso y convivirá con voces de los protagonistas de esos años.
Cruzando el hall, un patio cuyas paredes se elevan hasta la segunda planta albergará la obra de Norberto Puzzolo, “dedicada a los niños apropiados durante la dictadura y las Abuelas que luchan por su recuperación”. Una gran fotografía de chicos jugando “evocará la evaporación de la infancia” y fichas de un rompecabezas dinámico les pondrán nombre a los nietos recuperados y aún ausentes.
“Lectores”, otra sala por Córdoba, alojará 7 pupitres luminosos de diseño de Federico Fernández Salafia y Lucrecia Moras que desplegarán libros con fragmentos de relatos. Por ejemplo, de sobrevivientes de campos de concentración en “La experiencia límite”, de investigadores en “Las voces de la historia”, y de artistas y escritores leyéndoles a las Madres, como Saramago, Bono y Sting. Un dispositivo mostrará fichas de lectores de la Biblioteca Argentina desaparecidos.
También en la planta baja, una placa en Braille reproducirá la carta abierta del escritor Rodolfo Walsh a la Junta Militar, y en dos pantallas, en el espacio bautizado “Nos queda la palabra”, darán su testimonio sobrevivientes, familiares de víctimas y luchadores.
“Reconstrucciones” es el nombre de otra sala que albergará la maqueta del Servicio de Informaciones de la ex Jefatura por donde pasaron centenares de prisioneros políticos, obra del área de Derechos Humanos de la Facultad de Arquitectura, y tres grandes mapas con todos los centros ilegales de detención del país, Santa Fe y Rosario. En otra pared, un registro videográfico de Julieta Hanono proyectará de modo continuo el interior del Servicio de Informaciones.
También en la planta baja estará el centro documental del museo con toda la información “dura” recogida sobre la dictadura y los derechos humanos. Y una cafetería (no un bar) con autoservicio permitirá que cualquier visitante pueda sentarse a descansar.
Subiendo hasta el entrepiso aparece una nueva sala, donde una pantalla reproducirá las luchas por la verdad y justicia durante la dictadura, el Juicio a las Juntas y los actuales Juicios por la Verdad, editados por Pablo Romano.
En la planta alta estarán la biblioteca del museo, con más de 3.500 libros y publicaciones, una sala para muestras temporales y otra pedagógica.
De aquí y de todas partes. El subsuelo tendrá un auditorio para 150 personas. Y en la terraza sobre Moreno, al roce de la mano, cilindros de bronce mostrarán los nombres de los detenidos y asesinados desde 1969 que registró la Conadep. El poema “Elegía” del español Miguel Hernández, grabado sobre un acrílico, “homenajeará a todos los muertos por dictaduras y totalitarismos del mundo”.
El titular de Cultura municipal, Horacio Ríos, confía en llegar a tiempo para inaugurar el museo entre el 10 y el 18 de diciembre. “Esa es la decisión política, institucional y de gestión —sostiene—, y a la que apuntan todos los esfuerzos”. El arquitecto Juan Carlos Gregor, al frente de la obra, confirma esa intención: “Para eso trabajamos contrarreloj”.
Por Silvina Dezorzi
Fuente:LaCapital

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