el exterminio de los pueblos originarios
La apropiación de bebés en los años de la Campaña del Desierto
Es uno de los sucesos no contados del genocidio de aquella época
23.07.2011
Entre los sucesos no contados de la llamada “Campaña del Desierto” y las consecuencias sufridas por las poblaciones originarias, está quizás uno de los trazos más oscuros de la historia de la consolidación de la Argentina como Estado-Nación. Se trata de la separación de niños indígenas de sus padres, su reparto y apropiación y el cambio de identidad para ser incorporados como mano de obra forzada en las ciudades del país, según la investigación de Walter Delrio, historiador y antropólogo.
Delrio se dedica a develar éste y otros aspectos de lo que considera el “genocidio” contra los pueblos originarios ocasionado entre 1879 y 1895, quien es profesor universitario y co-director de la Red de Estudios Sobre Genocidio en la política indígena argentina.
Si bien admite que hay continuar investigando sobre la apropiación de menores indígenas tal como se dio a fines del siglo XIX y que la característica de esta práctica es muy diferente a la que ocurrió durante la última dictadura militar, “lo que podemos entender es que en ambos casos existe una apropiación de niños como consecuencia de una política de Estado”.
“Una política de Estado que involucra no sólo a instituciones sino a una sociedad civil que acompaña ese proceso”, afirmó a Télam tras participar del panel “Apropiación de menores en experiencias genocidas” en el marco de la IX Conferencia Bianual de la Asociación Internacional de Investigadores sobre genocidio organizada por la asociación y la Universidad de Nacional de Tres de Febrero (UNTREF).
Delrio sostiene que, hasta hace muy poco, éste era un “no tema” para la historiografía argentina, por lo que los historiadores deben volver con nuevos ojos a las fuentes con las que se construyó la “memoria oficial” sobre el período, que aluden tangencialmente a este tema, tales como las crónicas salesianas, los artículos periodísticos y los registros públicos.
“En los documentos de la orden salesiana en la Patagonia o los franciscanos en Córdoba, lo que podemos encontrar son menciones al trabajo de evangelización, pero en el relato no está involucrado qué pasaba con el chico en su vida: con quiénes estaba viviendo, con quién empezaba a vivir, si sus nombres fueron respetados luego del bautismo o no. Era un no tema”, explicó.
Como para subsanar este silencio, la memoria oficial nos propone un ícono modélico en el que parecieran querer resumirse las historias de todos los niños indígenas en el incipiente Estado argentino: Ceferino Namuncurá. “Es lo único que conocemos los argentinos como sociedad sobre qué pasó con los niños indígenas luego del sometimiento. Es la historia de un cacique que no sólo se bautiza, sino que se educa con los salesianos y tiene un camino hacia la santidad”, sostuvo Delrio. En ese aspecto añadió que “la historia así contada de Ceferino deja de contar la historia de miles y miles de niños”.
Fuente:Diagonales
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