LOS TESTIMONIOS DE JULIO LOPEZ Y ADRIANA CALVO
Voces que volvieron a escucharse
Por Adriana Meyer
Fue la primera vez que un desaparecido declaró en un juicio por delitos de lesa humanidad. En el marco del proceso por los crímenes ocurridos en los centros clandestinos de detención del Circuito Camps fue proyectado ayer el testimonio de Jorge Julio López, de quien no se sabe nada desde hace cinco años. También se difundió el testimonio de Adriana Calvo, al igual que López, sobreviviente de la dictadura, y cofundadora de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos que falleció en diciembre del año pasado. “A (Ramón) Camps y sus hombres les decían cucarachas porque sólo salían de noche”, dijo López en el video y los presentes aplaudieron.
La exhibición de los testimonios había sido pedida al Tribunal Oral Federal 1 de La Plata por la querella de Justicia Ya! “para que no fuera la mera formalidad de un papel que se mete en un expediente, sino como homenaje a ellos y para que los represores sepan que, más allá de sus estrategias, los testigos seguirán testimoniando a pesar de todo”. Guadalupe Godoy, abogada de ese colectivo, recordó que en aquella declaración de junio de 2006 López estaba enojado porque el represor Miguel Etchecolatz no estaba en la sala. “Ayer sí lo escuchó”, apuntó, dado que el ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense es uno de los 26 genocidas acusados. La proyección fue en una pantalla pequeña pero muy nítida y doble, que se veía desde cualquier ángulo. Por momentos pareció que el juez Carlos Rozanski, presidente del mismo tribunal, estaba haciendo las preguntas en vivo.
López había conmovido con su relato de las torturas que el propio Etchecolatz le aplicó y del asesinato de Patricia Dell’Orto y Ambrosio de Marco. El albañil recordó que la mujer pedía que no la mataran porque quería criar a su hijita, Mariana, y cumplió con la promesa que le había hecho en el campo de concentración de dar testimonio del amor que sentía por su hija. “Fue el mismo compromiso que lo llevó a acusar a Etchecolatz, y por el cual fue acallado el 18 de septiembre de 2006, cuando volvieron a desaparecerlo”, recordaron ayer sus compañeros, que insistieron en responsabilizar a los poderes del Estado por “perpetuar la impunidad de su desaparición forzada”. Otro tramo aplaudido por los presentes fue cuando López había afirmado que “ayudaba y colaboraba con los Montoneros”, y reivindicó “a esos chicos, no a sus dirigentes”.
Adriana Calvo había declarado en el juicio contra el ex capellán genocida Christian Von Wernich, explicó la lógica represiva en la provincia de Buenos Aires, y había pedido “que se condene a cada uno de los represores por los delitos cometidos contra todos los compañeros”, para lo cual reclamó “que se unificaran las causas para no desdibujar la magnitud del genocidio”. En la sede de la ex AMIA hubo cola para acreditarse y las 400 personas que presenciaron las declaraciones de López y Calvo –entre ellas las Madres Nora Cortiñas y Mirta Baravalle, miembros de la Comisión Provincial por la Memoria y de la CTA local, además de las hijas de Calvo, Martina y Teresa, y Carlos “Calica” Ferrer, amigo del Che Guevara– salieron emocionadas de la audiencia.
Fuente:Pagina12
En el juicio por el circuito camps se escuchó la palabra de julio lópez y adriana calvo
Se revivieron dos testimonios que complican a Etchecolatz
Publicado el 12 de Octubre de 2011
Por Laureano Barrera y Milva Benítez
La proyección en una pantalla de las declaraciones del albañil desaparecido y la ex detenida que falleció en diciembre abrió la ronda de testimoniales en el proceso oral y público.
Dos ausencias dolorosas se hicieron carne ayer para contribuir a la justicia en el juicio oral y público por los delitos cometidos en el denominado Circuito Camps. A las 13:45, la voz áspera, serena pero inflexible de Adriana Leila Clavo, cofundadora de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD) fallecida en diciembre del año pasado, volvió a conmover como hace cinco años, cuando dio testimonio en el primer juicio contra Miguel Etchecolatz. Por la tarde, se revivió la última declaración de Jorge Julio López, en la que involucró seriamente al ex comisario, días antes de ser secuestrado, el 18 de diciembre de 2006.
La audiencia comenzó más de una hora después de lo previsto, por la incesante llegada de asistentes y periodistas. En las primeras filas de la sala estaban las Madres con sus pañuelos en la cabeza, y las hijas de Adriana, Martina y Teresa, esta última nacida durante el cautiverio de su madre. Una pantalla dispuesta en el centro del escenario proyectó los relatos: vitales, no sólo para lograr la condena del ex director de Investigaciones –quien volvió a escucharlos desde la primera fila–, sino para comprender en su real dimensión la ingeniería criminal urdida por la policía al mando de Ramón Camps. “Estuvo integrado por al menos 29 circuitos de represión (…) distribuidos en nueve partidos de la provincia”, instruyó Calvo en la oscuridad de la sala, y detalló: “Hubo diez de ellos en La Plata; en tres de ellos estuve yo: Brigada Investigaciones de La Plata, Destacamento de Arana, y Comisaría 5ª.”
La segunda parte de su testimonio evocó su padecimiento personal. En el trayecto del último chupadero a la Maternidad que funcionaba en el Pozo de Banfield nació su hija Teresa, en el patrullero. Y en Banfield el médico policial Jorge Bergés la obligó a limpiar su placenta. Relató cómo ella y sus compañeras se interpusieron cuando uno de los guardias fue a llevarse a Teresa. “Se pusieron adelante y era imposible que me la sacaran si no mataban a todas. Teresa se quedó con nosotros, tiene 29 años y está a punto de hacerme abuela”, dijo, y prometió que su homenaje sería “que todos estos genocidas vayan a parar a la cárcel”. Los aplausos de entonces se fundieron con los de ayer, rabiosos, de la sala en pleno. “¡Hijos de puta!”, gritaron desde el público, entre sollozos. Eran las hijas de Adriana. “Da bronca que mi vieja se fue, no está más para defender la causa y poder estar ahí con los 26 imputados y reclamar por todos los que faltan”, dijo Teresa a Tiempo Argentino, que ahora tiene 34 años y es mamá.
El cierre de la audiencia fue el último testimonio de Julio López, con su boina y su suéter color borravino. Días antes del secuestro, López reveló el asesinato del albañil Norberto Rodas en un centro clandestino de Arana, y cómo Etchecolatz fusiló a sangre fría, a pesar de los ruegos de clemencia, a Patricia Dell’Orto y su pareja Ambrosio Di Marco. López relató que cuando estaba en la Comisaría 5ª de La Plata fue torturado y que “había un tipo que anotaba y Etchecolatz estaba a un costado y decía ‘dale, dale, subile un poco más’ (en alusión a los voltios empleados en la picana)”. “Yo pensaba, si un día salgo y lo encuentro a Etchecolatz, yo lo voy a matar”, confesó López, aunque a continuación sostuvo: “Qué voy a matar a una porquería como esa, un asesino serial, que no tenía compasión.”
Fuente:TiempoArgentino
“Lo que hizo no fue en vano”
Publicado el 12 de Octubre de 2011
“No paró. La verdad es que mi vieja no paró y hay que agradecérselo. Y va a estar, para mí, en los libros de Historia”, dice Martina, una de las hijas de Adriana Calvo, que junto a su hermana Teresa dialogaron en la mesa de un bar con Tiempo Argentino.
–¿Qué sintieron al ver el testimonio de Adriana?
M: –Fue una gran alegría. Tendrían que pasar los testimonios todos los días por la tele, para ser concientes de la “hijaputez” que hizo esta gente. No puede ser que tengan que pasar tantos años en un país para que se intente hacer justicia.
–¿Ustedes trabajaron con ella?
T: –Sobre todo en la última época, que se enfermó y no podía salir de casa y sus compañeros de la asociación no estaban siempre. Nos hacía escribir los mails. Hasta el último aliento, cuando le dolía todo, siguió recabando información.
M: –Pero quiero aclarar algo: mamá nos respetaba un montón.
T: –Sí, cada uno hizo lo que pudo con su vida, y ella nunca nos exigió que estemos militando con ella. De chiquitas nos llevaba porque no tenía dónde dejarnos. Recuerdo caminatas interminables. A mí no me gustaban los gases lacrimógenos y las corridas y terminar en un bar con lsus compañeros. Yo a cierta edad le dije “basta, no quiero ir más”. Y ella lo aceptó sin ningún enojo.
– ¿Cómo la recuerdan?
M: –Yo la veía como Don Quijote contra los molinos de viento. Era avanzar un paso y retroceder doscientos.
T: –Yo con el indulto descreía de todo. Le decía “mamá basta, no vas a llegar a nada”. Y recién entendí que sí, que la única lucha que se pierde es la que se abandona, cuando enjuiciaron a Bergés. Pude brindar con mi madre, y entendí que todo lo que había hecho no había sido en vano.
Fuente:TiempoArgentino
Crímenes de lesa humanidad /Circuito de Camps, el juicio
El desaparecido López volvió a estar presente en un juicio
Proyectaron su testimonio junto al de Adriana Calvo. Esta vez, Etchecolatz lo escuchó
12.10.2011
Jorge Julio López, el albañil desaparecido, testifica en el juicio. A la izquierda, Etchecolatz, entrando a la sala
La voz y la imagen de Jorge Julio López y de Adriana Calvo volvieron a estar presentes en un nuevo juicio. Como en aquella audiencia de 2006, la mujer fallecida en diciembre pasado y el hombre secuestrado y desaparecido desde hace cinco años, volvieron a estar frente a los jueces en una misma jornada a través de una imagen de video proyectada en una pantalla ubicada frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata, en el lugar donde debía ubicarse la silla para que se sienten los testigos en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Circuito Camps, en el que son juzgados 26 represores.
La declaración de Calvo fue una muestra del trabajo de treinta años de los organismos de derechos humanos (ver aparte). La de López, un recorrido detallado de su secuestro, por los homicidios de sus compañeros y una reivindicación de la militancia. La declaraciones testimoniales, además de novedosas para estos juicios porque suplantaron la “incorporación por lectura” e histórica por ser la primera vez que un desaparecido vuelve a declarar, resumieron el sentido simbólico de la reapertura de los juicios: que ni la muerte ni las desapariciones podrían frenar la lucha por la Justicia y contra la impunidad.
Los testimonios que Calvo y López aportaron el 28 de junio de 2006 en el juicio que condenó a Etchecolatz, y que fueron registrados por la Comisión Provincial por la Memoria, fueron proyectados ante más de un centenar de personas que integraron el público, en la que fue una de las jornadas más intensas y emotivas del debate que se inició el 12 de septiembre.
Primero fue proyectada la declaración de Calvo. Luego, la voz y la imagen del desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, Jorge Julio López, ocupó la pantalla ubicada frente a los represores, entre los que estaba Etchecolatz. A diferencia de aquella vez, esta vez sí lo escuchó.
“Es un desaparecido declarando en un juicio, pero además con Etchecolatz escuchándolo, porque la primera vez que declaró López estaba muy enojado porque no había estado presente. Y el día anterior al alegato, cuando Nilda lo llamó para combinar a qué hora iba a llegar, lo primero que preguntó fue si esta vez Etchecolatz iba a estar presente. Así que eso, en cierta forma, fue reparador”, resumió más tarde y aún emocionada Guadalupe Godoy, quien fue abogada de López en el juicio de 2006 y quien ahora es querellante por Justicia Ya!
En su relato, el testigo recordó que fue secuestrado en octubre de 1976, en el que reconoció a Etchecolatz y a su chofer Hugo Guallama; recordó que fue trasladado al destacamento y el Pozo de Arana donde fue torturado y donde presenció el asesinato de sus compañeros de militancia en la unidad básica de su barrio de Los Hornos, Patricia Dell'Orto y su marido, Ambrosio De Marco.
En su relato, el testigo se emocionó recordando cuando Patricia lo reconoció en ese centro clandestino de tortura y le pidió que, si vivía, le dijera a sus padres adónde había estado y que le diera un beso a su hijita de su parte.
Recordó también su encierro en la comisaría Quinta y arrancó aplausos del público cuando reivindicó su militancia y la de sus compañeros: “¿Señor López, usted qué era en aquel momento en que fue ilegalmente detenido?”, preguntó el abogado querellante Fernando Molinas. “Cooperaba con los Montoneros. Qué me importa, yo se lo digo. Con orgullo se los digo, porque fueron unos cuantos pibes que salieron a defender a la gente”, respondió el testigo, y el público –el del video y el de la sala– estalló en aplausos. Luego sonsacó sonrisas cuando el abogado explicó: “Cuál era su desempeño laboral, le preguntaba. ¿A qué se dedicaba usted?”.
El testimonio de López se extendió durante más de una hora y veinte minutos. Durante todo ese tiempo el público lo aplaudió en varias oportunidades. Como cuando contó que muchas veces había pensado en matar a Etchecolatz, pero explicó que recapacitó: “¿Qué voy a matar a una porquería como esta?”, expresó e hizo un gesto que, visto en la pantalla desde el público, señaló a la derecha, el lado en el que se encuentra el corralito donde se sientan los imputados.
O como cuando recordó que Ramón Camps realizaba visitas periódicas y que con los otros detenidos lo habían bautizado “capitán cucaracha”, porque como el insecto “aparecía” después de las 11 de la noche.
La proyección terminó con un aplauso cerrado. Alguien gritó “Jorge Julio López” y el público respondió: “¡Presente!”. La audiencia ingresó en cuarto intermedio hasta hoy, mientras el cántico que dice “como a los nazis les va a pasar”, ocupaba la sala.
Ayer, de los 26 acusados sólo 15 estuvieron presentes –cinco ausentes por razones de salud y seis que pidieron no estar presentes en la sala–. Pero entre los que vieron la proyección estaban Etchecolatz y Guallama. De todos los acusados, ellos dos fueron los que López identificó en su testimonio.
Sin excarcelación
El jueves, el Tribunal revocó las excarcelaciones de Bernabé Jesús Corrales, quien ahora tiene prisión domiciliaria, y de Raúl Orlando Machuca, quien fue encerrado en la Unidad 28 del SPF.
El turno de Chicha
La jornada de juicio de hoy tendrá como dato destacado la declaración de María Isabel Chorobik de Mariani. “Chicha” será la primera en hablar frente al tribunal. La escuchará Etchecolatz.
El juez denuncia
El presidente del TOCF1, Carlos Rozanski, denunció por amenazas a Julio Piumato, titular del gremio Unión de Empleados de Justicia de la Nación (UEJN). “Hace un año y medio que hay una persecución de parte de este hombre, que parece estar en el medio de un intento de desestabilización”, dijo el juez en relación a denuncias en su contra por presunto maltrato del persona.
Fuente:Diagonales
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