17 de febrero de 2012

JUICIO POR CARLOS MORENO: Un ex policía preso por falso testimonio, una testigo amenazada y el relato de la muerte del abogado.

JUICIO POR CARLOS MORENO
Un ex policía preso por falso testimonio, una testigo amenazada y el relato de la muerte del abogado.
17.02- Ayer se concretó una nueva audiencia por el secuestro seguido de tortura y muerte del abogado olavarriense Carlos Moreno. El nuevo capítulo judicial ganó en sorpresa y tensión. El Tribunal ordenó la detención de un ex policía citado a declarar, al considerar que incurrió en falso testimonio. Antes una mujer que atestiguó sobre lo que ocurrió en la chacra de los Méndez recibió un mensaje de texto intimidatorio en su celular diciendo “cerrá la boca”. Otros testimonios de vecinos de la zona resultarían esclarecedores sobre cómo estaba Moreno y fue recapturado por personal del Ejército.
El policía retirado Juárez dijo padecer una enfermedad que imposibilitaba...
Quien trabajaba en la cantina del Club Los Cardos daría precisiones sobre lo...
Pérez fue otro de los testimonios que aportaron para dejar en claro las circunstancias que aquella noche terminó en la muerte de Moreno.
Presuntas amenazas contra una testigo, detención de un policía retirado por falso testimonio y la búsqueda de una mujer “renuente” a la hora de declarar, formaron parte del tercer capítulo del juicio por el caso Moreno en el que quedó esclarecido en forma elocuente que en la chacra de los Méndez los militares se emplazaron, privaron de la libertad de personas, torturaron hasta la muerte al abogado laboralista.

Ayer se reanudó la audiencia oral y pública en el Aula Magna de la Unicén por el juicio contra los cinco imputados por el secuestro seguido de torturas y muerte del letrado olavarriense. Despojados de aquella última jornada en la que prevaleció la emoción y el conmovedor relato de la familia de la víctima, ayer prevaleció la rigurosidad de un Tribunal a la hora de dejar asentado aquella jornada donde Moreno terminó asesinado en la zona del Club Los Cardos, tras estar privado de la libertad en la chacra de los Méndez.

Dicha rigurosidad se trasladó a la indagatoria de aquellos testigos que debían recordar lo que 35 años habían visto y/o participado, especialmente reseñando y cotejando con lo declarado frente al juez Pagliere, oportunidad que el magistrado intervino por la denuncia del Colegio de Abogados azuleña acerca precisamente del secuestro de Moreno en Olavarría.

La audiencia se inició a las 12 y perduró, con algunos intervalos fijados por el Tribunal, hasta las 21, con el comparendo de aquellos vecinos y policías que formaron parte de aquella historia signada por voces, súplicas y el sollozo de torturados, persecución, tiros y los rastros elocuentes de que en aquel lugar, conocida como la quinta de los Méndez, fue un centro clandestino de detención, tortura y muerte.

En efecto, fue el turno de aquellos vecinos que a pesar de los miedos contaron lo que vieron una vez ocurrido el hecho como ahora, después de tres décadas ratificándolo con esfuerzo, ayudados por la lectura del expediente que afortunadamente en aquella época algunos actores, como un juez, confeccionó.

También atestiguaron los efectivos policiales de la comisaría Primera que aquella noche intervinieron por la denuncia de aquellos vecinos,

como los efectivos policiales que tomaron intervención precisamente por la denuncia de aquellos, que daban cuenta de un hombre que era perseguido por otro a los tiros primero y con una pala después.

Testimonio y amenaza
La primera en comparecer resultó Ana María Pozal, a pedido expreso del ministerio público habida cuenta que tomaron conocimiento de presuntas amenazas que había sufrido.

En efecto, la mujer dijo haber recibido un llamado intimidatorio en su celular el pasado domingo, donde escuchaba una respiración y como otra persona que le decía “dale, dale, decile el mensaje”…a lo que ella cortó la comunicación. Pasados los minutos recibiría un mensaje de texto, cuya leyenda rezaba “cerrá la boca”.

Frente a la situación, el presidente del Tribunal, el juez Falcone, pidió el teléfono celular del testigo y al leer el mensaje que la mujer había guardado ordenó el inmediato traslado del hecho para que investigue el juez federal del caso.

Previo a plantearse esta incómoda como delicada situación, la mujer supo retratar lo ocurrido aquellos días del 77, cuando ella trabajaba con su madre en la cantina del Club Los Cardos y observó como una vez asumido el golpe militar una cantidad importante de militares irrumpieron en la zona. Más precisamente ocuparon la quinta de Méndez.

Lo que escuchó y vio
Ya sobre su calidad de testigo para que recordara lo que observó por aquellos días en la zona, Posal describió que al menos durante aquellos tres o cuatro días que transcurrieron desde el secuestro y hasta el asesinato de Moreno el movimiento militar en la chacra de los Méndez fue intenso.

“Un día llegaron camiones verdes, camionetas, autos civiles, y de los vehículos bajaron personas vestidas de militar” dijo, quien a la vez aseveró que uno de esos militares “no se el rango, pero se notaba que tenía cargo, se acercó para pedirnos agua y comida”.

La mujer, narró que desde la primera de las noches con presencia militar en el lugar “se escucharon la voz de un hombre y de dos mujeres jóvenes, que gritaban, pedían socorro y auxilio”.

Posal reiteró que mientras los pedidos de “agua y comida” eran realizados siempre por el mismo efectivo de la fuerza, el resto de los “soldados” se mantenía en posiciones fijas como montando guardias en los perímetros.

Cómo los gritos se reiteraban por la noche, la familia comentó la cuestión a varios integrantes de la comisión directiva del Club Los Cardos, aunque les indicaron que mejor no insistieran con el asunto para evitar dificultades.

Lo cierto es que Posal contó además que “un día volviendo con mi mamá de la sede que el Club tenía en el centro de la ciudad, empezamos a escuchar tiros por todos lados, con policías, militares, y gente sin uniforme corriendo para todos lados. Y ahí nos escondimos por tres horas hasta que todo se tranquilizó. Después el movimiento desapareció y nadie más visitó el lugar”.

La mujer, considerada una testigo clave en la trama que se juzga, indicó que tras los episodios tuvo la oportunidad de ingresar a la quinta junto a un miembro del club, donde pudo observar “gasas con sangre, dos elásticos de cama sobre cajones de madera, cables cerca de un enchufe, y gomas como cámaras de ruedas de bicicleta a los costados”.


Otro testimonio
Roberto Pérez, fue otro de los testigos citado ayer, quien resultó también uno de aquellos vecinos que vieron lo que pasó con la persecución de Moreno y fueron a denunciarlo a la policía.

Pérez, ocasionalmente presenció cuando los militares fueron en busca de Moreno para recapturarlo, en cercanía de la quinta de los Méndez. A pesar de sus deficiencias auditivas y expresivas, el testigo refrendó lo que oportunamente había declarado en actuaciones judiciales de 1977 y 1986, tiempo en que oportunamente realizó el reconocimiento fotográfico de la víctima, elementos probatorios buscados desde las partes acusatorias.

Tras su declaración llegaría el turno de los policías como de la mujer que también presenció la persecución de Moreno (ver recuadros), y así el Tribunal daba por cerrado el debate hasta hoy a las 8.30, cuando se escuchen más testimonios que aportan a una causa que habla del pasado, pero paradójicamente retrotrae el presente, entre detenciones, amenazas, miedos, complicidades y omisiones que ayer y hoy florecen sin solución de continuidad.

LA DECLARACION DE LOS UNIFORMADOS DE LA COMISARIA
Policía retirado preso
Tras el esclarecedor relato de los vecinos, llegaría el turno del desfile de los policías que intervinieron aquella noche tras la denuncia vecinal. Uno de los ex policías, iba a resultar un protagonista casi excluyente, al terminar preso por disposición del Tribunal al considerar que estaba incurriendo en falso testimonio.

El efectivo jubilado de la policía bonaerense, José Juárez, quedó a disposición del Juzgado Federal de Azul, tras negar un testimonio que había brindado ante la justicia en 1977.

Juárez -que se desempeñaba en aquel momento como oficial en la Seccional Primera- quedó a disposición de la Justicia luego de negar ante el Tribunal actuante no solo el contenido testimonial sino también su propia firma certificada por un juez que, a escasos días de la desaparición de Moreno, en 1977, había certificado su versión de los hechos.

La historia refrenda que Juárez y otro efectivo de la policía que ayer prestó testimonio, Fernando Sánchez, recibieron la denuncia de un grupo de civiles que presenció a personal de las fuerzas militares mientras recapturaban al abogado olavarriense Moreno, antes de retornarlo al cautiverio que culminó con su posterior asesinato.

Juárez y Sánchez habían demorado a uno de los perseguidores aunque, tras chequear su identidad con Roque Pappalardo, uno de los jefes militares imputados, decidieron soltarlo de manera inmediata.

Lo cierto es que mientras Sánchez ratificó la versión de los hechos que había certificado ante juez en aquel momento, Juárez alegó que un reciente problema de salud (ACV) le dificultaba recordar lo sucedido al extremo de negar su propia firma, lo que derivó en su disposición ahora por falso testimonio.

El presidente del Tribunal, doctor Falcone, a preguntas del ministerio público como de los propios magistrados, consideró que el testigo no estaba diciendo la verdad a la hora de excusarse de reseñar lo que él había protagonizado, incluso negando su propia declaración ante el juez por aquellos años y su firma.

Sin contemplación alguna, el juez consultó a sus pares y ordenó que fuera apresado, quedando a disposición del juez de instrucción federal para que se lo investigue por el delito de falso testimonio, situación que descolocó al ex policía que dejó la sala esposado.

Situación distinta fue la del ex policía Fernando Sánchez, como Alfredo Menéndez (a cargo de la dependencia por ese tiempo), quienes ratificaron lo que oportunamente habían declarado.

La versión refiere a que los militares habían ocupado la zona y que se tenía entendido que allí se realizaban ejercicios. Que frente a la denuncia de los vecinos acudieron y se toparon con el suboficial que estaba de civil y llevaba un arma. Que cuando se lo demoró se identificó como personal de las fuerzas armadas, por lo que realizaron desde la radio del móvil un llamado al Ejército (tenían comunicación directa) y se ordenó (sería Pappalardo) que lo liberaran. Orden que cumplieron sin más, desentendiéndose luego del hecho.

También Menéndez recordaría que al día siguiente se haría presente en la dependencia el juez Pagliere, quien allanó la comisaría, los calabozos en búsqueda de Moreno, pero éstos no sabían de quién se trataba.

Resultó importante el aporte de Menéndez a la hora de determinar el escalafón de los imputados, detallando que Tommassi era jefe del área, mientras que Pappalardo jefe de operaciones.*

ESCLARECEDOR RELATO
La mujer que lo vio todo
Llegadas las 20, sería el turno de una de las testigo clave que esclarece lo ocurrido con Moreno aquel día.

Se trató de Nely María Bulfoni, quien vivía con su padre en una casa cercana a la chacra de los Méndez y el Club Los Cardos, y trabajaba en el hotel California.

La mujer que fue buscada por disposición judicial a su residencia en Olavarría puesto que no se había presentado al juicio, visiblemente nerviosa pero a la vez convincente y, en definitiva luego sería contundente, a la hora de detallar cuándo y cómo vio a Moreno aquella noche de persecución y tiros.

La mujer recordó que cuando venía del trabajo hacia su casa su padre le dijo que un hombre visiblemente desesperado, desarreglado que se identificó como abogado de Olavaria, Moreno, le pidió un vaso de agua, pero que su padre se negó y le dijo que se escondiera en el monte mientras ellos iban a realizar la denuncia.

En efecto, su hija lo iba a ser, junto al otro vecino Marchioni, quien se encontraba lavando su camioneta en el arroyo.

En ese trayecto, vio que Moreno regresaba desesperado, descalzo, vistiendo traje gris y una camisa blanca y cómo los oficiales lo traían a los tiros. Contó que ellos quisieron socorrerlo, incluso Moreno intentó subir a la camioneta expresando que él era el abogado Moreno y los que los estaban siguiendo eran “unos atorrantes”.

Pero una vez arribado los oficiales dijeron que no se metieran, que se trataba de un guerrillero. A preguntas del fiscal y la querella, la mujer recordaría más detalles, como por ejemplo que cuando quisieron socorrer a Moreno los oficiales le dijeron que no lo llevaran a ningún lado porque los iban a matar”, a lo que la mujer se asustó mucho, aunque después igualmente fue junto a Marchioni a realizar la denuncia en la Seccional.

La mujer también relataría que tras lo de Moreno, no quedó nada en el lugar. Los militares ya se habían ido. Fue así que aprovechando las ausencias, fue junto a su padre a “chusmear” la casa de los Méndez. Y por la ventana vieron un cuadro casi idéntico a lo que la cantinera del Club Los Cardos había visto junto a algunos integrantes de la comisión directiva de la entidad deportiva. Los elásticos, algunos cables, mesas largas cual camillas, etc.

Culminaría así su contundente, revelador testimonio, que fue acompañado por un sentido aplauso del público presente como se hiciera con los otros testimonios de aquellos vecinos que aportaron y mucho, para esclarecer el caso. Un reconocimiento para una valentía que sin dudas sirvió para que hoy la familia Moreno aguarde por justicia.*

Los imputados y ¿nuevos testigos?
Los ex militares Julio Tommasi, Roque Pappalardo y José Luis Ojeda, y los civiles Emilio Méndez y Julio Méndez, estuvieron siguiendo atentamente ayer los pormenores del juicio y los respectivos testimonios que los complicaron y mucho en su situación procesal. Desde la defensa de Tommasi como Pappalardo antes de finalizar la audiencia se pidió que mañana –por hoy- pudieran excusarse de estar presentes por razones de salud, petición que fue consentida por el Tribunal.

A propósito de su responsabilidad en este caso como en lo que ocurría por aquellos años, trascendió que a partir de la difusión de lo que se está ventilando en el juicio habría personas, vecinos, que estarían interesados en aportar nuevos elementos.

Si bien no forma parte del debate que ya cuenta con los testigos citados, cabría la posibilidad de incorporar dichos testimonios si se cree que podrían aportar a esclarecer aún más lo que ocurrió.

Se dijo, todo en tren de rumores, que la querella habría recibido algunos aportes, incluso de militares que estaban en contra de lo que pasó por esos tiempos, y estarían en capacidad de aportar información, aunque claro está que dependerá si dicha voluntad se traslada frente a un Tribunal y bajo juramento de decir verdad.*
FuentedeOrigen:elEco.com.ar
Fuente:Agndh

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