22 de febrero de 2012

Loma Negra en la trama de complicidades civiles con la dictadura.

Loma Negra en la trama de complicidades civiles con la dictadura
A los dos civiles acusados en el juicio que se realiza en Tandil por el homicidio del abogado laboralista Carlos Alberto Moreno, se le sumaron en las primeras audiencias del debate las sospechas sobre la cementera de Amalia Lacroze de Fortabat. Llega el turno de declarar para los ex empleados de la empresa
21.02.2012
Los civiles Emilio y Julio Mendez son retirados del tribunal que juzga en Tandil el asesinato en dictadura del abogado Moreno
Por Pablo Roesler
pabloroesler@gmail.com
Los testimonios de los familiares del abogado apuntaron a las motivaciones del crimen de Carlos Alberto Moreno, quien querelló a la empresa por enfermar de muerte a sus trabajadores. Por eso, los dos vecinos de Tandil sentados en el banquillo de los acusados no son la única versión de la complicidad civil con la dictadura sobre la que comenzó a arrojarse luz en el juicio que se realiza en esa ciudad serrana: también el rol de la empresa Loma Negra de la recientemente fallecida Amalia Lacroze de Fortabat quedó en medio de la escena del homicidio del abogado laboralista de Olavarría, representante de los trabajadores de esa cementera.

Tras los testimonios sobre el secuestro y homicidio de Moreno, los ex empleados de la empresa comenzarán a dar su versión sobre lo que fue la dictadura en la fábrica de la mujer que triplicó su patrimonio en los años de plomo.

El testimonio del hijo mayor de Moreno puso sobre la mesa el rol de una de las empresas económicamente más beneficiadas por la última dictadura militar al hablar en el juicio en el que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata investiga las responsabilidades de los hermanos Emilio y Julio Méndez, de dos oficiales del Ejército, el mayor Roque Ítalo Pappalardo y el coronel Julio Alberto Tomassi, y del suboficial José Luis Ojeda.

“Su labor en defensa de los trabajadores de la empresa Loma Negra, en ese momento propiedad de Amalia Lacroze de Fortabat, y con la anuencia y acompañamiento del coronel (Luis) Prémoli, es lo que lleva, definitivamente, al secuestro, tortura y asesinato de mi padre”, dijo Matías a los jueces Néstor Rubén Parra, Roberto Atilio Falcone y Mario Alberto Portela en la segunda audiencia del debate.

Para el sociólogo y militante de HIJOS de La Plata, el compromiso de su padre con su origen es lo que lo llevó a ejercer su profesión en defensa de los trabajadores y a patrocinar varias causas por denuncias de condiciones de insalubridad en las fábricas vinculadas con la fabricación de cemento en Olavarría.

“El compromiso que asumió (Moreno) con estas causas fue tal, que a partir del asesoramiento de médicos y personal especializado, mi padre llegó a comprobar que en varias secciones de la fábrica Loma Negra muchos operarios no llegaban a jubilarse. Y aunque los certificados de defunción hablaban de muerte por tabaquismo y enfermedades pulmonares normales o naturales, en realidad lo que ocurría es que en la sección embolsadora había sílice dando vueltas en el aire, no estaban dadas las medidas de seguridad pertinentes. Y esa gente moría de silicosis”, recordó el hijo mayor de Moreno.

Cemento y dictadura. Matías tenía casi dos años cuando secuestraron a su padre el 29 de abril de 1977. Prácticamente no lo conoció. Pero desde que vio la causa por el homicidio de su papá a los 16 años, vivió -confesó en la audiencia- “obsesionado” con la historia de ese abogado.

Esa idea persistente lo llevó a elaborar en el 2007 el documental “La sonrisa del Negro, dictadura y cemento en Olavarría”, en el que indaga en las vinculaciones de la empresa cementera con lo que pasó con su padre, y que le permitieron ampliar y profundizar los testimonios de amigos, clientes y trabajadores del cemento que había escuchado durante muchos años. Ese video será proyectado en el transcurso de las audiencias.

Por eso ante el tribunal apuntó directamente a la complicidad empresarial en el homicidio de su padre: “Él patrocinó a los trabajadores a un año de iniciada la dictadura del 24 de marzo de 1976, con un proyecto económico dictatorial que tenía que ver con la desindustrialización, pero no una desindustrialización plena, porque a pesar de cerrar muchas fábricas hubo grandes grupos económicos que se vieron beneficiados con la dictadura”.

También recordó que un informe de la Comisión Provincial por la Memoria muestra el seguimiento, a partir del año 1955, a las comisiones internas de Loma Negra y otras fábricas que integraban el circuito productivo de Olavarría, con lo cual estimó que “no es casual que la persecución a los trabajadores se haya vuelto a repetir a partir del año 1976”.

“Muchos testimonios de los que recogí para el documental hablan de una presencia de las fuerzas de seguridad más fuerte en la fábrica durante la última dictadura militar. La complicidad civil también fue fuerte dentro de esa lógica de persecución de los trabajadores considerados peligrosos”, finalizó.

El mismo señalamiento a Loma Negra lo hicieron la viuda de Moreno, Susana Lofeudo y su hijo menor, Martín, quienes también declararon en la segunda audiencia del juicio. Todos recordaron el trabajo del abogado laboralista de la Asociación de Obreros Mineros Argentinos (AOMA), y subrayaron una anécdota: que en la sala de espera de su estudio todos los clientes estaban con ropa de grafa y que cuando se levantaban para ser atendidos, en la silla quedaba la marca blanca de cemento.

En las consecutivas audiencias, que se extenderán durante el mes de febrero, declararán ex trabajadores de la cementera de Olavarría.

Loma Negra. Las audiencias del juicio continuarán este jueves y viernes y, según fue previsto por el tribunal, el debate culminaría la próxima semana.

En las últimas de esas cuatro jornadas declararán como testigos ex trabajadores de Loma Negra, como el ex secretario adjunto de AOMA, Carlos Soria, entre otros.

Complicidades civiles. En la última audiencia del debate declararon testigos del momento en que Moreno fue recapturado luego de escaparse de la quinta que los hermanos Méndez -uno de ellos cercano a Alfredo de Ángelis durante el conflicto por la 125-, ubicada en una recoleta zona de Tandil, a escasos metros de la ruta 226 y del Club de Rugby Los Cardos.

Luego de que la encargada de la cantina Los Cardos recordara que por la noche se oían los gritos de la tortura, la vecina de la “chacra de los Mendez” relató cómo fue recapturado el abogado luego de huir de ese centro clandestino de detención. La mujer fue testigo presencial de ese momento y recordó que fue amenazada por un militar.

“Ese día, mientras yo estaba trabajando en el hotel California, un señor se apareció en la casa de mi papá y le dice que lo deje entrar, diciendo que estaba secuestrado y que era el abogado Moreno de Olavarría”, recordó Neri María Bulfoni, vecina de la chacra cuyo padre fue hallado muerto dos años después de ese espisodio.

“Mi papá le dice: ‘Aca en mi casa no, vaya y escóndase en el cerro que cuando venga mi hija la voy a mandar a hacer la denuncia’”, recordó Bulfoni. Y continuó: “Cuando llegué a la casa me mandó a hacer la denuncia”.

Sin embargo, antes de llegar a la comisaría Primera de Tandil, Bulfoni presenció junto a un amigo que la acompañaba, los últimos momentos de vida del abogado: “Cuando salimos vemos que un muchacho joven lo traía (a Moreno) entre las piedras del monte a los tiros. Nosotros lo quisimos defender y el muchacho nos dijo que no, que era un guerrillero”.

En la causa quien está acusado de recapturar a Moreno fue el suboficial del ejército Ojeda. Y ese entredicho entre la vecina, su amigo y el militar redundó en amenazas. Según contó Bulfoni al tribunal, cuando intentaron interceder el militar los echó. “Nos dijo: Si no, los matamos”, recordó.

Finalmente, la mujer concurrió a la comisaría Primera a hacer la denuncia. Allí contó los hechos y que luego de correrlo a tiros y golpearlo, dijo que a Moreno “lo habían llevado a la quinta, donde lo tenían, que era vecina nuestra”.

“¿Qué le dijeron en la comisaría?”, preguntó el fiscal. “Fueron a la casa donde lo tenían”, recordó la testigo.

Los Mendez están acusados de haber facilitado su quinta al ejército para ser utilizada como centro clandestino de detención. Si bien en este debate se analizan las responsabilidades en el crimen del abogado laboralista, diversos testimonios en otras causas aseguran que el movimiento era intenso en ese lugar. Una testigo dijo que además de los de Moreno escuchó gritos de, por lo menos, otras dos mujeres.
Fuente:Diagonales

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