EMOTIVO RELATO DE LOS HIJOS RECUPERADOS POR LA DEMOCRACIA
En el colegio 710 se recordó a las víctimas de la dictadura
2012-03-26
En el marco de las actividades que se realizaron por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, Jorge Jaunarena, Secretario de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata, inauguró en el colegio 710 la charla “Hagamos Memoria”. Allí se intercaló un repaso histórico con especial hincapié en la última dictadura militar y las historias de dos hijos de militantes desaparecidos, Martín Castro Maytas y Daniel Derlingeri.
Desde un comienzo, la gran cantidad de público se emocionó al recordar las huellas históricas que significaron el paso de las dictaduras por la vida de nuestro país. El público era heterogéneo, divido entre los que conocieron de cerca esa época, los que la sabían de una manera distinta, y quienes la ignoraban o negaban completamente.
“Yo siempre creí en la teoría de los dos demonios, mi papá decía que había sido una guerra”, confesó Angélica, tía de un alumno del establecimiento, quien agregó: “Pero ahora entendí que el Estado fue el total responsable por haber matado y secuestrado hijos recién nacidos”.
Entre tanto, Jorge Jaunarena fue el encargado de contextualizar y narrar los hechos históricos que azotaron al país, especialmente luego del Golpe de Estado de 1976, ápice de torturas psicológicas y físicas, vejaciones, apropiación de niños, etc.
Por su parte, el Secretario de Derechos Humanos recordó, además, la convivencia y alianza de los militares con ciertos grupos económicos, eclesiásticos y mediáticos, entre otros.
Sin embargo, se tiene una real magnitud del terrorismo de Estado cuando el relato transcurre en primera persona, en este caso, en la voz de los muchachos que, hace tres décadas, fueron separados violentamente de sus padres.
Martín y Daniel, hijos de desaparecidos
“Realmente estas personas tienen una fuerza de voluntad increíble, yo creo que no hubiera podido seguir adelante sin mi familia”, aseguró Fabián, alumno del colegio 710.
A Martín y Daniel les sucedió algo parecido. Sus padres eran militantes de diferentes organizaciones políticas. Al ser secuestrados por la dictadura, el modo de operar podía variar según el centro clandestino donde fueran encarcelados, la mera suerte y el ánimo de sus captores. De igual manera se procedía con aquellas militantes que estaban embarazas y que al momento de su secuestro estaban prontas a dar a luz.
Dependiendo de azarosas circunstancias, en algunos casos los familiares de las víctimas podían dar con el recién nacido en las llamadas Casa Cuna o en los hospitales. No obstante, también era frecuente que, apenas nacidos, los militares los separasen de su mamá y los entregasen a una familia adoptiva, cómplice del delito.
La casualidad y la fortuna hicieron que, en el 77´, Martín, un bebé de 2 añitos de edad, se quedara a dormir en la casa de unos vecinos, a raíz de un cumpleaños. Esa misma noche el Ejército irrumpió en la vivienda de sus padres. Allí comenzó una tragedia devenida en un periplo digno de una película. Para socavar sospechas, trasladaron a Martín a Córdoba, donde pasó unos días en la casa del matrimonio Brandalisis- Palacios.
Recordemos que una de las penas que enfrenta Luciano Benjamín Menéndez, en Córdoba, a cadena perpetua y cárcel común, fue por, entre otros crímenes de lesa humanidad, torturar y asesinar tanto a Brandalisis como a su compañera. Así, cabe destacar que el ex represor tiene el triste récord de ser el militar con más condenas perpetuas.
Finalmente, Martín fue adoptado por la familia Maytas, quien desde temprana edad le enseñó cómo era su historia, y al retorno de la democracia le dio la posibilidad de visitar a las Abuelas de Plaza de Mayo, en Buenos Aires. Por un hecho fortuito, también digno de un film, un tío en España envía un fax y logra recuperar su identidad. “Yo no soy una víctima, lo mío es anecdótico”, finalizó Martín aduciendo que su historia personal es un fragmento de la historia argentina. El público estaba muy conmocionado. Muchos apelados por los años oscuros que hasta hoy retumban en cicatrices, otros por desconocer el pasado. “Lo mejor que me pudo haber pasado es haberme encontrado con otra familia, después de haber perdido la mía”, opinó el muchacho, quien agregó: “La vida sigue y eso es otro gran fracaso del terrorismo de Estado, otro gran fracaso de quienes nunca pensaron que se iban a sentar en un Tribunal para juzgarlos por los crímenes que cometieron”.
La gente aplaudió no sólo la charla, también se animó a contar experiencias personales, y al fin, todos festejaron fortalecer la vida democrática.
Fuente:ElDiario
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