3 de junio de 2012

PLAN CÓNDOR: La justicia de Perú había rechazado el pedido de extradición de Oyarbide por el secuestro de 13 dirigentes y su traslado ilegal a Jujuy.

02.06.2012
francisco morales bermúdez Indagarán a un ex dictador peruano por el Plan Cóndor 
La justicia de Perú había rechazado el pedido de extradición de Oyarbide por el secuestro de 13 dirigentes y su traslado ilegal a Jujuy. 
En una derivación judicial directa del pedido de captura y extradición rechazado que realizó el juez federal argentino Norberto Oyarbide sobre el ex dictador peruano Francisco Morales Bermúdez (1975-1980), una fiscalía de Lima inició una investigación al ex mandatario de facto por el secuestro y traslado de 13 opositores políticos de ese país hacia la Argentina en el marco de la aplicación del Plan Cóndor en Perú.

El caso fue revelado por Tiempo Argentino y ahora la justicia peruana citó a declarar a Morales Bermúdez para el 12 de junio próximo. Además de citar al ex dictador, la Tercera Fiscalía Supraprovincial limeña también llamó a testimoniar a los políticos peruanos deportados que aún sobreviven.

También solicitó a la comandancia de las Fuerzas Armadas peruanas que identifique a los jefes militares al mando entre mayo y junio de 1978, y a la Fuerza Aérea, información de los vuelos realizados en ese período.

Asimismo, pidió a la secretaría de Palacio de Gobierno la lista de ministros y altos funcionarios estatales que en 1978 mantuvieron vínculos con Inteligencia, Fuerzas Armadas y Policía de ese país.

Según consignó el diario peruano La República, además “se requirió a la Argentina información del Plan Cóndor”. A principios de febrero pasado, el juez Oyarbide solicitó la “detención preventiva” y extradición del ex dictador peruano mediante un exhorto girado por la cancillería.

La denuncia fue impulsada por Ricardo César Napurí Schapiro quien, junto a otras 12 personas –líderes de izquierda, dos militares y un periodista– fueron arrestados por orden de Morales Bermúdez y deportados a la Argentina en mayo de 1978, en plena dictadura cívico militar comandada por Jorge Rafael Videla.

Para Oyarbide se probó que ese operativo se llevó a cabo en el marco del Plan Cóndor, en el cual países del Cono Sur como Chile, la Argentina, Paraguay, Uruguay, entre otros, desaparecían y asesinaban opositores políticos, y en donde estaba previsto el intercambio de prisioneros.

Por ello también imputó al ex dictador Jorge Rafael Videla y a su ex ministro del Interior Albano Harguindeguy. “Por no portarse bien aquí van a ir al matadero de Argentina”, les dijo a los deportados un miliciano peruano, según recordó el ex senador Genaro Ledesma Izquieta ante Tiempo (7/2/2012), después de declarar en la justicia argentina.

Luego de evaluar el caso, la justicia peruana decidió rechazar el requerimiento judicial argentino porque consideró que los delitos por los que Oyarbide hacía el pedido no estaban tipificados en la legislación peruana de esa época, además de considerar que no había pruebas idóneas suficientes.

En el ínterin, Morales Bermúdez admitió que ordenó las expulsiones, pero negó la intención de matarlos y alegó que el traslado se hizo en forma más o menos pública. Los deportados regresaron a Perú unos meses después y varios fueron elegidos para la Asamblea Constituyente de 1978. Sin embargo, la justicia peruana dejó abierta la posibilidad de iniciar una investigación propia. Así, los expulsados sobrevivientes darán su testimonio.
FuentedeOrigen:TiempoArgentino
Fuente:Agndh


"PIRAGUE"
La extensión generalizada de la práctica de la delación es quizás el mayor éxito de la dictadura stronista en el plano de la conducta social. Impuso “un policía” en el propio inconsciente colectivo de la sociedad, ya que la delación atravesaba todos los ámbitos, desde las Fuerzas Armadas hasta el interior de las familias, pasando por sindicatos, asociaciones juveniles, clubes, etcétera. La consecuencia fue el debilitamiento y, en algunos casos, la extinción de grupos tradicionales como las comisiones vecinales y el trabajo comunitario, formas asociativas que la dictadura consideraba peligrosas. La delación fue estimulada desde el Partido Colorado y desde las instancias más elevadas de las instituciones, y era considerada como un servicio a la patria que merecía reconocimiento y premiación. En esta exaltación de la delación participaba incluso el dictador en persona, tal como relata el Capitán Eladio Gómez, quien estando en la residencia presidencial de Mburuvicha Róga fue convocado por Stroessner quien le dijo:

“Gómez, venga un poco’, y me hace sentar frente a frente en un sofá (…) ‘Gómez, usted es un oficial muy reservado, no informa las cosas, usted tiene que informar más’ (…) y le respondí: Mi general, yo no le informo nada porque nada sé. El día que yo sepa algo y lo amerite le voy a comunicar. Me dijo: ‘no, usted tiene que acercarse más”. Capitán Eladio Gómez, 1959.

La delación podía significar un camino de ascenso social, profesional y político a costa de las víctimas. Se trataba en realidad de un complejo sistema de fidelidades que mutaba y que a la larga favorecía forzosamente a concentrar el poder en quien tuviera el control y la comprensión del conjunto de delaciones cruzadas, es decir, al dictador y a su círculo de colaboradores más cercano.

La apuesta del stronismo, más que a forjar un aparato represivo profesional, de alta eficiencia técnica y con fuertes inversiones en los servicios de inteligencia, se orientó a promover un modelo represivo que ponía el acento en la acción totalitaria, en el miedo social y en la delación. La dominación apuntaba a disciplinar la mentalidad en un modelo estándar y genérico de acatamiento.
FuentedeOrigen:Codehpy.com
Fuente:Agndh

PYRAGÜE FUMA 
Sánchez Bonifato y los Archivos del Terror 
Anda nervioso el ex vocero de la Armada, César Sánchez Bonifato. 
Está nervioso porque teme que en el sótano hallado en el consulado paraguayo en Posadas aparezca información sobre procedimientos amparados en el Operativo Cóndor.
En 1977 Sánchez Bonifato dió una conferencia a favor de las represas junto al gorila Rojas 
El plan fue el pacto secreto de cooperación clandestina entre las dictaduras de la región, que había comenzado a funcionar desde fines de 1975. Mediante esta alianza de los gobiernos militares les era posible intercambiar información y prisioneros y realizar operativos conjuntos más allá de las normas internacionales y diplomáticas. Según se dice, el “Fuma”, que regresó a la provincia a fines de los 60 después años de ser un estudiante crónico de Derecho, fue reclutado, como informante, por el jefe de inteligencia de la intervención de la Armada en la Provincia en 1976, el capitán de navío Martín Arrillaga. Los trastornos en la personalidad de Sánchez Bonifato eran los propios de un mitómano patológicamente narcisista. No cualquiera tiene estómago para engañar durante más de quince años a sus padres haciéndoles creer que va aprobando materia por materia cuando lo que hace es vagar por los boliches tocando el piano, mientras sigue con el libro de Introducción virgen de toda lectura.

Según se chismosea, ese contacto habría sido el que le abrió las puertas al Fuma para quedarse con la estratégica corresponsalía de La Nación en Posadas, después de la muerte de su padre, un periodista con la bohemia anterior a la profesionalización. Y una cosa trae la otra, en esos años se convirtió también en lobista de Alto Paraná SA, sociedad integrada en 1976 por el grupo Massuh junto con Celulosa Argentina y otras firmas, por supuesto basada en créditos del BANADE, créditos externos avalados por el Estado y exenciones impositivas, deudas que después serían condonadas por Cavallo. El Fuma entraba y salía de la planta como dueño de casa, sin importar si el dueño era Massuh, Richard Handley o los chilenos. Se dice y nunca lo pudo desmentir, que “Fuma”, era un “agente de reunión”, cuya función consistía en infiltrarse en distintos grupos para luego delatar nombres a los jefes de área del terrorismo de Estado. El oficio de periodista le venía al pelo para cumplir la tarea. Y como una cosa trae otra y después otra, Sánchez Bonifato se vio obligado a dar la cara en una serie de conferencias que dictó junto al más paradigmático del gorilaje antiperonista, el almirante Isaac Rojas. Junto a la “Hormiga Negra” se pronunció en contra del laudo arbitral del Papa en 1977 que salvó la guerra con Chile. Su antibrasileñismo militante le aceitó contactos con la dictadura del Paraguay. Son recordadas sus entrevistas y reuniones con el sanguinario ministro Montanaro, y con el general Oviedo cuando todavía prestaba obediencia debida al stroennismo.

Cuando este jueves se aprobó el proyecto de comunicación de las diputadas Marchesini y Duarte para conocer los resultados de la investigación que se hizo en el sótano del consulado (que es territorio paraguayo), muchos familiares de las víctimas del Operativo Cóndor se entusiasmaron con la idea de saber. Saber quiénes y cómo, conocer responsabilidades. En 1992, Martín Almada, un opositor a la dictadura, descubrió los llamados «Archivos del Terror», documentos que demostraban que Stroessner había participado en la Operación Cóndor. Por eso el Fuma está nervioso y teme. Teme más que a la palabra batilana, soplón, alcahuete, botonazo, a la palabra “pyragüé”. Desde las tribunas que heredó de la dictadura y hoy sostiene Ramón Puerta, Sánchez Bonifato se propuso descalificar al conductor de la renovación, movimiento que al romper con el pasado denunció y se propuso juzgar la violación de delitos de lesa humanidad, y entre otras iniciativas, creó el único Ministerio de Derechos Humanos que hay en las provincias argentinas y desde el Parlamento el Centro de Documentación como archivo de la memoria.
FuentedeOrigen:Trincheras
Fuente:Agndh

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