11 de abril de 2013

SALTA: CONFIRMAN CCD EN EJÉRCITO y POLICÍA.

10,04.2013
También se trató la desaparición del soldado Víctor Brizzi
Salta: Toma cuerpo la existencia de un ccd hasta ahora desconocido en campos del Ejército
Colimba Brizzi, declararon soldados que lo vieron detener 
Por Elena Corvalán, directora de Radio Nacional-Salta
Cada vez se suman más datos para apuntalar la sospecha de que en los campos, y montes, del mismo Ejército funcionó un centro clandestino de detención y tortura. Testigos que declararon en el megajuicio por delitos de lesa humanidad contaron haber sido trasladados a un campamento en medio del monte, donde había un curso de agua o arroyito, y donde fueron sometidos a todo tipo de vejámenes, violaciones incluidas.La descripción se condice con el extremo sur de los campos del Ejército, que linda con Castellanos, conocido como Bella Vista, donde ahora se encuentra un salón de fiestas, que antes pertenecía a la familia Sola y que en la década del 70 era la casa del segundo jefe.
“Hay un curso de agua muy pequeño hacia Bella Vista”, describió el actual jefe del Regimiento de Caballería Ligero 5, teniente coronel Juan Carlos Canpisano, que colaboró con la inspección que realizó el Tribunal Oral en lo Federal Criminal de Salta en el marco del megajuicio por delitos de lesa humanidad que se realiza en esta ciudad. Cerca del casco hay un polvorín con una caseta para los guardias, y no hay más edificaciones militares, agregó el teniente coronel de la Policía Militar Pedro Antonio Zelaya.

El testigo Aldo Bellandi, que participó ayer de las inspecciones en la Central de Policía y en el Regimiento de Caballería 5, aportó más datos que apuntalan la sospecha de un centro clandestino en los campos del Ejército. Bellandi, que fue jefe de Movilidad durante el gobierno del infortunado Miguel Ragone, fue detenido el 24 de marzo de 1976, alojado y torturado primero en la Central de Policía y llevado luego a un centro de torturas que él identifica como "el regimiento", porque esa es la percepciòn que tuvo al ser trasladado al lugar encapuchado y porque así se lo ratificó un compañero de detención, Elejalde.


Bellandi dijo que desde la Central hubo un viaje de varios minutos, que hubo una parada (que podría ser la Guardia del RCL5) y luego el vehículo siguió “como 15 cuadras” por un camino que le pareció de tierra por “los barquinazos” que daba el auto, hasta que lo depositaron en un lugar con piso de tierra, donde había otros detenidos. Recordó que escuchaba sus quejidos y gritos de dolor, y él mismo fue torturado, sometido al submarino y a simulacros de fusilamiento. Otros dos testigos, Rodolfo Villalba Ovejero y Santiago Pérez Alsina, que ayer participaron de la inspección y que en 1976 estaban haciendo el servicio militar, recordaron que en esa época el camino que conduce a los fondos del regimiento no estaba pavimentado.


A principios de 1976 estaba cumpliendo el servicio militar Víctor Brizzi, que fue desaparecido del mismo RCL5, hecho que también es parte de este proceso judicial.


Villalba Ovejero confirmó que compartía la instrucción con Brizzi. Dormían en unos galpones ubicados al fondo de las edificaciones. Una mañana, a eso de las 10, mientras recibían instrucción de teoría sobre tiro, vinieron de la Guardia de Caballería diciendo que lo buscaban a Brizzi y lo llevaron caminando “en diagonal”. “Nunca más lo vi”, sostuvo Villalba Ovejero.


Detrás de los galpones donde dormían solo había (y aún hay) un polvorín y campos. Delante ahora hay dos grandes galpones (de Logística), pero en 1976 no estaban y era “todo descampado”, confirmaron ambos testigos. En los alrededores de los galpones hacían la instrucción. Esos galpones están a unos 8 kilómetros de Bella Vista, el antiguo casco de estancia que linda con Castellanos.


Para los querellantes en ese lugar “funcionó como un centro clandestino de detención, lo que nos falta es especificar el lugar preciso en donde estuvieron, y se presume que de ahí también fue la desaparición de Víctor Brizzi y todas las detenciones clandestinas del 24 de marzo de 1976 que se probaron en la causa que estuvieron en el Ejército”, sostuvo Mariana Gamboa, hija de Gemma Fernández Arcieri y de Héctor Domingo Gamboa, cuyos secuestros y desapariciones se investigan en este proceso.


Es que también se tienen presentes los testimonios de los ex presos políticos Juana Isabel López y Enrique Cobos, quienes afirman haber sido llevados a un monte, a minutos de la ciudad de Salta, donde fueron depositados en un campamento, con otros detenidos, donde fueron sometidos a torturas. López, que fue detenida en Metán, contó que fue traída hasta la ciudad de Salta y luego llevada hasta ese lugar, donde fue arrojada en una carpa, maniatada y encapuchada, y donde fue reiteradamente violada. Ambos testigos mencionaron que se trataba de un monte, y que cerca había un curso de agua, cuyo murmullo escuchaban. Aunque siempre estuvieron con vendas, López tuvo la oportunidad de ver que estaban en un campamento en medio del campo o monte, con muchos militares.


La inspección de ayer en el Regimiento de Caballería V se hizo con la presencia de peritos de Gendarmería, que trabajaron con un GPS para tomar las mediciones exactas de acuerdo a los reconocimientos de los testigos.


Torturas en la Central


Tres testigos confirmaron ayer que la Central de Policía era usada como centro clandestino de detención y torturas. Recorriendo el interior del edificio, los testigos recordaron la disposición de las celdas donde recibieron castigos. En la inspección en el RCL5, Cristina Cobos reconoció la habitación donde la recibía el teniente Benjamín Isidro de la Vega cuando iba a preguntar por su marido, Víctor Brizzi, y la oficina más grande donde fue interrogada por oficiales del Ejército.


Siguiendo el camino de sus captores, en la inspección en la Central, Bellandi ingresó por la puerta principal, dobló a la derecha y se detuvo a mitad del patio interno, a la altura de la oficina de entrega de documentación. A pesar de los cambios edilicios, dijo que en ese lugar, donde ahora hay un patio, había celdas: “Era Robos y Hurtos, me acuerdo claro, había dos celdas ahí”.


El testigo Ernesto Luis Mamaní contó que fue ingresado cerca de la medianoche del 26 de marzo de 1976 por “la puerta de atrás”, que da a la calle Santiago del Estero y que lo llevaron a Infantería, que estaba casi a la mitad del patio. Luego fue llevado a una celda, en el mismo lugar señalado por Bellandi. Allí amaneció, “mirando a la pared”, al otro día lo llevaron a la oficina de Contralor, en el pasaje Castro, al lado de la Central. Allí lo interrogó un oficial de apellido Nieva, y lo liberaron.


A la tarde lo volvieron a detener y lo llevaron a una celda “sin techo”, en el sector opuesto de Infantería, donde fue torturado por Nieva, al que más tarde se sumó el oficial Mario Reinaldo Pachao, que está siendo juzgado en este proceso. Mamaní reconoció cada lugar donde estuvo, a pesar de los cambios. Recordó incluso que cuando lo llevaron ante el Jefe, lo hicieron ingresar por una puerta de atrás, la que todavía comunica con el despacho de Jefatura. Su hermano Héctor Alfredo Mamaní también reconoció el despacho del jefe, donde se reunió con el mayor Juan Carlos Grande para pedirle por la vida de su hermano.


Antes de las inspecciones, el Tribunal rechazó un pedido de apartamiento de este proceso del coronel retirado Joaquín Cornejo Alemán, quien está convaleciente de un infarto y está siendo juzgado por la desaparición de Brizzi.


Cornejo Alemán pidió ser apartado y ex presos reconocieron lugares de detención


Anteayer, en el juicio hubo una cal y otra de arena. Por un lado, el coronel Joaquín Cornejo Alemán mostró las cartas y pidió ser apartado del debate; por el otro, los ex detenidos políticos Carlos Holmquist, Nora Leonard, Pía Asunción Vilte y Néstor Finetti reconocieron los lugares donde sufrieron la detención y torturas, en la Delegación de la Federal y en la cárcel de Villa Las Rosas.


La jornada comenzó con una audiencia corta, en los Tribunales Federales, en la que el defensor oficial Federico Petrina pidió que el militar Joaquín Cornejo Alemán sea apartado de este proceso, petición a la que se opusieron la Fiscalía y los querellantes y que será resuelta hoy por el Tribunal Oral. Cornejo Alemán era el segundo jefe del RCL5 y está acusado por la desaparición del soldado Víctor Brizzi.


Los querellantes temen que si el Tribunal hace lugar a la pretensión de Cornejo Alemán se abra una vía por la que querrán ser apartados también otros represores, al fin y al cabo la mayoría son ancianos y tienen distintas dolencias. Ayer se recordaba que el ex jefe del Ejército en Salta, Carlos Alberto Mulhall, padece de una cardiopatía.


Petrina basa su pedido en el informe del perito médico Ricardo Chevarlzk, de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al que recurrió el Tribunal para preguntarle cuánto tiempo necesita el militar pare reponerse de un infarto sufrido el 2 de marzo y si podrá seguir las audiencias por videoconferencia. El perito dijo que “no puede determinarse un tiempo de recuperación” pero que “se puede inferir” que “no puede ser inferior a los 90 días” y hasta podría “llegar a los 180 días”. Y aseguró que “no se encuentra en condiciones de presenciar el juicio” porque esto le provocaría un estrés que podría poner en riesgo su vida.


El fiscal Ricardo Toranzos pidió al Tribunal que “no se adopte ninguna decisión definitiva” sobre Cornejo Alemán, teniendo en cuenta que Chevarlzk no lo revisó sino que hizo su informe sobre la base de los antecedentes y la historia clínica que le hicieron llegar, además todavía se deben realizar otras diligencias y en ese tiempo podría haber una evolución en el estado de su salud.


Los querellantes Susana Aramayo y Gastón Casabella pidieron que se haga otro informe, producido por un especialista que revise a Cornejo Alemán. Y la querellante Tania Kiriaco recordó que hay antecedentes de imputados por delitos de lesa humanidad obligados a concurrir a debate aún en delicado estado de salud, y remató: actuar de otra manera podría constituirse en un aporte para la impunidad.


“Ahí lo ví a Fronda”

El ex detenido político Carlos Holmquist describió ayer el recorrido que hizo en la Delegación de la Policía Federal, donde fue torturado, y ratificó que ahí vio al militante peronista Eduardo Fronda, asesinado en enero de 1975.

Holmquist recordó que fue detenido el 10 de diciembre de 1974 y que una madrugada fue llevado a la Federal. Aunque hubo modificaciones en la edificación, el testigo pudo ubicar cada lugar donde estuvo, ante los jueces Carlos Jiménez Montilla, Marcelo Juárez Almaraz y Gabriel Casas. Para orientarse, entró por el garaje (por donde lo llevaron, vendado), donde recordó una columna ya inexistente, siguió a la izquierda, donde recordó que había una pileta que goteaba y enseguida dos calabozos. Adentrándose en el edificio señaló la habitación donde conversó con Fronda, la oficina del Delegado (donde fue interrogado y torturado, por Federico Livy y Juan Carlos Alzugaray) y, de vuelta, hacia el patio, al lado de los calabozos: “Ahí es donde lo veo a Fronda, ahí es donde estaba, sentado en el piso, esposado a la banqueta”.


Holmquist también participó de la inspección en la cárcel de Villa Las Rosas, donde junto a Finetti reconoció las celdas donde fueron alojados, aunque en distintos momentos, porque el primero recuperó su libertad en octubre de 1975 y partió al exilio, mientras que el segundo fue detenido el 24 de marzo de 1976. Finetti recordó que en la cárcel vio a Mario Falco y Ronald Colina.


A pesar de los cambios en la Unidad Penal, Nora Leonard y Pía Asunción Vilte también reconocieron el pabellón donde estaban confinadas, hoy convertido en comedor de los miembros del Servicio Penitenciario Provincial. Leonard recordó que recibían amenazas, relató los maltratos y ratificó que Cornejo Alemán iba asiduamente a la cárcel, en helicóptero, acompañado por otro oficial “alto”. También ratificó que vio allí a Alzugaray, otro de los imputados en este proceso.

Fuente:Telam


Salta 
Ayer se realizaron nuevas inspecciones en el marco del juicio por la megacausa de la UNSa
Aseguran que la Jefatura era un centro de tortura
09.04.13
El Tribunal Oral Federal recorrió el predio del Ejército para analizar el caso de un soldado desaparecido en 1976. 

VILLALBA OVEJERO RELATA AL FISCAL TORANZOS DETALLES DE LA DESAPARICION  
Dos expresos políticos de la última dictadura militar reconstruyeron los dramáticos momentos en la Jefatura de la Policía de Provincia, donde ayer continuaron las inspecciones oculares dispuestas por el Tribunal Oral Federal de Salta en el marco del juicio por la megacausa de la UNSa. Lo propio se hizo en el Regimiento de Caballería 5 con la presencia de dos exconscriptos y la esposa de un estudiante de derecho que desapareció cuando cumplía con el servicio militar. Aldo Víctor Bellandi había sido el chofer del exgobernador Miguel Ragone cuando éste asumió el cargo en 1973. El 1 de abril de 1976 lo sacaron de su casa, delante de su esposa, su hermana y su cuñado, durante un operativo dirigido por el comisario Vivas. Lo alojaron en la Central de Policía, y luego en una dependencia del Ejército donde fue brutalmente torturado. En el primero de los establecimientos el testigo indicó el lugar donde en aquella época estaban los calabozos, los que fueron derribados para el funcionamiento de la plaza de armas. “Ahí mismo me torturaron en varias oportunidades”, expresó Bellandi. Ernesto Luis Mamaní coincidió con el anterior respecto al lugar donde funcionaban los calabozos. Contó que cayó en desgracia cuando en una redada la policía lo detuvo y detectó en su billetera el desgastado pasaje del tren que había abordado junto a su novia y otros muchos salteños que fueron a recibir a Perón, el 20 de junio de 1973, cuando el expresidente retornó al país luego de 18 años de exilio. Contó que tenía el pasaje como un grato recuerdo y por ese papel lo acusaron de guerrillero. “Me metieron en un calabozo y luego me llevaron a la oficina de un comisario de apellido Nieva, quien me preguntaba cosas y, como no le respondía, comenzó a golpearme”, dijo. Al día siguiente lo liberaron al mediodía, pero a la tarde lo volvieron a detener. “De nuevo me condujeron a la oficina de Nieva y allí, con el comisario Pachao, me golpearon hasta dejarme tirado en el piso”, recordó. Dijo que a Reynaldo Pachao lo conocía porque era jugador de fútbol del club Juventud Antoniana. 

El Tribunal se constituyó luego en el predio del Ejército con la presencia de los testigos Rodolfo Villalba Ovejero, Santiago Pérez Alsina y Bellandi. A pedido del querellante David Leiva, se incorporó también a Cristina Cobos, esposa del soldado Víctor Cobos, quien desapareció del sector de Caballería en febrero de 1976. Toda la expectativa se centró en el testimonio del abogado Villalba Ovejero, quien fue la última persona que vio con vida a Brizzi. Tras ubicar la guardia, el testigo guió al Tribunal hasta el fondo del Regimiento donde estaba el campo de entrenamiento. “Recuerdo que nos estaban impartiendo prácticas teóricas de tiro cuando alguien se acercó y dijo que al soldado Brizzi lo requerían en la guardia”, refrió Villalba. Y agregó que “lo vi partir en esa dirección, junto a dos o tres personas, y, a partir de ese momento, nunca más supe de él”. Ante una pregunta del fiscal Ricardo Toranzos sostuvo que en ese momento no le pareció extraño que alguien requiriera la presencia de un conscripto en la guardia. Luego fue el turno de la testigo Cobos, quien manifestó que en varias ocasiones fue a Caballería a preguntar por su esposo y que en todos los casos le respondían que el soldado había salido de franco y que nunca más regresó. “Yo nunca creí que eso fuera así y por eso insistía para que me dijeran dónde estaba”, afirmó la testigo. La mujer señaló que todas las veces que fue al lugar la recibió el teniente Isidro de la Vega, uno de los imputados en la causa. Cobos ubicó una oficina chica donde el oficial la atendía y luego otra más grande donde varios militares la sometían a interrogatorio. Aseguró que dentro de este grupo estaban los imputados Joaquín Cornejo Aleman, Fernando Chain y Marcelo Diego Gatto. “Todos se hacían los desentendidos respecto a lo que había sucedido con Víctor e insistían con la versión que se había ido, que desertó, que se fue con una organización guerrillera, pero lo real es que lo hicieron desaparecer de aquí”, expresó.


Cornejo Aleman no será separado 

Antes de la inspección ocular se realizó una audiencia en el Tribunal Oral Federal para resolver la situación del imputado coronel Joaquín Cornejo Aleman, quien sufrió un ataque de miocardio el 2 de marzo pasado, por lo que debió ser sometido a una intervención quirúrgica. El cuerpo médico forense opinó que al tratarse de un paciente de alto riesgo podía inferirse que su recuperación no sería menor a los 90 días. El fiscal Toranzos pidió al Tribunal que no adopte ninguna decisión definitiva respecto a Cornejo Aleman debido a que estaban pendientes las inspecciones oculares y la recepción de declaraciones de algunos imputados. Frente a lo expuesto la cámara consideró que resulta prematura una separación del imputado del proceso como lo planteó la defensa. Por ello resolvió que el militar sea evaluado al cumplirse los 90 días de su intervención y que se designe una nueva junta médica con la presencia de peritos designados por las partes.
Fuente:ElTribuno
Envío:Agddhh


SALTA CON LAS INSPECCIONES OCULARES 

Aporte para la megacausa de la UNSa 
10.04.13 
La visita del Tribunal a los cuarteles y a la Policía Federal permitió conocer más detalles de los casos Fronda y Brizzi.
El fiscal Toranzos muestra el plano de la cárcel 
RUBÉN ARENAS
Las inspecciones oculares dispuestas por el Tribunal Oral Federal de Salta pueden resultar un buen complemento para los camaristas al momento de analizar la situación de los 17 acusados por delitos de lesa humanidad en el juicio por la megacausa de la UNSa. Esto surge del resultado que tuvieron las visitas realizadas, entre el lunes y martes, a la delegación Salta de la Policía Federal, al penal de Villa Las Rosas, a la Jefatura de la Policía de la Provincia y al Regimiento de Caballería. En esos establecimientos los testigos convocados efectuaron una suerte de reconstrucción de sus pasos como detenidos políticos, algunos, y como presos ilegales, otros, antes y después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. La inspección en el predio del Ejército permitió a los jueces, la fiscalía, las querellas y las defensas conocer con más detalles el caso del estudiante de abogacía Víctor Brizzi que desapareció un mes después de su incorporación como soldado conscripto, en marzo de 1976. El abogado Rodolfo Villalba Ovejero que compartió con el joven la instrucción describió con detalles todo el movimiento de las tropas hasta llegar al campo donde vio por última vez a Brizzi. “Lo vinieron a buscar de la guardia y nunca más supe de él”, dijo mientras señalaba en qué dirección partió custodiado por dos efectivos. Cristina Cobos también aportó datos relevantes a partir de la desesperada búsqueda de su esposo en el Regimiento. Dijo que todas las veces que fue a preguntar por él la recibía el teniente Isidro de la Vega, uno de los imputados en la causa. El dato nuevo que agregó es que la hacían pasar a una oficina, donde un grupo de oficiales la sometían a interrogatorios, entre los que citó a otros imputados. Se trata de Joaquín Cornejo Aleman, Marcelo Gatto y Fernando Chaín. 

En la cárcel de Villa Las Rosas, Nora Leonard y Pía Viltes ubicaron las celdas donde estuvieron recluidas y relataron los dramáticos momentos vividos la noche del 6 de julio de 1976. Ese día 12 presos políticos fueron sacados del penal y los masacraron en el paraje Palomitas. La testigo era hermana de Celia Leonard, quien fue ejecutada junto a su esposo Benjamín Avila. En la Jefatura de Policía, Aldo Víctor Bellandi (exchofer del gobernador Miguel Ragone) y Fernando Luis Mamaní confirmaron que ese lugar era utilizado para torturar a las personas que detenían de manera ilegal. Ambos ubicaron el sitio donde estaban los calabozos y coincidieron en que fueron víctimas de todo tipo de vejámenes. También resultó sustancial el aporte realizado por el testigo Carlos Arturo Holmquist, quien aseguró haber visto en las instalaciones de la Federal al gremialista Eduardo Fronda, cuyo cadáver apareció acribillado en el camino a Lesser, en enero de 1975. 

Ahora en el cementerio de la Santa Cruz 
La próxima inspección ocular se realizará en el cementerio de la Santa Cruz de esta ciudad, donde se determinó la existencia de tumbas NN. En el 2007 el entonces juez federal Abel Cornejo ordenó la apertura de 16 nichos anónimos ante las sospechas de que contendrían restos de víctimas del terrorismo de Estado. El Tribunal Oral Federal convocó a Nicolás Guaymás, un testigo protegido por la Justicia, para que aporte datos relacionados con la inhumación de personas no identificadas durante la última dictadura. Entre las víctimas se contaría a la profesora de la UNSa Gemma Fernández Arcieri y de su esposo Héctor Gamboa, secuestrados en septiembre de 1976. Al año siguiente se descubrió una fosa común donde había varios cadáveres destrozados. En el juicio que se está desarrollando, Manuel Costello, el odontólogo de la familia, dijo que uno de los maxilares hallados pertenecía a la docente.
Fuente:ElTribuno

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