Compañer@s:
Los informes y fotografías de cada día del juicio a los genocidas en Formosa estarán publicados enhttps://www.facebook.com/juiciosformosa?fref=ts
Se lo puede bajar y difundir por los medios que sea.
Cordialmente
Juan Eduardo Lenscak
Solamente queremos saber donde están nuestros desaparecidos
1 de agosto de 2013
Los testimonios del abogado querellante Pedro Velazquez Ibarra, Ángela Ramona Colman, Adriano Acosta, Estela Díaz y Humberto Palmeter formaron parte de la segunda jornada del juicio a genocidas en la provincia de Formosa, en ellos se pudo constatar el aparato represor que, con la convivencia de organismos institucionales y civiles, actuaron de forma impune hacia miembros de la ciudadanía.
El abogado Luis Zapiola se refirió al hecho como una oportunidad para que alegatos como los de hoy sirvan para completar parte de la memoria histórica de la provincia que se está perdiendo con el paso del tiempo, representando un censor que presumirá la apertura de otros casos de delitos de lesa humanidad.
Por su parte Velazquez Ibarra aclaró su posición con respecto al autismo nacional y provincial por no ser el estado querellante en las causas siendo para los miembros de abogados, testigos y familiares un costo económico y emocional caro de enfrentar.
En esta fecha los testimonios apuntaron a relatar las torturas y oprobios que sufrieron durante las detenciones, pero sobre todo a reclamar y solicitar, nuevamente, a los miembros de la cúpula militar los cuerpos de las víctimas del genocidio que aún no aparecen.
Acosta y Velazquez Ibarra a modo de súplica pidieron a los imputados en la causa “Por favor digan. Solamente queremos saber donde están los cuerpos de los compañeros desaparecidos”, frase que cala en lo mas hondo del pueblo que todavía no puede dejar de pensar en la suerte de aquellos que nunca pudieron regresar a sus hogares y que siguen con el rótulo “desaparecido”.
También la docente detenida Ángela Colman se refirió las torturas y aberraciones que incluían violaciones consentidas por el mando militar a las mujeres detenidas, dictando el caso fatídico de Mirtha Insfran, que aún se encuentra desaparecida.
Pero lo más resaltante fue la segura continuidad a partir de estos casos relatados de otros juicios a represores que aún gozan de libertad e impunidad.
Este juicio a parte del aparato organizado para aniquilar a miembros de organizaciones sociales, políticas, militantes y religiosos significa la constatación de un modus operandi que no solo constó con la participación de las FF AA, sino de muchos civiles que asintieron con la tortura, la represión, las violaciones a mujeres y la muerte.
Por una provincia que pueda recuperar su historia, por la memoria la vedad y la justicia, hoy en Formosa decimos que “Acá se juzgan a genocidas”. Nunca más.
Miryan Massa - H.I.J.O.S. Formosa
Terrrible testimonio de tortura: atado y vendado, tenía que “tragar” la pus que segregaba la herida de su narizAdriano “Pelado” Acosta. Un hombre, para quienes lo conocemos de “esta época”, es de sonrisa permanente y“buena onda”. Pero hoy, durante su testimonio en segundo juicio por delitos de lesa humanidad en Formosa, su declaración provocó escalofrío entre los asistentes. Sus posibles torturadores podrían estar a pocos metros de su silla de testigo.
Cómo se puede vivir con una sonrisa “a flor de piel” y (aparentemente) sin resentimientos por los sucesos que le tocó sufrir durante la dictadura?.
UN TESTIMONIO QUE “DUELE”.
“La Escuelita”, otro infierno de tormentos y vejámenes
El Destacamento Policial de Cuatrerismo que funciona en el barrio San Antonio fue sindicado por el testigo y víctima Adriano Acosta como el otro centro clandestino de detención que operó durante la dictadura. Fue detenido por hombres del Ejército vestidos de civil en la puerta de su trabajo, el Poder Judicial de la provincia, la mañana del 5 de agosto de 1976, desde donde fue llevado en camioneta, encapuchado y con las manos atadas, directamente al destacamento UEAR de la Policía provincial. Allí fue sometido a las peores torturas físicas y psicológicas durante más de veinte días sin saber quiénes eran sus verdugos.
Las descargas de picanas eran interrumpidas por golpes de puños y patadas en el rostro y en los genitales, sufrió quemaduras en el cuerpo y soportó todo tipo de humillaciones y tormentos.
Las secuelas siguen aún hoy en su cuerpo: por los golpes recibidos padece una sordera parcial y una enorme cicatriz le atraviesa el tabique nasal como marca perenne de la más sórdida violación a los derechos humanos.
La venda de gasa que tuvo durante más de veinte días cubriendo sus ojos se “enterró” en el hueso de su nariz y pronto comenzó a manar pus debido a la severa infección que se había formado. Como estaba inmovilizado y tenía las manos atadas con una soga, no le quedaba otra opción que tragar el líquido fétido que segregaba la herida y recorría su rostro hasta llegar a su boca.
“Un día me colgaron al techo con una soga anudada a mi cuerpo y como una bolsa de boxeo comenzaron a pegarme por todos lados… de una patada me rompieron el mentón y en todo momento me preguntaban cuál era mi nombre de guerra”, recordó Acosta, quien afirmó no haber militado jamás en ninguna agrupación política ni social de izquierda en aquellos años. “Yo no tenía idea porqué me llevaron detenido, después supe que ellos pensaron que yo imprimía folletos del ERP, pero no tardaron en darse cuenta del error.
Una vez apareció una mujer detenida que confesó que ella manejaba un mimiógrafo para imprimir esos panfletos y esocreo que me salvó la vida, pero hasta hoy no se quien fue esa persona”, evocó en su relato.
Durante el tiempo de reclusión, “Pelado” Acosta pasó de “La Escuelita” al Regimiento de Infantería de Monte 29 y, posteriormente, a las cárceles de Formosa, La Plata y Coronda (Santa Fe), siendo finalmente liberado el 19 de junio de 1979. Junto con Acosta también fueron secuestrados y torturados otros 18 empleados judiciales, varios de los cuales aún hoy continúan desaparecidos.
Mientras estuvo detenido fue dejado cesante del Poder Judicial por resolución N° 1 del año 1977 firmado por los entonces ministros del Superior Tribunal de Justicia, “Polaco” Montoya, Demetrio Vázquez Rey y Sergio Martínez. Recién recuperó su trabajo en la Justicia en el año 1984, tras el retorno de la democracia.
Envío:Agnddhh


No hay comentarios:
Publicar un comentario