15 de septiembre de 2013

ESPAÑA.

Cataluña quiere cortarse sola
Año 6. Edición número 278. Domingo 15 de Septiembre de 2013
Por Roberto Montoya. Desde Madrid
mundo@miradasalsur.com
Banderazo. El pueblo catalán inundó las calles con los colores regionales.
Un millón y medio de catalanes reclaman un referéndum independentista para 2014.
Catalunya lliure,
Catalunya independent!”
(Cataluña libre,
Cataluña independiente).

El grito se escuchó de extremo a extremo de Cataluña. Una cadena humana de miles y miles de personas con sus manos entrelazadas unió el norte y sur del territorio catalán, desde Pertús, en el norte, fronterizo con Francia, y Alcanar, en el sur, lindero con la provincia española de Tarragona.
A lo largo de 480 kilómetros, mayores, jóvenes y niños convocados por la plataforma independentista Asamblea Nacional Catalana, unieron sus manos y sus gritos para reclamar al Estado español su derecho a decidir en referéndum en 2014 si desean seguir siendo parte de España o quieren que Cataluña se convierta en un nuevo Estado independiente europeo.
Más de un millón y medio de personas –según los organizadores– participaron en la festiva y reivindicativa cadena humana y en los numerosos actos y manifestaciones que tuvieron lugar en Barcelona y otras ciudades catalanas.
Es el segundo año consecutivo que el día de la Diada –recuerda la caída de su capital en manos de las tropas borbónicas, en 1714, tras 14 meses de férreo sitio– se convierte en una jornada de abierta reivindicación independentista.
Luciendo en la mayoría de los casos una camiseta amarilla, símbolo de la jornada, bautizada como Vía Catalana, o envueltos en la bandera catalana, amarilla y roja, los que se manifestaron en el día de la Diada reflejan el auge del independentismo en Cataluña, que crece y crece cada día.
Mientras el gobierno autónomo catalán –la Generalitat, presidida por Artur Mas, líder de Convergencia i Unió, la derecha catalana– intenta capitalizar políticamente la impresionante movilización para arrancar al Gobierno de Rajoy mayores competencias y mayor presupuesto, sus aliados parlamentarios de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) –nacionalistas de izquierda–, de los cuales depende su estabilidad, abogan por acelerar el referéndum y radicalizar el proceso.
La política de recortes de Rajoy ha ayudado a aumentar el sentimiento independentista en Cataluña. A pesar de ser la comunidad autónoma –del total de 17 existentes en el Estado español– que más aporta al PIB nacional, el 18,47%, no es la que tiene el índice per cápita más alto, sino el País Vasco, que aporta el 6,2% a las arcas centrales, lo que crea un gran malestar en la mayoría de la sociedad catalana.
Días atrás se revelaron en la prensa encuentros secretos entre Mas y Rajoy tendientes a aflojar la tensión. Hasta el momento, la única respuesta del presidente al creciente clamor independentista ha sido que en ningún caso se admitiría un referéndum de autodeterminación, al considerarlo un “acto anticonstitucional”. La Constitución actual, de 1978, consensuada por los partidos políticos en el post-franquismo, no admite que una región de España pueda separarse para formar un nuevo Estado.
Sin embargo, el creciente sentimiento independentista en Cataluña –superior ya al 55% según las encuestas– parecen estar obligando al gobierno del Partido Popular a replantear su postura. El PP sólo pudo reunir a 200 personas en el acto alternativo con el que celebró en Barcelona el día de la Diada, desprovisto de cualquier reivindicación independentista.
Mas utiliza en su beneficio el auge soberanista, como una suerte de advertencia a Rajoy. Si éste no acepta renegociar profundamente el estatus de Cataluña, acordando con esta región un pacto fiscal que refleje su peso en la riqueza nacional, las posiciones de ERC y otras fuerzas independentistas catalanas podrían ganar cada vez más peso y arrasar en un referéndum, sea éste considerado legal o no por el gobierno, lo que podría crear una ruptura de hecho en España, una convulsión en toda Europa.
El mismo día en que se celebraba la Diada hubo ejemplos de la crispación que provoca el debate independentista. Mientras grupos de encapuchados quemaban en actos independentistas en Cataluña banderas españolas y retratos del Rey, en la sede de la Generalitat en Madrid un grupo de ultraderechistas irrumpía en un acto, arrancando del escenario la bandera catalana, golpeando a los asistentes y arrojando gas pimienta en el local.
El debate alcanza también al PSOE, el principal partido de la oposición. Mientras su dirección central, liderada por Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha mostrado siempre reacia a la consulta –aunque no descarta ahora que se pueda negociar una reforma constitucional–, el Partit dels Socialistes (PSC), su rama catalana, aún no compartiendo la salida de Cataluña de España, defiende “la demanda legítima del pueblo catalán para que se pronuncie sobre su futuro político”.
El independentismo catalán irrumpe así de lleno en el escenario político, compartiendo protagonismo con la crisis y el desempleo y el macroescándalo de corrupción que golpea de lleno al partido de Rajoy.

Fuente:MiradasalSur

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