31 de agosto de 2014

FONDOS BUITRE.

Fondos buitre 
Domingo 31 de Agosto de 2014
Acusan al titular de la Bolsa de ser funcional a los fondos buitre 
El presidente de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, criticó hoy en duros términos a Adelmo Gabbi.

El presidente de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, criticó hoy en duros términos al titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, al que acusó que expresar "la postura dogmática y cerrada del establishment" y defender a "la labra del sistema financiero, que son los buitres".

"Gabbi transparentó su posición, el expresa la postura dogmática y cerrada del establishment", sentenció Vanoli en diálogo con el programa El Fin de la Metáfora, de radio Nacional Rock, y agregó: "No se puede dar argumentos ni defender a la lacra del sistema financiero, que son los buitres".

En una entrevista con La Nación, Gabbi había afirmado que hay "que cumplir" con el fallo de Thomas Griesa, relativizó el término "buitres" para referirse a los holdouts que accionaron contra la Argentina y advirtió que "el que no paga no genera confianza".

"Es imprescindible cumplir los compromisos", subrayó. Otra de las polémicas declaraciones del titular de la Bolsa fue sobre el dólar. "Debería haber un solo dólar, un dólar absolutamente libre", afirmó Gabbi, y dijo que si no hubiera controles "no valdría 14 pesos".

Al ser consultado sobre cuánto costaría, respondió: "No sé, lo que den los números. 10, 50, 11 pesos". También afirmó que, tanto en el dólar como en los bienes y servicios, "el precio lo fija la oferta y la demanda, no el Estado.

Para el titular de la CNV, "el discurso de Gabbi es una defensa al neoliberalismo económico". "Hay que ser muy cuidadoso con lo que se dice, y Gabbi ha sido cuanto menos poco cuidadoso", sostuvo, ya que "los fondos buitre están siguiendo con lupa todas las declaraciones".

En ese sentido, señaló: "Es triste que Gabbi se pliegue al discurso de los que quieren que le vaya mal al país". "El discurso de Gabbi es una defensa al neoliberalismo económico".

Vanoli acusó además al sector privado y a la Bolsa de haber hecho "muy poco para que la gente acceda al mercado de capitales", ya que "históricamente el sistema financiero tuvo una postura cerrada, ha tratado de mantener un mercado chico con poca participación".

"En todos estos años la rentabilidad de acciones y bonos argentinos le ha ganado al dólar, en cualquiera de sus valores", subrayó el funcionario, y señaló que "hay un divorcio entre el discurso (de Gabbi) y la realidad del mercado". "Argentina pagó y está buscando cumplir con el cien por ciento de los acreedores, no reconocerlo es darle la razón a los fondos buitre", concluyó.
Fuente:Infonews





EXCLUSIVO: EL CANCILLER TIMERMAN EXPLICA POR QUE LA ARGENTINA QUIERE UNA CONVENCION SOBRE LA DEUDA
“Ahora, que la ONU vote”
En diálogo con Página/12, el ministro Héctor Timerman dijo que el G-77 representa más de la mitad de los votos de la Asamblea General de la ONU, opinó que no alcanza con una regulación privada, aseguró que el Gobierno no busca una pelea con los Estados Unidos y definió a los buitres como “la parte más extrema del sistema capitalista”.
Por Martín Granovsky

El canciller Héctor Timerman explicó a este diario qué busca el gobierno argentino tras el anuncio de que el Grupo de los 77 y China promoverán que el martes 9 la Asamblea General de la ONU vote la necesidad de redactar una convención sobre reestructuración de deudas soberanas.

–¿Por qué ahora?
–Porque después del fallo del juez Thomas Griesa y de la campaña encarada por los fondos buitre de lobbying y de ataque publicitario, muchos países se dieron cuenta de dos cosas. Una, que la situación se estaba volviendo explosiva. Y otra, que el vacío legal es enorme. Ante esta realidad muchos dijeron: “Lo que le pasa a la Argentina puede ser nuestro futuro”.

–¿En qué sentido?
–Las medidas de Griesa mostraron que es imposible la reestructuración de deuda soberana en condiciones justas sin un acuerdo entre todos los países. Hasta nuestro caso, muchos países habían aceptado negociar con los fondos y pagar lo que pedían los buitres. Este gobierno se negó a hacerlo porque las decisiones del juez Griesa son violatorias de la soberanía argentina. Si son violatorias, son inaceptables por parte de la Argentina. Y además son ilegales, porque entorpecen acuerdos de la Argentina con terceras partes que no formaban parte del litigio. Más aún: el fallo de Griesa es imposible de aplicar. De paso, conviene tener en cuenta que la ONU viene hablando de la cuestión de la reestructuración de la deuda. Lo debatió mucho en los últimos 12 años.

–¿Cuál es el cambio, entonces?
–Que evidentemente no alcanza con buscar consenso. El consenso total no existe. No se logró nunca. Por eso el G-77 lleva el tema a la Asamblea General. Ahora, que la ONU vote. La otra razón del cambio está dada por los propios hechos recientes. Por un lado, no hubo un acuerdo con los buitres que respetara lo pactado ya con el 92,4 por ciento de los bonistas. Por otro lado existió el fallo de Griesa. En tercer lugar, la Argentina no se dio por derrotada. Esa serie de factores es lo que converge en la moción ante la Asamblea General.

–El viernes mismo el sector privado emitió criterios para la autorregulación a través de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales, la ICMA para usar las siglas en inglés.
–El documento de la ICMA revela que los bancos, las financieras y las agencias colocadoras de deuda también se dieron cuenta de que la situación implosionó, que se está transformando en una bola sin freno y que los fondos buitre atacarán a otros. Entonces empezaron a buscar la autorregulación. El caso argentino le mostró al sector privado que no podían seguir así, y les mostró a los Estados que el riesgo lo pueden correr todos. La cifra de deuda soberana que circula en el mundo es enorme. Son 55 billones de dólares, y expreso la medida de la cifra en español: 55 millones de millones. En los Estados Unidos dirían que son 55 trillions. La cifra representa tres veces el Producto Bruto Interno norteamericano.

–¿El número incluye la deuda soberana de los países ricos?
–Están todas las deudas, sea cual sea la relación entre la deuda y el PBI, que en el caso de la Argentina es de las más bajas para un país que viene sufriendo el problema del endeudamiento, con el 42 por ciento del PBI. El documento del ICMA significa que se asustaron el sector privado y el sector público.

–¿Con ICMA y todo el G-77 avanzará igual?
–Sí. Los gobiernos decidieron que después de doce años de esperar y sacar resoluciones es mejor diseñar un marco regulatorio para que la reestructuración de deuda soberana tenga un carácter no solo económico sino también político y social. Las reestructuraciones deben considerar los factores que impactan sobre un país. No pueden comprometer su desarrollo social por la extorsión de un pequeño grupo de financistas que colocaron al borde de una situación insostenible a muchos países. La Argentina tomó contacto con muchos gobiernos y trabajó en muchos foros. Por eso en el mundo ya no solo es visible el punto de mira de grupos interesados en que el tema no se resuelva, sino un enfoque con preocupación sobre la reestructuración de deuda soberana. De hacer un planteo ante el Tribunal de La Haya la Argentina fue al G-77. Siempre buscamos lugares de debate y de acuerdo.

–El voto buscado en la Asamblea General es de mayoría simple.
–Sí. Debe votar en favor de la redacción de una nueva convención una cantidad superior en un voto a los que voten en contra.

–Y no hay veto del Consejo de Seguridad.
–No. Es el mecanismo de la Asamblea General. Después se redactará la convención, claro, y las discusiones seguirán. Esto se enmarca en la mejor tradición de este gobierno, que fue autor o coautor de convenciones como las que tratan sobre el comercio de armas y sobre la desaparición forzada de personas.

–¿Por qué en doce años no se logró un consenso?
–El tema de las reestructuraciones fue presentado como tabú y algunos países insistieron con mucha fuerza diciendo que las reestructuraciones de deuda eran parte de las atribuciones del Fondo Monetario Internacional. Si, en cambio, la ONU resuelve que es una cuestión soberana, eso supone que las reestructuraciones deben ser resueltas de acuerdo con un marco establecido por la propia ONU, donde todos los países tienen un voto. Los que se oponen dicen que la ONU no está capacitada para resolver el tema. Lo cierto es que tampoco el FMI lo resolvió. Hagamos una convención. Las convenciones establecen reglas de conducta y obviamente plantean un terreno pacífico. La Argentina cree en esto. El cambio climático, los derechos de la infancia o los ensayos nucleares no afectan a uno, dos o tres países. Son temas que influyen sobre el mundo entero. Todo el mundo tiene derecho a opinar. Y lo mismo ocurre con la deuda soberana, sobre todo cuando la situación global muestra que cada vez hay más conexión entre pobreza y violencia. Donde hay más pobreza la violencia es cada vez más salvaje. Como en Africa.

–¿Cuáles serían, en Africa, las condiciones que favorecerían la violencia?
–Africa hizo enormes esfuerzos para reducir la pobreza, pero si no hay transferencia de tecnología, si no hay créditos, si ante la deuda los fondos buitre hasta confiscan la ayuda humanitaria, porque a eso llegaron, habrá actos de violencia desesperada que no se han visto en siglos. Juan Goytisolo, el escritor que se convirtió en experto en el mundo árabe, dijo que la violencia actual en Irak es como una vuelta al siglo VIII. Por supuesto que no voy a hacer la defensa de ninguna dictadura. Solo diré que Libia e Irak fueron invadidos y atacados pero después tuvieron que hacerse cargo incluso de las deudas generadas por los ejercicios militares. La reestructuración de deuda hasta genera conflictos militares.

–¿La Argentina ya está buscando el voto?
–Ni puedo contar la cantidad de cancilleres y presidentes que me llamaron diciendo que sufren problemas parecidos a los nuestros y no hallan el modo de resolverlos. Tal vez sería bueno escuchar de nuevo los discursos de algunos países cuando fuimos a la ONU con el ministro de Economía Axel Kicillof. Yo mismo me sorprendí. La semana pasada hablé con varios cancilleres europeos. Varios me reconocieron que la Argentina tenía un buen argumento cada vez que yo insistía en que el tema de la deuda es un tema de derechos humanos. Se puede comprobar en la Argentina evaluando los niveles de pobreza, de desempleo y de eliminación de la ayuda social en el 2001. Se dirá que fueron producto del default. Pero a la vez fueron producto del endeudamiento y la dificultad para reestructurar la deuda. El default no es un problema argentino, más allá de que la Argentina hoy no está en default y que por eso no se pagaron los seguros de default correspondientes. Las consecuencias del default son expresión del fracaso producido por la falta de reglas internacionales. No hay mecanismos de salida regulados. Los países que han defaulteado no fueron solo los más pobres. La Argentina, ocho veces. Los Estados Unidos, seis.

–Hay muchas opiniones sobre los fondos buitre. ¿Son marginales o son el centro del sistema financiero?
–Son un engranaje más del sistema financiero. Está bien puesto el nombre. En la naturaleza los buitres cumplen una función. Escarmientan. Hacen el trabajo sucio.

–Sobre los animales muertos. Sobre la carroña.
–No solamente. También atacan a los ojos de animales que no están muertos. No son parias del sistema financiero. Son los disciplinadores. Trabajan con los principales bancos del mundo. Paul Singer es uno de los cinco principales donantes del Partido Republicano. Son la parte más fea del sistema capitalista. Tal vez la más extrema. También por eso es que recién ahora quienes integran el establishment financiero decidieron cortarles un poco las alas. Si no, el escenario previsible es que quedará destruido el sistema de deuda soberana. De todos modos, creo que es tarde para una regulación que solo sea privada.

–¿Por qué sería tarde?
–Porque el monstruo que representan los fondos buitre ha crecido de tal manera que no sé hasta qué punto es controlable solo por privados. El poder de lobbying en el Congreso estadounidense es muy grande. Puede llevar a que organismos del Estado dejen de aplicar determinadas políticas en cuya validez creen por temor a que los buitres motoricen aliados para frenar otros proyectos que también son imprescindibles para el gobierno de los Estados Unidos. Alguien podría decir que permitir que actúe libremente en el mundo gente como Singer forma parte del sistema de control del sistema financiero internacional. Pero agreguemos que en Inglaterra está prohibido comprar bonos para trabar una negociación.

–¿Parte del sistema económico o parte de las acciones de la Casa Blanca?
–Parte de lo que hacen los poderosos dentro del sistema financiero internacional para disciplinar a los Estados. Dentro de los Estados Unidos hay una ley de quiebras. Pero los fondos buitre no pueden hacer en esas quiebras lo que hicieron con la Argentina, comprando bonos. En todo caso directamente tienen que comprar una empresa. En ese caso compran empresas y presionan a los obreros. Es decir que los fondos buitre en su carácter de tales solo pueden actuar fuera de los Estados Unidos. Por eso es necesaria la convención. Dentro de la sede de la ONU, en Nueva York, no hay una convención que establezca algo parecido a una ley de quiebras para naciones. Pero al salir de la sede sí hay ley de quiebras. Eso significa que los Estados Unidos se dan cuenta de que para sus problemas domésticos el accionar de los fondos buitre es negativo. Y significa que los Estados Unidos no les impiden actuar fuera de los Estados Unidos.

–¿No sería conveniente buscar una alianza con la Casa Blanca?
–Según fui informado extraoficialmente, en este momento ningún funcionario del gobierno de los Estados Unidos puede hablar de ningún tema específico de la reestructuración de la deuda soberana de la Argentina. Por eso tenemos tanto interés en que el 9 de septiembre se vote y en que durante el 2015 se escriba la convención. Por supuesto, cuando llegue el momento la Argentina presentará su proyecto.

–Si no se cuentan los ausentes y tampoco las abstenciones y el resultado válido es votos positivos contra votos negativos, ¿la propuesta de redactar una convención sobre deuda tiene asegurados los votos positivos?
–El G-77 hará la propuesta. Y sé que ningún país de los 133 se opuso. En los dos últimos meses hubo mucha presión para no tratar el tema, aduciendo que la ONU no es el lugar indicado para hacerlo. Hablé varias veces con funcionarios a cargo de áreas económicas y sociales de la ONU y me decían que ellos sí estaban de acuerdo con alguna forma de instrumento multilateral. Bueno, hagámoslo.

–Pregunté antes si la Argentina no quería una alianza con la Casa Blanca frente a los buitres. ¿El gobierno argentino busca un enfrentamiento con los Estados Unidos?
–No. De ninguna manera. La prueba es haber propuesto concurrir a la resolución pacífica de este embrollo que creó Griesa al Tribunal Internacional de La Haya, que es donde se solucionaron los problemas en forma pacífica.

–Hago la pregunta de otra manera: además de lo legal, ¿la Argentina quiere un enfrentamiento en lo político con Washington?
–No. Una convención no es en contra de nadie sino a favor de todos. Viene a resolver un vacío legal que afecta a la mayoría de los países del mundo. Decir que hay un problema es una actitud propositiva. Decir que hay un vacío jurídico también es propositivo, porque busca solucionar el vacío. Los propios Estados Unidos dijeron en la presentación ante la Corte de Apelaciones que reivindicaban el principio del pari passu.

–Para la Argentina, ¿cuál debe ser el eje de una convención?
–El principio es que sean los propios países los que escriban el marco legal regulatorio para los procesos de reestructuración de deuda soberana, de manera que no afecte el desarrollo. Las condiciones de negociación deben ser equitativas. No se le debe impedir a un Estado que reestructure sus deudas. No se le debe imponer que la reestructuración afecte el bienestar de los países. El objetivo es que los países puedan reestructurar su deuda soberana y que puedan seguir desarrollándose, no empobreciéndose con peores condiciones de vida de las que tenían antes.

–¿El gobierno argentino no tuvo una expectativa excesivamente positiva ante la Corte Suprema de los Estados Unidos? ¿No confió demasiado en que trataría el caso cuando existía también la chance de que no lo hiciera, como ocurrió?
–Dada la magnitud de lo que implicaba la decisión no solo para la Argentina sino para todos los países que tienen problemas de reestructuración de deuda (y la Argentina con los canjes de 2005 y 2010 había dado muestras de que lo quería resolver con la aceptación de los acreedores), la Corte debió haber tomado el caso. El hecho de que no lo haya tomado marca la necesidad de una convención. No se puede dejar en mano de un solo sistema judicial decisiones que son soberanas de otros países. Y en el plano internacional cada Estado debe hacerse cargo de su Justicia, pero en el marco del derecho internacional el Estado está representado por el Poder Ejecutivo. Muchas veces el Ejecutivo argentino asume en el sistema interamericano fallas por sentencias judiciales, e incluso paga las multas correspondientes. La Argentina acepta la jurisdicción de todos los tribunales internacionales. Es uno de los países que más cree en el derecho internacional. Recordemos cuando la Justicia de Ghana hizo lugar a la incautación de la Fragata Libertad. ¿Qué ocurrió después? Existe una Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar. La Argentina pensó que el embargo de la fragata era ilegal y recurrió al Tribunal del Mar. Es decir, había una convención y una jurisdicción. Ghana aceptó la incumbencia del Tribunal del Mar. Los jueces establecieron la responsabilidad de Ghana. El Gobierno dijo que era un tema de la Justicia. El tribunal dijo que, como Estado, Ghana era responsable. Ghana entonces ordenó liberar el barco. El problema se resolvió en dos meses. Por eso hacen falta las convenciones. Los países también se manifiestan mundialmente por su voluntad de pertenecer a un sistema internacional. Esa manifestación resulta incongruente con que si un país es pobre será tratado como un paria, y si es poderoso podrá ignorar al sistema internacional.

–Supongamos que el martes 9 la Asamblea General vota a favor de una convención. Supongamos que luego los expertos escriben velozmente esa convención. ¿Se aplicará a la Argentina o solo servirá hacia el futuro?
–No nos adelantemos tanto. Primero hay que ver qué se escribe. Y segundo, hay que tener en cuenta que el caso argentino está abierto. Incluso en los Estados Unidos.

–Me adelanto más. La necesidad de una convención se vota, el texto queda escrito, el instrumento pasa por todas las instancias mundiales y nacionales de ratificación y, luego, los Estados Unidos no aceptan la nueva norma.
–Los países que no acepten la convención tendrán más dificultades al momento de que otros quieran emitir deudas en esos centros financieros. Hoy ya es más seguro emitir deuda en Inglaterra que en los Estados Unidos. Y estoy hablando de un país con el que tenemos pendiente un problema de soberanía. Pero el marco de seguridad es mayor. Lo mismo sucede con el marco vigente en los Estados Unidos hacia adentro de su territorio. Pienso en tres ejemplos. El primero, que en los Estados Unidos la ley del consumidor es durísima. El segundo, que no se permite ningún tipo de monopolio. Sucedió con el petróleo, con las telecomunicaciones y con los medios. El tercero, que los fondos buitre no pueden actuar dentro de los Estados Unidos. ¿Por qué no nos comparan con los Estados Unidos, con Holanda o con Inglaterra? No digo que esos tres países deban ser necesariamente imitados en todo. Digo que los que cuestionan al Gobierno por esos temas y lo comparan con la situación en otros Estados deberían estudiar bien qué sucede en los Estados Unidos, en el Reino Unido y en Holanda. Y volviendo a los fondos buitre, nadie está exento de ser atacado. El gobernador de Puerto Rico dijo que no le cerraban ciertos números y decidió reestructurar la deuda pública. De inmediato se formó una task force, una fuerza de tareas como la que viene actuando contra la Argentina.

–¿La consultora de Madeleine Albright no fue contratada?
–Para mí ése es otro dato importante. El hecho de que los fondos buitre donantes del Partido Republicano hayan contratado a una ex secretaria de Estado de tradición fuertemente demócrata demuestra que son parte del sistema económico internacional, no marginales.





PAGO SOBERANO EN EL SENADO
Contra los buitres
Con un ojo puesto en el próximo vencimiento de deuda, el 30 de septiembre, el kirchnerismo buscará aprobar este miércoles en el Senado el proyecto de ley de pago soberano. La iniciativa obtuvo dictamen de comisión la semana pasada tras la visita a la Cámara alta del ministro de Economía, Axel Kicillof; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; y la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona. Los funcionarios defendieron la medida y le reclamaron a la oposición que acompañe el planteo argentino en medio del conflicto con el juez Thomas Griesa y los fondos buitre. Sin embargo, tanto la UCR, el socialismo, el PRO y el peronismo disidente anticiparon su voto en contra por considerar, entre otras cosas, que la ley es “innecesaria”. En este contexto, desde el Frente para la Victoria aseguraron que cuentan con los votos necesarios para su aprobación y su giro a Diputados.

Mientras se impulsa en Naciones Unidas una regulación internacional para los procesos de reestructuración de deuda, el oficialismo prevé avanzar el miércoles con esta ley, que le otorga herramientas al Poder Ejecutivo para sortear el bloqueo realizado por el juez de Nueva York. La iniciativa propone declarar de interés público los canjes de 2005 y 2010 y reemplazar al actual agente de pago, el Bank of New York Mellon (BoNY), por Nación Fideicomisos. De esta manera, los bonistas podrían cobrar en el país los vencimientos de sus títulos. Capitales financieros internacionales como los que encabeza George Soros iniciaron acciones legales contra el BoNY por no realizar el pago de los fondos girados por la Argentina.
“Si el Congreso no hace nada, se convierte en la escribanía de Griesa”, los corrió Kicillof a los opositores durante su exposición en el Senado. Zannini, por su parte, aclaró que no se busca “evadir ninguna sentencia”, sino poder “cumplir las obligaciones” con los bonistas reestructurados.

Del otro lado, ninguno de los legisladores se hizo cargo. El jefe de la bancada radical de senadores, Gerardo Morales, ratificó ayer que votarán en contra del proyecto y sostuvo que la iniciativa “va a fracasar como ha fracasado la gestión de (Hernán) Lorenzino y (Axel) Kicillof en el manejo del juicio de los fondos buitre”. “Es una mala herramienta”, señaló el legislador radical. El peronista disidente Adolfo Rodríguez Saá también adelantó su negativa y pidió una comisión bicameral para investigar el origen y la evolución de la deuda pública. Más allá del rechazo, el kirchnerismo contaría con 39 avales sobre 72 que conforman el Senado. En la sesión, que sería presidida por Amado Boudou, también se tratarían otros temas económicos como la reforma de la Ley de Abastecimiento, la creación de un fuero judicial para atender reclamos de consumidores y de un observatorio de precios.

El ministro de Defensa, Agustín Rossi, lamentó ayer que “la oposición se comporta más como candidato que como estadista”, y advirtió que “se alejan cada vez más de los intereses de los argentinos para ponerse al servicio de los fondos buitre”. “En estos años, Néstor y Cristina Kirchner han pavimentado el camino hacia el tercer bicentenario. La Argentina bajó su endeudamiento del 160 al 40 por ciento del PBI”, explicó Rossi al disertar en una actividad en Córdoba. En la misma línea, el diputado Héctor Recalde denunció que en el país hay “nativos que se hacen los distraídos” ante la “inaudita” actitud de Griesa a favor de los holdouts. Incluso el jurista español Baltasar Garzón cuestionó al magistrado norteamericano al señalar que “las acciones que Griesa está levantando” contra la Argentina por la disputa con los holdouts “pueden ser legales pero no son justas”.







EL RECHAZO A LA EXTORSION DE LOS BUITRES DESATO UN DEBATE MUNDIAL
Fallas del sistema a la vista
Por Raúl Dellatorre


El efecto “no deseado” que provocaron los buitres con su ataque.
Tanto la resistencia argentina al chantaje y la extorsión desatada por grupos financieros depredadores, ya caracterizados mundialmente como fondos buitre, como la oposición y rechazo a las arbitrarias resoluciones de la Justicia norteamericana, permitieron generar un debate internacional de una magnitud y una celeridad mucho mayores de lo que se hubiera esperado. Sin embargo, ni el pronunciamiento de una de las organizaciones bancarias de mayor peso internacional (ICMA) proponiendo nuevas pautas para la reestructuración de deudas soberanas, ni la iniciativa del Grupo de los 77 más China de llevar a las Naciones Unidas una propuesta de convención internacional respecto de las reglas que deberían regir para tal tipo de situaciones, le garantizarán a la Argentina librarse, en lo inmediato, del acecho de los buitres y los tribunales que le son funcionales. Pero aun así, la repercusión internacional del caso puso en discusión el planteo de reformas al sistema financiero internacional que hasta aquí se habían ido postergando, pese a la gravedad y las consecuencias de la crisis financiera de 2008.

El ICMA, asociación internacional de mercados de capitales, nuclea a bancos e inversores de más de 50 países. El G-77 es un conjunto de países que actualmente supera el número de 130, cuyo rasgo de identidad está dado por ser naciones emergentes o “en desarrollo”. Ambos conglomerados coincidieron esta semana en pronunciamientos que buscan evitar que una muy estrecha minoría de acreedores pueda frustrar o burlar el acuerdo de una amplia mayoría con el país deudor para reestructurar los compromisos del último. Haciendo eje en el problema argentino, se formula una solución general y permanente. El problema no es nuevo, pero la actitud del gobierno argentino lo puso en boca de todos.

En septiembre de 2008, cuando el ex canciller nicaragüense Miguel D’Escoto, asumió la presidencia de la Asamblea General de la ONU, nombró una “comisión de expertos” para analizar las reformas necesarias al sistema monetario y financiero internacional. Dicha comisión, que encabezó el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, propuso un año después “diez medidas de acción directa” como parte de “un programa de reformas sistémicas imprescindible para una pronta recuperación mundial”. El octavo punto proponía, textualmente, crear “mecanismos para el manejo de la reestructuración de la deuda soberana y de las quiebras transfronterizas; entre otros, la armonización de las legislaciones nacionales en relación con las controversias sobre inversiones transfronterizas relativas al comercio de servicios financieros”. Ni ésta ni las demás propuestas formuladas por esa “comisión de expertos” mereció ni siquiera un intento de implementación.

“Ese era un documento interesante, porque abordaba dos problemas, el de las deudas soberanas y los mecanismos de arbitraje, que con la globalización primero y con la crisis después, fueron haciendo evidente las fallas del sistema financiero mundial”, subrayó Jorge Marchini, economista e investigador del Ciges (Centro de Investigación y Gestión de la Economía Social), al ser consultado por Página/12 sobre la propuesta de la Comisión Stiglitz. “La crisis financiera de 2008 fue una oportunidad para reformular un sistema que ya era endeble, pero se diluyó –recordó–; ya entonces se veía que existía una desproporción entre el poder del acreedor y el del deudor: los primeros eran los que fijaban las reglas.”

La “novedad” que trajo el conflicto de Argentina con los fondos buitre es haber puesto en debate cuestiones que no se habían podido revisar ni aun frente a la crisis financiera mundial, sostuvo Marchini. “Hoy vuelve a discutirse sobre la soberanía jurídica, o las condiciones diferenciales que se deben contemplar hacia un Estado respecto de un privado; son todos temas que habían sido barridos por la globalización. Ya el hecho de que se esté cuestionando la subordinación al fallo de un tribunal de Nueva York, hasta por parte de una asociación internacional de banqueros, es de por si un cambio importante.”

En cuanto a la presentación argentina ante la ONU, acompañada por el G-77, para la elaboración de una Convención internacional sobre reestructuración de deudas soberanas, en opinión del especialista en derecho internacional Eduardo Barcesat “es una decisión magnífica, una decisión política correcta que cuestiona la hegemonía estadounidense en el plano jurisdiccional, una iniciativa que se debe apoyar”. Pero advirtió que no se puede esperar una aprobación rápida de la cuestión. “Puede que se vote una declaración a favor, pero la aprobación y ratificación por cada país de una nueva Convención lleva tiempo, como mínimo dos años”, señaló.

En cambio, Barcesat consideró que en esta disputa “se sigue vacilando en terreno propio: me refiero al proyecto de pago soberano que fue enviado al Congreso, porque es un paso adelante pero pequeño, debió ir más adelante”. En su opinión, el paso adelante está dado por la declaración de interés público de la deuda y su forma de pago, en el marco de la soberanía nacional. “Pero que después la misma ley le dé un carácter negocial con los acreedores a la definición de la jurisdicción es un claroscuro. La garantía de pago dada por el lugar de pago, que es acá, no se lesiona estableciendo que cualquier controversia también se resuelve acá: decir que el compromiso está bajo jurisdicción argentina hubiera sido un acto de soberanía sin perder la garantía para el acreedor de que va a cobrar.”

En diversos ámbitos regionales también se discute la situación argentina y la necesidad de replantear la arquitectura financiera mundial, desde una perspectiva más autónoma. La Secretaría de Unasur también cuenta con un proyecto de creación de un tribunal de cooperación y resolución de conflictos. Hasta ahora, las propuestas han sufrido inexplicables demoras en su tratamiento. La emergencia planteada por la disputa argentina con los fondos buitre no sólo reaviva discusiones, sino también, con gran probabilidad, tomas de posición.
Fuente:Pagina12




29-8-2014
Fondos buitre
Conferencia de prensa en la Casa de Gobierno
Argentina y el G77+China presentarán en la ONU un proyecto sobre deudas
Lo anunció el canciller Héctor Timerman en una conferencia de prensa en Casa de Gobierno junto a Axel Kicillof. Esta decisión responde a la situación por la que atraviesa Argentina a partir de las medidas tomadas por el juez Thomas Griesa en la causa fondos buitre.
Telam
El canciller, Héctor Timerman, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, anunciaron hoy que el G77+China presentarán un proyecto ante la ONU para la redacción de una "Convención Multilateral" destinada a establecer un marco jurídico regulador de los procesos de reestructuración de las deudas soberanas, para aumentar la "eficiencia y previsibilidad" de esas negociaciones así como la estabilidad económica de los países involucrados. "El Proyecto de Resolución para crear esta Convención será presentado por Argentina, con el apoyo de los 130 países que conforman el G-77 más China, el próximo 9 de septiembre”, anunció Timerman durante una conferencia de prensa celebrada en la Casa de Gobierno.

El funcionario explicó que una vez que la Asamblea de la ONU apruebe esta resolución “se procederá a la redacción del proyecto de Convención Multilateral para la restructuración de deudas soberanas”, cuyo lineamientos iniciales "el Ministerio de Economía tiene muy avanzados en su redacción”.

Por su parte Kicillof detalló que “el proyecto plantea que si un país reestructura su deuda, y ese plan es aceptado por el 66% de los tenedores de bonos, el otro 33% debe aceptar esas condiciones, como en cualquier proceso de reestructuración de deuda en el ámbito comercial”. “Con esto queremos terminar con el accionar de los fondos buitres que sabotean cualquier tipo de reestructuración, comprando títulos a bajo precio y que, con el apoyo de un juez, ponen en peligro a todo el pueblo de una nación”, dijo Kicillof.

Tras reconocer que la situación argentina es en la actualidad un "leading case", el objetivo del gobierno no pasa por ser un caso de estudio que "lo que se resuelva se le aplique también a la decisión del juez (Thomas) Griesa” en Argentina.

Por su parte Timerman se abstuvo de precisar cómo responderá el Gobierno de los Estados Unidos ante la aplicación de esta convención, en el caso de que su análisis e implementación sea aprobada en el seno de la ONU.

A modo de ejemplo, el canciller recordó que “el Gobierno de los Estados Unidos apoyó a Argentina en la Cámara de Apelaciones contra el fallo del juez (Thomas) Griesa, diciendo que ponía en riesgo a las otras reestructuraciones de deuda, pero luego, cuando tuvo que manifestarse en la Corte de La Haya, no se pronunció. Ha tomado una posición ambivalente”.

Con respecto a la potencial aplicación de la convención, Timerman recordó que Estados Unidos “no ha aceptado otras, como la de los Derechos de los Niños”, pero consideró que “sería muy malo que la principal plaza financiera no la aceptara, porque otras naciones o empresas, irían a otras plazas, como la de Holanda, Brasil, o Londres que si adhieran”.

Por su parte Kicillof aseguró que la situación que enfrenta Argentina con los fondos buitre es un "leading case" (caso testigo) en el sistema financiero y judicial internacional, debido a que el reclamo formulado por el 1% de los tenedores de deuda -representados por el magnate Paul Singer- puede dar por tierra con el proceso de reestructuración al que adhirió el 92,4 % de los bonistas. "El resto de los países nos ha pedido que transmitamos esta experiencia para que nunca más pase lo de Griesa, nunca más pase un reclamo como el que formula Singer", agregó el ministro.

"Los fondos buitres son un parásito del sistema financiero internacional que tienen que desaparecer", enfatizó Kicillof.

Timerman, por su parte, subrayó que "en este momento suman 55 billones de dólares los que son parte de la deuda internacional", un monto que es "tres veces más grande que el PBI de los Estados Unidos" y precisó que es esa suma la que puede correr la misma suerte que la Argentina y el reclamo de los fondos buitre.

Con la elaboración de esta convención se pretende "establecer reglas que resuelven de forma pacífica los conflictos de todos los países a tal punto que la Convención del Mar fue la que creo el Tribunal del Mar que fue la que resolvió el problema con la fragata Libertad".

"La Argentina tiene una larga tradición en la redaciión de convenciones internacionales", sostuvo Timerman, quien enumeró los últimos aportes realizados por el país en la materia, como la Convención sobre la Protección de las personas en situación de desaparición forzada, la Convención derechos de personas con discapacidad.

Por último, Kicillof al ser consultado sobre el planteo realizado por IGMA, una asociación de bancos internacionales integrada por 457 bancos de todos el mundo, dijo que el caso argentino dejó claro que se debe "cambiar la cláusula de acción colectiva de los títulos de deuda de todos los países".
Fuente:Infojus

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