15 de junio de 2017

DETIENEN A LOS SECUESTRADORES DE UNA ASTURIANA DESAPARECIDA DURANTE LA REPRESIÓN MILITAR DE 1976.

Detienen en Argentina a los secuestradores de una asturiana desaparecida durante la represión militar de 1976
El arresto de cuatro de militares se produjo el mismo día en que se cumplían 41 años de la desaparición de la gijonesa Rocío Martínez. Su hija, Bárbara García, afirma desde Buenos Aires que «las heridas aún están en carne viva»
CARMEN LIEDO 
15F/06/2017
Quiso la casualidad que fuera un 13 de junio, un martes y trece para los supersticiosos, cuando se produjera en Argentina la detención de cuatro de los secuestradores de la asturiana Rocío Ángela Martínez Borbolla, una detención de la que sus dos hijos, Bárbara y Camilo García, tenían noticias 41 años justos y clavados después de que una «patota» formada por militares del ejército de la localidad de Mercedes irrumpiera en la casa bonaerense en la que vivían con su madre y se la llevara de forma ilegal. Aquel 13 de junio de 1976 lo lleva grabado Bárbara en su alma y en su cuerpo, porque aunque sólo contaba ocho años asegura que no olvida aquel fatídico día «ni por casualidad», porque aquel día, además de recibir algún que otro golpe por parte de los militares, le robaron a su madre dejándolos a ella y a su hermano «sin saber», y como ella misma manifestaba ayer cuando atendió a La Voz de Asturias, «sin saber no se puede vivir en paz».
El caso de Rocío Martínez, gijonesa de nacimiento, está incluido en una mega causa por crímenes de lesa humanidad en Argentina, una causa que se inició hace cuatro años y que hasta ahora había arrojado tan pocas luces que a Bárbara García y a su hermano les había generado más preocupación si cabe. «De estas detenciones nos enteramos ayer (por el martes) por nuestro abogados, porque esto avanzó muy rápido después de ir muy lento, estaba casi parado y nosotros muy preocupados porque la causa no avanzaba», manifiesta Bárbara, quien confiesa que hasta que se reúnan el viernes con sus abogados aún tienen muy pocos datos.
Por el momento, esta argentina descendiente de asturiana sabe que son cuatro los detenidos, que «en estos momentos se encuentran en la alcaldía de tribunales» y que «serán trasladados a unas cárceles nuevas que se hicieron en Campo de Mayo», que justamente funcionó en su día «como centro clandestino de detención». No obstante, según traslada, la investigación la mantiene abierta el juez Daniel Rafecas porque uno de los militares que aquel día irrumpieron en casa de su madre «está prófugo», mientras que otros habrían fallecido ya.
Según ha explicado la misma a La Voz de Asturias, para avanzar en este caso han sido claves dos testimonios: «empezamos a saber algo gracias a un exconscripto (se les llama así a los que hicieron la mili) que declaró que en el regimiento de Mercedes había habido desaparecidos, torturados, asesinados, exterminados… y ahí empieza el rompecabezas de esta mega causa, gracias a un exconscripto que tuvo un infarto y no se quería ir a la tumba con todo lo que había visto. Así empieza todo hace tres o cuatro años». El vuelco al caso ha sido que «de repente una superviviente reconoció a un militar y se aceleraron las cosas», traslada Bárbara García, que reconoce que cuando supo por sus abogados que había cuatro detenidos «lo primero que quería era ir a verlos y agarrarlos y preguntarles, pero los abogados no me dejaron», aunque espera poder hacer un reconocimiento a través de fotos.
«En esa patota, uno de estos fue el que me golpeó a mí y yo le voy a pedir al abogado Pablo Llonto una audiencia para un reconocimiento con fotos en el juzgado del doctor Rafecas, porque yo la cara de uno de los que entró al cuarto la tengo grabada totalmente, puedo decir todo, altura, medida, como estaba vestido, porque no lo olvido ni por casualidad. Y a otro más también, aunque no sé si son los que entraron al cuarto, porque cuando estaba con mi hermano Camilo entraron cuatro o cinco personas, la casa estaba llena de militares y de todos ellos hay uno que está prófugo y hay otros que están fallecidos porque ya son personas con edad avanzada», ha manifestado Bárbara aclarando que se llama patotas a los grupos «que irrumpían en las casas, que se metían en los domicilios, que se llevaban a las personas, que se robaban las cosas, que maltrataban…». En este caso, el delito, entre comillas, de Rocío Martínez, la madre Bárbara, fue ser la editora del diario El Combatiente (el diario revolucionario) cuando en Argentina comenzaba la dictadura militar (1976-1983) y según señala, todo comenzó con el ataque a una imprenta. Después llegó «el allanamiento, la detención y el secuestro de mi madre, Rocío Ángela Martínez Borbolla».
Una noticia inesperada
Desde luego, la noticia de la detención de los militares que presuntamente participaron en el secuestro de su madre no era algo que los hermanos García esperaran el pasado martes. Bárbara confiesa que tenía «un día tremendo» por cuestiones personales y que durante el día no pudo atender a las llamadas que sus abogados Pablo Llonto y Coco Lombardi le hicieron, así que encargó a su hermano que se pusiera en contacto con ellos una vez terminara el programa de televisión que presenta ante tanta insistencia porque «ese día no me daba la cabeza para hablar». Sin embargo, el mensaje que su hermano Camilo dejó en el chat familiar la volvió a poner en activo de inmediato. «En el chat ponía: metieron presos a los cuatro milicos hijos de puta que asesinaron a mamá, se metieron en casa y golpearon a Bárbara».
Así, Bárbara explica que nada más leerlo llamó a su hermano para pedirle que le aclarara dicho mensaje. «Pero Camilo estaba en un llanto y me decía: no puedo hablar, no puedo hablar, por favor dejámelo procesar, no puedo hablar. Yo le pedía que me lo contara porque no entendía nada, pero el me cortó». Así que Bárbara tuvo que recurrir a los abogados para aclarar una situación que para ella supone «el comienzo para lograr la paz», una paz que asegura que no han logrado en todos estos años porque «las heridas no cicatrizaron, las heridas todavía están en carne viva», porque «el no saber donde está tu mamá, el no saber qué le pasó, el no tener un lugar para llevarle una flor, el no tener nada ni saber nada, te mata».
Así, la misma comenta emocionada que «después de 41 años, poder decir que aparecieron, que metieron a cuatro presos, es realmente un mix de sensaciones de tristeza, de felicidad, de estar más cerca de la justicia, de no haber perdido la memoria, de haber seguido luchando despacito, sin pertenecer a ninguna organización, los dos solos, investigando, metiéndonos, averiguando…». Por supuesto, la hija de Rocío Martínez ha querido reconocer el trabajo de los abogados Pablo Llonto y Coco Lombardi, dos de los abogados más importantes en derechos humanos y en crímenes de lesa humanidad de la Argentina, junto con el juez Rafecas en esta mega causa, ya que asegura que con ellos y con «el trabajo de hormiga» que fueron haciendo de hace cuatro años a esta parte llegó «la esperanza».
Lo que Bárbara desconoce por el momento es «cuanto se pueden llegar a demorar los procesamientos» y critica la postura de Mauricio Macri, quien asegura «no hace nada a favor de los derechos humanos». «Es un gobierno de derechas y eso nos ha complicado mucho y nos ha traído muchos problema, dolores y angustias», manifiesta Bárbara, que teme que la proximidad de las elecciones el próximo octubre pueda dificultar el proceso. «No es un buen momento, pero así y todo, seguiremos metiendo pata. Nosotros no formamos parte de ningún organismo en estos momentos, pero sí tenemos una acción fuerte solos». Por tanto, espera que el juicio sea un proceso rápido y que si los detenidos son los secuestradores de su madre «tengan cárcel hasta el día que se mueran» para así «tener paz y poder vivir en paz», algo que da la sensación que desconoce a sus 50 años. Sin embargo, en ella siempre ha estado presente su madre, porque como dice el tatuaje que Bárbara lleva en su cuerpo: «Rocío, presente, ahora y siempre». Fuente:LaVozdeAsturias   

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