Apenas asuma el presidente decretará el pago de sumas no remunerativas a empleados públicos, jubilados y beneficiarios sociales. También se lanzarán créditos a tasas bajas para empresas que congelen precios y mantengan personal. Recambio en las cúpulas policiales y pacto con el FMI.
(Foto: AFP)
Por Martín Piqué - @MartinPique
8 de Diciembre de 2019
Lanzado el Gabinete, llega el tiempo de trabajar. Lo que circula en las redes sociales a modo de arenga compartida por los simpatizantes del Frente de Todos, puertas adentro del próximo gobierno ya es una realidad. La ansiedad, cierto hermetismo y el mandato de ocuparse a contrarreloj en el diseño y comunicación de las primeras medidas circulan a lo largo y ancho de la administración de Alberto Fernández. Como reconoció el presidente electo el viernes, en la presentación en sociedad de sus ministros, uno de los primeros anuncios será la puesta en marcha de una batería de medidas que promuevan la reactivación de la economía y que generen una –bastante gradual al principio– recuperación de los ingresos salariales. Se tratará de la implementación por decreto de una suma fija no remunerativa destinada, según precisó el propio Fernández, "a jubilados, salarios más bajos y empleados públicos".
"En los primeros días después de asumir nos estaremos ocupando (de implementar ese aumento salarial y de jubilaciones por decreto)", adelantó el presidente electo tras una consulta puntual realizada en la breve rueda de prensa posterior a la presentación de sus ministros. El incremento destinado a jubilados y a los empleados públicos tendrá un correlato proporcional en una actualización del salario mínimo, vital y móvil. Dicha suba generará un efecto arrastre sobre el monto de los programas sociales. Estos aumentos estarán acompañados por una serie de medidas de estímulo al crédito con fines productivos, con tasas muy bajas (20% o 30%), pero que exigirán como requisito ineludible determinados compromisos por parte de las empresas que gestionen esas líneas crediticias: para arrancar, no aumentar los precios –o revertir incluso algunas remarcaciones recientes– ni producir más despidos.
Todo este conjunto de políticas estará a cargo del tándem Matías Kulfas (Producción)-Claudio Moroni (Trabajo). Ambos serán, también, los responsables de ir delineando los primeros pasos del proyecto de institucionalizar un Consejo Económico y Social que funcione durante todo el mandato de Fernández. El viernes, AF dijo que los aumentos salariales que se lanzarán en las primeras semanas de su gobierno "deberían ser materia de ese contrato social nuevo que estoy proponiendo firmar". Puntualmente adelantó que Gustavo Béliz, que todo indica tendrá un protagonismo estelar en la reorganización y funcionamiento del Ejecutivo (ver recuadro), está a cargo de diseñar un proyecto de ley para la conformación del Consejo Económico y Social. "Yo quisiera que sea una entidad que tenga su propia autonomía, que perdure a los gobiernos, que su presidente cuente con acuerdo del Senado y que trabaje en las grandes políticas de Estado de las que tanto hablamos. En ese mismo ámbito tenemos que discutir cómo encarar el tema salarial y el tema precios, que veo con mucha preocupación", señaló.
Para la estabilización de precios y salarios que pretende Fernández hay dos aspectos clave: por un lado, la ecuación de importaciones y exportaciones; por otro, el cese de las remarcaciones descontroladas (más allá de que el propio AF ya adelantó que no habrá congelamiento de precios). Estas dos responsabilidades quedarán a cargo de dos funcionarios subordinados de Kulfas en la cartera de Desarrollo Productivo: Paula Español estará en Comercio Interior mientras que Ariel Schale hará lo propio en Industria y Comercio Exterior.
Otro flanco muy sensible de la gestión entrante será la problemática de la Seguridad. En el próximo gobierno lo consideran un tema muy delicado, por la sensibilidad y la conmoción que muchas veces genera la sucesión de delitos violentos. Cuando se habla de la cartera de Seguridad nunca debe obviarse la capacidad operativa (el ejercicio del monopolio estatal de la fuerza) y de generación de climas sociales que, en cierto modo, tienen todas las fuerzas policiales, sean federales o también (aunque no sea competencia directa del gobierno nacional) provinciales.
En lo institucional, la antropóloga Sabina Frederic, designada ministra del área y especialista muy cercana al próximo jefe de Gabinete Santiago Cafiero, tendrá como una de sus prioridades más ambiciosas la conformación del Consejo Nacional de Seguridad Nacional. Con esta nueva estructura, existente en EE UU, se busca involucrar y comprometer a la oposición con representación parlamentaria, al igual que a otros actores de la sociedad civil, para establecer "rumbos estratégicos", acuerdos que se mantengan intactos más allá de los cambios políticos y los traspasos institucionales.
En el corto plazo, apenas asuman las nuevas autoridades, Seguridad dispondrá el recambio de las cúpulas de las fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura, PFA, PSA), una decisión habitual cada vez que asume un nuevo gobierno. Según pudo saber Tiempo, bajo el mando de Frederic se integrará un equipo de funcionarios con experiencia política y formación en el área que ya se conoce bien con la ministra, porque todos venían trabajando juntos en los equipos de campaña del Frente de Todos. La politóloga Silvia La Ruffa y el exdefensor adjunto del pueblo de la ciudad Gabriel Fuks, hombre del PJ porteño, son dos de los nombres que formarán parte del staff del ministerio. En la agenda de acciones que se pondrán en marcha en los próximos meses figuran la creación de una Policía de Investigaciones, al estilo del FBI, que intervenga en delitos federales y actúe como auxiliar del Poder Judicial; apuntalar el funcionamiento del Consejo de Seguridad Interior –que reúne al titular de la cartera y a los ministros y secretarios de cada provincia–; la recuperación de las normas de uso proporcional de la fuerza establecidas por Naciones Unidas (dejadas de lado por la llamada "doctrina Chocobar"); y el establecimiento de nuevos y mejores mecanismos de bienestar para la vida de los agentes y sus familias.
En tren de prioridades, es obvio que la renegociación de la deuda con los acreedores privados está también entre los primeros puestos del ranking. Como se sabe, el responsable de llevar adelante todo el proceso será Martín Guzmán, joven economista argentino repatriado desde Nueva York e integrante del equipo de trabajo del Premio Nobel Joseph Stiglitz (quien, por otra parte, lo felicitó por su designación a través de Twitter). Un histórico de Economía, Raúl Rigo, de buena llegada con los gobernadores justicialistas, lo acompañará como secretario de Hacienda. En las últimas horas, tras la confirmación de Guzmán al frente del ministerio, comenzaron a circular con previsible voracidad todas las entrevistas que concedió en los últimos meses. En casi todos esos reportajes Guzmán era presentado como experto en reestructuraciones de deuda. Su principal hipótesis a la hora de encarar la coyuntura inmediata es postergar por dos años los pagos de deuda, tanto de capital como intereses.
Con bajo perfil, Béliz ya rediseña el Estado
Hasta ahora se manejó con bajo perfil. En la presentación del Gabinete le tocó un asiento de la tercera fila, la más distante de las cámaras. Eso sí, cuando llegó el turno de presentarlo, Alberto Fernández lo enalteció con palabras llenas de elogios y también de afecto. Incluso deslizó algo parecido a un desagravio por el episodio en el que se exhibió en TV la foto de un agente de inteligencia, Antonio Stiuso. "Fue uno de los reencuentros más lindos que voy a guardar en mi memoria", dijo el presidente electo cuando le tocó presentar a Gustavo Béliz como secretario de Asuntos Estratégicos. Lo que no se escuchó en el encuentro del viernes, pero que ministros y secretarios de Estado están comprobando de modo bastante explícito en los últimos días (a la hora de precisar con qué estructura, presupuesto y plantilla contarán en el ejercicio de la función), es que Béliz es el arquitecto todopoderoso del nuevo organigrama del Estado: es él quien define, con la aprobación del mandatario electo, con cuántas secretarías de Estado se quedará cada ministerio. El objetivo, por lo que se sabe, es evitar que la creación de nuevos ministerios –se crean nueve carteras que antes no existían o no tenían jerarquía ministerial– provoque una multiplicación de la estructura estatal.
Fuente:TiempoArgentino
En cada oportunidad en que el peronismo se hizo cargo de reparar y reconstruir el país, la situación diagnóstica era similar.
Por Jorge Rachid /Resumen Latinoamericano, 8 diciembre 2019
Pero esas acciones sólo pudieron llevarse adelante en un contexto de conducción política, que desde el Estado, promoviese la organización “que es lo único que vence al tiempo”, en palabras de Perón y asentada en la formación de cuadros políticos capaces de darle continuidad a la tarea de consolidación del modelo social y productivo solidario, que promueve y construye el peronismo, desde siempre en la historia.
Por Jorge Rachid
En cada oportunidad en que el peronismo se hizo cargo de reparar y reconstruir el país, la situación diagnóstica era similar. En efecto, en un marco internacional desfavorable, enfrentando tendencias contrarias a sus postulados, desde Yalta en el 45 hasta el Consenso de Washington después, pasando por la Doctrina de Seguridad nacional en los 60.
Lo mismo en lo interno, con pérdida de soberanía e independencia económica, el movimiento nacional salió a propiciar y llevar adelante los modelos de país que respondiesen a las necesidades e intereses del pueblo argentino, en especial aquellos postergados, humildes y trabajadores, ampliando en cada ocasión derechos sociales.
Pero esas acciones sólo pudieron llevarse adelante en un contexto de conducción política, que desde el Estado, promoviese la organización “que es lo único que vence al tiempo”, en palabras de Perón y asentada en la formación de cuadros políticos capaces de darle continuidad a la tarea de consolidación del modelo social y productivo solidario, que promueve y construye el peronismo, desde siempre en la historia.
Pero el enemigo también sabe de estos pasos necesarios para la permanencia del proyecto nacional en el tiempo y por lo tanto intenta en cada etapa, deteriorarlo, desviarlo, atomizarlo y de ser posible conducirlo, como en los años 90. En ese sentido el enemigo siempre juega, nunca duerme, siempre al acecho de políticas que impidan la consolidación de la Patria Grande y de la Liberación Nacional, como lo hemos vivido en los últimos años.
Tenerlo presente implica además la necesidad de establecer prioridades de acción política, que pasen por la organización del movimiento nacional y la tarea de capacitación y promoción de nuevos cuadros militantes, que asuman la responsabilidad, en el tiempo de comprender, que la política como proyecto de vida, no es un cargo sino una responsabilidad de dar y comprometerse, de estar junto al pueblo para construir la historia, sin falsos vanguardismos, ni mesianismos que sólo duran lo que dura un tiempo biológico. Los tiempos de los pueblos, son históricos.
Entonces se abre en la Argentina de hoy una dura batalla por el sentido, una épica batalla cultural, que no se verá reflejada en los diarios de mañana, sino que emergerá en los tiempos venideros cuando los cuadros jóvenes, despojados de la cultura neoliberal dominante, abandonando el individualismo y los sectarismos, con que el enemigo infectó nuestras filas por décadas, pueda volcar en la práctica los valores y virtudes de una militancia política abnegada y humilde, comprometida y trascendente, que haga realidad la Comunidad Organizada como expresión máxima del poder popular, derrotando el posibilismo demo liberal burgués, como expresión de una política colonizadora.
Se espera fuerte movilización gremial a Plaza de Mayo para apoyar al nuevo presidente / Quiénes marcharán
8 diciembre 2019
La Plaza de Mayo estará colmada, y buena parte de ella será “copada” por los principales gremios del país. Los sindicatos enrolados en la CGT harán gala de su poder movilizador, y mostrarán que aún tienen firmes sus músculos para demostrar el poderío de la principal central obrera. Prometen que, incluso, la concentración de trabajadores que celebrarán la llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada, será mayor aún a la que acompaño a la asunción de Cristina Fernández de Kirchner, la electa vicepresidenta.
Será el martes 10 de diciembre. El movimiento obrero esperará con su colorida y ruidosa parafernalia a que el recién ungido presidente de la Nación salga al histórico balcón -como tantas veces lo hizo Juan Domingo Perón– para expresarle su apoyo.
“Seremos más doscientos mil, trescientos mil los compañeros que vamos a reventar la plaza peronista para celebrar la llegada de Alberto al gobierno”.
Por fuera de la central obrera, Camioneros, el gremio encabezado por Hugo Moyano, también lo hará. Desde el sindicato le adelantaron a Infobae que marcharán encolumnados junto al Frente Sindical junto al Omar Plaini (Canillitas) y del que forman parte, entre otros, Marcelo Peratta (Farmaceúticos), Mario Manrique (Smata), Omar Durdos (SOMU) y Juan Pablo Brey (Aeronavegantes).
Moyano y los principales dirigentes del Frente Sindical fueron los que invitaron a degustar un asado a Fernández el 3 de diciembre pasado.
Fue en el edificio que la Federación de Camioneros tiene en el barrio porteño de Constitución. Un poco para intentar balancear el peso de la CGT -Daer es uno de los hombres de confianza del presidente electo en el mundo gremial- y otro tanto para solicitarle o sugerirle que “designe a un hombre que sepa del tema en la secretaría de Trasporte”.
“A Alberto lo vamos a ayudar en todo. Es un hombre del peronismo que llegó a la presidencia con ayuda nuestra. Y esto va más allá si compañeros de nuestra confianza obtiene un cargo o no”, reflexionó Moyano sobre el encuentro en diálogo con Marcelo Longobardi, en Radio Mitre.
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Días previos muy agitados
La organización de la celebración no es improvisada. El miércoles, el Consejo Directivo de la CGT, presidida por sus dos secretarios generales, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estacioneros de Servicio) aprobó la movilización a Plaza de Mayo.
Al otro día, en las oficinas de Fernández en Puerto Madero, se acordaron los detalles finales.
Por Avenida de Mayo lo harán los movimientos populares -como Los Cayetanos- y La Campora. El propio Juan Carlos Alderete, el referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) le informó a este portal que formaran una columna compacta con la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) -dos de sus referentes son Juan Grabois y Enrique Castro-; Barrios de Pie -la facción que conduce Daniel Menéndez– y entre otros, el Movimiento Evita de Emilio Pérsico.
“Demostraremos la alegría que nos da este cambio de gobierno. Vemos con mucha esperanza la llegada de Fernández. Ya estamos aportando ideas con el grupo de trabajo de Daniel Arroyo. Con Los Cayetanos estamos impulsando Sindicato Único de Trabajadores de la Economía Popular a través del cual se crearán miles de puestos de trabajo», se entusiasma Alderete.
La CTA, ATE, y SUTEBA, también se concentrarán para vivar a Fernández cuando salga al balcón. Será después de la jura de sus ministros en el Museo del Bicentenario. Se estima entre las 17 y las 18 horas.
Roberto Baradel, titular de SUTEBA y dirigente de la CTA, también en diálogo con este medio, precisó que concentrarán desde las 14 en Hipólito Yrigoyen y Defensa desde las 14 bajo el lema “Volvimos todos”.
Cada gremio estará encargado de facilitar la logística para la movilización. Durante la semana los más activos fueron Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Gerardo Martínez (UOCRA), Hugo Benítez (Textiles), Carlos Frigerio (Cerveceros), Armando Cavalieri (Comercio), Roberto Fernández (UTA) y Omar Maturano (La Fraternidad) y entre otros, la renovada Juventud Sindical que conduce Sebastián Maturano, hijo de Omar.
La CGT intentará, una vez más, mostrase unida, tal se lo pidió el propio Fernández a Daer, uno de sus hombres de estrecha confianza dentro de movimiento obrero.
“La idea es demostrar el acompañamiento del movimiento obrero ante esta nueva etapa que se abre. Llegar a este momento demandó mucho esfuerzo. Somos muy cautos porque sabemos que la recuperación del país será lenta. (Mauricio) Macri dejó al país endeudado, con una inflación mayor al cincuenta por ciento, con los índices de pobreza e indigencia más altos de la última década”, explica Carlos Bonjour, el secretario general de UTEDyC.
El dirigente gremial, que luce en su despacho varios cuadros enmarcados con la figura del general San Martín cruzando la Cordillera de los Andes para liberar a Chile, se esperanzó también con la unidad cegetista, aunque es mesurado.
“Debemos confluir en una sola CGT, aunque la unidad no será sencilla. Pero nuestra aspiración es esa, la unidad del movimiento obrero del que también debe formar parte todos frentes y movimientos sindicales”.
Bonjour se refiere, por ejemplo, a la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo; a la Corriente Federal de Trabajadores, que lidera el bancario Sergio Palazzo; el MASA, cuyo referente es el taxista Omar Viviani y, entre otros espacios, el Sindicatos en Marcha para La Unidad Nacional (SEMU), un desprendimiento del MASA, que tiene como referente a Sergio Sasia (Unión Ferroviaria).
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Salvo Barrionuevo, el resto ya anunció su presencia en la Plaza de Mayo para agasajar la llegada a la Casa Rosada del binomio presidencial Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.
Palazzo también informó que La Bancaria se movilizará encolumnada junto a la Corriente Federal de Trabajadores.
Otro de los impulsores de la marcha del martes es Marcelo Orlando, el secretario general de la Seccional Capital de UTEDyC y unos de los dirigentes sindicales que apoyó la candidatura a jefe de gobierno porteño de Matías Lammens, el presidente de San Lorenzo, y designado ministro de Turismo y Deporte.
Todos prometen que la imagen será impactante y ya proyectan las imágenes que se emitirán a través de los drones de los canales de noticias.
La Juventud Sindical de la CGT, coordinada por su secretario general, Sebastián Maturano (Fraternidad), e hijo de Omar, el titular de ese gremio, será responsable de una parte de la marcha del próximo martes. A ese acuerdo se llegó la semana pasada, después del relanzamiento del movimiento juvenil relanzado después de siete años en Obras Sanitarias la semana pasada.
“En función de las palabras del secretario general en CGT, Héctor Daer, los pibes tomaron la posta. De ahí que la Juventud Sindical incorporó a los gremios más numerosos, al punto que volvieron algunos que no estaban en el consejo de la CGT como Luz y Fuerza, Obras Sanitarias o Unión Ferroviaria”, le contaron a Infobae desde ese espacio gremial.
Agrupaciones políticas, como el partido PARTE, fundado por Alberto Fernández, también se acercarán a la Casa Rosada. Lo harán junto a gremios próximos a ese espacio, como por ejemplo el Sindicato Único de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia (SUTCAPRA), cuyo secretario general es Leandro Nazarre.
“Estamos contentos por este cambio de gobierno, sobre todo el sector del trabajo. Estamos felices y contentos por este cambio de mandato. Los trabajadores hemos sido bastante castigados por el gobierno que se va. Vamos a ir y movilizar porque tenemos la fe y esperanza que este gobierno electo, con Alberto a la cabeza, para el cual milité cambie esta situación”, opina Nazarre ante una consulta de este medio.
Su reflexión coincide con buena parte del movimiento obrero, también de las organizaciones sociales, y hombres y mujeres que de manera independiente intentarán ganar un lugar para observar, al menos de lejos, la inauguración de una nueva etapa presidencial.
Dependerá de su administración cumplir con las expectativas que genera, al menos por ahora.
Por Luis Bruschtein, 8 diciembre 2019

El discurso presidencial decepcionó a sus seguidores, que hubieran preferido escucharlo más tiempo. Todo ese despliegue fue para que hablara nada más que diez minutos. Muchas de las señoras que fueron a despedirlo, lloraban a moco tendido. El contenido de esos diez minutos de un personaje que no está acostumbrado a improvisar, le dio forma a los miedos del mandatario saliente. El tema que más le preocupó fue el de la Justicia. “Quiero una justicia que se guíe por pruebas y no por el discurso político”, exclamó, viéndose quizás con un traje a rayas en su imaginación. El gobierno de Macri será recordado por muchas cosas poco republicanas, entre ellas la manipulación de la justicia para perseguir a sus opositores, hasta el punto de ensañamiento. Es lógico que su preocupación sea ese tema. Si lo hizo él, está seguro que lo harán sus adversarios. Y Macri está flojo de papeles en muchas de las causas que tiene en la Justicia.
Querido Lautaro: describí a esta señora en mi nota de esta mañana!
“las mismas señoras paquetonas, con sus ropas de shopping y sus fragancias francesas, desgañitándose, sacadas, contra los negros que vuelven al poder”!
Mi solidaridad, pibe!
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Pero el tema que generó más empatía con sus fanáticos fue el miedo y el odio al peronismo. “Yo sé que muchos de ustedes sienten angustia por lo que viene –afirmó–, pero no hay porqué tener miedo, somos muchos para defender la libertad y la democracia”. Y en otro de los pocos párrafos de su discurso, insistió: “Vamos a cuidar que no roben, que no estafen más a nuestra querida Argentina”. Esa referencia provocó una especie de bufido de aprobación en la gente. Muchos asintieron con la cabeza, especialmente las señoras. El núcleo duro del macrismo –esas personas mayores de situación acomodada– se convoca en gran parte por ese sentimiento visceral que ellos bautizaron como “la grieta”.
Para esa multitud la grieta es irreductible. Algunos de los que hablaron a los movileros que cubrieron el acto, se quejaron de la grieta, sin darse cuenta que la grieta es el odio que ellos mismos destilaban, un odio que en la mayoría de los casos fue instalado por la campaña de los medios hegemónicos. La alusión de Macri a la justicia en su discurso buscó ese apoyo. También aquí vale la doble vara del imaginario macrista, la contradicción, la raíz ilógica de ese discurso que se ve claramente en el tratamiento diferente que le dieron a Pichetto y a los diputados que se les fueron. Con la justicia es igual. A los otros se los puede condenar sin pruebas. A ellos ni siquiera con pruebas. Si los condena a ellos con pruebas, la justicia es corrupta. Si condena sin pruebas a los que ellos quieren, es independiente.
La gente entraba pacíficamente a la plaza. Pero las señoras se ponían frenéticas cuando veían un micrófono. Y entonces la tía Cata se transformaba en la bruja Cachavacha.»La odio, la odio, la odio, la odio, la odio a Cristina, a esa, la odio, la odioooooo. Esa vieja fue la que fomentó a los vagos que amanecen con un crío» decía una señora con la mandíbula dura por la histeria.

Mientras un grupo agredía al movilero de C5N, al grito de “¡Libertad, libertad!” se formó un corrillo alrededor de los de TN: “Mucho miedo por lo que viene…” empieza una señora que quiere parecer civilizada, y otra petisa grita de atrás como si fuera su otro yo: “¡Hay que matarla!”. “¡Hay que meterla presa!” la reconviene otra más, que agrega para mostrar que también la odia: “que devuelvan todo lo que robaron, no queremos chorros”. Otras de las expresiones eran: “estoy aquí para despedir a la República”, o “estamos aquí para defender la libertad y la democracia”.
En el imaginario autoritario de ese grupo que forma el núcleo duro de Cambiemos, ellos son los únicos republicanos y democráticos. Los demás son enemigos de esos valores. Es imposible la convivencia en ese clima de pensamiento. Esa gente no ve un adversario o un enemigo político. Ve ladrones que los quieren agredir y hordas de salvajes sin principios ni valores éticos. Una encuesta entre votantes de Macri reveló un dato alarmante porque el 75 por ciento de los encuestados admitió la posibilidad de una intervención de las fuerzas armadas o de seguridad en una supuesta defensa de la democracia. Eso es parte de una cultura golpista que asoló el país durante décadas.
Cartón lleno. Los dirigentes más populares para el contingente macrista que se dio cita en Plaza de Mayo fueron la ex ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich y el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, el ex peronista Christian Ritondo. Fueron los dos más aplaudidos cuando entraron caminando a la Plaza. La gente se acercaba para abrazar a Bullrich, también ex peronista. Dos funcionarios, exponentes de la mano dura y la represión a la protesta social, fueron los más aplaudidos. Y son los favorecidos por Macri en la distribución de responsabilidades partidarias. Ritondo será el jefe del bloque de Diputados nacionales de Cambiemos y Bullrich será la presidenta del PRO.
Mauricio Macri tuvo su plaza de despedida cuando el 65 por ciento de los argentinos tiene una imagen suya negativa. La Plaza del acto macrista era representativa del sector conservador duro que no abarca el 40 por ciento de los votos que logró la fórmula de Juntos por el Cambio en las elecciones. Pero ese núcleo duro del macrismo estuvo muy representado etaria y socialmente. En promedio tiene más de 60 años, muchas señoras mayores, de clase media alta y clase alta. Muy pocos jóvenes y casi ningún trabajador. Fue su acto de despedida. Un acto masivo, pero no de los más grandes. La gente estaba apretada hasta la pirámide, en la mitad de la Plaza. De allí para atrás había espacios libres, por donde la gente paseaba.
En la marcha de ayer aplaudieron a la @PFAOficial. En la anterior, a @gendarmeria.
Que los argentinos reconozcan y valoren el trabajo de las fuerzas de seguridad es uno de los logros de nuestra gestión que me conmueven el alma.
¡Gracias, estas escenas me las llevo en el corazón! twitter.com/PatoBullrich/s …
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Fue una demostración de fuerza. Quiso dejar asentado que todavía está en carrera si puede convocar a esa multitud a pesar de su legado de más del 50 por ciento de inflación y más del 40 por ciento de pobreza. Ese mensaje no estuvo dirigido a sus adversarios del Frente de Todos, sino a los posibles competidores que le surjan en la interna opositora. Prácticamente fue un acto PRO puro. Los ex funcionarios y dirigentes que se pasearon eran del partido macrista.

La excepción fue Miguel Angel Pichetto, que hace pocos meses atrás presidía la mayor bancada de “oposición” al macrismo en el Senado. Ayer en el escenario, Macri le levantó el brazo como si fuera un campeón. Pero el miércoles calificó de traidores a los diputados que se fueron del macrismo para armar un bloque aparte. Los que se pasan con él, son campeones. Los que disienten con él y se van, son traidores. Y no hubo dirigentes de sus aliados radicales ni se la vió a Elisa Carrió.
A pesar de lo que digan los macristas, es cierto que la gran mayoría era porteña. Pero hubo gran cantidad de micros que dejaban a la gente en Paseo Colón y se iban para no hacer bulto. Hubo delegaciones de Rosario, de Córdoba y hasta de Santiago del Estero que llegaron en micros. Pero también hubo contingentes que provenían del conurbano. Fue visible el esfuerzo de aparato, bastante parecido a los del “Sí se puede” de la campaña. El macrismo mueve aparato pero lo oculta, porque parte de su discurso se basa en que sus movilizaciones son “espontáneas”, igual que los timbreos armados o cuando saludan al vacío ante las cámaras. Muchos de esos contingentes demoraron su arribo y el acto, que estaba convocado para las 17.00, pasó a las 18.00 y Macri recién habló cinco minutos antes de las 19.00.
El pequeño escenario donde habló Macri estaba dentro de un corralito donde también había gente, pero el acceso al corralito estaba estrictamente controlado. Desde las vistas aéreas no se veía la valla que separaba a la masa. Ese sistema quería dar la impresión de un Macri abierto a la multitud, un poco al estilo de Néstor Kirchner. Incluso estaba preparada la escena cuando lo llevaron en andas. Un grupo estaba listo para esa tarea junto al escenario, dentro de ese corralito. Nunca salió de ese perímetro. No fue la multitud la que lo llevó en andas, fue una escenografía para dar esa impresión.
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Macri no pudo reelegir y perdió en primera vuelta por amplia diferencia. Teóricamente no es buen candidato para el futuro después de esa pobre performance. Pero muestra las uñas. Siempre despotricó contra las cadenas de comunicación presidenciales y finalmente debió usarla porque ni los medios hegemónicos pueden ocultar el fracaso de su gestión. Y siempre criticó los actos de masas. Prefirió los timbreos o los mensajitos de whatsapp. Y finalmente se va con un acto de masas. El Macri que entró hace cuatro años, es diferente al que ahora se va.












Envio:RL
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